VOLVER AL SILENCIO


“La polvareda de la actualidad se apaga y  evapora y lo que queda es silencio. Me encanta volver al silencio. Es un silencio profundo, firme; vuelvo a la firmeza profunda en lo que creo y opino de la vida  – tres o cuatro cosas que me permiten tocar la esencia – y esas cosas permanecen en el fondo del silencio como soportes que puedo tocar cuando intenta sacudirme cualquier vaivén, por mucho que el vaivén ese día aparezca llamativo o asombrosamente sonoro, como si los movimientos de ese vaivén fueran lo más importante del mundo.

El  silencio arrastra también un cierto  distanciamiento de todo:  la actualidad se hace añicos, se pulveriza,  los infinitos cristales de la actualidad de hoy son barridos por cristales infinitos de la actualidad de mañana – todo cuanto se va a decir de la «rabiosa actualidad» en las pantallas y en los periódicos – y el silencio y las capas de perspectiva y distanciamiento ponen en su sitio lo efímero y lo esencial, recomponen todos los dimes y diretes que se han dicho sobre todas las cosas.”

José Julio Perlado

 

(Imagen —Abbbott Handerson thayer/ 2- Mark Edwards)

LA UVA ESTÁ DORADA

 


“La uva está dorada. Mis racimos

son para ti, cosechadora

de embriagueces. Vivimos

una vida más bella cada hora.

Hasta la vendimia, amada,

en este otoño… llora

mi corazón … por nada…

y por todo…

¡Soy nuevo cada hora!”

Eliodoro Puche- “Embriaguez” ( “Corazón de la noche”) (1918)

(Imagen —William Trost Richards)

OTOÑO TARDÍO EN VENECIA

 

‘La ciudad ya no se insta como un cebo

que pescara los días emergidos.

Los vítreos palacios suenan más frágiles

en tu mirada. Y en los huertos pende

el verano, montón de marionetas

boca abajo, cansado y muerto.

Mas del antiguo bosque en esqueleto

sube el deseo : como si de noche

el general del mar doblar quisiera

las galeras en activo arsenal,

y embrear ya el aire de la mañana

con una flota que a zarpar se apresta

y, enarbolando todas sus banderas,

radiante y fatal, tiene grande el viento”.

Rainer Maria Rilke – “Otoño tardío en Venecia” ( 1908) (traducción Jaime Ferreiro Alemparte)

 

 

(Imágenes -1- Anders Zorn – 1894 — fundación  Beyeler/ 2- John  Singer – 1904 – fundación Beyeler)

BORGES Y EL AJEDREZ

 

juegos.-rtggb.-ajedrez.-Thomas Eakins.-1876

 

«En su grave rincón, los jugadores

rigen las lentas piezas. El tablero

los demora hasta el alba en su severo

ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores

las formas: torre homérica, ligero

caballo, armada reina, rey postrero,

oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,

cuando el tiempo los haya consumido,

ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra

cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.

Como el otro, este juego es infinito».

Jorge Luis Borges. – Ajedrez – “El hacedor” (1960)

(Imagen.- Thomas Eakins– (1876) – Museo metropolitano de Nueva    York

PROFUNDIDAD DE LAS IMÁGENES

 

jardines- nhy- Georges Seurat- mil ochocientos ochenta y cuatro

 

«Conforme voy redactando estos recuerdos que tengo en la memoria, todo lo que yo pienso sobre el asombro y la sorpresa, sobre el valor de la sorpresa en la vida, mis recuerdos se encarnan como siempre en imágenes, y estas imágenes visten ahora unos abriguitos rojos y van cubiertas con unos pequeños gorros azules. Han pasado los años. Son mis hijos. Mis hijos jugueteando. Es un dīa en que Ana y yo les llevamos de excursión. Son los bosques, las hojas secas de un suave color tabaco que crujen bajo unos diminutos zapatos azules, y éste es un día de mucho frío porque ellos cubren sus piernecillas con unos gruesos calcetines azules que ascienden mucho más arriba de las rodillas y sus manos y sus dedos se enfundan en la lana azul de unos guantes. Corretean asombrándose de la vastedad del bosque, de su altura, de sus ruidos y de sus silencios. Ellos se asombran de algo que para mí es tan sólo costumbre. Nunca me sorprendió este bosque que a ellos les causa tanta sorpresa. Ellos corretean entre los troncos escondiendo y asomando sus redondas caras rosadas como manzanas y sus ojos brillantes mientras yo escribo lentamente todo esto con la pluma sobre el papel en esta mesita del jardín. Los veo corretear por el bosque, juegan al escondite, mientras yo sigo escribiendo en esta mesa junto a la piscina y a la vez me veo a mí mismo escribir. Me asombro de esta profundidad de las imágenes, de cómo voy asomándome por encima de las líneas que escribo, al otro lado de la tapia de las letras, para ver lo que sucede en el bosque (…) Reímos. Miramos cómo va la luz del día en el bosque. Oímos cómo crujen las hojas amarillas. Olemos la naturaleza y atravesamos sin herir el aire en esta mañana de cristal».

