ARCIMBOLDO

 

 

“Las Cabezas Compuestas de Arcimboldo (algunas de ellas se están exponiendo actualmente en el Bellas Artes de Bilbao) participan del tenor del cuento de hadas: de sus personajes alegóricos – como así quiso recordarlo Roland Barthes-.  Arcimboldodecía Barthes –  convierte la  pintura en un lenguaje en toda regla: dota a la pintura de una doble articulación. Sus cabezas se descomponen (…) Una concha sirve de oreja, un montón de peces forman el Agua, el Fuego se convierte en una cabeza envuelta en llamas. Arcimboldo encripta: encriptar significa al mismo tiempo ocultar y no ocultar; el mensaje está oculto en cuanto el ojo es desviado del sentido general por la atracción del detalle : ve primero, las frutas o animales amontonados; sólo gracias a un esfuerzo de distanciamiento, cambiando el nivel de percepción, capta otro mensaje (…)

 

 

«Oficialmente, Arcimboldo era retratista del emperador Maximiliano. Su actividad, sin embargo, abarcó mucho más que la pintura: compuso blasones y armas ducales, dibujó cartones para vidrieras y tapices, decoró cajas de órganos, e incluso inventó un método de transcripción musical, gracias al cual “una melodía podía representarse con pequeñas  manchas de color sobre el papel”; pero, sobre todo, se dedicó a entretener a los príncipes, inventando trucos, organizando divertimentos, creando juegos. Sus Cabezas Compuestas, que durante veinticinco años propuso a la corte de los emperadores de Alemania, no eran, en definitiva, sino un juego de salón”.

 

 

David Larkin, autor de “Arte fantástico”, incluye a Arcimboldo entre los “disidentes visionarios”, aquellos que optan por transmitir lo que sentían visualmente : fantasías en el arte, espejos de espejos; aquellos dedicados a la comunicación de lo inexplicable, y el pintor alemán Thomas Hafner confesaba : “yo no encuentro nada fantástico en el arte así llamado; éste es un aspecto de la realidad en busca de cordura más allá de los límites normales. Creo que el arte fantástico está emparentado con el sueño protector, que prolonga el sueño curativo y encuentra símbolos que convierten el terror en admiración, extrañeza y hermosura”.

Pero indudablemente son las extrañas Cabezas Compuestas de Arcimboldo los que le han hecho famoso y su obra fue muy valorada por los surrealistas que lo consideraban predecesor suyo.

 

 

(Imágenes.-1-Arcimboldo -slideshare/ 2-Arcimboldo- La Primavera- museo de Bellas Artes de San Fernando- Madrid/ 3-Arcimboldo-caminoverde/ 4-Arcimboldo- Flora-wikart)

CHAPLIN HACIA CHARLOT

cine,.rrttbb-,.Charlie Chaplin.-1916

 

Kafka-  paseando con Gustav Janouch por las calles de Praga– confesaba que había visto una o dos películas de Chaplin y enseguida, al contemplar unas fotografías del director y actor que Janouch le enseñaba, comentó: «Es un hombre muy enérgico y obsesionado por el trabajo. Sus películas humean de desesperación ante la invariabilidad de lo mediocre, pero no se rinde. Como todo verdadero humorista, tiene la dentadura de una fiera; con ella se lanza al mundo. Lo hace de una manera muy personal. A pesar de su cara blanca y de las negras ojeras, no es un Pierrot fundamental, pero tampoco un crítico mordaz. Chaplin es un técnico. Él es hombre en un mundo de máquinas en el que la mayoría de sus congéneres ya no disponen del sentimiento y de las herramientas mentales necesarias para apoderarse como es debido de la vida que les ha sido prestada. No tienen imaginación. Así que Chaplin se pone a trabajar en ello: igual que un técnico dentista fabrica dentaduras postizas, él crea prótesis de imaginación. Eso es lo que son sus películas. Eso es el cine en general (…) Para mí lo cómico es un asunto demasiado serio.»

 

cine.-r3rf.-Charles Chaplin en los años 20

 

Al reeditarse ahora la autobiografía de Chaplin con motivo del centenario del nacimiento de Charlot vuelven a la memoria lo que muchos escritores, artistas y poetas dijeron de él. Diversas revistas han tratado su figura. «Le Magazine Littéraire» condensa muy diversas voces: Ossip Mandelstan, Roland Barthes, Jean Epstein, Henri Michaux y Hannah Arendt entre otros.

