EL ACTOR FRENTE AL ESPEJO

«Se calculan diez minutos para el maquillaje de un hombre, veinte para el de una mujer – decía hace ya varios años Georges Sadoul en «Las maravillas del cine» – Ignoro si continúa así la medición de los minutos en lo que se refiere a la preparación del actor tanto en el teatro como  en el cine, peroañadía entonces Sadoul -«la operación puede durar una hora cuando se trata de disimular las patas de gallo, las ojeras, los carrillos o la papada de una estrella ilustre que se niega a envejecer. (…) El maquillaje que se aplica al rostro hace resaltar su belleza, disimula sus defectos, acentúa o simula la juventud o la vejez. Colores que avivan sobre todo los ojos y la boca, principales medios de expresión de un actor». Ahora, cuando nos acercamos al rostro de Núria Espert, que a su vez se acerca al espejo disponiéndose a interpretar a Celestina, podemos oir al fondo del camerino los recordatorios que seguía evocando Sadoul junto al espejo: «Un cráneo falso o una nariz de cartón (o de otra materia rígida) no pueden amoldarse a los movimientos del rostro y se mueven rígidamente. Pelucas, postizos, falsos cráneos, falsos mentones, narices artificiales, dentaduras, todo puede transformar a un actor en un  monstruo».

«Jean Cocteuseguía diciendo Sadoul – para «La Bella y la Bestia«, había tomado el argumento del film de un cuento en el que el amor de una muchacha transformaba a un monstruo en un príncipe encantador. Para crear la Bestia fueron necesarios muchos meses de trabajos previos; durante el rodaje se necesitaron cuatro horas para transformar el rostro del intérprete en una cabeza leonina. Los pelos fueron dispuestos sobre tul, como cabellos, y el conjunto pegado sobre la piel del actor; esta pelambrera adjunta a la epidermis permitía a Jean Marais rictus, expresiones y parpadeos. Se le puso en el cráneo una peluca parecida a una melena y colmillos mostruosos en las encías oscuras. Las manos estaban cubiertas de pelo, armadas con garras, transformadas en patas».

Es el disfraz, el simulacro, el camuflaje del rostro ocultando el yo profundo y haciendo emerger el otro yo de intérprete.  «El actor – recordaba Gouhier – no es un hombre desnudo sobre un tablado desnudo. Su cuerpo necesita un vestido y su cuerpo vestido se mueve en un  ámbito en el cual la luz ilumina las cosas, y la oscuridad borra los objetos». El espejo va y viene hacia las transformaciones y las arrugas y las arrugas van y vienen – como tantas veces en la vida – para ser retocadas ante el espejo. «Yo trabajaba ante mi espejo – confesaba Jacques Copeau – : buscaba los gestos de mis personajes, y esperaba que la palabra justa, la frase exacta me viniese a los labios…».

(Pequeño apunte sobre «Camerinos«, la exposición de fotografías de actores y actrices que se ofrece en el Festival del Teatro de Mérida)

(Imágenes: 1.- Nuria Espert caracterizándose para  » La Celestina».-foto Sergio Parra/ 2.- José Luis Gómez preparándose para «Informe para una academia».-foto Sergio Parra/ 3.- Jean Marais caracterizado en «La Bella y la Bestia»/ 4.-Humphrey Bogart maquillándose a sí mismo para «El regreso del Doctor X»)