José Julio Perlado – «Mi abuelo, el Premio Nobel»

 

jardines-unnh- otoño- Edward Cucuel

 

(Imágenes.-1-Georges Seurat/ 2.- Edward Cucuel)

SECRETOS DEL IDIOMA (3) : LAS LEYES DE LA GRAMÁTICA

 

objetos..- 56ggh.- tijeras.- Richard Diebenkorn

 

«Así pues, como el albañil y el mecánico, el arquitecto y el ingeniero necesitan saber los nombres de los materiales de los trabajos que efectúan; la clase o calidad de dichos  materiales, la fortaleza  o resistencia de los mismos y la aplicación que debe dárseles en las obras que hacen o en los edificios que construyen, así también el periodista o el escritor – así lo recuerda Alejandro de Roda Berdejo en «La pureza del idioma» -; lo mismo que el que corrige pruebas de periódicos o de libros y los traductores de estos han de saber, igualmente, los nombres y el valor gramatical de las palabras que emplean en sus respectivos trabajos literarios; las reglas importantísimas de clasificación de las palabras; el oficio que cada una de estas representa en la oración, en la cláusula o en el período y especialmente el significado o acepción que a cada vocablo, dicción o palabra corresponde.

 

objetos.-49uuj.-Man Ray

 

¿Qué diríamos de un director de un taller de ebanistería, por ejemplo, si de ese taller viéramos salir o se vendieran para el público muebles de elevado precio que, a pesar de su perfecta construcción y ricos materiales, estuviesen salpicados de manchas y deterioros? Lo mismo ocurriría al ver un traje lleno de manchas al sacarlo de la sastrería. Pues así como el traje y el mueble pierden su valor por las faltas indicadas, de igual manera se desvirtúa el periódico mejor redactado y el libro de màs interesante contenido, si en las páginas de los mismos encontramos las aludidas faltas gramaticales o barbarismos repugnantes.

Las leyes de la gramática son materiales que, mezclados con los de la retórica y con los de la métrica, forman un conjunto de tal naturaleza que, transformándose en riquísimo manantial, brotaron y brotan del mismo como efluvios, a la manera de aluvión de perlas preciosas, verdaderas joyas literarias que hicieron inmortales a sus sabios autores».

(Imágenes.- 1- Richard Diebenkorn/ 2.- Man Ray)

ERES COMO EL SUSTENTO

 

flores-ynnu-John Henry Twachtman. mil ochocientos noventa y uno

 

«Eres como el sustento es a la vida,

lo que lluvia en estío es a la tierra;

como el tesoro que un avaro cuida

yo defiendo tu amor, conmigo en guerra.

Ora el placer del poseedor bendigo,

mas que el mundo te robe me tortura,

ora la soledad quiero contigo,

ora que todos sepan mi ventura.

En mirarte se place mi avaricia

mas me acosa hambre al fin de una mirada;

no puedo concebir mayor delicia,

porque fuera de ti no aspiro a nada.

Languidezco o me sacio de tal modo,

que de todo carezco o tengo todo».

William Shakespeare.-Soneto LXXV

 

flores-nnun-Anne Redpath

 

(Imágenes.-1.-Henry Twadtman– 1891/ 2.-Anne Redpath)

AQUELLA GRAN CASA ANTIGUA

 

interiores-ciuun-Joschi Herczeg

 

«Recuerdo aquella primera casa en la que estuve en Madrid, una casa enorme, casi deshabitada, en la que solo vivía conmigo mi tía Amparo, una figura muy pequeñita, una figura como una nuez, una falda estampada de colores marrones, unos pies diminutos y una cabeza como un alfiler, pero sobre todo unas manos gordezuelas cuyos dedos los tapaban las sortijas, innumerables sortijas en cada dedo, sortijas baratas pero que refulgían cuando daba la luz en el pasillo y entraba por algún ventanal la luminosidad. Entonces aquellas sortijas relucían entre la sombra y la luz e iban acompañando a aquella figura bamboleante que avanzaba torpemente por aquel pasillo de madera , en la casa antigua tan llena de historia, tan ocupada antes por ladridos de perros y por voces que entraban en las piezas de caza y por noviazgos furtivos y otra vez por ladridos y roces de animales nerviosos que venían del campo agitando sus colas porque habían cazado cerca de las escopetas, disparados y febriles campo arriba a por la presa, sudorosos, inquietos, y que ahora acababan rendidos,

