EL LADRIDO DEL PERRO

 


 

“Casi todos los cazadores ignoran que el ladrido no es natural al perro. Ni el perro salvaje ni las especies de que procede —lobo, chacal — ladran, sino que, simplemente , aúllan — escribe Ortega en “La caza y los toros”.  Para acabar de confirmar el hecho poseemos inclusive la situación de tránsito: el perro doméstico más antiguo, ciertas razas americanas y australianas, es mudo. Recuérdese la sorpresa con que en la relación  de su primer viaje anota Colón que los perros antillanos no ladraban. Han dejado de aullar y aún no han aprendido a ladrar. Entre el ladrido y el aullido la diferencia es radical. El aullido es como el grito de dolor en el hombre, un “gesto” expresivo. En él, como en los demás gestos espontáneos, se manifiesta un estado emocional del sujeto. La palabra, por el contrario, en lo que tiene estrictamente  de palabra, no expresa  nada, sino que tiene significación. Paralelamente acaece que el aullido y el grito son involuntarios, y cuando no, es que son fingidos, imitados.

 


No se puede “querer” dar un grito de espanto; lo  único que se puede querer es reprimirlo. La palabra, en cambio, no es emitida  sino voluntariamente. Por eso aullar y gritar no son “decir”. Pues bien, el ladrar es ya un elemental decir. Cuando el extraño pasa a la vera de la alqueria, el perro ladra, no porque le duela nada, sino porque quiere “decir” a su amo que un desconocido anda cerca. Y el amo, si conoce el “diccionario” de su can, puede saber más detalles: qué temple lleva el transeúnte, si pasa cerca o lejos, si es uno solo o un grupo y, lo que encuentro pavoroso, si el viandante es pobre o es rico . En la domesticación , por tanto, ha adquirido el perro con el ladrido un casi-“lenguaje”, y esto implica que ha comenzado en él a germinar una casi-razón.

Véase hasta qué punto es certero y admirable el modismo castizo con que nuestros monteros populares denominan el ladrido de la jauría: le dicen “la dicha”. El cazador veterano llega a aprender  perfectamente el rico “vocabulario” y la sutil “gramática” de este casi-lenguaje canino.

Hombre y perro han articulado uno en otro su sendo cazar, y esto representa la cima de la venación , que se hace “cinegética”. De tal modo es la caza con perro perfección y dechado de la cacería, que  el sentido propio del término “cinégetica” ha llegado a aplicarse a todo el arte venatorio, cualesquiera sean sus formas.”

 

 

(Imágenes —1-Zdzislaw  Bekinski/ 2- Winslow Homer/ 3–Emil Nolde- 1916)

EL LOBO

 

animales.-5tn.-lobo.-Sarah Esteje.-abadidabou sarah esteje

 

«Querido hijo, sólo para contarte que anoche volvió el lobo. Hay quien dice que treinta y quien veintinueve los años que no asomaba por aquí, o sea llevando yo ya de maestra sobre unos cinco o seis, que apenas lo recuerdo, porque son los hombres los que hacen efemérides o «memorabilia» de estas cosas. (…) No tengo que decirte que el lobo ya no es fuente de aprensión ninguna por aquí (qué digo, si tan siquiera habías nacido) y, en cambio, una gran temática de curiosidad, de diversión, de episodios antiguos cien veces reajustados, mejorados y redondeados. Esto los viejos, que se dan muchas ínfulas y credenciales de testigo de vista de que el lobo existe o ha existido alguna vez; y a tanto llegan que algunos, como Fariña, hace como que se muere de risa de todos los que juran y perjuran haberlo visto anoche.(…) Los viejos se resisten, como ya puedes entender, a que nadie amenace robarles el honroso y acrisolado prestigio de haber sido los últimos que han visto al lobo alguna vez. (…) Sólo Dios sabe en este mundo lo que es capaz de andar un lobo en treinta horas, como no sea que se tope con alguna querencia o merodeo. Tu padre me cuenta que se ha sabido, con comprobación, de alguna loba parida que se alejaba hasta veinte kilómetros, cinco leguas dice él, de la carnada, en busca de una presa, y a la noche volvía puntualmente a amamantar a los lobeznos ; lobas y todo, madres son.»

Así va contando Sánchez Ferlosio, en su excelente prosa tan cuidada, el relato «Carta de provincias« (ABC 2004) – recogido en «El geco» (Destino) – rondando literariamente las vicisitudes del lobo. En estos días surge de nuevo la alarma contra los ataques del lobo y la literatura nos vuelve a traer a este animal que fue tema en varias ocasiones del autor de «Alfanhuí«, siempre tratado en su escritura con enorme eficacia y gran belleza.

 

lobos-eeff-en el Barraco, Avila, con los mastines y las vallas para protegerse de los lobos- foto Carlos Rosillo- elpais es

 

«El lobo, viejo, desdentado, cano, despeluchado, desmedrado, enfermo, cansado un día de vivir y hambrear- cuenta en «El reincidente» («El País», 1987) -, sintió llegada para él la hora de reclinar finalmente la cabeza en el regazo del Creador. Noche y día caminó por cada vez más extraviados andurriales, cada vez más arriscadas serranías, más empinadas y vertiginosas cuestas, hasta donde el pavoroso rugir del huracán en las talladas cresterías de hielo se trocaba de pronto, como voz sofocada entre algodones, al entrar en la espesa cúpula de niebla, en el blanco silencio de la Cumbre Eterna.»

 

lobos-uunnh-lobos en España- todoavatar com

 

Muchos años antes, en «Papeles de Son Armadans», en 1956 – y también recogido en «El geco» -, Ferlosio había trazado ya las suertes últimas del lobo en la boca de un personaje del relato titulado «Dientes, pólvora, febrero» : «…, y luego un concejal, ya bebido, empezó en voz alta que en ningún otro pueblo sabían hacer lobadas más que ellos; ningún otro pueblo de los alrededores sabía combatir al lobo como hay que combatirlo; y que al lobo hay que combatirlo en su terreno, combatirlo con sus mismas astucias y artimañas; que el lobo había que combatirlo y no había que dejarle ni un día de descanso, porque si no el ganado jamás podría prosperar; que por los otros pueblos salían en busca del lobo como si fueran a robar una gallina, y así de buena gana, así en su vida matarían a un lobo; porque el silencio era lo primero que hacía falta para enganchar al lobo, y lo segundo no darle en el olfato, y lo tercero la constancia, como en todas las cosas de la vida, además, que sin constancia no se iba a ningún sitio ni nada se conseguía, más que enredar y hacer el tonto; y el lobo es un ganado muy astuto, decía, y camina diez leguas en una sola noche y es necesario exterminarlo, porque es un bicho que mata por matar, porque asesina cien ovejas y luego se come una sola, y eso sólo lo hace por malicia, por hacer daño y se acabó; igual que una persona avariciosa.»

Excelentes narraciones en torno a un debatido animal.

 

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(Imágenes.-1- Sarah Esteje/ 2.-el Barranco- Ávila- los mastines y las vallas para defenderse del lobo- foto Carlos Rosillo- elpais/ 3.-lobos en España- todoavatar.com/ 4.-castle-clash-wikia.com)