SOBRE LA GUITARRA

música.-55gyy.-guitarra.- Alexander Eckener.-1933

«Las dos manos en la guitarra – aconsejaba Andrés Segovia – son igualmente importantes. La mano debe ser, al mismo tiempo, como líquida, enérgica y fuerte. Las uñas han de ser a un tiempo resistentes y blandas. Duras, para que no se rompan o desconchen, y blandas, para que la calidad del sonido no sea demasiado ácida. Tocar con las yemas es reducir la guitarra a un solo color. En los acordes fuertes hay que tirar de las cuerdas, y eso produce unos chasquidos que nada tienen que ver con los sonidos que se buscan.»

La desaparición hace menos de dos meses de  Paco de Lucía ha llevado a muchos medios de comunicación a hablar nuevamente de la guitarra. Regino Sainz de la Maza, en su ensayo «Historia de la música para guitarra» con motivo de los tres conciertos que se celebraron en el Ateneo de Madrid en abril de 1955, recordaba cómo la guitarra ha estado muy unida a grandes músicos.

música.- r77yy.-guitarra.- joven con guitarra.- 1910.- escuela catalana.- klassiskgitar.net

«Paganini, por ejemplo – decía– , acompañando a cierto Rafael que tocaba la mandolina, hacía sonar su guitarra de manera eminente, usando de acordes de gran dificultad y de arpegios bellísimos, valiéndose de una digitación completamente personal (…) La guitarra de Paganini pasó a manos de Berlioz y hoy se conserva en el Museo del Conservatorio de París. Es un instrumento insigne, construido por el luthier Grobert- Mirecourt en el siglo XlX (…) Berlioz, por su parte, no olvidaba jamás la guitarra en sus viajes, y así se le veía siempre con ella en Subiaco, en los alrededores de Roma, cantando «La Vestale», mientras

música-cfv-Henri Lebasque-guitarra- mil novecientos veintitressu guitarra hacía las veces de orquesta (…) Boccherini percibió igualmente el encanto de la guitarra, que cultivaba con pasión, y así lo revelan los tres quintetos  que escribió en 1778, en los que introduce la guitarra, así como en la última de sus sinfonías, que tiene una parte de guitarra obligada (…)

música.-55rrfn.-Albert Edelfelt.-guitarra.- 1854-1905Igualmente Shönberg, Weber y Stravinsky han utilizado la guitarra en diversas combinaciones instrumentales, y no tan sólo por la rareza de su timbre. Schönberg habla de ella en su «Tratado de armonía» y por otro lado, cuando Falla quiere rendir recuerdo a la memoria de Debussy, es la guitarra el instrumento que elige para cantar sobre su tumba el llanto armónico de las seis cuerdas.»

De todo ello habló y escribió entonces Sainz de la Maza en el Ateneo de Madrid

música.-rr5tt,.- Thomas Eakins.- - guitarra.- 1888

y lógicamente quiso recorrer las grandes figuras de la guitarra, deteniéndose en Fernando Sor en el siglo XVlll y en Francisco Tárrega en el XlX.

música-nnhnn- guitarra-  Jean Antoine Watteau

«Mi labor diaria – confesaba Andrés Segovia sobre su trabajo– consiste en dos horas y media de estudio por la mañana, divididas en dos descansos, cada uno de los cuales después de hora y cuarto de ejercicio. El artista que afirma estar estudiando ocho o diez horas diarias miente o es un burro, porque después de hora y cuarto de trabajo inmenso, los dedos están cansados y la mente también… Por la tarde, igual que por la mañana, con la misma interrupción, después de la cual pueden venir distracciones de muy diferentes especies…

La guitarra está cansada, no yo.»