 

interiores- bfe- Henri Le Roux- mil novecientos treinta y siete

 

adormilados bajo la gran mesa del comedor, aquella mesa redonda que se abría y dilataba gracias a los resortes de su madera y extendía los puestos de los comensales, la servilleta y los vasos y cubiertos de Eduardo, las mejillas sonrosadas de Elisa, los brazos de Elvira, y bajo aquella mesa los perros dormitaban agotados, estaban las escopetas ya guardadas en los armarios, unas perdices quedaban tendidas en las losas de la gran cocina, aquella cocina al final del pasillo hacia la que iba  la diminuta figura de mi tía Amparo con su vestido de flores marrones tal y como si fuera a una peregrinación, no había nada que hacer ahora en la cocina, las perdices habían ya desaparecido, los ladridos de los perros se habían apagado, la mesa redonda del comedor permanecía vacía, pero la procesión en el tiempo con las sortijas refulgentes en sus dedos a lo largo del oscuro pasillo tardaba en llegar, hay un silencio total en estas habitaciones de otras épocas,

 

interiores-vvvbb- Beata Bieniak

 

puertas abiertas las que dan a este pasillo, ventanales altos, unos bustos en bronce sobre las chimeneas que un día se encendieron para calentar tantas conversaciones, allí se hablaba de política y de fincas, los vaivenes y sobresaltos de tantas aspiraciones para llegar a ser o no ser ministro de Instrucción Pública, ministro de Marina, ministro de Fomento, dimes y diretes al lado de estas chimeneas encendidas cuyos carbones rojizos iluminaban no sólo los gestos y las manos y las miradas de las discusiones para acceder a altos cargos, sino también las intenciones, las trapisondas, aquello que las llamas revelaban sobre las astucias escondidas, las trampas, las recomendaciones y las envidias. Ahora las chimeneas estaban completamente apagadas desde hacía varios años y la figura pequeñísima de mi tía Amparo seguía avanzando muy despacio por aquel largo pasillo desde cuyas habitaciones laterales con las puertas abiertas

 

interiores-vuuen Tassos Chonias

 

asomaban camas antiguas de hierro forjado y armarios enormes como éste ante el cual ahora me encontraba y en el que, al abrir la hoja de su puerta, descubrí que aún guardaba ropa cuidadosamente ordenada y clasificada en distintas baldas, sábanas y colchas con iniciales y bordados, y hasta me sorprendió ver un vestido femenino todavía colgado en una percha que sin duda habría sido elegante en un tiempo y habría dado vueltas y vueltas al ritmo de bailes de salón, bajo lámparas deslumbrantes, un vestido blanco de ceremonias con mangas y pliegues de gran calidad. Y fue en ese momento, al cerrar de nuevo la puerta del enorme armario destinado a guardar ropa, cuando me vi de cuerpo entero en la gran luna del espejo de aquel mueble, pero no me vi solamente a mí mismo, sino que confirmé todo el poderío que puede tener lo invisible».

José Julio Perlado.-(del libro «Relámpagos», de próxima aparición) (relato inédito)

 

espejos-ededed.-John Singer Sargent- mil ochocientos noventa y ocho

 

(Imágenes.- 1.-Joshi Herczeg-2009/ 2.–Henri Le Roux- 1937/ 3.-Beata Bieniak/ 4.-Tassos Chonias/ 5.- John Singer Sargent– 1898)

GREGUERÍAS DE LOS JARDINES

 

jardines.- tyyhh.- otoño.- Gustave Caillebotte

 

Al jardinero le horroriza el otoño porque se le descose todo el jardín

 

jardines-yeew- Galileo Chini

 

Debería de haber unos gemelos de oler para percibir el perfume de los jardines lejanos

 

jardines- bhhu- John Singer Sargent

 

El guarda del jardín fue el primer mariscal de campo que conocimos

 

jardines-ffty-Peder Monsted- mil novecientos veintinueve

 

El jardín estaba nervioso por las cosquillas de las mariposas

 

jardines-ysv-Giovanni Giacometti- mil novecientos diecisiete

 

El jardín se fuma en pipa las hojas caídas

 

jardines-unny- Ernest Lawson

 

Las verjas de los jardines presentan armas al que pasa

Ramón Gómez de la Serna

 

jardines- bvc- Guy Billout

 

(Imágenes.- 1.-Gustave Caillebotte/ 2.- Galileo Chini/ 3.-John Singer Sargent/ 4.- Peder Monsted- / 5.- Giovanni Giacometti– 1917/ 6.-Ernest Lawson/ 7.- Guy Billout)

LA COCINA Y LA VIDA

comer-uxzx- vida cotidiana-Albert Anker

 

