LA LLEGADA DE LA LUZ

 

 


“Incluso así de tarde, sucede esto:

la llegada del amor, la llegada de la luz.

Te despiertas y las velas están encendidas como por sí mismas,

los astros se juntan, los sueños se vuelcan en tus almohadas

enviando cálidos ramilletes de aire.

Incluso así de tarde los huesos del cuerpo resplandecen

y el polvo del mañana destella en el aliento.”

Mark Strand -” La llegada de la luz”

(Imagen —Bertha Wegmann)

MARK STRAND

ángeles.-123.- old- world

 

» Estoy seguro de que esto te parecería neblinoso,

con muchas casitas de piedra muy necesitadas de reforma.

Grupos de almas, envueltas en capas, se sientan en los campos

o pasean por los sinuosos caminos sin asfaltar. Son educados,

y no les preocupa su cuerpo, que el viento atraviesa,

con un chitón. No hace mucho,

me paré a descansar en un lugar donde una niebla

especialmente espesa subía del río. Alguien,

que afirmaba haberme conocido años atrás,

se me acercó, y dijo que había muchos poetas

vagando por ahí que deseaban volver a vivir. Estaban dispuestos

a decir las palabras que habían sido incapaces de decir,

palabras cuya ausencia había sido el silencio del amor,

del dolor, e incluso del placer. Luego se juntó con un grupito

congregado junto al fuego. Creo que reconocí

algunas caras, pero al acercarme escondieron

la cabeza bajo el agua. Aparté la mirada hacia las colinas

que había sobre el río, donde las luces doradas del ocaso

y el amanecer son una y la misma, y vi algo que volaba

de un lado a otro, batiendo las alas. Se quedó flotando.

Era un ángel, uno de los buenos, a punto de cantar.»

Mark Strand (traducción de Damià Alou)

(pequeño recuerdo de Mark Strand fallecido el 29 de noviembre)

Descanse en paz.

 

ángeles.-67nnj.-Ángel de las aguas.-Bethesda Terrace.-Central Park2

 

 (Imágenes.-1.-ángeles- old-world/ 2.-ángel- Central Park)

LA NOCHE ES CÁLIDA Y CLARA

«La noche es cálida y clara y sin viento.

La luna como piedra blanca aguarda encima

de los tejados y sobre el río. Las calles están en silencio

y la luz de la esquina se refleja solo en las formas encorvadas de los coches.

Duermes. Y el sueño se adensa en tu cuarto

y en este momento nada te importuna. Jules,

se ha abierto una vieja herida y vuelvo a sentir el dolor.

Mientras duermes salgo a presentarle mis últimos respetos

al cielo que parece tan amable

y al mundo que no existe y que me dice:

«No te doy ninguna esperanza. Ni siquiera esperanza».

Calle abajo se oye a un borracho

que canta una canción irreconocible

y un coche a unas manzanas de distancia.

Cosas que pasan y no dejan huella,

y llegará mañana y el día después,

y todo lo que nuestros antepasados conocían

se lo ha llevado el tiempo. Han desaparecido

y sus hijos también, y también las grandes naciones.

Han desaparecido los ejércitos que levantaron nubes de polvo

y humo por toda Europa. El mundo está en silencio y no

los oímos. Cuando era niño, y pasó el cumpleaños que tanto

había esperado, me quedé en la cama, despierto y desdichado,

y muy entrada la noche, el sonido de alguien cantando

en un callejón, muriendo lentamente en la distancia,

me hirió, igual que ahora».

Mark Strand.-«Leopardi»

(Imágenes:- 1-Neujahrsnacht.-1905.- Niels Fisher/ 2.-André Kertész.-1925)

SOL EN UNA HABITACIÓN VACÍA

«En donde confluyen los interiores

de sus primeros años

pasaron compañías de mudanzas

con sus camiones de atrezo

y se llevaron los objetos del pasado

-camas, alfombras, lámparas, gente,

documentos, cómodas –

dejando atrás un monumento tangible

de su vida y de cómo la vivió:

Un árbol verde sopla fuera

internándose en la habitación

por la ventana doble, formando rectángulos

de color crema

sobre la pared con la ventana y la pared

con el nicho y sobre

el suelo de madera desnudo, el sol matutino

habita el vacío

con luz americana».

