CONFIDENCIAS DE MIGUEL ÁNGEL

Miguel Angel.-56gg.-retrato de Miguel Ángel.-por Daniele da Volterra.-wikipedia

«Maestro Giovan Francesco le escribe Miguel Ángel a Francesco Fattucci en diciembre de 1523 -: me preguntas en una de tus cartas cómo van mis asuntos con el Papa Julio. Puedo asegurarte que si me fuese dado el reclamar daños e intereses sería más probable que tuviese que recibir algo que no darlo (….)  Cuando me encontraba en Roma con dicho Papa Julio y me encargó hacer su mausoleo, gasté en mármol para él los mil ducados que me había dado, enviándome después a Carrara para transportar el mármol. Allí permanecí ocho meses dedicado a labrar en bruto el mármol. Transporté casi todo a la Plaza de San Pedro, quedándose parte de él en Ripa. Cuando terminé de pagar los gastos del

Miguel Angel.-5frr.-retrato de Miguel Ángel Buonarroti por Marcelllo Venusti.-1535.-wikipedia

transporte del dicho mármol, a pesar de haber gastado todo el dinero que se me había entregado por este trabajo, amueblé la casa que tenía en la plaza de San Pedro con camas y muebles por mi cuenta, con la esperanza de la construcción de la tumba. Igualmente, hice venir a algunos aprendices de Florencia para trabajar, dándoles dinero por adelantado de mi pertenencia. En el tiempo, el papa Julio cambió de parecer y no quiso que ese trabajo se llevara a cabo. Entonces sucedió que, al no saber yo ese cambio de parecer, fui a pedirle dinero y fui arrojado de su habitación y, por motivo de esa desconsideración, abandoné Roma rápidamente, estropeándose cuanto tenía en la casa.»

Miguel Angel- eccnns- retrato de Julio ll por Rafael Sanzio- wikimedia

Por encima de todas estas vicisitudes y tantas otras que cuenta en sus Cartas Miguel Ángel, su genio artístico resplandece a través de los siglos e Italia ha decidido dedicarle un año entero de homenajes. Vasari, en su Vidas de los pintores, desmenuza los entresijos del trabajo en la Capilla Sixtina: «Miguel Ángel – escribe -iba a encargarse por sí solo de toda la obra, y la condujo a la perfección a través de su esfuerzo y su estudio. No se dejaba ver por nadie, para no tener que mostrar la obra, lo que aumentaba día a día en todos el deseo de verla. El papa Julio estaba deseando ver los progresos que hacía, y el hecho de que se mantuviera oculta aumentaba su deseo; un día quiso ir a verla y no se le abrió, ya que Miguel Ángel no quería mostrarla. El Papa, impaciente, intentaba verla por todos los medios, por lo que Miguel Ángel estaba receloso, y sospechaba

Miguel Angel- 44ff- Capilla Sixtina- wikimedia

que los obreros o sus ayudantes lo traicionarían a cambio de una propina, como de hecho hicieron. Para asegurarse, les ordenó y les hizo prometer que no abrirían a nadie, aunque se tratara del propio Papa; fingió que quería estar algunos días fuera de Roma, repitiendo sus órdenes, y les dejó la llave. Cuando nadie le veía, se encerró en la capilla a trabajar, e inmediatamente se advirtió al Papa que, estando fuera Miguel Ángel, era el momento apropiado para que fuera a ver la capilla, de lo cual esperaban una buena propina. Al ir a entrar en la capilla, el Papa fue el primero que asomó la cabeza y, apenas dio un paso, desde el último andamio Miguel Ángel empezó a lanzar tablas. Al verlo, y conociendo su temperamento, con no menos cólera que miedo, el Papa se dio a la fuga. Miguel Ángel huyó por una ventana de la capilla, se encontró con Bramante da Urbino, le dejó la llave de la obra, y volvió a Florencia en una posta, pensando que Bramante apaciguaría al Papa y convencido de que realmente había obrado mal.»

Las anécdotas en su vida son numerosas pero sobre todas ellas pervive siempre la genialidad de Miguel Ángel celebrada una vez más en los próximos meses en Florencia, Génova, Arezzo y Roma.