«Las dimensiones de la cocina y su simbolismo  ( como así quise recordarlo hace tiempo en un artículo) , han sido motivo literario de interés en muy diversos  autores. En el siglo XX, un dramaturgo inglés de la década de los cincuenta – compañero de John Osborne, de  John Arden  y de Ann Jellicoe, perteneciente por ello al llamado “teatro de la ira”  – , el escritor Arnold Wesker,  termina  su obra “La cocina” en 1958. Esa pieza teatral  muestra un día en la vida de quienes trabajan en las cocinas de un restaurante grande. La  jornada está repleta de incidentes y la intención del autor es demostrar  qué sucede cuando la gente permanece encerrada y se encuentra constantemente frustrada y limitada. Marango, el propietario de ese restaurante, expone al final de la obra: “No sé qué más darle a un hombre. Trabaja, come, le doy dinero. Esto es la vida, ¿no es así? No he cometido un error, ¿verdad? Vivo en el mundo correcto, ¿no es así?… ¿Qué más hay? ¿Qué más hay?”, se pregunta.  Pero el mismo autor responde en una de sus acotaciones a la obra: “Hemos visto que tiene que haber algo más”.

 

comer- byu- Peter Blume- mil novecientos veinisiete

 

Wesker – que estuvo empleado en una cocina antes de dedicarse al teatro y que conocía muy bien ese mundo – utiliza el escenario de la cocina lo mismo que lo haría con una  oficina o con una gran  fábrica. Los afanes, las ambiciones, las  pasiones y sentimientos de todo tipo emergen entre fogones, fregonas y proveedores de diferentes nacionalidades, entre la autoridad del chef, los cocineros, pinches, camareros y pilas de platos y bandejas. Wesker aspira a ser un artista del pueblo y para el pueblo e  intenta captar la atmósfera externa y la motivación interna, y por tanto lo que vemos en el escenario es el febril ir y venir de menús que se encargan, a la vez que asistimos a todas las tensiones de una especial lucha de clases. El mundo – dijo  Wesker cuando explicó   su obra a los directores teatrales – pudo ser un escenario para Shakespeare,  pero para mí es una cocina en la cual entra y sale gente, sin que nadie permanezca el tiempo necesario para llegar a una comprensión mutua, y donde las amistades, los amores y las enemistades se olvidan con la misma rapidez con que se crean.

 

interiores.-5eed.-Francoise Bonvin.- la cocina.-Museo Telfair.-Essex.-Estados Unidos

Arnold Wesker quiso hacer un paralelismo entre la cocina y la vida pero las limitaciones de las que fue acusado por algunos críticos respondían a ciertos desajustes en su realidad teatral. Quiso forzar demasiado esa realidad en escena para que encajara todo en su denuncia. Sin embargo, como motivo literario la cocina sí  estaba ahí. Por tanto, no sólo la gastronomía se ha alineado como tema literario a lo largo de los siglos sino también la cocina y sus muchos materiales, su instrumental preciso y  su utilitaria decoración. La palabra “gastrónomo”, vocablo derivado del griego y que no aparece hasta principios del XlX  (y por tanto tampoco la gastronomía)   ha generado diversas obras en la literatura, pero diríamos que igualmente lo ha hecho, por ejemplo,  la evolución  de los medios de cocción,  e incluso sus olores, que han ido atrayendo  como motivo literario a muy diversos  escritores. Cuando Patrick Süskind en “El perfume” nos cuenta las andanzas de Jean-Baptiste Grenouille en el siglo XVlll,  habrían podido transmitirse igualmente por otros novelistas  los olores anteriores del siglo  XV, que  en absoluto fueron  los del  XVl. Se ha comentado que levantando las tapaderas de la Edad Media, “la nariz siente un áspero vapor cárneo, con olores de clavo, azafrán, pimienta, jengibre y canela. En cambio, ante los pucheros renacentistas, la nariz aspira una dulce y afrutada bruma de azucar cocido y jugo de pera o grosella, a punto de hervir juntos, silenciosamente”. La Edad Media, pues, fue la era de los estofados condimentados y el Renacimiento lo sería de las golosinas.

 

comer-nnhu-mercado- vida cotidiana- Renato Guttuso- mil novecientos setenta y cuatro

 

Hemos visto en las  pantallas cinematográficas secuencias muy cuidadas respecto a ciertos detalles históricos que nos han asombrado muchas veces por su reconstrucción en imágenes. Grandes películas con grandes banquetes, pero también con grandes cocinas. Es indudable que las figuras de los grandes cocineros y de los chefs, además del cortejo de sirvientes entrando con  fuentes rebosantes en inmensos salones engalanados, han atraído a los artistas. En el siglo XV, por ejemplo, en la corte de los duques de Borgoña (así lo cuenta La Marche, autor de una muy conocida crónica sobre Dijon), existía una enorme cocina de siete chimeneas en el palacio ducal, y el cocinero se sentaba sobre un sitial elevado, desde el que se podía vigilar al ejército de pinches, ayudantes, asadores y soperos. Con una gran cuchara de madera en la mano, degustaba todas las salsas y sopas que salían de la cocina. Y en las grandes ocasiones, como recuerda Jean-Francois Revel, hasta él mismo se movilizaba para servir al duque con una gran antorcha en la mano, lo cual ocurre cuando, al comparecer el primer arenque fresco, se sirve la primera trufa.

