100 AÑOS DE ARTHUR MILLER

 

cine.-523sww.-Arthur Miller y Helen Mirren

 

«Existe una estructura dramática – le decía Arthur Miller a Josh Greenfeld en 1972 – que para mí es fascinante. Me encanta alterarla y darle forma de nuevo. Y me gusta actuar mientras escribo. Quiero decir que yo soy todo el elenco, interpreto todos los papeles. Eso no lo puedes hacer con un libro. Y también me encantan los actores reales. Me gusta sentarme allí, cambiar una línea y ver cómo se produce una explosión si esa línea no se hubiera cambiado». En estos días en que se conmemoran los 100 años de Miller las confidencias del dramaturgo vuelven a la actualidad. Cuando en enero de 1953 se estrenó en Broadway «Las brujas de Salem» culminaba el furor

 

escritores.-3hhu.-Arthur Miller y Elia Kazan

 

desatado por las acusaciones del senador Joe McCarthy y la pieza teatral de Miller se convirtió para él en una amenaza personal, como así lo recordaba el crítico Thomas E. Porter. Hombres que habían conocido al escritor durante años pasaban a su lado «sin dirigirle la palabra» porque el  macarthysmo estaba en el aire y tenía todas las cualidades de una cacería de brujas. Miller trazaba un paralelo consciente con la situación pero matizaba: «Supe de la caza de brujas en Salem muchos años antes de que tuviera lugar el «macarthysmo»… Dudo de que hubiera intentado la agonía de escribir una pieza sobre el tema, si no me hubiera enterado de un hecho

 

Arthur Miller.-1.-amer-lit-putitain -textbook wikispace

 

singular (…) Descubrí una especie de autoconciencia en el sangriento libro de Salem y pensé que, dado que la natural superficie realista de esa sociedad estaba ya inmersa en los problema de las relaciones del hombre con Dios, escribir una obra realista sobre ese mundo era ya escribir en un estilo que estaría más allá del realismo contemporáneo». «Las brujas de Salem», con el paso del tiempo – confesó Miller en sus Memorias -, sería con mucho mi obra más representada. Su sentido varía según el momento y el lugar. Casi puedo adivinar la situación política de un país si obtiene un éxito repentino en él, ya que se trata de una advertencia contra la tiranía o bien de una rememoración de la tiranía que acaba de padecerse (…) La escritora china Nien Cheng, que sufrió seis años y medio de reclusión solitaria y  cuya hija murió a manos de los Guardias Rojos, me contó que al salir de la cárcel vio la representación teatral en Shangai y que no podía creer que la obra la hubiese escrito un extranjero. «Algunos de los interrogatorios», me dijo, «eran idénticos a los que sufríamos durante la Revolución Cultural«. Me puso los pelos de punta – comentaba Arthur Miller – al advertir lo que no me había pasado por la cabeza hasta que la autora china me lo dijo: que en ambos casos, la tiranía de los adolescentes era prácticamente igual»,

 

 

Arthur Miller.-4.-foto Nicole Bengiveno.-1999.-The New York Times

 

(Imágenes.- 1.- Miller  con Helen Mirren/ 2.- Miller y Elia Kazan/ 3.-Miller-puritain textbook wikispace/ 4.- Miller- 1999 – foto Nicole Bengiveno- The New York Times)

TODOS ERAN MIS HIJOS

«¿Qué habrías hecho  – le preguntó Josh Greenfeld para The New York Times Magazine en 1972 a Arthur Millersi «Todos eran mis hijos» no hubiera tenido éxito?»- Y el dramaturgo contestó: » No tengo ni idea. Probablemente. habría seguido adelante a pesar de todo. También puede que no lo hubiera hecho, porque soy capaz de hacer un montón de cosas. Por ejemplo, habría trabajado de carpintero. Un buen carpintero gana hoy en día más que el noventa y cinco por ciento de los miembros del gremio de autores«. Pero no era la carpintería tradicional sino la carpintería de sus obras la que más llamaba la atención a Miller: estudiar la técnica del teatro, profundizar en las actitudes sociales, en los procesos de solidaridad y de culpabilidad humanas, en los conflictos polarizados en catarsis. «Me encanta – confesaba– alterar la estructura dramática y darla forma de nuevo. Y me gusta actuar mientras escribo. Quiero decir que yo soy todo el elenco, interpreto todos los papeles. (…)  Me gusta sentarme allí, cambiar una línea y ver cómo se produce una explosión que no habría existido si esa línea no se hubiera cambiado».  En «Todos eran mis hijos» – ahora celebrada una vez más en los escenarios de Madrid – se presenta el caso de un fabricante responsable de la pérdida de una serie de aviones y de vidas por haberles suministrado material defectuoso: el microcosmos de una familia que se enriqueció con la guerra  despreciando las vidas humanas. Como se ha recordado en la Historia del Teatro esta obra, galardonada por el Círculo de Críticos de Nueva York,  muestra cómo los valores están falseados y adulterados, la regla no es amar al prójimo sino despojarle y en el centro de esa situación la idea de que nadie puede hacer personalmente responsable de un delito al protagonista porque este delito ha adquirido ya carta de naturaleza entre la gente civilizada.

Elia Kazan dirigió esta pieza teatral en 1947 y Miller en su autobiografía «Vueltas al tiempo» (Tusquets) cuenta que aquel hombre bajo y macizo dejaba que los actores fuesen ellos mismos durante la representación y recurría más a las insinuaciones que a las órdenes, se retiraba con cada actor respetándole mucho, dejando que se entusiasmara con sus propios descubrimienntos, sonriendo casi siempre y diciéndole lo menos posible. El idilio al sol en la pequeña ciudad que aquí aparece se nubla pronto con las entrelazadas tensiones y es su esencia trágica la que perdura. Cuando treinta años después, en 1977, Arthur Miller fue a Jerusalén y vio allí una representación de su obra tenía a su derecha al presidente de Israel, Ephraim Katzir, y a su izquierda al primer ministro, Yitzhak Rabin. Cuenta Miller que» los aplausos al final de la representación no parecieron disipar la cualidad casi religiosa de la atención dispensada por el público y pregunté a Rabin a qué pensaba que se debía aquello. «A un problema que sufrimos en Israel: los jóvenes están en el frente, mueren en el aire y en tierra, mientras que los que se quedan amasan grandes fortunas».

Hay un teatro que atraviesa siempre las épocas. Conmueve en 1947, conmueve en 1977 y conmueve en 2010, más de sesenta años después. Es el teatro que tantas veces pone en pie a la vida.

(Imágenes:- 1.-Arthur Miller.-amer-lit-puritain- texbook wikispace/2.-Elia Kazan.-elpais.com/ 3.-Tenesse Williams, Elia Kazan y Arthur Miller.-elmundo.es)