«Apenas una moda ha destruido otra moda, ya es abolida por otra más nueva, que a su vez deja paso a la siguiente que no será la última: así es nuestra ligereza – escribe La Bruyère en sus «Caracteres» – . Ahora una exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid sobre Louise Dahl Wolfe nos lleva hasta el mundo de la moda y esa visión de la moda nos vuelve a llevar a la lectura de La Bruyère. » A través de estas revoluciones – prosigue el escritor francés – ha transcurrido un siglo que ha colocado todos estos adornos en la categoría de las cosas pasadas y que ya no existen; entonces la moda más curiosa y que más gusta ver es la antigua.
(…) Se condena una moda que toma la cabeza de las mujeres como base de un edificio de varios pisos, cuya disposición y estructura cambian según sus caprichos; que separa los cabellos de la cara, a pesar de que crecen para acompañarla, que los levanta y los eriza al modo de las bacantes, como si quisiera cambiar la fisonomía dulce y modesta de las mujeres por otra altiva y audaz; se protesta, en fin, contra tal o cual moda, que, sin embargo, por muy extraña que sea, adorna y embellece mientras dura y de la que se saca todo el partido que se puede esperar de ella: el de agradar».
(…) En algunas mujeres – sigue diciendo La Bruyère – hay una nobleza artificial que radica en el movimiento de los ojos, en el gesto de la cabeza, en la manera de andar y que no va más lejos: un ingenio deslumbrador que impresiona y que no se estima porque no es profundo. En otras hay una nobleza sencilla, natural, independiente del gesto y del modo de andar que tiene su origen en el corazón y que es como una consecuencia de su elevada estirpe; un mérito tranquilo, pero firme, unido a mil virtudes, que toda la modestia no consigue ocultar, que se escapan y se muestran a los que tienen ojos».
(Imágenes.- 1- Louise Dalh Wolfe- 1940/ 2.-Louise Dalh Wolfe-all- art- org- 1953/ 3.-Louise Dalh Wolfe-all-art- org- 1953/ 4.-Louise Dalh Wolfe- all- art- org)