 

objetos-bun- cocina- Felix Vallotton- mil novecientos veinticinco

 

Es lógico que tales estampas fascinaran igualmente a escritores y  a directores de cine. Antoine Carême describe así una cocina en pleno ajetreo: “Imaginaos una gran cocina del tipo de la del Ministerio de Relaciones Exteriores, o sea para grandes cenas, y ver allí a unos veinte cocineros yendo y viniendo, moviéndose con presteza en ese abismo de calor. Añadid a esto una carga de carbón quemándose sobre las astillas para la cocción de las entradas y otra, sobre los hornos, para las sopas, salsas, estofados, frituras y el baño-maría. Agregad un cuarto de carga abrasada, delante de la cual giran  cuatro espetones en uno de los cuales gira un solomillo de 45 a 60 libras, en otro un cuarto de ternera de 35 a 45 libras y los dos restantes con aves y caza. En esa hoguera todos se mueven con rapidez, no se oye ni un soplo, sólo el chef tiene derecho a que se le escuche, y a su voz todos obedecen. Como si hubiera poco calor, durante casi  media hora hay que cerrar puertas y ventanas para que el aire no enfríe el servicio. Lo que de verdad nos mata es el carbón”.

 

comer-iunnb-el pastelero- Auguste Sander- mil novecientos veintiocho

 

Detrás de todo ese espectáculo  – y alrededor – estaban las cocinas. Ellas han acompañado obligatoriamente a cuantas innovaciones han ido aportando los siglos. A la gran revolución, por ejemplo, que  en materia de postres  tuvo lugar a finales del XVll con la generalización de los helados, del té, procedente de China, del café que venía de Arabia o  del chocolate originario de América. Y también, en el mismo siglo XVll,  con aquella sorprendente  obsesión, casi  locura, por los guisantes que hizo escribir  nada menos  a Mme de Sevigné : “El tema de los guisantes continúa, la impaciencia por comerlos, el placer por haberlos comido y la alegría de seguir tomándolos son las tres preocupaciones de nuestros príncipes desde hace tiempo”.

 

comida.-99uuyr5.-por Laura Letinsky.-2007.-Yancey Richardson Gallery.-New York.-phtogarfie.-artneta

 

(Imágenes.-1.-Albert Anker/ 2.- Peter Blume– 1927/ 3.- Francois Bouvin- museo Essex- Estados Unidos/ 4.- Renato Guttuso- 1974/ 5.-Felix Vallotton- 1925/ 6.- August Sander- 1928/ 7.- Laura LetinskyYancey Richardson Gallery)

VIAJES POR ESPAÑA (8) : OJO DE MAR EN LA LANZADA

mar-nnhu-nubes- Gustave Courbet-  mil ochocientos setenta y cuatro

 

Hoy ha sido el espacio gris, envuelto en velos de niebla de la playa gallega de La Lanzada el que ha quedado en mi memoria. He estado sentado en el centro de la enorme playa desierta a muy primera hora de la mañana. Una cortina de niebla, avanzando igual que una gasa que cegara la visión, me ha dejado solo y aislado, empapado en humedad invisible. Sentado allí, frente a una especie de boca de túnel que se abría en semicírculo horadando el cielo y el agua gris, se mostraba una difusa claridad de acero, una semiiluminación en medio de la bruma. Así he estado largo tiempo, contemplado por aquel ojo de mar y cielo de mirada honda y blanca y contemplándole yo a él. Dos ojos contemplándose. Así se me ha aparecido la naturaleza salvaje ante mí, inmersa en el impresionante paisaje de un encuentro con el otro mundo, paisajes y citas del hombre con el luminoso ojo del cielo y del mar, la pupila en la niebla.

José Julio Perlado

 

mar-nnvvt-playa-James Abbott McNeill Whistler- mil ochocientos sesenta y cinco

 

(Imágenes.- 1.- Gustave Courbet- 1874/ 2.- James Abbott Mcneill Whistler– 1865)

EL PUERTO

mar-nnwwa- barcos- James Abbott McNeill Whistler

 

«Un puerto es estancia placentera para el alma cansada por las luchas de la vida. La anchura del cielo, la arquitectura móvil de las nubes, las coloraciones cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente apto para divertir los ojos sin cansarlos nunca. Las formas esbeltas de los navíos, con su complicado aparejo al que el oleaje imprime un armonioso balanceo ayudan a mantener en el alma el  gusto por el ritmo y la belleza. Y luego, sobre todo, hay una especie de placer misterioso y aristocrático para quien no tiene ya ni curiosidad ni ambición, en contemplar, recostado en el mirador o de codos en el muelle, el movimiento de los que parten y de los que vuelven,  de los que aún conservan la fuerza del querer, el deseo de viajar o el ansia de enriquecerse».