 

cine.-ii8u.-Chaplin en Luces de la ciudad.-1931

 

En 1924, René Crevel, desde el ángulo del surrealismo, escribía en la revista belga «Le Disque vert» sus «Buenos días, Charlot«: Cuando tu has nacido – decía – esto que por otra parte afecta a mí mismo – cuando me he dado cuenta de que tu existías, he tenido realmente necesidad de ti (…) Charlot, con la nostalgia de un imposible paraíso, tu bastón en la mano, vas siempre deprisa (…) ¿ Charlot se evade? No. Charlot no se evade, no puede evadirse. Es siempre la misma cosa, mi pobre viejo. Eres prisionero de las mujeres, de los paisajes, de tus ropas, de tu melancolía, de tu piedad, de tu arte de hacer reír. ¿El arte de hacer reír? Tu sobre todo tienes la voluntad de hacer reír y eres muy inteligente. Quieres tener razón de los seres y de las cosas de las que eres esclavo, y para estar seguro de hacer reír, te ríes de ti, haces burla de ti mismo (…) Tu humor, como todas las piezas de tu traje, sirve para imaginarte mejor. Si te desvistieras, si aparecieras desnudo, nadie te reconocería, pero yo diría al verdadero Charlot que aún ignorara: Buenos días, Charlot

 

cine,.vcs,.Charles Chaplin

 

Lorca escribía»: «Charlot dedica sus lágrimas a los peces de colores, dando un ejemplo de sabiduría e igualdad jamás halladas. Es porque sus actos y sus gestos tienen un sentido nuevo. A la muerte le entrega su pequeño bigote universal; al hambre, su serenidad ; a la tempestad desencadenada el va y viene inefable de sus hombros, pero a los peces de colores, a los pobres y absurdos peces de colores les entrega sus lágrimas, sus lágrimas que acaban de formarse en los cristales por donde ellas se deslizan (…)»

 

cine.-388.-Charlie Chaplin.- Foto Lee Miller(Imágenes.-1.-Chaplin- 1916/ 2- Chaplin/ 3-Charlot en «Luces de la ciudad·/ 4.- Chaplin/5.- Chaplin- foto Lee Miller)

EL SIGLO XX EN IMÁGENES

» Siempre que veo una fotografía pienso lo mismo  – escribí hace unos meses en Mi Siglo -. El fotógrafo ha seleccionado libremente un aspecto concreto del mundo, de un rostro o de un paisaje. Incluso ha seleccionado el tiempo, haciendo, podríamos decir, un corte en el tiempo: lo que vemos en ese gesto de esa fotografía es un instante, ya pasó y no volverá a pasar nunca así exactamente, no se repetirán jamás los matices de ese gesto, por tanto el fotógrafo recorta un segundo del tiempo, con sus gestos y con cuanto ello conlleva, y nos lo entrega. Roba un trozo de tiempo de una vida, aunque sea minúsculo. Y eso es lo que nos muestra. Él es el responsable, él es el que tiene la última palabra en esa elección. Nosotros vemos lo que él ha elegido.  Esto no solo en la fotografía sino en el cine, video, televisión, arte en imagen en general. Además de cuanto podemos elegir nosotros constantemente con nuestra pupila, el artista nos entrega su elección, aquello que él cree que nos debe transmitir. De ahí también su libre responsabilidad. Millares o millones de ojos ven esa elección del artista que – a su manera, al elegir – en esa cultura de la imagen, está diciendo, de algún modo, su última palabra”.

«Las fotografías – decía John Berger – testimonian una elección humana en una situación determinada. Una fotografía es el resultado de la decisión del fotógrafo de que merece la pena registrar que ese acontecimiento o ese objeto se han visto. Si todo lo que existe se fotografiara continuamente, las fotografías carecerían de sentido. Las fotografías no celebrar ni el acontecimiento ni la facultad de la visión en sí. Son un mensaje acerca del acontecimiento que registran. La urgencia de este mensaje no depende enteramente de la urgencia del acontecimiento, pero tampoco es completamente independiente de éste. En su forma más sencilla, el mensaje decodificado significa: He decidido que merece la pena registrar lo que estoy viendo».

