CUMPLEAÑOS

 


“Cuánto mundo ha venido de todo el mundo:

morrenas y murenas, mares y morago,

auroras, arcoiris, águilas y astrago.

¿Dónde ponerlo todo? Dios mío, ¿qué hago?

Esos llandes,  lloredos, lluvias y llubinas

esas hacas y llamas, ¿ cómo las hacinas?

Berilos, gorilas, trémolos y mirlos.

Gracias, no sabría cómo digerirlos.

No hay jarro ninguno para berza ni brezo,

aletazo, gazapo, zaragata y cerezo.

¿Donde guardo el colibrí?, ¿dónde el brocado?

Con la cebra y la cabra en serio me enfado.

El dióxido ya es algo que vale por tres,

y aquí, para colmo, octópodo y ciempiés.

Aunque han quitado el precio de las estrellas,

lo adivino y creo que no soy digna de ellas.

¿Vale  la pena acaso regalar un ocaso?

¿ A alguien que en el mundo está solo de paso?

Me entretengo un segundo, y solo un segundo:

los detalles omito, y el resto confundo.

¡Imposible apartar lo real del vacío!

Perderé sin remedio mis flores de estío.

Flor perdida, marchita, ¡qué pena de gasto!

El peciolo, y la hoja, y el caliz tan casto,

¡ cómo se esfuerza para no durar entera,

qué desdén puntilloso, qué endeblez altanera.”

Wislawa  Szymborska — “Cumpleaños” (1972)

 

(imágenes—1-Jacques André Duffour- 1951/ 2-Olle HjorTzbErg)

LOS SENTIDOS Y LA POESÍA

 

 

“La vista da la señal de alerta. A través del ojo no sólo llega el yo a la belleza , sino que se produce el salto a la visión – así quiere recordarlo Clara Janés en “Cuerpo secreto” -. El ojo, dice Leonardo en el Tratado de pintura, es “ el señor de la astrología; él crea la cosmología; él todas las humanas artes guía y endereza, y empuja al hombre hacia las distintas partes del mundo; él es príncipe de las matemáticas y sus ciencias acertadísimas; ha medido las distancias y magnitudes de las posiciones; ha predicho cosas futuras por el curso de las estrellas; ha engendrado la arquitecta, la perspectiva y la divina pintura”.

 

 

Por el oído llega la exaltación y la mansedumbre, el canto de la nana, la marcha que impulsa al guerrero, la canción que estimula al trabajo, que ayuda a levantar una piedra, que marca el ritmo de la colección. Por el oído, la petición de auxilio, la exclamación de gozo, el hechizo melódico de las sirenas, las fórmulas incomprensibles que repite el mago, el exorcismo que obliga al diablo, con una orden, a abandonar el cuerpo poseído; por el oído el estruendo de la tormenta, el estallido de una mina, la oración, la letanía, la hipnosis, el descubrimiento de la noche con sus mil puntos sonoros, los grillos, el gruñido de los jabalíes, el deslizarse de los animales sigilosos que a esta hora  se lanzan a la caza. Por el oído, salir de sí siguiendo el hechizo de la música, en pos del infinito, por el hilo de plata de la voz o la lira de Orfeo

 

 

 

Un saber análogo se filtra por el olfato. Llegar a un vergel cuando están los naranjos en flor o pasear al anochecer cuando lo están las acacias, sentarse junto a unos bancales de alhelíes, de jacintos o de narcisos, pisar un suelo alfombrado de espliego y romero, recibir una lluvia de jazmines o de pétalos de rosa y así sumirse en la envoltura de un recuerdo, una nostalgia que en el interior abre una ventana de ensueño y lanza a una aspiración. Quemar maderas y resinas aromáticas, incienso, sándalo, mirra o aloe, y levantar una columna de humo, y por el humo, de perfume, que se eleva como oración, que envuelve y purifica…

 

 

 

”Manzanas llenas, plátanos y peras,/grosellas… Eso todo dice vida/ y muerte a nuestra boca…” – canta Rilke  en los Sonetos a Orfeo -. “Ese dulzor, que al principio se espesa, / suave, para erigiéndose en el gusto,/ quedar despierto, claro y transparente,/ simbólico, solar, terrestre y nuestro”. El sabor de la miel, la amargura de la hiel, la esponja empapada en vinagre, el pan como pureza inicial, la leche materna, el vino de la ebriedad mismo, el filtro amoroso, el bebedizo, el veneno… y la sal.

 

 

Otra es la enseñanza del tacto: cruza la salamandra el fuego y no se quema. Tampoco se quema el libre de culpa sometido a la prueba del fuego candente, lo que probaba su inocencia. El tacto comunica la abrigada proximidad de algunos animales, la amorosa calidez de la lana, el fresco juego del agua, el pasmo de la nieve, la bala de granizo, la aridez de la lija, la rugosidad de la grava,  el ahogo del pez, el ardor del fuego, la desgarradura de la zarpa, el clavo de la flecha, la grieta de la herida por la espada, la hendedura del látigo o el tajo definitivo de la guillotina”.

 

 

(Imágenes – 1- Olle Hjortzberg/ 2- Georgia O Keeffe/ 3- Anna Atkins/ 4- Emil Nolde – 1935/ 5- Chen Jian Uo – 2008/ 6-  The Christian Sciencie monitor)

DE LO BELLO Y LO BUENO

 

“¿Cómo puede ser bello lo que es diferente de lo bello? – se lee en losMemorables” de Jenofonte – “Un hombre bello en la lucha es diferente de uno bello en la carrera y un escudo bello en la defensa es muy diferente de un dardo bello para un lanzamiento potente y veloz (…) ¿Y tú crees –replicó Sócrates a Aristipo – que una cosa es ser bueno y otra cosa es ser bello? ¿ No sabes que, respecto a las mismas cosas, todas las cosas son bellas y buenas? (…) ¿La caja de la basura también es bella? “Sin duda, y un escudo de oro es feo, si la caja está hecha de modo adecuado a su fin y el escudo de forma inconveniente”. “Entonces, según tú, ¿las mismas cosas son bellas y feas?”. “Ciertamente, y buenas y malas a la vez: a menudo, lo que es bueno para el hambre es malo para la fiebre y lo que es bueno para la fiebre es malo para el hambre : a menudo, lo que es bello para la carrera es feo para la lucha, lo que es bello para la lucha es feo para la carrera. Así pues, si una cosa se adecua bien a un fin, respecto a ese fin es bella y buena; fea y mala en caso contrario”.

 

 

Los filósofos de todos los tiempos han dado lógicamente continuas vueltas en torno a la Belleza. Algunos, como Kant, han recordado que el gusto por lo bello es desinteresado. “ Gusto – dice –  es la facultad de juzgar un objeto o una representación mediante una satisfacción o un descontento, sin interés alguno. El objeto de semejante satisfacción llámase bello”.

 

 

(Imágenes-1-Olle Hjortzberg/ 2-Robert Reid/ 3-Robert Mapplethorpe)