Charles Baudelaire

 

mar-nnbu- barcos- Eugene Lawrent Vail

 

(Imágenes. – 1.-James Abbott Mcneill Whisler/ 2.- Eugene Laurent veil)

JARDINES

jardines-ccdff-Henri Le Sidaner-mil novecientos treinta y uno

 

«La belleza más importante de todo jardín- escribe Horace Walpole al hablar de los jardines modernos (Siruela) – es la perspectiva y los puntos de vista atractivos; el arte de un pintor nos cansa cuando faltan esos toques finales. Los motivos más hermosos que dependen de sí mismos hastían cuando se ven a menudo. El pórtico dórico, el puente de Palladio, la pagoda china, que sorprenden al extraño, pierden en seguida su encanto para el saciado dueño. El

 

jardines.-tgedd.-Henri Le Sidaner.-1916

 

lago que inunda el valle es aún más inanimado, y su señor rara vez disfruta del gasto, salvo cuando lo muestra a su visitante.  Pero el ornamento que primero pierde atractivo es la ermita, o el escenario adaptado para la meditación. Es casi cómico reservar una cuarta parte de nuestro jardín para estar melancólico en él.

 

jardines.-t8ujj.-Henri Le Sidaner

 

La perspectiva, la perspectiva animada, es siempre el lugar más frecuentado. Antes las perspectivas se sacrificaban a la comodidad y al abrigo (…) Nuestros antepasados, que vivían la mayor parte del año en sus mansiones campestres, y algunos durante dos años seguidos o más, tenían en cuenta en primer lugar la

 

jardines.- 4fbnn.- Edouard Manet

 

comodidad, antes que el gusto. Sus enormes mansiones acogían a todas las ramas jóvenes, a las viudas y tías solteronas, así como a otras familias que les hacían visitas de un mes entero. La forma de vida ha cambiado hoy totalmente; sin embargo, aún se levantan los mismos soberbios palacios, que se convierten en

 

jardines-uuubb-flores-Edouard Manet- mil ochocientos setenta y nueve

 

pomposa soledad para el dueño, y en albergue transitorio para unos pocos viajeros.

Si algo hay capaz de eliminar o restringir el estilo de la moderna jardinería, es esa circunstancia de la soledad. Cuanto más grande es el escenario, más lejos estará probablemente de la capital, en cuyas cercanías la tierra es demasiado cara para

 

jardines- nggu- John Singer Sargent- mil ochocientos ochenta y seis

 

disponer de una extensión considerable de propiedad. Los hombres se cansan de un gasto que solo disfrutan unos pocos espectadores. Sin embargo, hay un peligro aún más inminente que amenaza el gusto actual, como lo ha amenazado siempre. Me refiero a la persecución de la variedad».

 

jardines-onn-Claude Monet- mil ochocientos ochenta y dos

 

(Imágenes.- 1.-Henri Le Sidaner/ 2.-Henri Le Sidaner- 1931/ 3.- Henri Le Sidaner.-1916/ 4.-Edouard Manet/ 5.- Edouard  Manet- 1869/ 6.- John Singer Sargent- 1886/ 7.- Claude Monet- 1882)

SIN PUNTO DE PARTIDA

mar- cgio- cielos- Frederic Edwin Church

 

«Sin destino. Sin punto de partida.

Con los ríos debajo labrando su camino

como oscuras serpientes de agua

entre pobres montañas aterradas,

y todo el mar huyendo del abismo.

De ignorancia a ignorancia

en plenitud de tránsito.

Con todos tus semblantes en el vientre,

… cristalina fuente…

Sin hacer más preguntas.

Que voy de vuelo».

