
¡Oh, bosque silencioso de amable soledad,
qué grato es pasear por tu umbría ignorada!
Entre tus apartados rincones, me he perdido
buscando una emoción de ensoñadora calma.

¡Quietud del corazón! Creo ver exhalarse
de las ramas, del césped, una dulce nostalgia.
Esta onda que escucho murmurar suavemente
hacia el fondo del bosque, parece que me llama.

Mas yo no podré nunca pasar la vida entera
lejos del mundo y arrullado por las aguas,
sobre un tapiz de flores, en un lugar lejano,
donde, ignorado, pueda soñar bajo las ramas.

Todo habla, todo es grato bajo estas verdes bóvedas
las encinas que adornan esta salvaje plaza,
las suaves madreselvas rozadas por el viento
que al huir balancea sus movibles guirnaldas.

¡Oh selvas agitadas por los vientos suaves!;
¿de qué amante seréis vosotras las amadas?
Otros os confiaron sus extraños amores,
y yo aquí, en vuestro encanto, hallo paz para el alma”.
Chateubriand.- “El bosque”

(Imágenes.-1.-Gustav Klimt/ 2.-Julius Yulevich Klever– 1880/ 3.-HM Saffer ll/ 4.-Sandrine Pelissier– 2013/ 5.-Peter Kozlov/ 6.-Renoir)