LOS GATOS Y LA HISTORIA

 

 

 

“Largo tiempo el gato —así lo cuenta el historiador Michel Pastoureau — ha sido mirado en Europa  cómo un animal negativo, un ser secreto, un atributo de fantasmas. Se le han reprochado sus costumbres nocturnas, su independencia, su hipocresía, su pelambrera negra o atigrada. Se creía de él que tenía el poder de los embrujos (especialmente en el dominio del amor), y de atraer la desdicha sobre una persona o sobre una casa.  Por otro lado, hasta el siglo XlV, más o menos domesticado, entraba en las viviendas para cazar ratones. En la época moderna, torturar o hacer morir a un gato era una  diversión popular muy frecuente, sobre todo en la época de carnaval y en el momento de las fiestas de San Juan, cuando por toda Europa se quemaban ritualmente a los gatos o se les encerraba dentro de un saco y los ahogaban.

 

 

En la ciudad de Metz, por ejemplo,  esta costumbre bárbara no acabó hasta 1773. Todos esos rituales tenían por efecto una especie de exorcismo: intentaban cazar los malos espíritus, poner fin a las epidemias, proteger a los hombres y a los animales. Al pasar el tiempo, estas prácticas festivas y colectivas quedaron más contrastadas con las actitudes privadas ante los gatos. La desconfianza y barbarie de un principio pasaron luego a la acogida y a la afección. Desde la Edad Media los gatos adquieren el derecho de entrar en las casas y llegar a hacer parte de la familia. Este cambio tiene lugar en la mitad del siglo XlV, cuando la peste negra hace estragos y mata a cerca de un tercio de la población europea. Se creía que la gran rata negra era uno de los agentes propagadores de la epidemia y el gato fue el encargado de combatir. Diversos hombres de letras han sido célebres también por sus gatos y han contribuido a revalorizar a este animal : así Montaigne, La Fontaine o Montesquieu.

 

 

En su “Diccionario de los símbolos”, Jean Chevalier  anota que el gato oscila entre las tendencias benéficas y maléficas. En Camboya, un gato es transportado de casa en casa a lo largo de una procesión con la intención de obtener la lluvia; cada vecino intenta persuadir al gato con sus gritos. En la tradición musulmana el gato es siempre favorable, excepto si es negro. Se dice que un gato negro posee poderes mágicos. Entre algunos  indios de América del Norte, el gato salvaje es símbolo de la astucia, la reflexión, la ingeniosidad, gran observador, maligno, que al final logra siempre su propósito. Y de la astucia y la ingeniosidad, se pasa a la clarividencia, valorada mucho sobre todo en el África central.”

 

 

(Imágenes—1– Matisse y su gato/2-Leonard Freed/3-Satoshi Okazaki/ 4- Matisse y sus gatos)

 

CORTÁZAR EN EL TÚNEL

 

 

“El gato se escurrió en el andén y entró en el túnel atraído por la trompeta negra, la luz dorada de la trompeta con oído de hollín que torcía en la noche aquella música blanca de la estación próxima, aquella estación que se veía en sueños, aquel sueño del metro rojo y brillante donde un gato venía corriendo, huyendo del tiempo, aquel tiempo blando donde nadaba el pez ondulando los sueños de un gato multiplicado, los gatos entrando en los andenes, fascinados por las trompetas negras, los trenes rojos del tiempo echando chispas, los peces moviéndose en el tiempo de los metros llenos de música, sin llegar nunca al despertar del sueño, cuando el argentino bajó las escaleras en la noche, encendió un pitillo en el andén solitario y miró a aquel gato de los ojos de pez, ojos fluorescentes en el túnel del sueño, sueños multiplicándose, peces bailando en los andenes en el momento en que se oyó la trompeta desde la otra estación y el argentino bajó atraído por la negrura, anduvo por el túnel de la música lleno de gatos y de peces, la música multiplicándose, las chispas del metro iluminando el sueño cargado de tiempo igual que de ceniza, los faros de las cenizas abriéndose paso entre los peces que llenaban el tiempo, tiempos multiplicándose, mientras el argentino andaba por el interior de la trompeta aconpañado por miles de gatos encantados, gatos de cola eléctrica, de ojos de pez fosforescentes en el túnel de la curva del jazz, cuando la trompeta seguía atrayendo al tiempo y el sueño iba estirando su lomo y su espinazo, maullando música quejumbrosa, un alarido potente, elevado, retorcido en el aire, un túnel tocado a pieno pulmón, los dedos del sueño pulsando los peces dorados, el metro dejando oír el pitido de la noche cargada de gatos avanzando delante del hombre, el tiempo con las orejas erizadas, el bigote enhiesto, el metro con la piel de gallina, parados todos los gatos, una pata delante, tensa, otra pata hacia atrás, escuchando al miedo, los miedos múltiples, la noche que da un paso por fin y el metro quieto, iluminado dentro del túnel, los ojos del metro en la oscuridad con la cola alargada de los vagones rojos e inmóviles, llenos de peces,