Clara Janés.- «Kampa» (1986)

(en la semana en que Clara Janés ha sido elegida miembro de la Real Academia Española)

 

Constable.-55r.-cielos.-cielo en el mar.-artmigdt

 

(Imágenes.- 1.-Edwin Church/ 2.-John Constable– artmigdt)

UN ESPACIO INTERIOR

 

interiores-bhy-ventana- Josef Sudek- mil novecientos cincuenta

 

«Por la mañana me levanto con el sol y me voy a un bosque mío que estoy haciendo talar – le escribía Maquiavelo a Francesco Vettori en diciembre de 1513 – Una vez salido del bosque me voy  a una fuente (…) Por la carretera me dirijo a una posada, hablo con los que pasan, les pido noticias de sus tierras (…) Cuando cae la tarde, vuelvo a casa y entro en mi estudio; en la puerta me quito la ropa de todos los días, llena de barro y suciedad, y me pongo un traje de rey o cortesano; vestido decentemente entro en las cortes de los antiguos, donde, afablemente recibido por ellos, me alimento de esos manjares que son los míos, y para los que nací; y allá no me avergüenzo de hablar con ellos, ni de preguntarles las razones de sus hechos; y ellos me responden con humanidad; y durante cuatro horas no siento ningún tedio, me olvido de toda preocupación, no temo la pobreza, ni me espanta la muerte: me identifico totalmente con ellos».

 

interiores-ugvv-silla- Erich Hartmann- mil novecientos setenta y cuatro

 

Es este el espacio interior que construye Maquiavelo, como lo construirá también Pascal y tantos otros. En tal ambiente íntimo se lee o se relee, se escribe y se medita. Siempre será necesario ese espacio personal para hombres y mujeres – esa independencia -, pero no siempre se consigue. Al hablar de los creadores y de sus distintos espacios interiores – los que de un modo u otro ellos han construido – quise evocar en «El ojo y la palabra»:

» Lo esencial es aprender a escribir en cualquier parte, con incomodidades o comodidad, con mucho o con poco tiempo, a horas distintas, en lugares diversos, en lugares creados por uno mismo, aprovechando retazos del día o de la noche, redactando de pie, en un atril, por problemas de espalda (como Hemingway), o viajando en tren a Chicago, escribiendo el capítulo catorce de Doktor Faustus (como hace Thomas Mann). Naturalmente no en todas partes se puede uno concentrar ni todos los sitios son los más indicados para trabajar de un mismo modo, pero en el arco de un proyecto o en las etapas de un proceso creador hay

 

interiores.-4vbbn.-William MacGregor Paxton.- 1969-1941

 

una fase para los apuntes y esbozos, otra para urdir las historias y sus claves, otra para bautizar personajes o trazar fechas y árboles genealógicos, otra para ampliar, reducir o modificar escenas, otra para pulsar y abocetar estilos que parecen incipientes y toscos pero que al fin madurarán y quedarán, y así podríamos seguir casi infinitamente atravesando las labores de invención y de observación, las habitaciones de cocción y de ajuste, los pasillos de la paciencia y de la perspectiva que, muy poco a poco, nos llevarán hacia el final. Ese célebre párrafo de El Quijote ‑Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y como yo soy aficionado a leer aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado desta mi natural inclinación tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía.. no hay que aplicarlo sólo a la dedicación a la lectura (con ser ésta capital e importante), sino también a la dedicación a la escritura, mejor dicho, a la lectura y a la escritura a la vez, y entonces es como si ese capítulo IX de la Primera parte de El Quijote nos dijera: … y como yo soy aficionado a escribir aunque sea en los papeles rotos de las calles, llevado desta mi natural inclinación…, y uno prosiguiera diciendo: escribí en cualquier parte, tomé notas, apunté ideas, hice esbozos, redacté diálogos, perfilé personajes…, en fin…, escribí siempre, donde pude y en cuanto pude.

 

lectura-bhhi-interiores- Edmund Tarbell- mil novecientos nueve

 

Los ejemplos son numerosos. Juan Rulfo llevaba en el bolsillo una serie de papelitos verdes, blancos y azules en los que anotaba ‑decía él‑ lo que le dictaba alguien por la calle, cuando salía de su empleo. Al llegar a casa pasaba esas anotaciones a limpio. Así ‑proseguía‑ surgió Pedro Páramo. Es decir, así surgió el germen del sencillo lenguaje hablado en la obra de Rulfo. Esos papeles en que se apuntan cosas diversas, esos pliegos contenidos en una carpeta ‑pues todo eso se abarca en la palabra cartapacio‑es lo que llevaba Stravinsky en sus viajes en avión. En todos sus viajes, tiene siempre a mano ‑cuenta Robert Craft‑ papel pautado, o bolígrafos y papel sin rayar (…) Cualquier trozo de papel, un sobre de carta, el dorso de un menú o de un programa, una servilleta, el margen arrancado de un periódico, todo le sirve para sus anotaciones, y por ello las páginas de las agendas a las que tiene pegados tales bosquejos presentan el aspecto de collages. Stravinsky pone la fecha a cada uno de estos esbozos y hace uso de lápices de colores, debido a que, según dice, si no se hace así resulta muy difícil comprobar los errores, aunque, evidentemente, en el fondo hay algo más que esto, siendo en realidad la manifestación de una poderosa compulsión psicológica que le obliga a ser ordenado.

