
«Durante semanas me levanté, me vestí, cogí el coche para ir a trabajar – confiesa uno de los personajes de «Musicofilia» de Oliver Sacks -, visité a mis pacientes, intenté aparentar un aspecto normal. Pero por dentro estaba muerto, tan sin vida como un zombi. Y luego, un día, mientras bajaba por Bronx Park East, sentí una repentina iluminación, un avivamiento de mi estado de ánimo, un súbito susurro o insinuación de vida, de alegría. Sólo entonces me di cuenta de que estaba escuchando música, aunque tan baja que quizá sólo era una imaginación o un recuerdo. Mientras seguía andando, la música sonaba más alta, hasta que por fin llegué a su origen, una radio que emitía a Schubert a través de la ventana abierta de un sótano. La música me atravesó, liberando una cascada de imágenes y sentimientos: recuerdos de infancia, de vacaciones de verano juntos, y de lo mucho que mi madre apreciaba a Schubert (pues a menudo cantaba su Nachtgesang con una voz un tanto desafinada ). No sólo me descubrí sonriendo por primera vez en semanas, sino riendo en voz alta…, vivo una vez más.
Quise quedarme un rato junto a la ventana del sótano: Schubert y sólo Schubert, me dije, era la vida. Sólo su música contenía el secreto de mantenerme con vida. Pero tenía que coger un tren y seguí andando. Y volví a caer en mi depresión».

Pero no sólo Schubert puede en momentos determinados aliviar el peso de la vida (Schubert, del que Beethoven en sus últimos días decía: «¡Verdaderamente en este Schubert habita la chispa divina! No podía concebir cómo Schubert había tenido tiempo de «acometer tan largos poemas muchos de los cuales contenían otros diez), sino que el itinerario de la curación por la música ha sido muy largo y Ramón Andrés lo ha recorrido minuciosamente en su «Diccionario de música y mitología». El fenómeno del tratamiento y curación mediante los sonidos se remonta a Egipto -allí para apaciguar los ánimos -y en China y Japón con el uso de instrumentos como el tambor ku. La idea de la música y el movimiento como generadores de salud se ha expresado muchas veces a través de la Historia. Así como el agua estancada se corrompe – señalaba un autor del siglo XVl -, lo propio sucede con el cuerpo, y la música es un instrumento ideal para incitar el movimiento, lo cual equivale a generar salud: lo que parece razonable en nuestra mente, «la música lo produce como por arte de magia».

(Imágenes.- 1.-Allyzia Zhermo- orquesta colgante/2.- Mikhail Nesterov/ 3.-Lionello Ballestrieri- 1910)