EL ARTE DE LA CONVERSACIÓN

El motivo de que haya tan pocas personas que resulten agradables en la conversación — recuerda  en sus “Máximas” La Rochefoucauld  — es que cada cual piensa más en lo que quiere decir que en lo que están diciendo los demás.


Hay que escuchar a los que hablan, si se quiere ser escuchado;  hay que dejarles en libertad de hacerse oír y hasta de decir cosas inútiles. En lugar de contradecirles o interrumpirles, como suele hacerse, debemos al contrario tomar parte en sus ideas y gustos, mostrarles que los escuchamos, hablarles de cosas que les atañen, alabar lo que dicen si lo merece y demostrarles que los alabamos más por convicción que por amabilidad. Hay que evitar discusiones sobre cosas  indiferentes, hacer pocas preguntas inútiles y no dar  a entender nunca que pretendemos tener más razón que los demás,  así como cederles de buen grado el privilegio de tomar una decisión

Se deben decir cosas naturales, fáciles y más o menos serias, según el humor y la inclinación de las personas con quienes se conversa;  no acosarlas  para que aprueben lo que decimos, ni siquiera para que nos contesten. Cuando se han satisfecho de esta suerte los deberes de cortesía, pueden exponerse los propios sentimientos sin prevención ni tozudez,  dando a entender que tratamos de apoyarlos con la opinión de aquellos que nos escuchan. 

Hay que evitar hablar mucho de sí mismo y ponerse a menudo como ejemplo. Nunca  será excesivo el interés que pongamos en conocer la inclinación y alcances de aquellos con quienes hablamos, para unirnos a la opinión del que más talento tiene y añadir nuestras ideas a las suyas dándole a entender, en lo posible, que las tomamos de él. Es de gran habilidad no agotar los temas que se tratan y dejar para los demás algo que pensar y que decir.

José Julio Perlado

imágenes- 1- Hooper/ 2- wikipedia

SOBRE LO VERDADERO Y LO FALSO

 

 

“Se es falso de diferentes maneras – dice   La Rochefoucauld -. Hay hombres falsos que quieren siempre parecer lo que no son. Hay otros, de mayor buena fe, que han nacido falsos, se equivocan ellos mismos y no ven nunca las cosas como son.  Los hay cuyo entendimiento es recto y el gusto falso. Otros tienen falso el entendimiento y alguna rectitud en el gusto. Y los hay que no tienen nada falso, ni en el entendimiento, ni en el gusto. De éstos  hay muy pocos  ya que, hablando en general, no hay casi nadie que no tenga alguna falsedad de entendimiento o de gusto.

 

Lo que hace tan universal esa falsedad es que nuestras cualidades son inciertas y confusas y que nuestras apreciaciones también lo son;  no vemos las cosas precisamente  como son, las estimamos en más o en menos de lo que valen y no las relacionamos con nosotros de la manera que les conviene y que conviene a nuestro estado y a nuestras cualidades. Este engaño introduce un número infinito de falsedades en el gusto y en el entendimiento : nuestro amor propio se  muestra halagado por todo lo que se presenta a nosotros con las apariencias del bien;  pero como hay varias suertes de bienes que interesan a nuestra vanidad o a nuestro temperamento, los seguimos a menudo por costumbre o por comodidad;  los seguimos porque los demás los siguen, sin considerar que un mismo sentimiento no debe ser adoptado de la misma manera por toda clase de personas.

 

 

(…) Las gentes honestas deben aprobar sin prevención lo que merece  ser aprobado, seguir lo que debe ser seguido y no presumir de nada. Pero para ello hace falta una gran ecuanimidad y una gran rectitud;   hay que saber discernir lo que es bueno en general y lo que nos es propio, y seguir entonces con razón la inclinación natural que nos lleva hacia las cosas que nos gustan.”

 

 

(Imágenes -1 – Fritz Winter – 1934/ 2- Byran Hunt -1990- artnet/ 3- Clarence Holbrook Carter – 1970/  4- Semyon  Falbisovich)

LA AVARICIA ( Y LOS MERCADOS FINANCIEROS )

«Le Monde»  (como ya dije en Mi Siglo el 13 de septiembre) continúa ofreciendo imágenes que nos puedan llevar a la lectura de» La Comedia humana» de Balzac y de nuevo muchas frases acuden aquí para comentar la avaricia (Si añadimos además la actualidad que nos arroja estos días los mercados financieros)

«La extremada avaricia – escribe, por ejemploLa Rochefoucauld – se engaña casi siempre: no hay ninguna pasión que se aleje tanto de su fin, ni sobre la cual el presente tenga tanto poder en perjuicio del porvenir».

«Muy a menudo la avaricia produce resultados contrarios – dice también La Rochefoucauld -; existe una cantidad infinita de gente que sacrifican todo su bien a esperanzas dudosas y lejanas; otras desprecian importantes ventajas futuras por pequeños intereses presentes».

«Al pobre le faltan muchas cosas; pero al avaro, todas».- recuerda Publio Siro en sus «Sentencias».

«Por muy enterrado y guardado que tenga el avaro su dinero – escribe Antonio de Guevara en sus «Epístolas familiares» -, de nadie lo guarda tanto como lo guarda de sí mismo; porque si echa dos llaves al cofre para guardar, echa doscientas a su corazón para no gastar».

Y reza la sabiduría de un Anónimo de este modo: «La avaricia es un continuo vivir en la pobreza por miedo a ser pobre».

(Imagen: ilustración de «Le Monde» para el lanzamiento de «La Comedia humana» de Balzac)