 

interiores-yvvd-Henry Alexander

 

Todo esto quiere decir que Stravinsky, como tantos otros artistas y creadores, inventa un espacio personal por encima de las paredes físicas y de la habitación propia. El tema ‑la necesidad‑ de tener una habitación propia ‑(esencialmente para la mujer, pero no sólo para la mujer, sino vinculada al quehacer del escritor o del novelista)‑ fue una constante en Virginia Woolf que con ese mismo título publicó un libro en 1929. Si es que podemos profetizar ‑señalaba‑, en el futuro las mujeres escribirán menos novelas, pero mejores, y no sólo escribirán novelas, sino también poesía, crítica e historia. Pero, al decir esto, estamos mirando a lo lejos, a esa dorada y quizás fabulosa época en que las mujeres tendrán lo que durante tanto tiempo les ha sido denegado: tiempo libre, dinero, y un cuarto para ellas. Tres años antes había comentado: [El novelista] debe enfrentarse con la vida, debe arriesgarse a que la vida le haga víctima de sus engaños y le desoriente, debe arrancar su tesoro a la vida (…) Pero, en determinado momento, ha de alejarse de la sociedad, y retirarse, solo, a esta misteriosa habitación en la que su cuerpo se endurece (…)  En una de sus cartas confesaba: cómo me gustaría tener un cuarto enorme para mi sola, sin otra cosa que libros, donde poderme encerrar, y no ver a nadie, y leer hasta encontrar la tranquilidad.

 

interiores-nhyy-Vilhelm Hammershoi

 

 

Pero como Stravinsky con sus servilletas en los aviones ‑aprovechando retazos de tiempo y no esperando a las comodidades‑ el Diario de Virginia Wolf está lleno de anotaciones como ésta: tengo exactamente 5 minutos antes de la cena… (17 de septiembre de 1928); así que puedo llenar la media hora antes de la cena escribiendo (22 de agosto de 1929). Y preocupada por su cocina: Pero lo que me interesa, por supuesto, es mi cocina de petróleo (…) En este momento se está haciendo mi cena en los platos de cristal, perfectamente espero, sin olores, desperdicio ni confusión; uno gira los mandos y hay un termómetro. Y así me veo más libre, más independiente ‑y toda la vida es una lucha por la libertad‑, capaz de venir aquí con unas chuletas en una bolsa y vivir sola. Repaso los platos que prepararé, los ricos estofados, las salsas. Los arriesgados platos extraños con un toque de vino. (…) Ayer por la mañana empecé otra vez Las falenas [Las olas], pero ése no será el título. Y varios problemas claman enseguida pidiendo una solución. ¿Quién lo piensa? ¿Estoy yo fuera del pensador? Se necesita un recurso que no sea un truco. (…) Ahora debo irme a ver cómo mi cocina hace el jamón. (25 de septiembre de 1929).

Por tanto, ella escribe en su habitación ‑(mi nueva habitación tiene ya un metro de altura y los marcos de las ventanas están puestos; bastante horrible, porque tapa el tejado del garaje y los “downs”, ambas vistas más agradables de lo que yo pensaba) (Diario, 5 de noviembre de 1929) ‑o escribe en la cocina o en cualquier parte».

 

escritores.-85fo.-Virginia Woolf.-Gisèle Freund.-1939- Galería Nacional de Retratos. de Londres.-foto.-los Bienes de Gisèle Freund, por cortesía de la Naional Portrait Gallery.-Londres

 

 (Imágenes.- 1.- Josef Sudek.-1950/ 2.-Erick Hartmann- 1964/ 3.-William McGregor Paxton– 1969/ 4.-  Henry Alexander/5.- Vilhelm Hammershoi/ 6.- Virginia Woolf- Gisèle Freund- 1939.-Galería de retratos de Londres- foto: los bienes de Gisèle Freund– por cortesía de la National Portrait Gallery) 

PINTURA Y POESÍA (6) : JOHN SINGER SARGENT

mujer-ttrred-John Singer Sargent- wikipedia

 

 

«Ella está detenida en un espacio

¿de su recámara? ¿del vestidor?

¿del baño? ¿Desde qué ángulo interior

ella inclina su rostro muy despacio?

La miro pensativa en la labor

del cuadro: el traje negro en largo lacio,

seda con luz de perla. En el palacio

-¿la casa es un palacio? – está el color.

Pero el color proviene de otra parte:

del rostro y de los hombros. La blancura

termina y recomienza en esa cara

como si fuera inaccesible un arte

más vivo que este rostro en la pintura.

En el retrato el corazón se aclara.»

 

Victor Manuel Mendiola.-«Madame X. Un retrato de John Singer Sargent».-1884- Metropolitan Museum of Art- New York

(Imagen .-John Singer Sargent  » Madame X»