(Imágenes.-1.-Alexander Eckener– 1933/ 2.-klassiskgitar. net/ 3.-Henri Lebasque- 1923/ 4- Albert Edelfelt/ 5.-Thomas Eakins- 1888/ 6.-Jean Antoine Watteau)

video: Francisco Tárrega.-«Recuerdos de la Alhambra» –Emmanuel Rossfelder)

 

SOBRE LA RISA

humor.-uyu,.la risa,- por c Le Brun.-1750.-scrap oldbookillustrations com

Tiempos malos, en principio, para la risa en muchas partes del mundo. Y sin embargo la risa ha acompañado siempre al ser humano, lo ha iluminado y muchas veces lo ha llevado  – aunque fuera por un momento – a ser feliz. Alexander Herzen escribió a mitad del siglo diecinueve: «La risa no es una bagatela, y no pensamos renunciar a ella. En la Antigüedad se reía a carcajadas, en el Olimpo y en la tierra, al escuchar a Aristófanes y sus comedias, y así se siguió riendo hasta la época de Luciano. Pero a partir del siglo Vl, los hombres dejaron de reír y comenzaron a llorar sin parar, y pesadas cadenas se apoderaron del espíritu al influjo de las lamentaciones y los remordimientos. Después que se apaciguó la fiebre de crueldades, la gente ha vuelto a reír. Sería muy interesante escribir la historia de la risa. Nadie se ríe en la iglesia, en el palacio real, en la guerra, ante el jefe de oficina o el comisario de policía. Los sirvientes domésticos no pueden  reírse en presencia del amo. Sólo los de condición igual se ríen entre sí. Si las personas inferiores pudieran reírse de sus superiores, se terminarían todos los miramientos del rango».

La risa, se ha dicho, es comunicable y difusiva, contagiosa. Muchas veces es explosiva e incontrolable. Nos invade sin quererlo. Con ella se conmociona el hombre en cuerpo y alma, en cuanto pasión o emoción. La risa acrecienta la jovialidad del riente y empuja nuevas oleadas de conmoción fisiológica. Comentaba Eca de Queiroz en su “Decadencia de la risa”: “yo aun recuerdo haber oído en mi infancia y en mi tierra, la “carcajada”, la antigua carcajada genuina, libre, franca, resonante, cristalina. Venía del alma, hacía temblar todas las vidrieras de la casa…Jamás la volví a oír. Lo que hoy se escucha, a veces, es una risa cascada, seca, dura, áspera, corta, que sale a través de una resistencia y que bruscamente muere. Nadie ríe; y nadie quiere reír…(…) Yo pienso que acabó la risa porque la humanidad se entristeció.Y se entristeció por causa de su inmensa civilización. Cuanto más culta es una sociedad, más triste es su faz…Desde el momento en que hombre de acción y hombre de pensamiento son paralelamente tristes, el mundo, que es obra suya, sólo puede mostrar tristeza”.

Bergson, en su ensayo sobre la risa, recordaba que «muchos han definido al hombre como «un animal que ríe«. Habrían podido definirle también como un animal que hace reír, porque si algún otro animal o cualquier cosa inanimada produce la risa, es siempre por su semejanza con el hombre, por la marca impresa por el hombre o por el uso hecho por el hombre. Nos reímos de un sombrero, por ejemplo, no porque el fieltro o la paja de que se compone motiven por sí mismos nuestra risa, sino por la forma que los hombres le dieron, por el capricho humano en que se moldeó. (…) No hay mayor enemigo de la risa que la emoción. No quiero decir que no podamos reírnos de una persona que, por ejemplo, nos inspire piedad y hasta afecto; pero en este caso será preciso que por unos instantes olvidemos ese afecto y acallemos esa piedad«.

Bergson cuenta también en esas páginas que una vez preguntaron a un hombre por qué no lloraba al oír un sermón que invitaba a gemir a todos los feligreses. Y el interpelado se limitó a contestar lacónicamente: «Es que yo no soy de esta parroquia».

Dándole la vuelta, a lo mejor en algún momento podría aplicarse al reír.

(Imagen-1.-Charles Le Brun.-Ph. Coll Archives Larbor.-oldbookilustrations com)