EL MAR DE RAOUL DUFY

mar.-r55r.-Jean Dufy.-marina.-1946-1950

 

«Romper no es nada si en la espuma

un día algún perdido marinero

encuentra de lo que fue un trozo.

Así de este despojo en su desierto

nacerán acaso el ídolo y el secreto,

un brazo de mármol mutilado,

la noche rodeada de diosas:

«Oh hermanas mías, ¿dónde tomó

esta forma nuestra misma semejanza?»

murmuran cerca del hombre.

Per él duerme al fin confiado,

duerme en su sueño de siempre

entre las algas acariciantes».

Yanette Delétang- Tardif

 

 

mar.-rccrr.-verano.-Raoul Dufy.-Museo de la Anunciación.-Saint-Tropez

 

«¡Desciende, cielo ahogado, hacia el fondo submarino!

El nadador, desplegando su danza horizontal,

dedica a tus miradas engañadoras de arrecifes

las anémonas cuyos dedos afloran los pétalos.

Sumérgete antes de que los lentos caballos de las olas,

llenos de espuma bajo el freno de las mareas,

te lleven lejos de los viveros del sol,

a los confines de los vapores apenas desgarrados

y los muros de lluvia semejantes las tinieblas.

 

mar-es55- paisajes.-verano.-Raoul Dufy- 1906

 

Ebrio ya, el viento vacila sobre sus arcos

de un horizonte a otro,  y el nadador,

entre el piar de los pájaros y las dunas movedizas,

boca arriba, imita a un nautilo adormecido.

Que se abra, almendra en el hueco de su cáscara, víctima

para los dientes de la ola y para los azules cuchillos

de las olas, amoroso holocausto de los abismos,

miembros separados por los puntos cardinales.

¡Memoria, oh poema mío que en sí mismo se baña!»

(…)

Luc Estang

 

mar.-ttgn.-pueblos.-Raoul Dufy.-Regatas.-1907

(Con motivo de la exposición sobre  Raoul Dufy en el Museo Thyssen de Madrid)

 

teatro-4vio.-Raoul Dufy.-Musee des Beaux Artes de Valenciennes

 

(Imágenes.- 1.- Raoul Dufy.-Marina- 1950/ 2.-Dufy.-Museo de la Anunciación de Saint-Tropez/ 3.-Dufy- 1906/ 4.- Dufy- regatas-1907/ 5.-Dufy- Museo de Bellas Artes de Valencienes)

CHAGALL Y PARÍS

«Llegué a París como empujado por el destino. Afluían a mi boca palabras llegadas del corazón, y casi me ahogaba. Tartamudeaba. Las palabras pugnaban por salir al exterior, ansiosas de iluminarse con la luz de París, de engalanarse con ella. Llegué con los pensamientos y los sueños que no pueden tenerse más que a los veinte años, pero quizá esos sueños se han parado en mí para mucho más tiempo».

Así evocaba Chagall su vida y la rememoraba en 1943 en una conferencia que hacía revivir su pasado.»Normalmente, podría decirse – continuaba – que nadie va a París con el equipaje ya hecho. Se va allí deslastrado, para estudiar, y se regresa con el equipaje algunas veces. Ciertamente, yo podía expresarme en mi ciudad lejana y en el círculo de mis amigos, pero aspiraba a ver por mis propios ojos aquello de que había oído hablar tan lejanamente: esta revolución de lo visual, esta rotación de colores, que espontáneamente se funden uno con otro en un chorro de líneas pensadas, cual quería Cézanne, o en dominio libre, com lo ha mostrado Matisse. Esto es lo que no se veia en mi pueblo. El sol del arte no brillaba entonces sino en París, y me parecía y me sigue pareciendo que no hay mayor revolución de lo visual que la que encontré en 1910 al llegar a París».

«Los paisajes y las figuras de Cézanne, Manet, Monet, Seurat, Renoir, Van Gogh, el fauvismo de Matisse y de tantos otros me dejaron estupefacto. Me trajeron como un fenómeno de la naturaleza. Lejos de mi país natal, sus cercados se perfilaban en mi imaginación sobre el fondo de sus casas. Yo no veía allí ninguno de los colores de Renoir, sino dos o tres manchas sombrías. Y al lado de ellas se hubiera podido vivir una vida sin la esperanza de encontrar este lenguaje artístico libertado que debe respirar por sí mismo, como respira un hombre».

«No frecuenté en París ni academias, ni profesores. Los encontraba en la propia ciudad a cada paso, por doquier».

«Eran los tenderos del mercado, los mozos de café, los porteros, los campesinos, los obreros».

