ALGUNOS SUEÑAN CON FESTINES

 

“Algunos sueñan con festines y lloran al despertar; otros lloran en sus sueños y al despertar salen de caza. Pero ni unos ni otros saben durante sus sueños que sueñan, y a veces sueñan que están soñando. Sólo en el momento de su despertar saben que no han hecho otra cosa que soñar —dice el francés Roger Caillois —. Sólo durante el gran despertar se sabe que todo no ha sido más que un gran sueño. La multitud ignorante se cree despierta y quiere distinguir al príncipe de un pastor. ¡Qué prejuicio! Jiu y tú mismo no sois más que sueños. Cuando ahora te digo que sueñas, también yo sueño mi sueño.”

(Imagen —Jerry Uelsmann- all -art)

GEOGRAFÍA DE LA VIGILIA Y DEL SUEÑO

 


“En el extremo sudoeste se encuentra un reino. No se sabe hasta dónde se extienden sus fronteras. Es el reino de Gumang. Allí no existe el intercambio entre las fuerzas de lo oscuro y de lo luminoso.  No existen ni el frío ni el calor. Ni la luz del sol ni la de la luna alumbran, por eso no se distinguen el día y la noche. Sus habitantes no comen ni se visten, porque duermen la mayor parte del tiempo, despertándose una sola vez cada cincuenta días. Tienen por verdadero lo que sueñan y por falso lo que ven en el estado de vigilia.

En medio de los cuatro mares se encuentra el reino del medio. Se extiende al norte y al sur del río Amarillo, al este y al oeste del Taishan, sobre más de diez mil “li”. Lo oscuro y lo luminoso se equilibran de forma regular; por eso el frío y el calor se alternan sucesivamente, las tinieblas y la claridad están muy separadas y a cada día le sucede una noche. Entre sus habitantes hay sabios y locos. La naturaleza es exuberante y floreciente; las artes y los oficios se hallan muy desarrollados; el príncipe y el pueblo viven en buena armonía. La moral y la ley se apoyan mutuamente. Es imposible detallar cuanto allí se dice y se hace. Se alternan el tiempo de velar y el de dormir; lo que se hace durante el día se considera real; lo que se ve durante el sueño se considera engañoso.

 


En los límites septentrionales de las regiones del este se encuentra una comarca llamada el reino de Fuluo. Las emanaciones de su suelo son cálidas, porque el resplandor del sol y el de la luna brillan constantemente. Su suelo no produce buenos cereales, los habitantes se nutren de raíces y de frutos, pero no conocen los alimentos cocidos. Su temperamento es duro y cruel. Los fuertes oprimen  a los débiles; en él se honra a los vencedores sin preocuparse de la justicia. No hacen más que moverse, sin descansar nunca, no hacen más que velar y no duermen jamás.”

Liezi- ( o Lie Yukou) – (autor chino) ( nacido alrededor del 450 a C)  -“Geografía de la vigilia y del sueño” (citado por Roger Caillois en su “Poder del sueño’)

 

 

 

(Imágenes—1- Zhang Daquian/2-Don hong oai-1989/ 3 – Fan Kuan)

LAS ALAS DE LAS MARIPOSAS

 


“Las alas de las mariposas , sus recortados, sus dibujos, sus tintes, siguen presentando una especie de enigma indescifrable.— así se lo preguntaba el ensayista francés Roger Caillois en su interesante estudio “Medusa y Cía” —.Yo no sé ni creo que nadie sepa para qué puede servir tanto esplendor. Puede que el color sea útil, pero no el dibujo. ¿ Por qué los dibujos? Alas de un solo color, de la tonalidad que conviene al insecto para captar la energía suficiente, resolverían igual, si no mejor, el asunto. “ Roger Caillois va comparando y relacionando los tintes de de las alas de las mariposas que, para él, constituyen su “pintura”.