Ahora The International Herald Tribune con motivo de sus 125 años de historia nos entrega estos semblantes, nos muestra estos rictus, nos revela estos gestos. Son piezas de la Historia, monedas de imágenes que han ido de periódico en periódico intentando desvelar la actualidad. La imagen en movimiento – «El siglo XX en pantalla»(Crítica) – había sido estudiada entre otros por Shlomo Sand y la imagen fija se revela en cambio en los archivos de prensa que fueron cubriendo el siglo pasado.

«La fotografía – había señalado Helmut Gernsheim – es la única «lengua» comprendida en el mundo entero, y al acercar todas las naciones y culturas enlaza a la familia humana. Independiente de la influencia política – allí donde los pueblos son libres -, refleja con veracidad la vida y los acontecimientos, nos permite compartir las esperanzas y las angustias de otros, e ilustra las condiciones políticas y sociales. Nos transformamos en testigos presenciales de la humanidad e inhumanidad del género humano».

Es así como podemos ver a Stalin sentado entre las gentes en 1930 

Es así como vemos a Gandhi caminando por Londres en 1931.

a Reyes,

a cómicos,

a descubridores,

escritores,

cantantes,

«La fotografía no rememora el pasado – escribió Roland Barthes en «La cámara lúcida» – (no hay nada de proustiano en una foto).  El efecto que produce en mí no es la restitución de lo abolido (por el tiempo, por la distancia), sino el testimonio de que lo que veo ha sido».

(Imágenes.- Archivo de The International Herald Tribune.: 1.-Los Kennedy en 1938/ 2.-Che Guevara/3.-Hitler/ 4- Stalin.-1930/ 5.-Gandhi.-Londres 1931/ 6.-Jorge Vl.-1937/ 7.-Charles Chaplin con Max Linder en 1920/8.-Marie Curie.-en 1921/ 9.-Samuel Beckett por John Gruen/ 10.-Edith Piaf en 1947)

¿QUIÉN ES EL MEJOR? : OLIMPIADAS 2012 (2)

«Como en todos los grandes espectáculos deportivos – recuerda Barthes en «Del deporte y los hombres» -, el ritual de la inauguración se observa con solemnidad.  En ciertas épocas, en ciertas sociedades, el teatro tuvo una gran función social: reunía a toda la ciudad en una experiencia común, que era el conocimiento de sus pasiones. Hoy esta función la cumple, a su manera, el deporte. Pero la ciudad ha crecido: ya no es una ciudad, es un país, y muchas veces es, por decirlo así, el mundo entero; el deporte es una gran institución moderna metida en el molde ancestral del espectáculo. ¿Por qué hay que amar el deporte? Conviene recordar en primer lugar que todo lo que le sucede al jugador también le sucede al espectador. Pero mientras que en el teatro el espectador sólo es un mirón, en el deporte es un actor.

Y además, en el deporte, el hombre no se enfrenta directamente al hombre; entre ellos hay siempre un intermediario, una bola, una máquina, un disco, una pelota. Y esta cosa es el símbolo mismo de las cosas: uno es fuerte, hábil y valiente para poseerla, para dominarla. Aquí, mirar no solamente es vivir,  sufrir, esperar y comprender, sino que es también, y sobre todo, decirlo con la voz, con el gesto, con la cara: es manifestarlo ante el mundo entero. En una palabra, es comunicar.

Finalmente, hay en el hombre unas fuerzas, unos conflictos, unas alegrías y unas angustias; el deporte las expresa, las libera, las quema, sin dejar que nunca destruyan nada. En el deporte, el hombre vive el combate fatal de la vida, pero ese combate está distanciado por el espectáculo, reducido a sus formas, liberado de sus efectos, de sus peligros y sus vergüenzas: ha perdido su carácter nocivo, pero no su esplendor ni su sentido.

¿Qué es el deporte? El deporte responde con otra pregunta: ¿quién es el mejor?

Pero a esta pregunta de los antiguos duelos, el deporte le da un sentido nuevo, pues aquí la excelencia del hombre tan sólo se busca respecto a las cosas. ¿Quién es el mejor de los hombres para vencer la resistencia de las cosas, la inmovilidad de la naturaleza? ¿ Quién es el mejor para trabajar el mundo y dárselo a los hombres… a todos los hombres?».

(Imágenes.-1.-Estadio de Wembley- Londres.-wikipedia/ 2.-estadio olímpico de Londres.-wikipedia/ 3.-antorcha de loa Juegos Olímpicos Londres 2012.-wikipedia)

DE NUEVO LA FOTOGRAFÍA

«La fotografía concentra su mirada en la superficie – le iba diciendo Kafka a Gustav Janouch paseando por las calles de Praga -. Por esta razón enturbia la vida oculta que trasluce a través de los contornos de las cosas como un juego de luces y sombras. Eso no se puede captar siquiera con las lentes más penetrantes. Hay que buscarlo a tientas con el sentimiento».