 

 

peces a punto de ser tragados por el sueño y la trompeta que sigue llamando desde la otra estación para que el argentino avance y se despierte, se ve ya en el recodo de la sombra el balbuceo del amanecer del andén, los ladrillos blancos del día, los anuncios difusos de las paredes en las que se apoya lejana una sombra que enciende un pitillo solitario esperando al gato del tiempo con las ventanas iluminadas que ocupa todo el túnel, ha engordado tanto que es un animal gigante, monstruoso animal de luces y de escamas cuyas aletas no pueden avanzar trompeta adelante, está atrancado en lo oscuro de la música  y el sueño, y de repente salta escurridizo, el maullido se alarga por la piel hasta el andén, andenes múltiples, el cuerpo del tiempo se hace sinuoso y el sueño se frota al pasar con todos los peces que nadan en el túnel, las uñas del metro resbalan por las vías y queda detenido el tiempo en el momento del despertar, en el frenazo brusco en el que se abren las puertas de la noche y saltan los peces al andén escapando de millares de gatos atraídos por esa trompeta de jazz que eleva el tono del sueño, el sueño soñado por ese hombre en pie, solitario en la esquina del andén, desdoblado en sus ojos cansados, en su actitud lánguida de argentino en París, alto y desmadejado, que ahora está siendo atacado por todos los gatos del metro, por todos los metros que llegan al sueño, por todos los sueños que huyen del tiempo, absorto, colgando de la comisura de sus labios el pitillo, pitillos múltiples.”

 

José Julio  Perlado – ( del libro “Relámpagos) (texto inédito)

 

 

(Imágenes- 1- Louis Wain – wikipedia/ 2- Satoshi Okazaki/ 3- Cortázar – foto Ulla Montan -El país)

GATOS DE HIPPOLYTE TAINE

 

gatos-vguui-Marie Cécile Thijs- dos mil trece

 

«… en el principio nuestra raza fue salvaje, y aún  hay en los bosques gatos parecidos a nuestros primeros ancestros, los que atrapan de tarde en tarde un ratón de campo o un lirón, aunque más comúnmente lo que consiguen son tiros de escopeta. Otros, enjutos, con el pelo rapado, trotan por los canalones y encuentran que los ratones son más bien escasos. En cambio nosotros, criados en el colmo de la felicidad terrestre, movemos aduladoramente la cola en la cocina, damos pequeños gemidos tiernos, lamemos los platos hasta dejarlos vacíos y, como mucho, nos embolsamos una docena de palmadas al día.»

 

gatos-nnuui-Charles Burns

 

Así va hilvanando y contando su existencia -bajo la pluma de Hippolyte Taine – este animal, protagonista de «Vida y opiniones filosóficas de un gato» (Libros de la resistencia) , como harían en su momento los perros de Virginia Woolf o de Mujica Láinez , o también los que glosó Wislawa Szymborska,de los que aquí ya hablé.

