ANTE VITTORIO GASSMAN

 

cine-nhu- Vittorio Gassman- wikipedia

 

«Estoy sentado con él – a mitad de los años sesenta – al borde de esta piscina cubierta de Roma; Gassman está en traje de baño, medio tapado con un albornoz; tiene los pies apoyados en una banqueta y su cuerpo largo, musculoso y delgado, descansa en el intervalo entre dos secuencias de su último film La guerra secreta. Vittorio Gassman sigue siendo el  «monstruo sagrado»  del teatro y del cine italianos. Han pasado los tiempos del Otelo en los que Gassman recitaba cada noche alternando los papeles del moro celoso y de Yago con otro gran actor italiano, Salvo Randone; han pasado los tiempos en que Gassman presentaba Ornifle, de Anouilh, o las piezas del teatro clásico griego. Han pasado los años, y se diría, sin embargo que los años no han pasado por el perfil ni por el tipo de este hombre.

 

cine-bgy- Vittorio Gassman- cinema sky it

 

Si fue calificado como  «genio»  cuando se presentaba en el teatro, el cine lo ha confirmado también como un actor cómico de dotes excepcionales. Se habló de una  «guerra secreta»  entre Alberto Sordi y Vittorio Gassman: aquellos dos hombres que habían colaborado tantas veces en las mismas películas estaban enfadados entre sí, si se atienden los rumores que corrían por Roma. Por aquel tiempo, Gassman decoró magníficamente su  apartamento privado: un teatrito perfecto ocupaba una de las habitaciones de la casa; en su minúsculo escenario, Gassman ofrecía espectáculos sorprendentes a sus amigos. Eran las noches de famosas tertulias artísticas que el mundo de los escritores, de los pintores y de los actores celebraba en casa de Gassman. El anfitrión disfrutaba viendo disfrutar a sus amigos. En aquel teatrito, que hoy prosigue sus representaciones cuando al dueño de la casa se le ocurre, tuvieron lugar recitales de prosa y de música, escenas, diálogos, monólogos, espectáculos en miniatura. Gassman puede permitirse esos lujos, y cuantos quiera. Su nombre es cotizado en Italia de manera especial, y las oportunidades de trabajo le llueven interminablemente. Puede decirse que los dos próximos años de Vittorio Gassman están ya completos en su carnet de propósitos y de realidades. Si hace tiempo dedicaba sus esfuerzos y sus condiciones unidas a su talento indiscutible en piezas de Shakespeare o de Sófocles, últimamente su rostro y sus gestos rápidos y ágiles han llenado las pantallas con un triunfo de excepción, desde la absoluta comicidad de Los monstruos hasta las interpretaciones admirables en El éxito o en La escapada.

 

cine- Vittorio Gassman- famouspeopleinfo com

 

En los últimos años de cine italiano – me dice– han existido momentos altos, momentos bajos y momentos de crisis. Pero, fijándonos precisamente en los momentos de crisis, se debe estar bastante satisfechos del balance general del cine italiano, porque  las dos o tres crisis graves que han aparecido, una lógica, yo diría histórica, inmediatamente después de la guerra; otra recientísima, han concidido siempre con una excelente renovación de  nuestro cine  sobre bases nuevas, con el descubrimiento de nuevos temas, de nuevos directores y de nuevos guiones, lo que da prueba de una vitalidad que incluso en el plano internacional no se puede discutir. Se ha hablado demasiado del neorrealismo italiano de la posguerra, y ahora yo creo que es muy peligroso generalizar; en efecto, ha habido cuatro o cinco grandes directores que abrieron  por primera vez algunos caminos, que enseñaron  mucho y que han dejado una gran influencia en los directores de Europa, y citaré particularmente a Rosellini, que desde un punto de vista histórico y crítico, a mi parecer, ha sido el hombre que ha seguido de modo más puro aquella dirección. En la actualidad han surgido nuevos directores más difíciles de colocar y de definir en sentido colectivo y, sin embargo, aportando grandes casos singulares, como Fellini, como Antonioni, como Visconti, los cuales no se pueden considerar como jefes de una escuela, pero ciertamente son  artistas originales que han dejado una huella profunda.

 

cine-ubbv- Vittorio Gassman- La famiglia- de Ettore Scola-associazionedeladolcevita

 

Yo no me creo un hombre culto o un especialista de la cultura- prosigue conversando -. Soy esencialmente un actor, y no hago nunca separaciones de géneros; me gustan todos los géneros  y creo en el actor en todos los sentidos, que, bien o mal, dentro de sus límites, esté disponible para cualquier experiencia; por otro lado, respecto al asunto de las películas comerciales, creo que hay muchos equívocos, ya que el cinematógrafo, que tiene una gran función como arte,  es también un espectáculo,  y creo que gran parte del llamado cine de arte se realiza fuera de los límites estéticos del propio cine, y en cuanto a las películas comerciales, creo que también es peligroso generalizar, puesto que depende sobre todo de cómo estén hechas; para resumir le diré: yo creo que  «vulgar», en el sentido negativo, es únicamente aquello que es falso».

