SOBRE LA SOLEDAD

 

mar.-cyyu.-soledad.-Heinrich Vogeler.-1900

 

«La soledad es la peor clase de sufrimiento. – así lo cuenta un personaje en la «Historia íntima de la humanidad» de Theodore Zeldin No puedo vivir sola. Si mi marido y mis hijos están fuera y me encuentro sola, pierdo los estribos. Soy incapaz de aprovechar la oportunidad de salir sola. La soledad me aterra realmente. Nunca la he padecido, pero siempre he pensado en ella. Tengo dos hermanas; me casé muy joven; siempre ha habido gente a mi alrededor. El peor castigo es encontrarse sola».

Estos días se evoca una vez más el fenómeno de la soledad como nueva epidemia. El pavor ante la soledad, la atracción hacia ella, la necesidad de apartarla y también los frutos creativos que supone rodearse de soledad permanecen entrelazados en constante debate. Zeldin recuerda que una cuarta parte de los estadounidenses (el 26 por ciento) se califican de solitarios crónicos. En Francia, el mismo porcentaje de personas dicen sentirse a menudo solas, mientras que el 54 por ciento afirman haber sufrido de soledad en alguna ocasión.

 

paisajes.-98gg.-soledad.-rodneysmith com

 

Los franceses se han cuestionado con especial profundidad acerca de este punto. Lo que más les preocupa no es vivir solos, pues entre quienes llevan esa vida son tantos los que la aman como los que la odian. Entre la gente casada hay casi tanta soledad como entre la no casada. El 49 por ciento de quienes dicen sentirse solos son mujeres y el 41 por ciento hombres, pero es imposible estar seguro de lo que ocultan ciertas reticencias: en Gran  Bretaña, únicamente el 14 por ciento de los adultos admiten estar solos siquiera una vez al mes .Quienes se mudan de casa más a menudo son, al parecer, los más solitarios; quienes más amigos tienen, ansían tener más. Los médicos añaden que las probabilidades de enfermar de los solitarios se multiplican por diez.

 

ciudades.- soledad.-Edward Hopper,.1921- Museum of American Art- Nuea York

 

Si dice esto Zeldin habría que completarlo con los aspectos sobre ciertas formas de soledad que tan brillantemente ha tratado Steiner y a las que en alguna ocasión he aludido aquí: la soledad como elección; la soledad política (el exilio); quienes fabrican su soledad con propias realidades y mitologías; la soledad por enfermedad y la soledad en el ámbito teológico y transcendente. Cuando Raymond Williams estudió la novela inglesa del XlX quiso titular su libro «Solos en la ciudad» porque efectivamente muchas ciudades aparecen como desiertos por donde caminan seres solos en busca de una pequeña sombra de compañía. «Como salida de sí misma – se lee por ejemplo en «El agente secreto» de Conradse le presentó la visión de una enorme ciudad, una enorme ciudad más poblada que algunos continentes e indiferente por completo a las sonrisas y temblores de los cielos, porque su poder le venía enteramente del hombre; una voraz devoradora de la luz del mundo».

Por esas ciudades inmensas camina silenciosa la soledad, una soledad que a unos aterra y con la que otros conviven.

 

gentes-yggb-soledad- Thalia Flora- Karavia- mil novecientos doce

 

(Imágenes.- 1.-Heinrich Vogeler– 1900/ 2.-Rodney smith com/ 3.-Edward Hopper– 1921- museum of american art New York/ 4.-Thalia Flora Karavia– 1912)

EL ABURRIMIENTO Y LA PASIÓN

 

 

 

gentes-ftyy-soledad-Marc-.Antoine Fehr- autorretrato- mil nivecientos noventa

 

«Conocido por numerosos seudónimos – hastío, tedio, apatía, estolidez, letargia, languidez, sopor, acidia, depre, etc –así  les iba diciendo el poeta y Premio Nobel ruso Joseph Brodsky  a los estudiantes en la ceremonia de graduación en Darmouth  College, en 1989 – el aburrimiento  constituye un fenómeno complejo, fruto, por lo general, de la repetición. Podría parecer, por lo tanto, que el mejor remedio contra él consistiría en la innovación y la originalidad constantes. Eso es lo que vosotros, que sois jóvenes y modernos, esperáis que ocurra. Por desgracia, la vida no os lo va a facilitar, pues la esencia de la vida consiste precisamente en la repetición (…)

 

café- rdd- soledad- Nick Cave

 

Por decirlo así, el aburrimiento es la ventana al tiempo, a esas características del tiempo que uno tiende a pasar por alto para no poner en peligro su equilibrio mental. – seguía explicando Brodsky,  y de este modo lo quiso recoger en  «Del dolor y la razón«( Siruela) – Se trata, en definitiva, de una ventana a la infinitud del tiempo, o, lo que es lo mismo, a nuestra propia insignificancia en él. Eso es lo que quizá explique el pavor ante las tardes solitarias y mortecinas, o la fascinación con que uno observa a veces el polvo en un rayo de sol, y se oye de fondo el tictac de algún reloj; el día es tórrido, y la fuerza de voluntad se halla bajo mínimos (…) «

 

interiores-jjnnu-Rodney Smith

 