 

Describe asombrado esas alas: “ manchas, estrías y orlas, lúnulas y camafeos, festones y ícelos, dibujan a capricho adornos que, en este caso, no deben nada a la simetría para cada ala. Los colores no manifiestan menos fantasía, riqueza y variedad. Por añadidura, no son simples tonalidades estáticas. Están corrientemente realzados por diversas cualidades que los hacen profundos o cambiantes, metálicos o tornasolados. Así el terciopelo negro o castaño de los grandes  ornitópteros, el azul eléctrico de los “Morpho”, los reflejos de fuego y los matices de las “Uranias” y de los “Areturus”, los esmaltes, los nácares y las micas de numerosas especies, la luz que bascula en el plano inclinado de las alas, cada vez que las sutiles películas que componen las escamas poseen un índice de  difracción diferente.  Las formas son ahiladas, dentadas, festoneadas, recortadas o enteras. Apéndices desmesurados, rígidos y que parecen almidonados prolongan el volumen de las”Actias”. En las “Hypolycena”, sin finos, suaves al tacto y enrollados en volutas.

 

Hay en esta orgía de formas, de motivos y de colores — seguía diciendo Caillois—, una prodigalidad casi inversa de la severa contabilidad que, un momento antes, repartía lo mejor posible una jalea preciosa, temblorosa de vida.”

Pero Caillois continuaba preguntándose intrigado sobre el por qué de los dibujos en las alas.

 

 

(Imágenes—1- Gordon Beníngielfd- burlington  paintings/2-Donald Sultan-1995- artnet/3-Koshiro Onchi/4- Odilon Redon – 1914)

ELOGIO DE LAS PIEDRAS

 

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«Hablo de piedras que siempre se han acostado al raso – escribe Roger Caillois –  o que han dormido en su yacimiento y en la noche de las vetas. No interesan a la arqueología, ni al artista, ni al diamantista. Nadie hizo con ellas palacios, estatuas, joyas, ni siquiera diques, fortificaciones o tumbas. Sus facetas no brillan en ninguna sortija, en ninguna diadema. No promulgan, grabadas en caracteres indelebles, las listas de victorias, las leyes del imperio. Ni hitos, ni estelas. Expuestas a la intemperie, aunque sin honores ni reverencias, solo dan testimonio de sí mismas.

 

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No han sido talladas con la efigie de nadie, ni hombre, ni bestia, ni fábula. No han conocido más herramienta que las que sirven para revelarlas: el martillo de exfoliar, para manifestar su geometría latente, la muela de pulir, para mostrar su grano o para despertar sus colores apagados. Han seguido siendo lo que eran, a veces más frescas y más legibles, pero siempre dentro de su verdad: ellas mismas y nada más.

 

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Hablo de piedras con más edad que la vida y que permanecen, en los planetas fríos, incluso después de que esta tuviera la fortuna de eclosionar en ellas. Hablo de piedras que ni siquiera tienen que esperar la muerte y que no tienen nada más que hacer que permitir que se deslicen sobre su superficie la arena, el aguacero o la resaca, la tempestad, el tiempo.

 

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El hombre les envidia la duración, la dureza, la intransigencia y el brillo, que sean lisas e impenetrables, y enteras aun quebradas. Ellas son el fuego y el agua en la propia transparencia inmortal, visitada a veces por el iris y a veces por un aliento. Le aportan, porque lo tienen en la palma, la pureza, el frío y la distancia de los astros, múltiples serenidades».

 

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(Imágenes.- 1 y 2.- dreamstine com/3.-123rf com/ 4.-pitamidesdebosnia/ 5.- glaciar- vatnaekyndl curiosidades)

HOLMES, DISFRACES Y DEDUCCIÓN

holmes- iiop- net7art com

 

El personaje del más grande de los Grandes Detectives, el hombre que sin ser infalible nadie había sorprendido nunca en un fallo, vuelve ahora a las pantallas presentando su historia. «Holmes era muy superior a la mayoría de sus compañeros detectives en el arte del disfraz . En uno de los cuentos aparece bajo el aspecto de un criado borracho y de un clérigo inconformista. Puede ser un viejo alto y delgado, como un hombre deforme, de mediana edad, capaz de parecer un palmo y medio más bajo durante horas enteras… Conan Doyle tomó de Vidocq las ideas para algunos de estos disfraces, como tomó de Poe la facultad de adivinar el pensamiento de que hacía gala Holmes (…) Si analizamos con detenimiento muchos de los detectives literarios, vemos que no son apenas más que el saco de argucias que su autor les ha puesto en el hombro como quien da a un trabajador su caja de herramientas. Holmes es concebido en sus perfiles, con unos atributos que son, en realidad sucedáneos de la caracterización: el ojo de águila, la misantropía, un aire remoto. Y es mérito de Doyle que Sherlock Holmes se nos presente como un hombre dotado de auténtico genio para su trabajo».

