FELIZ NAVIDAD!

 

 

“¡Ay, quién podrá sanarme!

Acaba de entregarte ya de vero.

No quieras enviarme

de hoy más ya mensajero

que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cuantos vagan

de Ti me van mil gracias refiriendo;

y todos más me llagan,

y déjame muriendo

un no sé qué que queda balbuciendo.”

 

San Juan de la Cruz — Cántico espiritual

 

¡FELiZ  NAVIDAD  A  TODOS  LOS  QUE  LEEN  “MI  SIGLO”!

(Imagen – Fra Angélico-lyceo hispánico)

NAVIDAD 2020 ( 3) : PASTERNAK

 

”Por el mismo camino, por los mismos lugares
en medio de la gente caminaban los ángeles.
Incorpóreos, ninguno podía contemplarlos,
pero sobre la nieve sus pies dejaban huellas.

La multitud se paró al pie de la roqueda.
Alboreaba. Se esbozaban los troncos de los cedros.
”¿Y quiénes sois vosotros?”, les preguntó María.
”Estirpe de pastores, mensajeros del cielo,
a cantar alabanzas de los dos acudimos.”
”El establo es pequeño. Aguardad a la puerta.”

En esa cenicienta sombra de la alborada
pateaban el suelo muleros y vaqueros.
Los peatones gritaban a los que iban montados,
junto a la piedra hueca que hacía de aguadero
bramaban los camellos, rebuznaban los burros

 

Alborecía. Como granos de hollín, el alba
soplaba las estrellas postreras en el cielo.
Y de toda la gente solamente a los Magos
dejó entrar en el hueco de la roca María.

Él dormía radiante en su cuna de roble,
como un rayo de luna en el hueco de un tronco.
Y por pieles de ovejas,
los ollares de un asno, la nariz de un boezuelo.

 

De pie en la oscura noche del establo, las gentes
cambiaban en voz baja temerosas palabras.
De pronto alguien, en medio de la sombra, a la izquierda,
apartó, con la mano, a un Mago de la cuna.
Volvióse éste: desde el umbral, como a un huésped,
contemplaba la estrella de Navidad la Virgen.”

Boris Pasternak —“La Estrella de Navidad”- “Poesías de Yuri Jivago” ( traducción de  Fernando Gutiérrez)

 

 

(Imágenes: – 1- Francesco Durantino- museo de Polonia/2- Carlo Crivelli/ 3- lyceo hispánico )

NAVIDAD 2020 (1) : DICKENS

 


“Pueden verse las calles de esta ciudad en una mañana navideña — escribía Dickens—en que, a causa del frío del tiempo, producen las gentes una especie de ruda música, pero activa y nada desagradable, barriendo la nieve sobre el pavimento delante de sus casas y haciéndola caer de sus tejados, mientras los chiquillos experimentan un delicioso placer viendo precipitarse sobre la calle esas artificiales y minúsculas avalanchas. El cielo está sombrío y no hay nada de particularmente alegre en el clima o en la vida; pero flota, sin embargo, en la atmósfera un aire de júbilo que tal vez el más bello de los veranos y el más hermoso sol, en vano intentan difundir, ya que las gentes que sobre los tejados se esgrimen con sus palas rebosan de jovialidad. Se lanzan bolas de nieve, riendo de todo corazón si se alcanzan y riéndose igualmente también si yerran.

 

Las tiendas de los pasteleros se hallan a medio abrir y las fruterías están en sus glorias.  Se ven cestos de castañas, grandes, redondos, ventrudos y semejantes a los chalecos de los viejos elegantes, llenos de alegría; se ven peras y manzanas formando altas pirámides, inmensos racimos de uvas suspendidos en medio del  muérdago y el acebo. El droguero — ¡oh!, el droguero — por cuya entreabierta puerta se aperciben higos y ciruelas-pasas, en unas muy adornadas cajas, tan hermosas que los clientes se estrujan en las puertas y olvidan sus compras sobre el mostrador y regresan corriendo a recogerlas, y cometen centenares de pequeñas equivocaciones, todo con el mejor humor posible, mientras que el droguero y sus dependientes parecen tan francos y tan sinceros, que los corazones de brillante cobre, con los que sujetan sus delantales, semejan ser el propio corazón que llevan generosamente fuera, para mostrárselo a todo el mundo.”

 

(Imágenes— 1- Brassai/ 2- Alexandre Benois- 1910 /3- Boris Kustodiev -1920)