(«Oh, qué antiguo soy! – había escrito ya  Eugenio D ´Ors en su «Oceanografía del tedio» – ¡ Oh, qué antigua es ya esta tarde de cinco horas! Lo que me ha fatigado tanto, ¿ será la experimentación de todas las maravillas del  tedio?). Y Brodsky proseguía ante sus estudiantes: » El aburrimiento supone, en efecto, una irrupción del tiempo en vuestro esquema de valores. Sitúa la vida en su justa perspectiva, lo cual da como resultado la precisión y la humildad. Esta última, observémoslo, engendra a la primera. Cuanto más conocemos nuestro propio tamaño, más humildes y compasivos nos volvemos respecto a nuestros semejantes, a ese polvo que flota en el rayo de sol o ya inmóvil sobre nuestra mesa. ¡Cuánta vida encierra ese polvo! No desde nuestro punto de vista sino desde el suyo. Nosotros somos para él lo que el tiempo es para nosotros; por eso parece tan poca cosa. ¿Y sabéis lo que dice el polvo cuando lo limpian de la mesa?

«Recuérdame»

susurra el polvo.

 

cielo-uubbgt-atardecer- Rick Stevens

 

He citado estos versos no porque quiera inculcaros el gusto por lo que es pequeño (semillas y plantas, granos de arena o mosquitos) pero numeroso; los he citado porque me gustan, porque en ellos me reconozco a mí mismo y, por tanto, a cualquier otro organismo destinado a ser barrido de la superficie .»Recuérdame»/ susurra el polvo«. Pues si aprendemos la lección que el tiempo nos da sobre nosotros mismos, quizá el tiempo, a su vez, pueda aprender de nosotros alguna lección. ¿Cuál sería? La de que, aun inferiores en transcendencia, lo superamos en sensibilidad (…)

Por lo tanto, intentad mantener la pasión, dejad la frialdad para las constelaciones. La pasión es, sobre todo, un remedio contra el aburrimiento».

 

paisajes-yubbd-atardecer- John Aavitsland

 

(Imágenes.-1.-Marc Antoine Fehr– 1900/ 2.-Nick Cave/ 3.- Rodney Smith/ 4.-Rick Stevens/ 5.-John Aavitsland)

LOS PASOS

mujer.-3sec.-Rodney Smith

«Tus pasos, hijos del silencio,

situados lenta y santamente,

al lecho de mi vigilancia

se acercan helados y mudos.

Mujer pura, sombra divina

¡qué dulces son tus pasos tímidos!

¡Todos los dones que adivino

llegan a mí en tus pies desnudos!

Si con tus labios que se acercan

preparas, para apaciguar

al habitante de mis sueños,

el celeste manjar de un beso,

no retrases tu tierna acción,

dulzura de ser y no ser,

porque he vivido de esperarte…

Mi corazón era tus pasos.»

Paul Valéry.- «Tus pasos»

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(Imágenes:-1.-Rodney Smith/ 2.-theachingliteracy)

HABLAR Y CALLAR

«¿Es posible viajar un día para ver a un amigo, llegar y no hablar?» – se pregunta el historiador Peter Burke en «Hablar y callar» valorando el silencio -» Porque el motivo era ver al amigo, no hablar de uno u otro asunto«. Burke recuerda el libro «Portrais of «the Whiteman» del sociólogo- lingüista Keith Basso sobre el silencio de los apaches, tribu a la que no le gusta hablar mucho. Y evoca también que en la época de mayor éxito del dramaturgo Harold Pinter todos consideraban que, en su teatro, los silencios eran más importantes que las palabras. «Cuatrocientos versos – dice a su vez Steinerconcluyen la Alcestes de Eurípides, donde la heroína permanece de pie sin decir una sola palabra. La explicación técnica exige que sólo haya habido dos actores en el escenario. ¡De acuerdo! Pero ella no tenía que decir una sola palabra a su indigno marido al regresar de las tinieblas».

Prolongados, elocuentes silencios en Beckett, silencios en Pinter, silencios en cierta música moderna…

Maeterlinck decía que «usamos una gran parte de nuestra vida rebuscando los lugares en que no reina el silencio. Cuando dos o tres hombres se encuentran, no piensan sino en desterrar al invisible enemigo; porque ¿cuántas amistades ordinarias no tienen más base que el odio al silencio?». Entonces tendremos que volver a la referencia de Burke: a ese amigo que va en busca de su amigo para verlo solamente, no para hablar de nada. El silencio hilvanará todas nuestras conversaciones aparentemente desaparecidas, el eco de los eslabones de una amistad profunda. Estaremos entonces felizmente lejos de la polución de las pantallas, del tintineo de los móviles, del murmullo de los transistores. Los pasos del silencio nos irán poco a poco alejando de esa atmósfera certeramente dibujada por Steiner: «hablamos en exceso, con demasiada ligereza, volvemos público lo que es privado, convertimos en clichés de falsa certeza lo que era provisional, interino, y por consiguiente vivo en el hemisferio oscuro de la palabra. Vivimos en una cultura que es, de manera creciente, una gruta eólica del chismorreo; chismes que abarcan desde la teología y la política hasta una exhumación sin precedentes de las cuitas personales. ¿Y dónde está el silencio necesario para escuchar esta metamorfosis?«.

Vienen y van, mientras tanto, disueltas espumas de conversaciones que apenas rozan el silencio de la playa.

(Imágenes:-1.-Rodney Smith.-all-art-org/2.-costa de Normandía.- foto Fabrice Malzieu.-yelowkorner.com)