Holmes- ntr- Holmes y Watson- ilustración para el Strand Magazine- mil ochocientos noventa y tres

Estas palabras de Julian Symons en su «Historia del relato policial» nos recuerdan que Holmes, «en su aspecto y maneras y en el estilo de sus deducciones, estaba basado en el cirujano consultor del Dispensario de Edimburgo, doctor Joseph Bell, pero si Bell fue su modelo, Holmes es en realidad producto de la invención de Arthur Conan Doyle. En cierto aspecto, Doyle era Sherlock Holmes (puesto que dio muestras de su habilidad en el análisis de más de un caso auténtico de asesinato) y basta con contemplar una fotografía de Doyle para advertir que en él había también elementos de Watson«.

 

Sherlock_Holmes- por Sidney Paget- mil novecientos cuatro- wkipedia

Holmes ha sido tratado, a favor y en contra, por innumerables autores. «Sus métodos detectivescos están pasados de moda – decía Cyril Connolly – y son imperdonablemente primitivos, injustos y apegados a la viejas reglas». Pero sus deducciones siempre han sido motivo de comentarios: «El detective fue primero el hombre que sabía observar – apuntó Roger Callois -, remontarse desde el indicio hasta el delincuente, desde el jirón de tela hasta el vestido, desde el vestido hasta el sastre y desde el sastre hasta el cliente. En esa época la cualidad dominante del protagonista es el olfato. Se le compara preferentemente con un perro de caza. Pero pronto sobre la observación se articula la deducción: Conan Doyle introduce el método. Sus sucesores lo perfeccionan (…) El artificio provoca el asombro del lector al final del relato. Es que le han ocultado lo principal: el detective ha guardado para sí todos los indicios decisivos».

Holmes- ngy- atuendo de Holmes- wikipedia

Holmes no perseguía a cualquier criminal. En una de las novelas en la que el protagonista es asesinado por una mujer, se niega a prestar ayuda a la policía diciendo al inspector Lestrade: «Creo que existen crímenes que la ley no puede alcanzar y que justifican una venganza privada. No, es inútil insistir; llegado el caso, experimentaría más simpatía por los asesinos que por la víctima».

Holmes- nui- detectivesdelahistoria es

 

  (Imágenes.- 1.-net7art com/ 2.-Holmes y Watson -ilustración para el Strand Magazine- 1893- Wikipedia/ 3.-Holmes- por Sidney Paget- 1904- wikipedia/ 4.-atuendo de Holmes- Wikipedia/ 5.- detectivesdela historia)

LAS ALAS DE LAS MARIPOSAS

escritores.-5frf.-Nabokov.-foto Yousuf Karsh

«Me gusta cazar con la mano mariposas – comentaba Nabokov durante un paseo en 1965 -, pero dudo de que hoy pueda conseguirse nada interesante. Esta agradable senda del borde del lago de Ginebra en verano rebosa de mariposas. Todavía revolotean aquí y allá unas pocas hembras bastante descaradas… Pero las mariposas blancas que vemos en este claro particular son las blancas comunes , la  «Smalll White» y la «Greenveined White«.

Mi pasión por la investigación de las mariposas, en el campo, en el laboratorio, en la biblioteca – añadía dos años después – es todavía más grata que el estudio  y la

 

mariposas.- 77hh.-mariposas monarcas.-7ffr.-Fundación Migres

 

práctica de la literatura, lo cual es mucho decir. He reelaborado la clasificación de diversos grupos de mariposas, he descrito y representado varios grupos de especies y subespecies. Los nombres dados por mí a los órganos microscópicos que fui el primero en ver y pintar se han abierto paso hasta los diccionarios biológicos. Los encantos tangibles de la delineación exacta, el paraíso silencioso de

 

animales.-7hhn.-mariposas.-Martin Jhonson Heade

 

la cámara lúcida, y la precisión de la poesía en la descripción representan el aspecto artístico de la emoción.»