 

Vittorio Gassman- nuncanali k taweb it

 

(Imágenes.-1.-Gassman-wallpapers brothersoft com/ 2. Gassman. cinema sky it/- Gassman- famouspeopleinfo com/ 4.- Gassman, en «La famiglia» de Ettore Scola/ 5.-Gassman- nuncanale K taweb it)

 

 

INDRO MONTANELLI

«Aquí está tal cual la vi aquella noche, con los negros cabellos desgreñados sobre la frente sin necesidad de peluquero, entre los cuales brillan los ojos duros y tristes dentro de las hondas órbitas. Estos ojos saben encenderse y reir, cuando quieren; sonreir, jamás. Ella no los fuerza a una expresión jovial ni siquiera ahora cuando viene a mi encuentro al umbral de su habitación; los deja en estado bravo, en armonía con el resto de su persona, o sea, con su dureza y tristeza habituales. Tal vez está cansada; tal vez me considera demasiado astuto y ya demasiado amigo para tener que recurrir a semejantes coqueterías que, evidentemente, le pesan. «¿Ha visto que soy una mujer de palabra? – me dice estrechándome la mano – Ahora veremos si puedo decir otro tanto de usted. ¿Quiere un té?». (…) Pero, Dios, ¡qué bella es esta mujer fea, despeinada, sin afeites, que se yergue ante mí y, a través de los cristales, contempla discurrir la vida de la ciudad! No por un gesto de la mano, sino aterrorizados por el resplandor de los ojos sobre los que hacían sombra, los cabellos se le han alzado sobre la frente de mármol y ahora se pliegan dócilmente de lado y bajan a lamerle la mejilla en una caricia consoladora, mientras una lágrima, contenida, al parecer, hace años, le brota de lejos entre las pestañas y viene a ablandar la mirada dura y triste que naufraga en ellas lánguidamente».

Así escribe y describe a Anna Magnani uno de los más grandes periodistas europeos, Indro Montanelli, una pluma acerada, concreta, independiente. Su excepcional libro «Gentes del siglo» (Espasa) parece que nos trajera el retrato a carbón, un luminoso carbón, de tantas personas que él conoció, que vio, que visitó, pero que sobre todo captó con la cámara de la experiencia y de los viajes, asombrándose ante cada perfil y reduciéndolo a unas líneas vertidas en la corriente del periódico. «Pensé con melancolía  –dice Montanelli – en cómo nos escarnece la gloria: nos lanzamos a su búsqueda soñando que habrán de reconocerla nuestros compañeros de infancia y en cambio solamente lo hacen los de la vejez, que ya no nos interesan».

En este libro se recogen algunas de las gentes que se cruzaron con él  -o que él se quiso cruzar con ellas – a lo largo del camino: Dalí, Claudel, Maurois, Rosellini, Gassman, Rubinstein, Dos Passos, Berenson y un largo etcétera. Del autor de «El desierto de los tártaros«, Dino Buzzati, hace, por ejemplo, este retrato:

«Llega al diario en su «Topolino» modelo antiguo. No lo renueva, porque es avaro, y lo confiesa. Va despacio porque es miedoso, y también esto lo confiesa. Pero conduce con las manos enguantadas, como si se tratase de  atravesar Europa, y cada vez que se apea, se entrega a toda una liturgia de saludos, como si fuese superviviente de un aventurado viaje por tierras lejanas. Buzzati da los buenos días y se quita el sombrero ante el portero, el garajista, el ordenanza, el empleado, la mecanógrafa y hasta ante todos los colegas que encuentra por la escalera. No me trata de «usted» también a mí, solamente porque podría parecer una pose; pero está claro que el «tú» le cuesta esfuerzo.Viste con suprema elegancia. Lleva el cabello corto, sobre el que los años han empezado a sembrar algunas hebras de plata; viste siempre chaquetas sin pulcritud y con hombreras en forma de botella; corbatas de color apagado, anudadas de modo que parece que haya sido mamá quien lo ha hecho, murmurándole al oído la acostumbrada recomendación: «Y no te manches, ¿eh? La ropa se deteriora al lavarla; y cuesta mucho hoy en día…» Dino, hijo obediente, no mancha nunca nada. Precisamente por no ensuciarla se cambia la chaqueta en cuanto entra en el despacho; y se levanta con frecuencia para ir a lavarse las manos. En efecto, bien pensado se nota que sus páginas han sido compuestas por manos limpias. En todos los sentidos».

Prodigiosos ojos del Montanelli observador. Excelente escritor. Extraordinario periodista.

(Imágenes: Anna Magnani.-filmeweb.net/ cartel de «Bellísima», pelicula dirigida por Luchino Visconti/ Dino Buzzati en via Solferino)