VIAJES POR ESPAÑA (11) : BANDIDOS ANDALUCES

 

bandoleros-ne-pintyra-de-eulogio-rojas

 

«Bajando de las montañas, con el maravilloso espectáculo de Málaga, el Mediterráneo y Ronda en el horizonte, vimos a un mulero que nos dijo que había una banda de cincuenta ladrones, todos con caballos, en la venta, junto a la carretera y el bosque que teníamos que atravesar aquella noche. Hacia el mediodía entramos en Antequera; a partir de allí la comarca tenía una apariencia inusitada en España: huertos cercados, setos con álamos y olmos que me recordaban el paisaje del Oeste de Inglaterra, pero esta comparación, sugerida momentáneamente por el buen cultivo, no tardó en ser borrada por la realidad, pues fuimos sorprendidos por una tormenta y tuvimos que buscar refugio en una casa grande, pero solitaria, junto al camino; la puerta estaba cerrada y sus habitantes tardaron en oírnos. Por fin, después de muchas preguntas, nos la abrieron con evidente recelo, que aumentó cuando entramos y pedimos pan y vino. Acostumbrados a los bandidos y no a los viajeros, no sabían qué pensar de nosotros al principio.

 

bandoleros-ny-pinterets-com

 

Luego, yendo camino de Benamejí, se nos unieron algunos arrieros, que nos advirtieron del peligro que corríamos. Era costumbre entonces que los viajeros que pasaban por allí se unieran en caravanas, y como la mayoría eran campesinos que llevaban sus productos al mercado era siempre fácil encontrar alguna a la que unirse. Oímos que una caravana pasaba a una milla de distancia y galopamos a su encuentro, consiguiendo cruzar el bosque con ella. Pasamos por el lugar del peligro, junto a la pintoresca venta y no tardaron los de la caravana en gritar que se acercaban los bandidos; vimos a tres hombres en el bosque, apoyados en sus fusiles, en quienes nuestros compañeros reconocieron a miembros de la banda. Protegido por la caravana como estaba, sentí deseos de ver de cerca a uno de los famosos bandidos andaluces, que, como los contrabandistas legítimos, se distinguen por su atuendo, van en nobles corceles y tienen en su carácter algunos rasgos loables; raras veces cometen asesinatos, a menos que la víctima oponga terca resistencia, muestran gran cortesía y desdeñan las cosas de poco valor; aquellos que vimos en el bosque iban a pie y no se distinguían en nada de la demás gente.

 

bandoleros-bgr-tripadvisor-es

 

Quizá fueran bisoños en la banda y no admitidos aún en los privilegios del uniforme y los misterios de la profesión, pues, según parece, en las mejores bandas había que pasar por un período de aprendizaje. El número de los bandidos sospecho que era exagerado por la gente, aunque el distrito estaba tan lleno de ellos, que se decía que quien bebiera el agua clara de Lucena quedaba desde aquel momento convertido en cumplido ladrón de caminos».

Herbert Henry George, tercer Conde de Carnarvon .-«Viajes por la península ibérica» (1827)

 

bandoleros-buc-gibralf-universiad-de-malaga

 

(Imágenes.-1,.-pintura de Eulogio Rosas/ 2.-pinterest com/ 3.-tripasvisor/ 4.-gibralf -universidad de Málaga)

COSAS Y GENTES DE LOS PUEBLOS

pueblos- nhu- Úbeda- Jaén- Walter Bibikov-JAI- Corbis- elperiodico com

 

Los pueblos. Los pueblos son mirados desde las ciudades como reductos de casas blancas, calles estrechas, allí donde se nació o se correteó sobre cuestas persiguiendo al aire, ventanas delgadas y vecinas, murmullos en las puertas, pasos, enseres. El escritor – Azorín en «Pueblo« – se detiene, por ejemplo, ante el candil : «¿ es esa varilla el garabato, o es el garabato sólo el garfio? Cuestión eterna. Los candiles de Alicante: los candiles mediterráneos, alimentados con aceite de los olivos que se expanden bajo el cielo transparente y en el azul (…) Candil que nos da también una lección de tolerancia: la lección de encontrar siempre, de aceptar siempre, una atenuante a los extravíos humanos (…) El candil colgado de un clavo o con la punta de la varilla clavada en un agujero. El candil símbolo, en su garabato, de las ideas que el pueblo, noblemente, ha servido a lo largo de los siglos sin saber lo que eran».

 

pueblos- nhu- Ronda- Málaga- elperiódico

 

Los pueblos. Los pueblos quedan bañados por los atardeceres, el sol se ve límpido, se adivinan fulgores y tormentas; por las calles, levantando la mirada, se puede pasear por el cielo. El escritor – Azorín en «Pueblo» – se detiene, por ejemplo, ante los cangilones: » una piedra blanca: al levantarla, un laberinto de diminutas galerías. Con la luz, las hormigas comienzan a correr inquietas, salen y entran presurosas en los agujeros de estas minúsculas minas. Ya no son hormigas; son hombrecitos microscópicos que llevan cada uno su pico y su lámpara. Los cangilones, sobre el fondo verde oscuro del paisaje, sobre lo gris del cielo, van pasando lenta y suavemente. ¿Cuál será el porvenir de todas estas hormigas que ahora se han transformado en mineros? ¿Adónde van? ¿Cómo definen su destino? (…) En el aire denso, en el hondo silencio, en la suprema majestad de este paisaje, los cangilones marchan y tornan pendientes del recio cable. Lo diminuto y lo grande; las hormigas y los mineros lejanos».

 

pueblos- nhu- Altea- Alicante- Gavin Hellier- Robert Harding- el perodico

 

Los pueblos. Pasa el sol sobre los pueblos en su soledad: el pueblo desierto duerme la siesta antes de que lleguen las tertulias del atardecer, los corrillos y los suspiros. El escritor – Azorín en «Pueblo» – se detiene, por ejemplo, ante la capacha: » las viejecitas de la capacha están en todas partes: no se sabe de dónde salen; no se sabe dónde viven; no se sabe cómo viven. Con su capacha siempre; la capacha de palma; colgada al brazo. El traje negro, de un negro desteñido; traje de color de ala de mosquito. Encorvadas; andando despacio; como si no quisieran hacer ruido; como si estuvieran velando a un enfermo. En todas partes: en las ventanas; en las callejuelas; en las iglesias; en los pasillos de las casas pobres; en las tiendas pobres. Como si fueran a comprar alguna cosa. Las cosas que compran estas viejecitas. Las cosas que ponen en sus capachas. Impresión de que no compran nada ni ponen nada en sus capachas de palma. Capachas nunca llenas; siempre planas, escurridas. Debe de haber viejecitas de la capacha por los tejados, con los gatos, en las noches de luna».

 

pueblos- nhy- Albarracin- Teruel- Francesc Muntada-Corbis- el periodico es

 

Los pueblos. Abandonados y secretos pueblos tan queridos. Pueblos en los que habita el tiempo. Un tiempo que nunca parece moverse.

 

pueblos-bbvt- Agreda.-vista desde la carretera de Vozmediano- wikipedia

 

(Imágenes.- 1.-Ubeda- Walter Bibikov- Corbis- elperiodico/ 2.-Ronda- Málaga- elperiódico/ 3.-Altea- Alicante- Gavin Hellier-Robert Hardig- elperiódico/ 4.-Albarracin- Teruel- Frances Muntada- Corbis- elperiódico/ 5.-Agreda- vizmediano- Wikipedia)