Las alas de las mariposas han imantado en el cielo de los campos a varios escritores famosos. «Las alas de las mariposas, sus recortados, sus dibujos, sus tintes – contaba Roger Caillois – siguen presentando una especie de enigma indescifrable (…) Manchas, estrías y orlas, lúnulas y camafeos, festones y ocelos, dibujan a capricho adornos– seguía diciendo Caillois en «Medusa y Cia» (Seix Barral) – . Los colores no manifiestan menos fantasía, riqueza y variedad. Así

 

mariposas.-799j.-Janet Kennedy

 

el terciopelo negro o castaño de las grandes mariposas, los esmaltes, los nácares y las micas de numerosas especies, la luz que bascula en el plano inclinado de las alas, poseen un índice de refracción diferente (…)  En las alas de las mariposas hay verdadera belleza porque hay creación. Por tanto, está permitido hablar de arte, y más precisamente de aquella de las artes que se interesa por las relaciones de las formas y los colores, es decir, la pintura.»

mariposas.-411q.-Lucien Gallard.-1900

 

El 28 de septiembre de 1987 Ernst Jünger se adentra varias veces en su huerto con una lupa y anota en su Diario un apunte leído: «Las alas traseras de la vanessa atalanta están cubiertas por un mármol vívido de tonos amarillos, en los que se puede leer el número 8118 cerca de la raíz. Aunque la bella mariposa no se iba del huerto, no me permitió acercarme a ella lo suficiente. Busca la fruta caída, se une a las avispas.»

 

mariposas-wdrr- Julia Gukova

 

Así vuelan las mariposas de colores brillantes o apagados atrayendo a ciertos autores y a sus escritos. Colores apagados que las hacen casi invisibles o colores brillantes que permanecen en las retinas.

 

animales.-swop.-mariposas.-1951.-Richard Lewington.- Burlington Paintings

 

 

 

(Imágenes-1.-Nabokov  por Yousuf Karsh/ 2.-Fundacion Migres/ 3.-Martin Johnson Heade-wikipainting/ 4.-Janet Kennedy/5. Lucien Gaillard– 1900.-johncoulthart- com/ 6.-Julia Gukova/ 7.-Richard Lewington-1951- Burlington Painting)

LEALTAD, DISCIPLINA, PERSEVERANCIA : OLIMPIADAS 2012 (7)

«El  hombre sólo juega en cuanto es plenamente tal – recordaba Schiller -, y sólo es hombre completo cuando juega». El sociólogo francés Roger Caillois –del que he hablado varias veces en Mi Siglo -, comenta en su «Teoría de los juegos» (Seix Barral) que «el juego engendra la norma y el refinamiento, estimula la invención y la libertad, sustituyéndolas a la necesidad, la monotonía y a la violencia de la naturaleza. El espíritu del juego inventa el orden, la economía, la justicia.(…) El móvil del juego es para cada concurrente el deseo de ver reconocida su excelencia en un dominio dado. Por esto su práctica supone una atención sostenida, una preparación apropiada, esfuerzos asiduos y voluntad de vencer. Implica disciplina y perseverancia».

«Los juegos de estadio – sigue evocando Caillois – inventan y ofrecen como ejemplo una rivalidad limitada, reglamentada y especializada. Despojada de todo sentimiento de odio y rencor personales, esta nueva especie de emulación inaugura, por el contrario, una escuela de lealtad y generosidad al mismo tiempo que extiende la costumbre y el respeto por el arbitraje. Se ha señalado muchas veces su papel civilizador. De hecho, los juegos solemnes aparecen en casi todas las grandes civilizaciones. Los juegos de pelota de los aztecas constituyen fiestas rituales, a las que asisten el soberano y su corte. En China, los concursos de tiro con arco habilitan y califican a los nobles, menos por los resultados que por la manera correcta de disparar la flecha o de reconfortar al adversario desafortunado. En el Occidente cristiano, los torneos llenan la misma función: enseñan que el ideal no es la victoria sobre no importa quién y con no importa qué medio, sino la proeza llevada a cabo en igualdad de probabilidades sobre un concurrente a quien se estima y ayuda, si conviene, no usando, más que medios permitidos y convenidos de antemano, en un sitio y plazo determinados».

Reflexiones que acuden a nuestra mente mientras asistimos al espectáculo en el estadio.

