YO HE NACIDO EN UN DÍA AZUL

 

pintores-nnhu- Yves Klein- la ola- museoreinasofia es

 

«Nací el 31 de enero de 1979. Un miércoles. Lo sé porque en mi espíritu, el 31 de enero de 1979, es azul. Los miércoles son todos azules (…) Amo la fecha de mi aniversario porque cuando visualizo los nombres que la componen, veo sus formas lisas y redondas, como guijarros sobre una playa.

(…)

Tengo mi percepción de las palabras y del lenguaje – sigue diciendo el escritor británico Daniel Tammet-. La palabra escala, por ejemplo, es azul y brillante, mientras que aro es blanca y blanda. La palabra jardín es amarilla y la palabra pena es blanca con puntos azules. Hay investigadores que han propuesto la hipótesis de que el color de las palabras depende de su letra inicial, algo que en

 

habitacion azul-foros elpais.

 

general es cierto en lo que a mí me concierne. Yogurt es amarilla, video es violeta (…) La palabra blanco es azul, mientras que naranja es clara y luminosa como el hielo. El color de la palabra vino está muy bien evocado por el francés vin, que es violeta. Percibir los colores y las texturas de cada palabra permiten a mi memoria retener mejor los hechos y los nombres».

Cuando Tammet nos habla de que él «ha nacido en un día azul», ese azul nos lleva de algún modo a la interpretación que de los azules de Picasso quiso hacer Jung cuando habló de que en ellos «reina el azul de la noche, de la luz de la luna y del agua, y también el azul del inframundo egipcio«. Los años de miseria de

 

Picasso- bbgy- mendigos junto al mar.-mil novecientos tres

 

 

Picasso quedan envueltos en su época azul y los días trágicos de Hiroshima quedan envueltos en las siluetas azules de Yves Klein, siluetas azules recortadas contra un espacio de un azul más oscuro, sus miembros extendidos recordando las blancas formas fantasmales de la víctimas vaporizadas por la bomba atómica, en palabras de Philip Ball. 

 

Yves Klein-nhy-- Hiroshima- artiblart com

 

El azul y Klein han ido siempre juntos desde la niñez. «Cuando yo era aún adolescente – recordaba Klein -, en 1946, yo quería poner mi nombre al otro lado del cielo durante un fantástico viaje «realístico- imaginario». Aquel día, mientras estaba tumbado en la playa de Niza, sentí mi odio hacia los pájaros que volaban de aquí para allá en mi bello cielo azul sin nubes, ya que ellos estaban intentando hacer agujeros en la más bella y la más grande de mis obras».

 

Yves Klein- bffr-museo nacional de Arte Reins Sofia

 

(Imágenes.- 1.- Yves Klein- museoreinasofia/ 2.-foros el país/ 3.-Picassso.-mendigos junto al mar- 1903/4.- Yves Klein.- «Hiroshima»-1961/ 5.- Yves Klein.-museo Reina Sofía)

ENIGMA DE UNA TARDE DE OTOÑO

«Yo hacía muy poco caso de los sueños – cuenta el escritor Alberto Savinio, cuyo verdadero nombre era  Andrea de Chirico, hermano del pintor Giorgio de Chirico -.Y era deliberado. Despreciaba los sueños. Y era a propósito. Quiero decir: más por voluntad mía propia que porque los sueños lo mereciesen. Me protegía contra los sueños. Recelaba de los sueños como de algo que seduce con medios engañosos y demasiado fáciles, que atrae con promesas de profundidad superficial, pero que, en realidad, no es otra cosa que un juego absurdo, carente de todo sentido».

Se celebra este año el centenario del arte «metafísico«, vanguardia artística plena de imágenes oníricas que despertaron particular interés en los pintores surrealistas.

«Todo objeto – había escrito de Chiricotiene dos aspectos: el aspecto común, que es el que generalmente vemos y que todos ven, y el aspecto fantasmal y metafísico, que solo ven raras personas en momentos de clarividencia y meditación metafísica. Una obra de arte tiene que contar algo que no aparece en su forma visible«. Y aquello que de Chirico «vio» – y lo reveló en su pintura Enigma de una tarde de otoño – lo contaba así:

» En una límpida tarde otoñal estaba sentado en un banco en el centro de la plaza de Santa Cruz, en Florencia. Naturalmente, no era la primera vez que veía aquella plaza: pero acababa de salir de una larga y dolorosa enfermedad intestinal, y me hallaba como en un estado de mórbida sensibilidad. Todo el mundo que me rodeaba, incluso el mármol de los edificios y de las fuentes, me parecía convaleciente. En el centro de la plaza se alza una estatua de Dante, vestida con una larga túnica, con sus obras pegadas al cuerpo y la cabeza, coronada de laurel, pensativamente reclinada….El sol otoñal, cálido y fuerte, aclaraba la estatura y la fachada de la iglesia. Tuve entonces la extraña impresión de mirar aquellas cosas por primera vez, y la composición del cuadro se reveló a los ojos de mi mente”.

Eran los sueños, el «aspecto fantasmal» de las cosas, como diría Jung al hablar de su pintura, transposiciones de la realidad análogas a sueños, que surgían como visiones procedentes del inconsciente. Eran ciudades de Italia, torres y objetos situados en una perspectiva como si estuviesen en el vacío, iluminados por una luz fría, inclemente, que procede de un origen invisible. Jung añadía que en la obra de Chirico «el hombre está privado de alma; se convierte en un maniquí sin rostro ( y por tanto, también sin consciencia)». Era también la posibilidad poética de un arte concebido para hacer emerger lo que esconde de enigmática la realidad. Como se recuerda en la gran muestra que acaba de inaugurarse en Roma, en el Palacio de Exposiciones, era la total mirada del pintor sobre la Naturaleza, la idea de la Naturaleza a veces idealizada como en los paisajes mitológicos, o exaltada como aparición poética, o también expresada en alucinaciones urbanas, en geometría de imágenes.