(Imágenes-1-Miguel Ángel- Daniele da Volterra.-wikipedia/2.-Miguel Ángel.- Marcello Venusti.-1525-wikipedia/ 3.-papa Julio ll- Rafael Sanzio.-wikipedia/ 4.-Capilla Sixtina.-wikipedia)

EN TORNO A MIGUEL ÁNGEL

«Sucedió entonces – cuenta Vasari en sus «Vidas» de los pintores – que se cayó Miguel Ángel de no muy alto del andamio de esta obra ( estaba pintando la «Capilla Sixtina«), y se hirió una pierna, y debido al dolor y la rabia no dejó que nadie le medicara. Aún vivía el maestro florentino Baccio Rontini, amigo suyo, médico extraordinario y gran aficionado a esta virtud, que sintiendo compasión por él fue a llamar a su casa y, como ni los vecinos ni él mismo le respondían, intentó, por caminos secretos, subir, haciendo huir a Miguel Ángel de estancia en estancia, desesperado. Hasta que no lo hubo curado, el maestro Baccio

no lo quiso abandonar, ni despegarse de él. Una vez curado, volvió a la obra, y trabajó en ella sin más interrupciones hasta que la terminó en pocos meses, dando tanta fuerza a las pinturas de esta obra que ha confirmado el dicho de Dante: «Muertos los muertos y vivos parecían los vivos«.

Giovanni Papini en su «Vida de Miguel Ángel» recuerda que el artista tenía por entonces sesenta y cinco años y se pregunta si la caída fue provocada al poner un pie en falso por inclinarse demasiado hacia la pared o fue presa de algún desvanecimiento repentino, si se tiene en cuenta, como dice el biógrafo Condivi, que Miguel Ángel comía y dormía poco. Vasari, en su» Orazione funebre» por Miguel Ángel, recordaba también que el artista trabajaba casi siempre solo, ya que no se fiaba de nadie, ni siquiera para preparar los colores. Baccio Rontini merecía ser alabado como uno de los salvadores de Miguel Ángel – como sigue diciendo Papini -, siendo así que, por lo general, se le ignora o apenas se le menciona. «A Baccio Rontini, y sólo a él, se debe que pudiera acabar el Juicio Final y vivir veinticuatro años más. Que el Maestro corrió verdadero peligro de perder la vida en aquella caída, nos lo demuestra el testimonio de un contemporáneo, Niccolò Martelli, admirador del Buonarroti, que, escribiendo a Rontini el 10 de abril de 1541, le decía, entre otras alabanzas, que «no había hecho jamás acción tan hermosa como la de haber curado por dos veces al divino Miguel Ángel: una vez oprimido por los paroxismos internos de la fiebre; la otra, por una mala caída de andamio en andamio, que, postrado y casi próximo a  la muerte, le devolviese el gran tesoro de la sanidad, por lo que os debe tener obligación el mundo entero».

A Miguel Ángel le irritó y le desesperó aquella caída y una vez más se pudo comprobar su fuerte temperamento. Como tantos otros, también Daniel J Boorstin al analizar los perfiles de los artistas en su obra «Los creadores» (Crítica) habla del temor reverencial que Miguel Ángel inspiraba a través de su persona y de su arte. «Cuando viene a verme Buonarroti – solía decir el papa Clemente Vll – siempre me siento y le pido que se siente al instante, pues estoy seguro de que lo hará igualmente si no le concedo permiso».» La pintura y la escultura, el trabajo y la buena fe – escribió sin embargo Miguel Ángel en 1542 – han sido mi ruina y continuamente voy de mal en peor. Mejor habría sido para mí si durante mi juventud me hubiera dedicado a fabricar mechas, pues no me hallaría en este estado mental».

Ahora que se cumplen 5oo años de la «Capilla Sixtina« parece que podamos volver a escuchar a Miguel Ángel mientras se ríe y opina entre el embajador de Siena en Roma, Lactancio Tolomeo, y Victoria Colonna, poetisa, gran señora, viuda del marqués de Pescara, amiga de Miguel Ángel, tal como -aludiendo a los diálogos de Francisco de Holanda comenté en Mi Siglo.

(Imágenes.- 1.- Capilla Sixtina.-wikipedia/ 2.-detalles de la Capilla Sixtina/.-3.-retrato de Miguel Ángel por Daniele da Volterra/ 4.-pinturas de la Capilla Sixtina.-wikipedia/ 5.-el Papa, en un encuentro con artistas en la Capilla Sixtina, en 2009.-Reuters)