(Imágenes:- 1.-Anthea Hamilton.– oficial Londres 2012.-Olimpic Poster/ 2.-Howard Hodgking.-piscina.-juegos olímpicos de Londres. 2012.-artpedia)

EL PERSONAJE ASESINO

Al publicarse ahora los cuadernos de trabajo de Agatha Christie nos sorprende descubrir que – según ella confiesa – cuando se comprometía en la escritura de un libro, la mayor parte del tiempo ignoraba la identidad del culpable, una vez el asesinato tenía lugar. La novelista compartía la misma incertidumbre que sus lectores y avanzaba por las páginas de la ficción dotando a la historia de un poder de seducción más intenso.

«Determinar quién ha sido el asesino – recuerda Roger Caillois en su «Sociología de la novela policial» – es una tarea sembrada de asechanzas. Uno no tarda en darse cuenta de que todos los personajes del drama tenían motivos iguales para matar, y equivalentes posibilidades de hacerlo. Entonces hay que dejarse guiar por otro procedimiento de discriminación. Las condiciones en que se realiza el homicidio suponen cierta psicología por parte del culpable. El detective vacila entre varios sospechosos; los somete a una prueba que los obliga a revelar su verdadero carácter». Y Caillois pone dos ejemplos referidos al juego: en «El asesinato del canario» de S.S. van Dine, el detective adquiere una certeza moral durante una partida de póker; en «El asesino vive en el 21» de A. Steeman, se descubre la verdad jugando al bridge. «Dime como juegas – añade Caillois y te diré si has matado. Pues se juega del mismo modo que se mata: con prudencia o temeridad y arriesgando poco o mucho«.
Pero quienes juegan realmente entre las páginas y con las páginas del libro son los novelistas. Personajes planos o personajes redondos, puntos de vista cruzados, repetición, acumulación y transformación de detalles al construir y hacer andar al personaje, Cientos de caminos. Y sobre todo, en la novela policíaca, el elemento de sorpresa. «El elemento de sorpresa o de misterio -detectivesco, como se le suele denominar (decía Forster) – posee una gran relevancia en cualquier argumento, es una bolsa de tiempo, y no puede apreciarse sin inteligencia».
(Imagen: Gregory Crewdson.- Imagery  Our World)

VIDAS PRIVADAS Y FÚTBOL

«Alrededor del campo de fútbol – escribe el sociólogo Roger Caillois en  su «Teoría de los juegos» (Seix Barral) -, el desarrollo de las grandes ciudades y los medios de transporte colectivos favorece la reunión frecuente, semanal, de muchedumbres apasionadas, si no frenéticas. Al mismo tiempo el cine, la radio, la televisión, permiten un sistema de concesiones y repeticiones sucesivas del menor espectáculo que tiene por consecuencia una infinita multiplicación  de público en el espacio e incluso en el tiempo. En la prensa y en las carteleras la fotografía del campeón está en todas partes presente, inevitable, seductor. El público quiere conocer los detalles más insignificantes de sus vidas. Le informan de sus gustos, y los adopta. Imita a esos ídolos de temporada, vencedores de una competición oscura y difusa, cuya postura es el favor popular. La indentificación con el héroe presenta frecuentemente caracteres desmesurados y a veces dramáticos. Estas apasionadas devociones no excluyen, en efecto, el frenesí colectivo».

En la serie que dediqué en Mi Siglo a las Olimpiadas apareció el poema de Miguel Hernández «Elegía al guardameta». Guardameta fue también Albert Camus en 1930, en el equipo de fútbol R. U. A. en Argel. Desde 1925 el autor de «La peste» toma conciencia, comparándose con sus compañeros de liceo, de la pobreza de su familia y encontrará gracias al fútbol la ocasión de vivir con ellos una fraternidad de equipo. Primero se destacará como portero en el liceo y más tarde en el equipo de Argel de la asociación deportiva de Montpensier.

