SOBRE KAREN BLIXEN

 

 

“”La época africana de la existencia de Blixen —evoca  la italiana Sandra Petrignani al rememorar visitas a artistas en “La escritora vive aquí” —no fue más que un largo paréntesis muy duro, pero también fue la fuente de una extraordinaria inspiración, un cara a cara con la brutalidad de la vida y de la muerte. Quería ser una reina y lo consiguió, aunque reina harapienta, no importa. Buscaba una dimensión bíblica de la existencia y la encontró. Una plaga de langosta, en Kenia, no era sólo un acontecimiento dramático, sino que era un cataclismo, puesto que suponía la pérdida completa de una cosecha y pasar hambre. Vivir suponía enfrentarse todos los días con el sentido del destino, con sus insondables “caprichos” cargados de consecuencias gigantescas. África fue el único escenario capaz de contener la megalomanía de Karen Blixen.  Pero de Ąfrica, un día, tuvo que volver para siempre. Completamente deshecha, culpable de haber destruido el patrimonio que su familia había invertido en su porvenir, privada de repente del gran amor de su vida, Denys  Finch Hatton, que se estrella con su avión a los cuarenta y cuatro años; enferma de sifilis, contagiada por Bror von Blixen- Finecke que se curó sin tratamiento; divorciada de ese marido que, tras haberla engañado sin reservas, se casó con otra y después con otra. Pero por lo menos Bror dejó que siguiera  luciendo el ornamental título al que ella daba tanta importancia (…) La extravagancia  es una vocación muy dura para una mujer sola, sin dinero y sin un marido que le proporcione una apariencia de normalidad.

 


Fue Thomas Dinesen, que había pasado dos largas temporadas en Bogani House, participando en la vida de ella, yendo a matar leones con ella, con Bror y con Denys, quien fue a recogerla al puerto de Marsella el 19 de agosto de 1931. Se encontró, incrédulo ante lo que veían sus propios ojos, frente a una mujer de cuarenta y seis años irreconocible, que había adelgazado quince kilos y que lo que más detestaba era la idea de volver a Rungstedlund.”

 

 

(Imágenes— 1- Edward Steichen -1959/ 2-karl Nodström- 1887/3  – Agnieszka Delfina posando como Karen Blixen)

LA OTRA CASA DE KAREN BLIXEN

 

KAREN BLIXEN

 

«Con sus ojos oscuros centelleantes – escribe Ole Wivel, el poeta y amigo de Karen Blixen – y el cabello largo recogido, abajo, en la nuca, con un lazo de terciopelo negro, la escritora tenía una apariencia joven y espléndida. Era alegre y reía fácilmente, como si fuera de por sí la prueba de que algo bueno fuera a ocurrir, como si, en efecto, hubiera sido establecido con anterioridad (…) Hablaba sin interrupción alguna, con ese extraño acento suyo cargado de cultura y solemnidad, que se tornaba más cálido por su variedad de timbres (…) Había algún que otro hilo gris entre sus cabellos, pero Karen parecía joven cuando se levantó para abrir la puerta que da al porche y habló del amor que su padre y su madre alimentaban por esta casa. Era uno de los inviernos más templados que yo recuerde; era enero y parecía principios de primavera y el Estrecho, libre de hielos, resplandecía azul al sol.»

 

Karen Blixen- Rungstedlund- cerca de Copenhage- wikipedia

 

 

Esta casa era la casa de Rungstedlund, la casa de la niñez de Karen Blixen, que Sandra Petrignani visita en «La escritora vive aquí» (Siruela), y cuyos muros nos van atrayendo  no sólo por sus muebles y objetos singulares, arcones y jarrones de cristal («vieja casa sin comodidades modernas – anota Wivel en la que los inviernos debían de ser durísimos) , sino por las conversaciones matizadas con silencios. Hablan de Karen Blixen – a través de Petrignani –  los poetas Ole Wivel y Thorkild Bjornvig y lo hacen cada uno desde un ángulo distinto. Como lo hace igualmente Tore Dinesen, sobrino de la escritora, que al hablar de la otra casa – la casa en África – comenta que aquella no fue mas que el centro de  un largo paréntesis muy duro. Pero a la vez, un periodo de extraordinaria inspiración.

 

escritores.- Karen Blixen

 

 

Ahora, al recordarse los cien años de aquel principio en África, las dos casas de la autora de  «Cuentos de invierno» adquieren un mayor contraste. A la singular casa de África – con sus caballos Aimable, Rouge y PoorBox, con su perro Dusk, y el pastor alemán Pasop, llamado también Rommy – se unen en la evocación estas otras habitaciones cerca de Elsinor, la casa-museo con sus cuadernos de escuela, la libreta que siempre llevaba en el bolsillo para anotar lo que la sorprendía, su última pluma estilográfica, negra, » con el  extremo opaco porque evidentemente tenía la costumbre de llevársela a la boca…»

 

Karen Blixen- uvvvfe- BlixenMuseum- Niels Elgaard Larsen

 

Desde su casa de Dinamarca la escritora solía recordar su otra casa de África.  En 1956 confesó : » cuando  era niña estaba muy lejos de mi mente la idea de ir a África, ni tampoco soñaba con que una granja africana era el lugar donde yo sería perfectamente feliz. Esto sirve para probar que Dios tiene una capacidad de imaginación más grande y refinada que nosotros (…) Desde el primer día que estuve en África amé el país y me sentí en casa. El este de África, en ese entonces, era un verdadero paraíso, «el feliz  territorio de caza» de los indios pieles rojas (…)  Eran gente bella, noble, valiente y sabia.»

Y repetía continuamente que allí fue muy feliz.

 

escritores.-4sfg.-Karen Blixen.-con su editor en Dinamarca.-por Gleie Erik.-noviembre 1957

 

 

(Imágenes.- 1.-Karen Blixen- hidtoriefaget. dk/ 2.-Rungstedlund- wikipedia/ 3.-Karen Blixen/ 4.-Blixenmuseum- elgaard larsen/ 5.-Karen Blixen en 1957- gleie erik)