VERANO 2014 (5) : ALVARO CUNQUEIRO

fantasía-ujuj-Julie Heffernan

 

«Mi primera idea es que un tesoro es una persona viva,  con su memoria y su voluntad- escribía Cunqueiro – No sé si es cierto lo que oí a Lady Gregory referente a que hubo un tiempo en que  todos los tesoros del mundo eran de un solo hombre y que éstos, cansados de él, huyeron y se escondieron en diferentes lugares y, para no ser encontrados, les pagaron a los magos del país para que los encantasen. El hilo de la vida del tesoro pende de que se deshaga este encanto o no. Si se deshace, el tesoro deja de serlo y se convierte en oro natural, y quien

 

fantasía-rrfyy-ilustración de Inga Moore

 

lo deshizo puede llevarlo para casa. Se han dado casos de tesoros que se convirtieron  de oro en ceniza, es decir, que, desvelado el secreto que los defendía, murieron. Los tesoros se dan entre ellos nombres, y a veces basta con saber el nombre del tesoro para que éste se una a quien lo dice.También  el tesoro puede consistir en una palabra, por ejemplo en el nombre secreto de un reino o de una ciudad, y entonces el que sabe ese nombre se hace dueño de aquel reinado o de aquella villa. Francia, Roma, Toledo, París tienen nombres secretos, que fueron muy buscados.

 

fantasía-rvvg--Alexander Jansson

 

Hay tesoros que todos los años tienen que comer o beber algo. Oí hablar de un tesoro en Valedouro que estaba guardado por un enano que llevaba una gorra colorada, y el enano tenia que sustentar al tesoro con sangre de oveja, aunque en otro tiempo lo mantuviera con sangre humana, con lo cual estaba siempre reluciente. Los del lugar se cansaron de darle ovejas al enano, que no quería pagárselas, y uno de Budián, que sabia leer y escribir, puso en un papel sellado
rostros-rress-ojos- joyas- Salvador Dalí- mil novecientos cuarenta y uno

 

que se negaban a aquella renta, y el enano al leerlo tuvo que conformarse, porque la negativa iba por escrito y llevaba una firma. El enano se marchó de la región con el tesoro, pero se le olvidó una tijera de oro, que la repartieron entre los vecinos. P. W. Joyce habla de un tesoro de Irlanda que enfermó del hambre que pasaba, y entonces salió a los caminos a pedir limosna de pan y alimento, que no quería cuartos, andaba con la vestimenta de soldado cojo, y en una boda bebió tanto que se descubrió, diciendo que era un tesoro y que tenía los huesos de oro. Lo mataron cortándole la cabeza, y debajo de la piel del cuerpo era todo moneda inglesa mezclada con una tierra blanca, y un sabio que estaba allí dijo, que si lo dejaban, él lo atraparía y cebaría, y que después, cuando lo matase, estaría todo lleno de oro por dentro.

 

fantasía.-58hh.-Marina Marcolin

 

(…) Los tesoros están separados entre sí por nueve leguas, y los árabes aseguran que donde hay un tesoro hay siempre agua fresca, siendo ésta una imaginación muy de ellos, añadiendo que, si uno encuentra un tesoro en un desierto, si no hubiese agua que beber en aquella comarca, éste moriría de sed y el tesoro quedaría en su escondite, y lo que desean los tesoros es ser encontrados y gastados.

 

fantasía- tgnbn-Anne Bachelier

 

Las cuevas en las que se encuentran los tesoros no fueron hechas por ellos. Se cuenta de algún tesoro que anduvo medio mundo buscando una agradable, y de otros que se metieron en cuevas de serpientes, llegando a un trato con ellas, que quedaron como guardianas. Las culebras duermen enroscadas al tesoro, y de tanto frotarse con él, terminan teniendo la piel de oro.»

Alvaro Cunqueiro.«Tesoros y otras magias»

 

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(Imágenes.-1-Julie Heffernan/ 2.-Inga Moore/ 3.-Alexander Jansson/ 4.-Salvador Dalí- 1941/ 5.-Marina Marcolin/ 6.-Anne Bachelier/ 7.-Katia Weisbeger)

JUEGOS DE MANOS, JUEGOS DE PALABRAS

“Hay en la villa de Madridescribe madame d`Aulnoy al contar su viaje por España – varias casas que son como academia, adonde muchas personas van a reunirse, ya para jugar o para entretenerse hablando. Los que juegan, lo hacen muy honradamente, y cualquiera cantidad que se apunte bajo palabra y se pierda, se paga antes de que transcurran veinticuatro horas, y no se prolonga el plazo ni se falta una sola vez. Se cruzan grandes cantidades, y no por esto aumenta el ruido ni se deja ver disgusto en el rostro del que las pierde; el que gana paga el barato

Ahora que tiene lugar una exposición en la Biblioteca Nacional de Madrid sobre la magia y el juego las palabras jugadoras vienen a la memoria desde los clásicos. Palabras como naipes, arrojadas en la lona del Diccionario para triunfar y quedarse, vencer la partida del tiempo. No lo han conseguido todas, pero muchas aún brilllan avaladas por Quevedo o Cervantes, el «Guzmán de Alfarache« o los «Avisos» de Barrionuevo.

Palabras como rentoy, cientos, reparólo, siete y llevar, las pintas, la flor, capadillo, báciga, cuco, matacán, vueltos, quinolas, carteta, la taba, el palmo, el hoyuelo. Los «engaños a ojos vistas» en las calles y en los garitos son ya narrados por Quevedo que avisa que «hay en cada cuadrilla tres interlocutores». Y cuando Deleito y Piñuela habla de «la mala vida en la España de Felipe lV«, sale a relucir el cierto, «por mal nombre fullero«, que prepara varias barajas con trampa, por si una es descubierta o se pierde. Viene después el rufián, a cuyo cargo corre el hacerlas desaparecer cuando el juego acaba, para que ojos profanos no descubran las trampas. El tercero es el enganchador, equivalente al llamdo gancho en el argot moderno; es decir, el encargado de atraer con ardides a los incautos, para que en la timba los desplumen. Es ley guardada invariablemente entre ellos – sigue diciendo Deleito y Piñuela – que finjan no conocerse en el garito; si ven en él a alguno de su calaña (al que llaman entruchón), le tapan la boca con ocho o diez reales; salen mostrando pesadumbre o decepción por los lances del juego, y se reúnen después en cualquier figón próximo, comiendo abundante y bebiendo de lo fino a costa del despellejado.

Palabras envueltas en lances, mezcladas entre la competición y el azar, el mérito y la suerte, barajadas con rapidez y vigor de manos, con memoria, mímica y disfraz, velocidad en gestos y en dedos, fingimiento, a veces acompañadas de talismanes, presagios y presentimientos, simulacros, máscaras y destrezas, las palabras volando sobre los tapetes y Lope que cantaba los juegos:

«Como el sacar los aceros

con el que diere ocasión,

así el jugar es razón

con quien trajere dineros«.

(Imágenes:- 1, 2 y 3.-exposición de la Biblioteca Nacional de Madrid)