DISCO – OLIMPIADAS (16)

«El tirar es fuerza de las manos y de los brazos, arrojando de ellos alguna cosa. En los gimnasios lo que arrojaban era una masa redonda y gruesa, a manera de plato, que llamaban Disco…Eran algunos de estos discos tan pesados, que apenas podía un hombre levantarlos del suelo y moverlos; mas los ordinarios no eran tan pesados…

Con el disco jugaba el dios Apolo cuando el mancebo Jacinto, malogrado, le costó bien caro, pues perdió la vida. Yéndosele de la mano el disco al dios y dándole en la cabeza a Jacinto…

Este ejercicio se hace todavía en España, y en los pueblos menores y serranías es más frecuente. Llámanle tirar la barra. Y de aquí ha venido a ser proverbio por aventajarse, también se llama, el Perrón, por un hierro redondo, grueso, horadado por medio, que es el instrumento que imita algo al disco».

Rodrigo Caro: «Días Geniales o Lúdricos» (1884)

(Imagen: el estonio Gerd Kanter, oro en disco.-foto Kay Nietfeld.-EFE.-elmundo.es)

LUCHA LIBRE – OLIMPIADAS (15)

«La antiguedad de la lucha, a mi parecer, es tanta como la que tiene el género humano… En Grecia y otras partes hubo maestros asalariados de lo público, y lugares que llamaron gimnasios, donde lucharan en una parte que llamaban Xisto. Luchaban desnudos y para esto se untaban con aceite y polvo todo el cuerpo y fabricábanse muy bien su cuerpo primero. Por eso Garcilaso le llamó polvorosa a la lucha:

Por ti con diestra mano

no revuelve la espada presurosa,

y en el dudoso llano huye la polvorosa

Palestra, como siempre ponzoñosa.

Hacían sus acometimientos para asirse bien y tenían sus tretas particulares…Derribar con las piernas, torcer el cuerpo, pervertir, echar zancadillas…»

Rodrigo Caro: «Días Geniales o Lúdricos» (1884)

(Imagen: el indio Yogeshwar Dutt y el japonés Kenichi Yumoto.- foto: Toshifumi Kitamura.-AFP.-elmundo.es)

TENIS – OLIMPIADAS (11)

«Fueron los juegos estimados en mucho, no sólo por la persona que vencía sino para todo su linaje y patria, de tal manera que le componían himnos, levantaban estatuas y escribían su nombre para eterna memoria de su virtud».

Rodrigo Caro: «Días Geniales o Lúdricos» (1884)

(Imagen: «The New York Times»)

SEMBLANZA DE UN ATLETA – OLIMPIADAS ( 9 )

«Era este noble mozo de alto hecho,

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de cuerpo grande y relevado pecho,

hábil, diestro, fortísimo y ligero,

sobrio, astuto, sagaz, determinado,

y en cosas de repente reportado»

Alonso de Ercilla: «La Araucana» (1589 )

(Imágenes: Usain Bolt.-foto: Odd Andersen.-Associated Press.-The New York Times/ Usain Bolt.-foto: Matt Dunham-Associated Press.-The New York Times)

CARRERAS – OLIMPIADAS ( 8 )

«Cuatro corredores mancebos, ágiles y sueltos, tenían los pies izquierdos delante y los derechos alzados, que no les impedía otra cosa el soltarse a correr sino soltar una cuerda que les servía de raya y de señal, que en soltándola habían de volar a un término señalado, donde habían de dar fin a su carrera…

Dobló la rodilla el hermoso mancebo e inclinó la cabeza en señal de crianza y agradecimiento, y en dos brincos se puso ante la cuerda que detenía a los cuatro ligeros corredores…

Sonó una trompeta, soltaron la cuerda y arrojáronse al suelo los cinco; pero aún no habrían dado veinte pasos, cuando, con más de seis, se les aventajó el recien venido, y a los treinta, ya los llevaba de ventaja más de quince; finalmente, se los dejó a poco más de la mitad del camino, como si fueran estatuas inmóviles, con admiración de todos los circunstantes».

Miguel de Cervantes: «Los trabajos de Persiles y Sigismunda» (1617) 

(Imágenes: Usain Bolt.-foto Jewel Samad.-agence France-Presse.-Getty Images.-The New York Times/ Tyson Gay.-foto Doug Mills.-The New York Times)

GANAR O PERDER – OLIMPIADAS ( 7 )

«Si pierdes no sufres injuria alguna, y así el perder lo llevamos con paciencia, sin ceño, sin mostrar tristeza, sin maldecir de ti, ni de los compañeros, ni de los mirones; y si ganas no mostrarás soberbia, ni enojarás a nadie con chistes; serás, pues, alegre, gracioso, cortés, sin truhanería ni desenfado…

Recuerda que los que miran son como los jueces del juego, y cede a su dictamen sin dar señales de que no te parece bien».

Luis Vives: «Diálogos» (1723)

(Imagen: Solenny Villasmil.-foto:David Guttenfelder.-Associated-Press.-The New York Times)

ESGRIMA – OLIMPIADAS (4)

«En la antigua y vulgar esgrima, usan los profesores de treinta tretas aunque como queda dicho no puede haber más que cinco: Tajo, Revés, Estocada, Medio tajo y Media estocada; y los nombres que tienen y por los que son conocidos son estos: estocada de puño, la cornada, el botonazo, la zambullida, la manotada, la estocada a la mano, la encadenada, la engavilanada, la torneada, el arrebatar y tajo, el remesón, la de golpe a la espada, el llamar, el quiebro, la garatufa, la ganacia, la tentada, el codazo, el brazol, el canillazo, la treta doble, el tajo horizontal, la defendida, la irremediable, el tajo ascendiente, el revés ascendiente, y la escampavita. Avirtiendo que en estas tres últimas y en otras a quienes llaman, la pasada, hacen la nación italiana y la francesa tan grande aprecio, que afianzan en ello cuanto pudieren en lo sumo de la ciencia».

Luis Pacheco: «Advertencias para la enseñanza de la filosofía y destreza de las armas» (1639)

(Imágenes:Azza Besbes.-foto: Clive Brunskill/Getty Images.-The New York Times/ Mariel Zagunis.-foto: Doug Mills/The New York Times)

OLIMPIADAS (1)

«Los reyes, por parecerles que la melancolía en los vasallos suele despertar malos pensamientos, procuran tener alegre el pueblo y entretenido con fiestas públicas y a veces con ordinarias comedias; principalmente solemnizaban el día que fueron asuntos al reino con hacer que se renovasen los juegos que los gentiles llaman Olímpicos, en el mejor modo que podían. Señalaban premio a los corredores, honraban a los diestros, coronaban a los tiradores y subían al cielo de la alabanza a los que derribaban a otros en la tierra.

Hacíase este espectáculo junto a la marina, en una espaciosa playa, a quien quitaban el sol infinita cantidad de ramos entretejidos que la dejaban a la sombra; ponían en la mitad un suntuoso teatro, en el cual, sentado el rey y la real familia, miraban los apacibles juegos».

Miguel de Cervantes, «Los trabajos de Persiles y Sigismunda».

(Imagen: pekin08.es)