Entre otros escritores de países distintos – Gerardo Diego, Alberti, Sábato, Cortázar y muchos más – los italianos Eugenio Montale o Umberto Saba dedicaron al fútbol poemas o novelas. Pasolini describía en uno de sus primeros libros a los muchachos de la calle en las explanadas de Roma:» Los chicos, un sábado, ya se habían hartado de jugar en la explanada, al pie del Monte di Splendore -una joroba de pocos metros de tierra que obstruía la vista de Monteverde y del Ferrodebó y, al horizonte, la línea del mar -, cuando algunos muchachotes mayores llegaron y se colocaron ante el arco con la pelota entre los pies. Formaron círculo y empezaron a cambiarse pasos secos y bajos. Al poco rato todos ya estaban empapados de sudor, pero no querían quitarse la chaqueta dominguera o el jersey de lana azul con franjas negras y amarillas, dado el modo casual y burlón con que habían empezado a jugar. (…) Álvaro ensayó una jugada fina, recibiendo de tacón la pelota, pero erró, y la pelota rodó lejos, hacia donde el Riccetto y otros estaban echados en la hierba roñosa».

Fútbol y literatura han ido muchas veces hermanados.  «El espíritu de competición – recordaba Caillois – ha acabado por triunfar».

Quedan los grandes voceríos en los enormes estadios, la incógnita del conflicto, las palpitaciones de la afición.

(Imágenes:- 1- Martin Verges.-2004-2005.-525 Contemporay Art Gallery.-Monntevideo- Uruguay.-artnet/2.-Albert Camus en el centro, en 1930, cuando era guardameta del equipo de fútbol R. U. A. en Argel)

JUGADORES DE CARTAS

«Se quedaba parado ante «Los jugadores de cartas«, atribuido a Le Nain.

-«Así me gustaría pintar a mí…», decía Cézanne.

Me llevaba con frecuencia ante ese cuadro en el que unos soldados de un cuerpo de guardia -uno viejo; otro muy joven y rubio, en postura afectada -están acabando una partida». Así lo cuenta Joachim Gasquet en «Cézanne. Lo que ví y lo que me dijo» (Gadir). » Durante toda su vida – añade – quería sentar en una alquería del Jas, bajo la campana de la chimenea común, en torno a una botella y en sillas rústicas, a unos rústicos jugadores de cartas. (…) Toda la humilde gloria del Jas, toda el alma virgiliana del pintor dialogan en esa pintura para siempre».

Cézannedice por su parte Henri Perruchot al relatar su «Vida»  (Hachette) -, no va a buscar lejos sus modelos: son en general los aldeanos de la granja del Jas, sobre todo uno de ellos, el jardinero Paulet, a quien llaman el tío Alexandre. Su paciencia para soportar, inmóviles y silenciosos, largas poses, colma al pintor. Cézanne ante ellos se anima, se hace expansivo y viviente». Elige al principio una tela de grandes proporciones, con cerca de dos metros de extensión. Pinta en ella cinco personajes: tres de ellos jugando, mientras que los otros dos miran. Pero pronto empieza de nuevo de otra forma. «Toma telas más pequeñas. Reduce el número de personajes, pasando a cuatro, luego a dos. Suprime lo que no es primordial. Se esfuerza en la línea, en el color, en la arquitectura del conjunto, hacia una sobriedad, hacia una sutileza que parecen, una vez adquiridas, divinamente fáciles, pero que jamás se obtienen sino al precio de laboriosas paciencias y de obstinados recomienzos».

Pero las cartas siguen su curso. También sigue su curso la suerte, igualmente la habilidad en las manos, la simulación, la provocación, el desdoblamiento de personalidad en el jugador, ése que finge una aparente seguridad , también el cálculo, el arrojo. Vuelan las múltiples combinaciones ante la mesa, se arrrojan astutamente los naipes y se vuelven a recoger con presteza entre muecas y guiños: todo eso lo estudió muy bien Roger Caillois en su «Teoría de los juegos« (Seix Barral).

El fotógrafo canadiense Jeff Wall ,  por su parte, que suele realizar fotografías manipuladas, creó esta escena en 2006, en «Cézanne y más allá» (Museo de Arte de Filadelfia) , como homenaje al francés. Quiso con ella demostrar que la influencia del gran artista ha perdurado durante más de un siglo, convirtiéndose – dijo – en «el maestro de todos nosotros«, como Matisse señaló.

Céanne absorto ante Le Nain.

Jeff Wall absorto ante Cézanne.

El juego continúa.