» La mirada del fotógrafo – escribí hace ya tiempo en «El ojo y la palabra» -, su ojo, su cámara, se ha inclinado sobre la realidad y la ha captado. Capta y fija ese movimiento del instante, esa quietud del instante, la instantánea entre tantos instantes, eso que acaba de pasar y que se queda»-

«El fotógrafo ha ido por delante, ha seleccionado su enfoque, el marco de la escena. Ha tomado en el aire ese exacto movimiento de las manos y esa paz misteriosa de la suave sonrisa».

«Es decir, ha mirado«.

«Toda imagen cuenta una historia«, nos recuerda Peter Burke. El escritor debe saber narrarla. Paul Valèry cambiaba la frase al revés, con una pregunta: «¿ Podría haber sido fotografiado tal o cual hecho del mismo modo que ha sido contado?». A su vez, Roland Barthes decía: «Leo textos, imágenes, ciudades, rostros, gestos, escenas».

» El artista – respondí en una entrevista que reproduje aquí, en Mi Siglo – tiene la última palabra al seleccionar la imagen, escogerla y transmitirla. De lo que líbremente escoja en sus imágenes para incorporarse al mundo de la imagen, a la cultura de la imagen, él es el responsable. También cuando selecciona imágenes que no son esencialmente bellas sino que son denuncias, cuando muestra imágenes del lado oscuro del mundo, de sus deficiencias. El artista se adelanta con su ojo al ojo del espectador y le muestra una sección, un encuadre específico del mundo. Siempre que veo una fotografía pienso lo mismo. El fotógrafo ha seleccionado líbremente un aspecto concreto del mundo, de un rostro o de un paisaje. Incluso ha seleccionado el tiempo, haciendo, podríamos decir, un corte en el tiempo: lo que vemos en ese gesto de esa fotografía es un instante, ya pasó y no volverá a pasar nunca así exactamente, no se repetirán jamás los matices de ese gesto, por tanto el fotógrafo recorta un segundo del tiempo, con sus gestos y con cuanto ello conlleva, y nos lo entrega. Roba un trozo de tiempo de una vida, aunque sea minúsculo. Y eso es lo que nos muestra. Él es el responsable, él es el que tiene la última palabra en esa elección. Nosotros vemos lo que él ha elegido.  Esto no solo en la fotografía sino en el cine, video, televisión, arte en imagen en general. Además de cuanto podemos elegir nosotros constantemente con nuestra pupila, el artista nos entrega su elección, aquello que él cree que nos debe transmitir. De ahí también su libre responsabilidad. Millares o millones de ojos ven esa elección del artista que – a su manera, al elegir – en esa cultura de la imagen, está diciendo, de algún modo, su última palabra».


Sí, realmente tenía razón Burke: toda imagen cuenta una historia.

(Pequeño apunte en la muerte de la fotógrafa estadounidense Eve Arnold )

(Imágenes:- 1.-Eve Arnold.-autorretrato en un espejo deformante.-Nueva York 1950.-Chris Beetles/ 2.–Eve Arnold.-Joan Crawford-1959/3.-Eve Arnold.-Richard Burton y Elizabelth Taylor en Shepperton.-Reino Unido.-1963.-foto Eve Arnold.-Magnun/4.-Eve Arnold.-Marlene Dietrich.- Magnum/ 5.-Eve Arnold.-pintor aficionado y dama de compañía Dora Grubb en la Real Academia de Artes de Londres.-1961.- Eve Arnold.-Magnum Photos/ 6.-Eve Arnold.- China 1979.-Eve Arnold.-Magnum Photos/7.-Eve Arnold en 1997.-foto de Jane Brown de El Observador)

GRAFFITIS : LA HISTORIA DE LOS SIN HISTORIA

Estos hombres de las arrugas en las paredes, párpados cerrados en las fachadas, párpados abiertos sobre los muros, ojos hundidos y ojos despiertos, cabezas concentradas o inclinadas, llevan detrás la historia de los sin historia, graffitis perpetuos de los que alguna vez ya he hablado en Mi Siglo. Grabados de surco profundo, tachados de marginalidad, fugacidad, anonimato, precariedad y espontaneidad, han sido estudiados en universidades y tratados por especialistas que creen tener el don de leer la palabra en los muros, sorprender el giro de las frases inacabadas y atrapar el grito.