«En torno a ellos planeaba esta sorprendente «luz-libertad» que no he visto en ninguna otra parte».

«Y esta luz pasaba fácilmente por las telas de los grandes maestros franceses y renacía en el arte».

«Yo no podía por menos de pensar que esta «luz-libertad» sola más luminosa que todas las fuentes de luz artificial puede hacer nacer semejantes cuadros relucientes en los que las revoluciones de la técnica son tan naturales como la lengua, el gesto y el trabajo de los que pasan por la calle».

Luminoso Chagall. Maritain dijo de él en «Fronteras de la poesía» que » cada composición suya – verdadera descarga de poesía, misterio en la más sana claridad – tiene a la vez un realismo y un espiritualismo intenso. Le ocurre con sus juguetes, que los abre para ver qué tienen dentro. Y eso porque los ama. Sabe que en el cerebro de la vaca está sentada la granjerita, sabe que el mundo naufraga alrededor de los amantes, bucólico y desastroso. Se ha ganado la amistad de la creación, y pasea sus parejas por el cielo con el asentimiento de las aldeas. Uno se pregunta qué ciencia, segurísima y casi dolorosa de perspicacia, le permite ser tan fiel a la vida en tan completa libertad. No cabe engaño sobre el amor de las cosas, de los animales, de la realidad total, – amor demasiado nostálgico para ser panteista -, que anima y alimenta semejante ciencia».

(Pequeña evocación sobre Chagall  cuando se acaba de inaugurar una nueva exposición sobre su obra en Madrid)

(Imágenes.- 1.-Chagall: «El violinista».-1912-1913/ 2.-Marc Chagall.-1934.-por Horacio Coppola/ 3.-Chagall: París a través de la ventana.-1913.-Mueso Solomon R Gugenheim/ 4.-Chagall: sobrevolando Vitebsk/ 5.-Chagall en su estudio/6.-La Virgen de la Aldea.-1938-1942/ 7.-Marc Chagall yBella.- París 1933.- foto André Kertész/ 8.- «Soledad».-1933.-Museo de Arte de Tel Aviv.-regalo del artista.-1953/ 9.-Marc Chagall en 1965.-foto Yousuf Karsh)

FANTIN-LATOUR, NATURALEZAS VIVAS Y MUERTAS

 

«Madrid es una ciudad agradable, llena de distracciones. -le escribía Edouard Manet a su amigo Henri Fantin-Latour en mayo de 1865 –El Prado, un paseo delicioso, con muchas mujeres hermosas con mantilla, cosa que constituye un espectáculo originalísimo«.

Ahora, en ese mismo madrileño paseo del Prado, en el Museo Thyssen-Bornemisza, casi ciento cincuenta años después, aparecen las flores de Fantin-Latour, flores traídas del Museo de Grenoble, de Lisboa, de Lille, de Londres. Naturalezas muertas con sus colores vivos, grupos de flores abiertos al color.Fantin-Latour.-FF.-White and Pink Mallows in a Vase.-1895Fantin-Latour.-HH.-Petunias.-1881.-State Hermitage Museum

FANTIN-LATOUR.-WRT.-Rosas.-1928.-Museum Syindicate

Estas flores iban por los campos, por las memorias, por la visión del pintor, y como en toda naturaleza muerta la vida de la flor está aquí parada en un instante, detenida en un instante perpetuo. La vanidad de los pétalos, el movimiento de los tallos, los vaivenes del aire suavizando el pincel antes de que se depositen  las flores en un jarrón, quedan quietos para siempre ante la mirada móvil, los ojos que giran sobre los matices, las pupilas que rozan a Fantin-Latour.

HENRI FANTIN-LATOUR.-Rincón de una mesa.-Verlaiine y Rimbaaud.-Paris.-

Y luego están las naturalezas muertas de los retratos vivos, el rincón de una mesa de poesía y alcohol, paraísos artificiales, iluminaciones, Rimbaud, Verlaine, una temporada en el infierno, poemas saturnianos, poetas malditos, palabras, palabras retenidas, Fantin-Latour detiene – como ha hecho con las flores -la fugacidad de las vidas, hace girar las existencias y las fija en el tiempo cero de la pintura, allí donde el ojo que venía de contemplar antes las flores contempla ahora esta naturaleza muerta de los que vivieron.

(Imágenes:-1,2 y 3: Fantin-Latour.-flores 1886,1895/4.- Fantin- Latour: «Un rincón de mesa» (entre otros, sentados, Verlaine y Rimbaud).-1872.-Músee d´Orsay)