LOS POETAS Y LOS ARMARIOS

interiores- nhu- espejos- prosperie- casa en Ronces- dos mil trece

 

¡…El armario está sin llaves!…¡Sin llaves el gran armario!

Solían mirar a menudo su puerta sombría y negra…

¡Sin llaves!…¡ Era extraño!… Se soñaba muchas veces

en misterios durmiendo entre sus flancos de madera

y se creía escuchar, en el fondo de la cerradura

abierta, un ruido lejano, vago y alegre murmullo.

(escribió Rimbaud)

Los objetos – los muebles; en concreto los armarios – han atraído a los poetas: el misterio de sus cajones vacïos o sus cajones de sueños ordenados y doblados. «En los estantes de la memoria y en los templos del armario», quiso recordar sobre ellos Pèguy. «El armario – anotó Milosz – està lleno del tumulto mudo de los recuerdos». André Bretón añadió su surrealismo :

» el armario està lleno de lienzos.

Hay incluso rayos de luna que puedo desdoblar».

 

interiores- boun- Vilhelm Hammershoi- mil ochocientos noventa y siete

 

«Ordenamiento. Armonía

Montón de sábanas del armario

Lavanda en la ropa» (dijo Colette Wartz)

«El reflejo del armario antiguo

bajo la brasa del crepúsculo de octubre», (evocó  Claude Vigée)

Anne de Tourville recordó también cómo la pobre leñadora «se había puesto otra vez a lustrar y los reflejos que jugaban sobre el armario le alegraban el corazón».

Todo esto lo comenta Gastón Bachelard en su «Poética del espacio»  hablando de  cofres y cajones, y por supuesto de armarios. Armarios en espacios interiores de las casas que almacenan orden o desorden según el dueño. Armarios como grutas misteriosas donde conviven anillos, épocas, relojes, cintas, viejas fotografías, una factura inencontrable, dos pendientes, aquel regalo que no pudimos devolver, tres cartas amarillas, florecillas sin perfume, un broche, un retrato.

Bachelard nos recuerda que el espacio interior del armario es un espacio de intimidad, un espacio que no se abre a cualquiera.

Sólo los poetas se atreven a abrirlo y con sus palabras lo traspasan.

(Imágenes.-1 -Prosperie- 2013/ 2.- Vilhelm Hammershoi- 1897)

 

APRENDER A ESCRIBIR

escribir.-22887.-por Karen Hesse Flatow.-foto Chris Ramirez for The New york Times

«Aprender a escribir es un arte impregnado de humildad. Todas las profundas virtudes del hombre – la laboriosidad, la tenacidad, el ánimo estable, la superación de dificultades – marchan junto a la humildad que se coloca junto a nosotros en la mesa y se adelanta a escribir antes de que nosotros lo hagamos, mostrándonos su sabiduría.  Humildad para no creernos Cervantes pero tampoco para temer o desdeñar al autor de El Quijote. Él nos enseña que desde la cárcel observó la vida y que después prosiguió página a página, soslayando penurias y contratiempos entre el humor y el sentido común del escudero y del caballero. Aprender a escribir es recomenzar lo andado, dar rodeos de estilo y de formas para decir de otro modo lo que muchos han dicho ya. Aprender a escribir es conocer que cada libro arranca desde cero y la experiencia anterior no nos quita ese pánico de la página en blanco ni ese temor al qué dirán los ojos lectores. Aprender a escribir, como todos los aprendizajes de aquellos palotes mostrados por los maestros primeros o como en las dulzuras empeñadas de las madres, supone siempre esfuerzo y sacrificio. Hay que sacrificar los ocios, olvidarse del paso de las horas, creer en sí mismo. Trabajar. Trabajar el lenguaje, trabajar la composición, trabajar los retoques últimos».

Esto publiqué no hace mucho en un artículo aparecido en Alenarterevista y aquí deseo recordarlo hoy cuando leo a Juanjo García Noblejas reflexionando en Scriptor.org  ante unas interesantes opiniones sobre la lectura y la escritura, con enlaces a lo comentado en Corriere della Sera y en The New Yorker  abordando pros y contras de los talleres de escritura.

escribir.-996GY.- por Maria Gato.-2002.-Art Space.-Viriginia Miller Galleries.-Coral Gables, Miami, USA.-artnet

En Mi Siglo recogí en su momento las certeras palabras de Péguy sobre la lectura:

     “Lectores; lectores puros, que leen por leer, no para instruirse, no para trabajar; puros lectores, como para la comedia y para la tragedia hacen falta puros espectadores, como para la escultura hacen falta puros espectadores, que de una parte sepan leer y de otra parte quieran leer, que, en fin, únicamente lean, y lean todo únicamente; hombres que miren una obra unánimemente para verla y para recibirla, (…) para alimentarse, para nutrirse como de un alimento precioso, para hacerse creer, para hacerse valer interiormente, orgánicamente, no para trabajar con ni para hacerse valer socialmente, en este siglo; hombres en fin que sepan leer, ¿y qué es leer?, es entrar dentro; entrar en la lectura de una obra, entrar en una vida, en la contemplación de una vida, con amistad, con fidelidad, incluso con una especie de complacencia indispensable, no solamente con simpatía sino con amor; es lo que hace falta para entrar como en la fuente de la obra; y literalmente colaborar con el autor; no hay que recibir la obra pasivamente; la lectura es el acto común, la operación común del que lee y de lo leído, de la obra y del lector, del libro y del lector, del autor y del lector; como el espectáculo es el acto común, la operación común de la obra dramática y del espectador, del autor dramático y del espectador.” (”Dialogue de l´histoire et de l´âme païenne“.-(La Pléiade,1961)

Viejos y apasionantes temas los de la lectura y la escritura ( es muy difícil escribir bien si no se lee sabiamente), que se debaten hoy y seguirán debatiéndose en el futuro. 

(Imágenes: 1.-foto Chris Ramírez para The New York Times/ 2.-«Bastet».-por Maria Gato.-2002.-ArtSpace/Virginia Miller Galleries.- Coral Glabes.-Miami.-USA.-artnet)