Los sueños iban y venían, pues, sobre la superficie de los cuadros, por encima y en derredor de los maniquíes, de las estatuas y de los trajes vacíos. Las formas inutilizables e inhabitables, muchas veces invadidas de espacios oníricos, trazaban la línea de fuego del sueño que atravesaba también las opiniones de los dos hermanos de Chirico. » Ahora, desde hace algún tiempo – seguía  diciendo Alberto Savinio -, mis sueños se despiertan, asoman la cabeza, resisten la vida despierta, llaman la atención. Se ponen delante y se aprovechan de su mutismo para hacerse los amos en pleno silencio mío. Van tomando forma poco a poco y rodeándome. Mis sueños me vigilan como una guardia de honor. (…) Y yo a mis sueños los espero, los deseo, no puedo prescindir de ellos (…) Los sueños que yo evitaba con tanto cuidado y alejaba de mí con tanta facilidad, ahora se me han vuelto suavemente pegadizos, y se me incrustan «amorosamente» en la memoria«.

«No hay que olvidar que un cuadro -había dicho Giorgio de Chiricodebe ser siempre el reflejo de una sensación profunda y que profundo significa raro y que raro significa no conocido o completamente desconocido«.

( La Natura secondo de Chirico «.-9 abril-11 de julio 2010.-Palazzo delle Esposizioni.-Roma)

(Imágenes:- – Giorgio de Chirico: 1.-Enigma de una tarde de otoño/.-2.-The Disquieting Muses.-1918.-colección privada.-Olga´s Gallery/ 3.-El varticinador.-1914-1915.-Fundación Giorgio de Chirico/.-4.- Le Duo.-1914-15.-Fundación Giorgio de Chirico/ 5.-De  Chirico trabajando en su estudio.-Fundación Giorgio de Chirico/ 5.- De Chirico.-1936-37.- Giorgio de Chirico.-New York 1936-37.-foto Irving Penn.- Fundación Giorgio de Chirico)

CENTENARIA GRAN VÍA DE MADRID ( y 4) : PLAZA DEL CALLAO

«En este momento – dirá Moreno Villa al retratar con la literatura una instantánea de Madrid -, Juan Echevarría está pintando su enésimo retrato de Baroja, Ortega prepara su clase de filosofía, Menéndez Pidal redacta su libro «La España del Cid«, Arniches ensaya un sainete, Manuel Machado entra y sale de la Biblioteca del Ayuntamiento, Antonio conversa con Juan de Mairena, Azorín desmenuza la carne de un clásico, don Pío del Río Hortega está sobre el microscopio, Juan Ramón Jiménez discurre algún modo de atrincherarse en el silencio, don Manuel Bartolomé Cossío corrige pruebas de mil cosas, Benavente se fuma su interminable puro, Ramón y Cajal estudia las hormigas, Américo Castro lucha a brazo partido con Santa Teresa, Zubiri, Gaos, Navarro Tomás, García Lorca, Valle Inclán...».

Los nombres de Madrid y en Madrid. Un Madrid eterno. Y en medio de él – desde la calle de Alcalá a la Plaza de España la Gran Vía.

Recorriendo en el tiempo esa Gran Vía se evocan célebres cafés – como el que agrupaba a la tertulia de José María de Cossío -; otro viejo café al que solía acudir Antonio Machado; el estudio del pintor Pancho Cossío;  el Hotel Florida, ocupado por célebres escritoresHemingway, Dos Passos -,  corresponsales en tiempo de guerra. En Gran Vía número 7 – que entonces se llamaba Avenida de Pi y Margall – se encontraba la «Revista de Occidente» y Fernando Vela, primer secretario de la Revista y fundador, con Ortega, de ella, cuenta que «la habitación era muy reducida, sin espacio más que para dos mesas. (…) Todos trabajábamos en todo. El edificio no estaba terminado-era 1923 – y teníamos que entrar por una puerta secundaria de la calle de la Salud y subir por una escalera que todavía estaba sin barandilla. (…) Más tarde, alquilamos dos habitaciones mejores en el mismo edificio, y posteriormente, en el mismo piso, un despacho para Ortega, que llenó de estanterías de libros, y un salón donde desde entonces se reunió la concurrida tertulia a la que acudían todas las tardes artistas, escritores, catedráticos, científicos y políticos». Ramón Gómez de la Serna, en su «Automoribundia» recordó que García Lorca llegó a aquella Revista con su primer manuscrito de versos y la Revista se los editó sin más, siendo uno de los éxitos mayores. A veces iba don Miguel de Unamuno, cuando pasaba por Madrid con motivo de unas oposiciones, y en esa Revista se publicaron las primeras cosas de Kafka, Huxley, Spengler, Jung y Keyserling.

Centenaria Gran Vía de tertulias, de cafés, de Revistas. Centenaria Gran Vía de automóviles, de gentes, de vidas.

Centenaria Gran Vía de recuerdos.

(Imágenes:-1-Gran Vía.- Madrid ayer, hoy y mañana/.2.-Gran Vía.-commons.wikipedia.org/-3.- Madrid.-Las modistillas le piden novio a San Antonio de la Florida.-1933.-foto ALFONSO)