 

gatos-uunnggr- Léonard Tsuguharu Foujita- mil novecientos treinta

 

«Los hombres, torpes copistas, – comenta el gato de Taine aludiendo a la música – se apiñan ridículamente en una sala baja, y dando saltitos, creen igualarnos. Es sobre la cima de los tejados, en el esplendor de las noches, cuando todo el pelo tirita, que se puede exhalar la melodía divina. Por celos nos maldicen y nos tiran piedras. Que revienten de rabia; nunca su voz insulsa alcanzará esos graves gruñidos, esas notas penetrantes, esos locos arabescos, esas fantasías inspiradas e imprevistas que ablandan el alma de la gata más rebelde y la dejan trémula, mientras que allí arriba las voluptuosas estrellas tiemblan y la luna palidece de amor.»

 

mujer.-rrvtt.-gatos.-Urszula Tekieli

 

De los gatos se han ocupado muchos escritores. Eliot anota en un poema:

«Siempre está en el lado equivocado de la puerta

y aunque solo hace un momento que salió, ya vuelve a querer entrar.»

Szymborska, la gran poeta polaca, añade que «cualquiera que conozca a los gatos aplaudirá dicha observación de Eliot. La vida del que tiene un gato se convierte en un constante abrir y cerrar de puertas. Con los perros hacemos ejercicio en espacios abiertos. Con los gatos, dentro de casa. En uno u otro caso salimos ganando, porque no hay nada peor para el estómago y el alma que ser víctima de la inercia y el marasmo.»

 

animales.- 98ggn.- gatos.- Théophile- Alexandre Steinlen

 

Otro gran poeta polaco, Zbigniew Herbert, describe al gato: » Es todo negro, pero la cola la tiene eléctrica. Cuando dormita al sol, es la cosita más negra que uno pueda imaginarse. Hasta soñando atrapa ratolines asustados. Y te das cuenta por las uñitas que le emergen de sus garras. Es terriblemente cariñoso y malandrín. Se lleva a los pajarillos del árbol antes de que estén maduros.»

 

animales.-4ftty.-gatos.-Nishida Tadashige

 

En septiembre de 1970 el escritor francés Georges Perec sueña que en el suelo de su habitación aparecen gatos. «Por lo menos tres– escribe en su sueño -. Bolitas de pelo. Grito: «¡ya dije que ni gota de gato aquí! Cojo uno de los gatos, voy hacia la puerta y lo lanzo fuera. Me doy cuenta entonces de que entre el suelo y la puerta hay un espacio lo bastante grande como para permitir que entre un gatito.»

 

animales.-55t77.-gatos.-Ralph Hedley

 

Gatos en sueños, gatos en reflexiones, gatos en poemas.

Borges dedica uno al gato:

«No son más silenciosos los espejos

ni más furtiva el alma aventurera;

eres, bajo la luna, esa pantera

que nos es dado divisar de lejos.

Por obra indescifrable de un decreto

Divino, te buscamos vanamente;

más remoto que el Ganges y el poniente,

tuya es la soledad, tuyo el secreto.

Tu lomo condesciende a la morosa

caricia de mi mano. Has admitido,

desde esa eternidad que ya es olvido,

el amor de la mano recelosa.

En otro tiempo estás. Eres el dueño

de un ámbito cerrado como un sueño.»

 

animales.-88j- gatos.-Emil Ludin.-1930-1940

 

Y el gato de Hippolyte Taine reivindica su superioridad ante el perro: « dado que la belleza – confiesa – consiste universalmente en el tacto, la gracia y la prudencia, ¿cómo admitir que un animal sea siempre brutal, aullador, loco, lanzándose a la nariz de la gente, corriendo tras los puntapiés y los desaires? Dado que el favorito, y obra maestra de la creación,  es el gato, ¿cómo comprender que un animal lo odie, corra tras él sin haber recibido un solo arañazo, y le golpee los riñones sin tener ni siquiera deseos de comer su carne?»

 

gatos-rrggy-Satoshi Okazaki

 

(Imágenes.-1.-Marie Cécile Thijs-2013/ 2.-Charles Burns/ 3.-Léonard Tsuguharu Foujita– 1930/ 4.-Urszula Tekieli/ 5.- Théophile- Alexander Steinlen/ 6.-Nishida Tadashige/ 7.-Ralph Hedley/ 8.-Emil Ludin/ 9.- Satoshi Okazaki)