THOMAS WOLFE Y EL EDITOR DE LIBROS

 

 

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«Le parecía que todo ese increíble milagro de su propia vida y su propio destino – dice el protagonista de la novela «Del tiempo y el río« de Thomas Wolfe – había ordenado todos estos hechos circunstanciales en significados coherentes y relacionados. Sentía que todo – el poderoso movimiento del tren, el infinito misterio y la solitaria desolación de la tierra, el sentimiento de lujo, abundancia e ilimitada riqueza que era estimulado por el rico mobiliario del Pullman y el aire generalizado de afluencia de tantos hombres prósperos – le pertenecía, que todo había surgido de su propia vida y que estaba listo para servirle a la menor de sus órdenes».

Thomas Wolfe, su vida y sus obras  – párrafos como éste, escondidos en millares de páginas – aparecen en «El editor de libros»,  la película que presenta al escritor norteamericano y a su editor en el forcejeo de la sensatez contra la impetuosidad, la batalla entre la medida y la dispersión. Como apuntó el analista y crítico británico Malcolm Bradbury, Wolfe construyó una épica del Yo, la vida y los Estados Unidos, tres enormes empresas a las que entregó sus esfuerzos novelísticos, un sentido más profundo del cambio histórico, que en parte le venía de una visión política más enérgica, y en parte de su ambición por aplicar mayor peso simbólico o mítico al material autobiográfico.

 

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«Escribí sobre la  noche y la oscuridad de los Estados Unidos y sobre las caras de los durmientes en 10.000 pueblos, y sobre las mareas del sueño y sobre cómo fluían los ríos eternamente en la oscuridad… Escribí sobre la muerte y sobre el sueño – decía Thomas Wolfe-, y sobre esa roca legendaria de vida que llamamos la ciudad». «Hay pocas vidas heroicas – confesaba en una carta -; de la única que sé lo suficiente es de la mía propia. Esto puede sonar presuntuoso, quizá, pero como es cierto, no veo la razón para negarlo». «Creo – dijo en otra ocasión – que estamos perdidos aquí, en los Estados Unidos, pero creo que seremos encontrados. Y esta creencia, que llega ahora a la catarsis del conocimento y la convicción, es para mí – y creo que para todos – no nuestra única esperanza, sino el sueño vivo y eterno de los Estados Unidos. Creo que la vida, tal como se ha dado en los Estados Unidos, y tal como nos determina a nosotros – las formas que hemos hecho, las células que crecieron, el panal que se ha creado – era autodestructiva por naturaleza y debe ser destruida. Creo que estas formas están muriendo, y que deben morir, así como creo que los Estados Unidos y el pueblo que vive en ellos no pueden morir, están aún sin ser descubiertos, son inmortales, deben vivir».

 

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(Imágenes .-1-Thomas Wolfe- el ciltural/ 2.- imagen de la película «El editor de libros»- el cine en la sombra/ 4.- imagen de la película)

FITZGERALD Y «EL GRAN GATSBY»

escritores.- asd.- Scott y Zelda Fitgerald

«Las incertidumbres de 1919 habían terminado – escribió Scott Fitzgerald en «Éxito temprano» (1937) – y parecía haber pocas dudas sobre lo que iba a suceder: los Estados Unidos estaban por iniciar la más grande y llamativa de las parrandas de toda la historia e iba a haber mucho que contar en ella. Todo este boom dorado flotaba en el aire, con sus enormes generosidades, sus escandalizantes corrupciones y su tortuosa batalla a muerte, la que tendría que librar el país durante la Prohibición. Todos los relatos que venían a mi mente tenían un elemento de desastre en ellos…»

lectura.-8hjhh.-Scott Fitgerald leyendo

Escribía esto diecisiete años después de la publicación de «El gran Gatsby», una novela calificada por muchos críticos como quizá su libro más acabado, un signo – decía Malcolm Bradbury – de su capacidad para penetrar un mundo fulgurante y destructivo, un romance de amor y dinero -añadía Harold Bloom – como el antirromance de una trágica caída, si «tragedia» no es un término demasiado exaltado para Jay Gatsby«.

Uno de los críticos más penetrantes al analizar la novela americana, como fue Claude- Edmond Magny («L `Age du roman américain» Seuil) se preguntaba por qué algunos de los novelistas de Estados Unidos morían jóvenes y recordaba a Scottt Fitzgerald, muerto a los 45 años de edad por agotamiento nervioso, o quizá – agregaba ella – de desesperación tras haber escrito «El gran Gatsby», novela de potencia magnética y magnífica. Ello podría completarse con las palabras de Michel Mok cuando fue a entrevistar a Scott Fitzgerald en septiembre de 1936 – el día de su cuarenta cumpleaños – para el «New York Post«, y el novelista,«ebrio por su repentino éxito, le dijo a un periodista que nadie debería vivir más allá de los treinta«. Fue en esta importante y estremecedora entrevista, acompañado de una enfermera y con sus sempiternas tentaciones de alcohol – y en la que el escritor presume de acertar siempre con sus títulos («A este lado del paraíso», «Hermosos y condenados», «Suave es la la noche») – , cuando se contempla a un Scott Fitzgerald que se describía a sí mismo como un «plato rajado».

escritores.-uniih.-Scott Fitzegarld.-manuscrito de un poema

Pero quizá los párrafos mejores sobre el autor de «El Gran Gatsby» pertenezcan a Hemingway en el amplio capítulo que le dedica en «París era una fiesta». «Su talento – escribe Hemingway – era tan natural como el dibujo que forma el polvillo en un ala de mariposa. Hubo un tiempo en que él no se entendía a sí mismo como no se entiende la mariposa, y no se daba cuenta cuando su talento estaba magullado o estropeado. Más tarde tomó conciencia de sus vulneradas alas y de cómo estaban hechas, y aprendió a pensar pero no supo ya volar, porque había perdido el amor al vuelo y no sabía hacer más que recordar los tiempos en que volaba sin esfuerzo.»

TELEVISION PROGRAMME.....OMNIBUS....F SCOTT FITZGERALD...Pictur

Uno de esos días en París, Scott Fitzgerald entregó «El gran Gatsby» a Hemingway y a éste le avergonzaron la sobrecubierta chillona y el mal gusto de su presentación. Retiró la sobrecubierta para leer el libro y tiempo después Hemingway confesó: » Si era capaz de escribir un libro tan bueno con «El gran Gatsby«, no cabía duda de que sería capaz de escribir otro todavía mejor. Entonces yo no conocía todavía a Zelda, y por consiguiente no tenía idea de las terribles desventajas con que luchaba Scott».

(Imágenes:- 1.-Scott Fitzgerald y Zelda/ 2.-Scott Fitzgerald.-answers.com/ 3.-manuscrito de un poema de Fitzgerald fechado en 1937/ 4.-Scott Fitzgerald y Hemingway.-dailymail. co. ok)