(Imágenes:- 1.-jugadores de cartas.-Le Nain/.-2.-jugadores de cartas.-Cézanne/ 3.-jugadores de cartas.-Jeff Wall.-«Cézanne y más allá».- TIME)

ANIMADOS OBJETOS

«Un cortaplumas guardado en un cajón – decía Stanislaw Lem – puede olvidar a qué lugar pertenece, y uno podría llegar a encontrarlo en un sitio del todo distinto, como en un estante, entre libros. El cortaplumas, incapaz de regresar a tiempo a su cajón, no tendría más remedio en esa situación que duplicarse, por lo que habría dos iguales. Yo creía que los objetos inanimados estaban sujetos a la lógica y tenían que seguir unas reglas definidas, y que quien fuera conocedor de tales reglas podría controlar todo el asunto. De un modo hermético y casi reflexivo me aferré a esas creencias durante años, y aún hoy no estoy del todo libre de elllas».

Cuenta todo esto el autor de «Solaris» en «El castillo alto» (Funambulista), que no son unas Memorias clásicas sino «un experimento cuyos resultados esperaba con curiosidad, como si no fuera yo quien hablara solamente, sino las imágenes y anécdotas narradas por la voz de un extraño». Lem recuerda lógicamente a personas de su infancia pero convoca también a los objetos que en aquellos años le rodearon, mundo curioso éste de los objetos  – los  que conversan, o los que estan cansados – y al que ya me he referido alguna vez en Mi Siglo. A veces ese tintineo de las cucharillas al rozarse sus curvadas espaldas dentro de un cajón del comedor sólo lo percibe un niño o un artista, o el niño que un día será artista y que aún no lo sabe, pero que también escucha a la perfección las conversaciones que paraguas y bastones están teniendo en el vestíbulo o cómo suspiran fruncidas por el viento las suaves mejillas de las cortinas. Todos los objetos tienen una íntima vida, y a veces es una vida espontánea creada por los niños, que tomaron el objeto entre las manos e inventaron un objeto distinto – con propiedades singulares -, pero sobre todo con prodigiosa imaginación. Para esos niños – recordaba Roger Caillois en «Fisiología de Leviatán» (Sudamericana) -,»el más insignificante cortapapeles hace la figura de un puñal, una botella que contenía una poción inofensiva se convierte en un frasco lleno del más fulminante de los venenos (…) . «Esos «tesoros» de los niños consisten en objetos privilegiados. (…) ; no son bellos sino brillantes. He aquí por qué el niño conserva el papel de estaño que envuelve las tabletas de chocolate que come. Prefiere las bolitas de acero a las otras. Ninguna sustancia lo seduce más que el mercurio (…) : ese metal que se pliega, que uno arruga y con el que se puede recubrir y platear los objetos; aquel otro que los dedos no logran captar, que fluye, que se desparrama en pequeñas gotas y cuyo contacto es helado. Por eso mismo – para el niño (habría que añadir que también para el artista) – entra en la categoría de los objetos privilegiados».

Recuerdo muy bien una exposición de arte oriental que visité hace pocos años y donde me sedujo aquella figura gigantesca de un suntuoso carruaje de hace siglos, con sus doradas ruedas, sus puertas realzadas con infinitas pinturas de colores, y que  iba tirado por un enorme caballo construido tan sólo de televisores. Televisores de todos los tamaños, con sus ventanas iluminadas y apagadas como ojos y orejas y patas y pezuñas,  televisores en color y en blanco y negro formando el tronco y la cabeza de un gran animal apocalíptico que conducía, a su peculiar trote, el movimiento secular de la comunicación antigua, la majestuosa riqueza del viejo vehículo.

El artista – como un niño grande – había transformado de algún modo el objeto para darle nueva utilidad y sentido. Allí los objetos cruzados en la figura iluminada del animal, apagándose y encendiéndose en el aire, nos empujaban al salto de las comunicaciones futuras, que tendían su cuello hacia adelante, pero que no olvidaban arrastrar su sabio cuerpo de siglos.

Los objetos que nos rodean nos miran dejando que nosotros les miremos. De pronto a un niño -grande o pequeño – se le ocurre que dentro de ese objeto hay otro y de inmediato lo extrae de sí mismo, y en un golpe de invención, lo saca a la luz.

(Imágenes:-1.- Motorcycle.-2006.-escultura de Shi Jindian.-2006.-Andrew Bae Gallery.-artnet/ 2.-Does Rock Dream ?.-2008.-escultura de Simon Hitchens.-2008.-Maddox Arts.-London.-artnet)