GOLPES EN LA PUERTA

 

 

“Yo tenía más o menos veinte años y dirigía una escuela pública. Absorto en mis deberes, éstos ocupaban mis pensamientos de noche cuando soñaba tanto como de día durante mis horas de trabajo — cuenta Camille Flammarion al hablar de lo desconocido —.Una noche soñé  que estaba en la escuela y que acababa de terminar los ejercicios de apertura cuando oí golpes en la puerta.  Abro la puerta y veo a un señor con dos chiquillos, una niña de once años y un chico de ocho. Ese visitante entra y me explica que, a consecuencia de la guerra de Secesión, ha abandonado su casa de Nueva Orleans para traer a su familia al distrito de mi escuela. Su deseo era confiar sus hijos a mis cuidados, para su educación e instrucción. Me preguntó entonces qué libros se necesitaban, le di una lista y se la llevó. Al día siguiente los niños eran recibidos entre mis alumnos.”

 

 

El sueño se detuvo ahí. Pero me impresionó vivamente, y la imagen de ese padre y de esos dos hijos se fotografiaron con tanta fuerza en mi mente que los habría reconocido en cualquier parte entre la población de París o de Londres.

Cuál fue mi asombro cuando al día siguiente de ese sueño oí llamar a la puerta con los mismos golpes oídos en el sueño, fui a abrir y vi delante de mí a ese visitante con sus dos hijos. El resto siguió igual: mantuvimos la misma conversación del sueño.

Añadiré que aquel hombre era absolutamente desconocido para mí. Nueva Orleans está a 1.350 millas, es decir, a más de 2.000 kilómetros de aquí, y yo nunca me había alejado más de 100 millas, o 160 kilómetros de mi casa.”

 

 

(Imágenes— 1– Helena Almeida- gallery electaweb/ 2- foto – Konstantin Smilga-2003 –  The surface series – house Photographie- 3- René Magritte)

HE CONOCIDO RÍOS

«He conocido ríos:

He conocido ríos antiguos como el mundo y más viejos que el

flujo de la sangre en las venas.

Mi alma se ha vuelto profunda como los ríos.

Me bañé en el Eúfrates cuando los amaneceres eran jóvenes.

Construí mi choza junto al Congo y me meció hasta dormir.

Vi el Nilo  y levanté las pirámides sobre él.

Oí el canto del Mississippi cuando Abe Lincoln bajó a Nueva Orleáns,

y vi su fondo de barro volverse de oro en el ocaso.

He conocido ríos:

Antiguos, oscuros ríos.

Mi alma se ha vuelto profunda como los ríos».

Langston Huges.- «El negro habla de ríos»

(Imagénes.-1.- Kane Gledhill.-thelog.pp.ua/ 2.-Ruth Hallensleben.-yama-bato)