L. E. Sissman: ( describiendo el cuadro «Sol en una habitación vacía» de Edward Hopper)

En varias ocasiones he hablado de Hopper en Mi Siglo. También de Sissman. Porque hay veces que pintores y poetas cantan y quedan fascinados por la misma luz. Mark Strand en su estudio sobre Hopper ha dicho de este cuadro pintado en 1963 que ofrece » una visión del mundo sin nosotros, no sólo un lugar que nos excluye, sino un lugar vaciado de nosotros. La luz, un amarillo desteñido contra las paredes en tonos de sepia, parece estar representando los últimos episodios de su fugacidad, su escueta narración llegando a su fin«. A pesar de no ser esa luz en absoluto tranquilizadora, siempre nos sentimos atrapados por esa luz.

(Imágenes:- 1.-«Sun in an empty room».-1963.-Edward Hopper.-colección privada/ 2.-Edward Hopper en su lugar de trabajo, en 1948.-foto Berenice Abbott.-cortesía de Smithsonian Insitutte.-1999.-Galería Nacional de Retratos de Berenice Abbott)

GENTE AL SOL

«Un pequeño grupo de gente toma el sol en unas sillas colocadas en fila. ¿Pero están ahí con ese propósito? – se pregunta Mark Strand al hablar de Hopper – Si es así, ¿por qué están vestidas como si estuvieran en el trabajo o como si se encontraran en la sala de espera de un médico? ¿Es que están siempre esperando, no importa dónde se encuentren, y el mundo entero es su sala de espera? Quizá. ¿Y qué deberíamos pensar del joven que lee, sentado detrás de la fila de cuatro? Parece absorto en la cultura, más que en la naturaleza, y sin embargo está sentado afuera, con los otros, al lado del camino, bajo el sol. La luz es peculiar. Desciende sobre las figuras, pero no crea una atmósfera. De hecho, una de las peculiaridades de la luz de los cuadros de Hopper es que tiene poco que ver con la atmósfera, en comparación, por ejemplo, con la luz de los cuadros impresionistas. Uno no puede imaginar que esta gente esté realmente tomando el sol. Más bien parecen mirar a lo lejos, tan lejos como es posible, hacia un amplio prado que se extiende hasta una hilera de colinas. Y las colinas, en tanto se alzan en un ángulo muy parecido al que aquella gente asume reclinada en la silla, dan la impresión de devolver esa mirada. La naturaleza y la civilización casi parecen estar mirándose la una a la otra. Esta pintura es tan extraña que en ocasiones pienso que las figuras sentadas están mirando un  paisaje pintado, y no el paisaje real que evidentemente observan».

Ese sol de Hopper es de 1960. El sol que cae sobre los rostros de las peluqueras descansando con los ojos cerrados es de 1966. Es un sol de Robert Doisneau, fuente de luz que viene del mismo Hopper, fuente de calor y vida que se trasvasa de Hopper a Doisneau y de Doisneau a Hopper y cuyos rayos tocan con mágicas varitas la piel. Fortalece y seca. Ilumina y calienta. El centro del cielo baja a las terrazas de la pintura y de la fotografía y se pasea por los rostros que le reciben. Rayos solares que vivifican el cuerpo entrando por poros abiertos, diminutos pinchazos que los inmortales chinos recibían como prodigiosa esencia. Se levanta el sol cada mañana y se acuesta; se levantan cada mañana y se acuestan cada tarde las criaturas de Doisneau y de Hopper en una horizontal pasividad, dejando que ruede el corazón del mundo, dejando que ese amarillo corazón resbale. Las mejillas, los párpados, la frente reciben los reflejos de las flechas indoloras y luego vendrán las silenciosas despedidas, sillas que quedan vacías y el día que se recoge para anochecer.

(Imágenes: 1. Edward Hopper.-Grupo de gente al sol.-1960.-2000, Smithsonian American Art Museum, Washington. D.D. Art Resource/ Scala, Florencia.-ciudad de la pintura/ Robert Doisneau.-les coiffeuses au soleil.-1960.-flickr)

A MIS SOLEDADES VOY

«A mis soledades voy,

de mis soledades vengo,

porque para andar conmigo

me bastan mis pensamientos»: ( Lope de Vega: «La Dorotea» (1632)

«En todas partes he visto

caravanas de tristeza,

soberbios y melancólicos

borrachos de sombra negra»  : ( Antonio Machado: «Soledades»)

«Con esta envidia que digo,

y lo que paso en silencio,

a mis soledades voy,

de mis soledades vengo».( Lope de Vega:«La Dorotea» (1632)

(Desde el siglo XVll hasta el XXl, desde Lope a Machado, a Hopper, a Crewdson y a tantos otros, la soledad siempre ha sido un constante motivo: soledad en las habitaciones, soledad en las vidas. Recogida por fotógrafos, cantada por  poetas)

«Nada te dirá

dónde te encuentras.