Roland Barthes decía que «lo que hace al graffiti no es, a decir verdad, ni la inscripción ni su mensaje: es el muro, el fondo, la mesa; a causa de que el fondo existe plenamente como un objeto que ya ha tenido una vida, la escritura se añade siempre como un suplemento enigmático«. He ahí, pues, el enigma, la sorpresa del trazo que no esperábamos, la invención sobre la realidad. Pasan ante los muros los automóviles y las vidas, escupen sus humos, sueltan el fogonazo de sus gases internos, juegan los chiquillos y hacen rebotar allí sus pelotas, también husmean en su esquina los perros, pero pasa igualmente la mano que transforma la ciudad tan conocida en una nueva ciudad imaginada.

«Nadie consulta sobre lo que se construye – razonaba uno de los «escritores» de graffitis en la ciudad inglesa de BristolMuchas veces caminas sin salir de decenas de construcciones grises. Nadie viene y dice «estamos construyendo, ¿les gusta? Aquí están los planos, hacemos una encuesta». Entonces , ¿por qué tengo que explicar lo que hago? Yo vivo en la ciudad, soy un ciudadano. Posiblemente a los ojos de la ciudad no sea tan importante, no tenga un estatus social tan elevado y todas esas cosas, pero vivo aquí y tengo tanto que decir como cualquier otra persona. Esto es por lo que salgo y pinto, porque quiero decir algo, y no quiero que me digan cuando puedo decirlo«.

Hombres pensativos, cabezas concentradas, diálogos y llamadas. Existieron graffitis a lo largo de muros de Historia que conmovieron al mundo. Registros inscritos en mármol, secretas anotaciones en cárceles, prisioneros que anotaron su paso con una desesperada inscripción. Garabatos solemnes bajo los frescos de Verona, clavos, llaves, monedas que sirvieron para hacer los graffitis en Siena. Hoy la historia de los sin historia toman los muros como cuaderno y dibujan allí signos y palabras.

(Imágenes:-1.-art crimes.-Irlanda.-Galway.-graffiti.org/2.-Mike.-Eslovaquia.-fotos en la ciudad de Cork/Corcaigh.-2004.-graffiti.org.-art crimes/3.-art crimes.-Irlanda.-Galway.-graffiti.org/4.-Mike.-Eslovaquia.-fotos en la ciudad de Cork/Corcaigh.-2004.-graffiti.org.-art crimes)

UNA FOTOGRAFÍA

Con este «click» que ha hecho la cámara frente a mí acaban de robarme un átomo de tiempo, han cristalizado un instante, lo han solidificado, no se han dado cuenta, no me he dado cuenta, pero este movimiento imperceptible con el que acabo de agrandar las pupilas o las he empequeñecido, no lo sé, no lo recuerdo, ha sido atrapado para siempre, ya no volverá, ya no lo repetiré, no sé repetirlo exactamente, aunque me pidan ahora repetirlo no lo sabré hacer, será otro momento, otro movimiento, otro átomo de tiempo, casi pondré el mismo rictus y el mismo pulso en la mirada, una ligera y leve sonrisa, pero ya no será la misma, será muy parecida pero ya nada igual, la cámara, el ojo de la fotografía ha absorbido a mi ojo que la mira intentando divisar dónde se ha ido aquel instante que acaban de quitarme y que ya no volverá.

Es así la fotografía. Toda imagen cuenta una historia y esta imagen atrapa el segundo de esa historia cargada de pasados y presentes que será enmarcada y colocada encima de una repisa, quizá en un comedor, al principio en una primera línea de retratos, pasados los años en una segunda, después vendrá una mano anónima que la pasará a la fila tercera y por último llegará una voz y una pregunta que dirá: ¿y quién es éste?.

«Leo textos, imágenes, ciudades, rostros, gestos, escenas», decía Roland Barthes. Habría que añadir que esta fotografía que acaban de hacerme también intenta leer mi vida. ¿ Pero es verdad que con una sola fotografía una vida puede leerse?

( Pienso todo esto en el día en que un periodista español, Publio López Mondéjar, es acogido como académico en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y pronuncia su discurso sobre «La fotografía como fuente de memoria»).