Cada momento es un lugar

donde nunca has estado«. (escribió Mark Strand en su estudio sobre Hopper (Lumen)

(Imágenes;- – exposición de fotografías de Gregory Crewdson en la galería madrileña «La Fábrica» hasta el 30 de enero de 2010–cortesía del artista y Luhring Augustine Gallery.-Nueva York.-elmundo.es.- wikipedia -artnet)

HOPPER

Nunca se sabe con la pintura de Hopper si él ha llegado antes con sus pinceles o han llegado antes sus historias. Las historias de las casas y de los hombres atraviesan ciudades y calles hasta posar su soledad en paisajes urbanos, en decorados interiores o en espacios que parecen islas de conversaciones o de miradas. El relato y la pintura se cruzan contándonos la pintura su relato y sugiriendo cada relato su propia pintura. Nunca se sabe quién ha llegado antes, si nosotros con nuestra historia que Hopper pinta o Hopper con la historia que pinta y cuya escritura leemos nosotros. Lo cierto es que, como tantas otras veces, las artes mantienen  esa correspondencia secreta en la que los hilos de la música se entrelazan con los de la literatura y éstos se trenzan con los de la pintura. Las palabras también. Sobre determinadas novelas se habla de «claroscuro». «virtuosismo»,»polifonía» o «contrapunto», como también se alude a su «arabesco», su «textura» o su «variación». Vocablos del lenguaje musical  se deslizan entre los párrafos de una crítica literaria  y el camino también se hace al revés. Así ocurre de uno o de otro modo en los cuadros de Hopper. ¿Quién vive en esas casas aisladas que él pinta y que fueron aprovechadas luego en el cine por Hitchcock o por David Lynch? ¿De dónde vienen o a dónde van  esas mujeres solas,  sentadas sobre la colcha de una cama o absortas en el silencioso rincón de un café   ensimismado? ¿Qué piensan, de qué se lamentan sin decirlo? ¿ Están dándole vueltas al pasado o al futuro? Todo eso son historias que sólo la protagonista sabe y que el escritor inventa observando mientras observa cómo se desarrolla a su  vez  su invención. Entonces Hopper entra. Pinta. ¿ O ha  llegado él  primero y lo que nos cuenta es lo que aún no habíamos contemplado?

Ahora se acaba de publicar un estudio sobre todo esto –Hopper, por Mark Strand (Lumen) -y de nuevo se habla de ese singular fenómeno de los vasos comunicantes entre las artes. «La poesía – se dijo ya hace tiempo – debería producir una semejanza a través de la imaginación, o bien un retrato que provoque en  el ojo una representación visible de la cosa que describe y pinta en su cuadro». Estamos entonces ante la descripción exquisita de la realidad física – esa casa junto a las vías del tren, un faro solitario, una mujer aislada -y todo ello para evocar una imagen en la mente tan intensa como si el objeto descriptivo estuviera frente al lector. Eso nos ocurre con Hopper. Strand habla de que sus cuadros nos invitan a construir un relato. Y nos tienta mucho el poder comenzarlo. ¿Por qué no ponerle nombre y apellidos a estos personajes? ¿Cuáles son sus vidas? Avanzaríamos en unas existencias que apenas son esbozadas y que nos sugieren nudos de historias. Estaríamos  en ese universo de las artes que dialogan entre sí, cercanos de algún modo a esos creadores múltiples que  tantos recuerdos nos han dejado.  Hay que pensar en el Lorca de los dibujos y la poesía, en Dalí (pintura y escritos), en Alberti (nuevamente dibujos y poemas), y si nos remontamos río arriba,  figuras de esa multiplicidad de «vocaciones dobles» como las de E.T.A. Hoffman,  y aún más arriba, Miguel Ángel.

(Imágenes: Hopper.-int. org/ Hopper: tate. org.uk)