JUEGOS EN LA CIUDAD

 

juegos-bbvc-Playground- Erik Petersen- VEGAP- Madrid dos mil catorce-

 

«El juego es una dramatización de la actividad del adulto», señalaba Spencer. «El juego es el niño del trabajo –completaba también Wundt -, no hay forma de juego que no encuentre su modelo en alguna ocupación seria que le precede en el tiempo.» En 1896  Karl Groos estimó que los juegos eran ejercicios mediante los cuales los niños o los animales jóvenes se preparan a las tareas de la vida de los adultos. «Los animales –comentaba- no juegan por el hecho de ser jóvenes, son jóvenes porque tienen que jugar». Y el juego por fin –  lo que se ha dado en llamar la fiesta del juego – se ha instalado definitivamente en la ciudad.

 

juegos-ybbbg-Playgrounds-elcultural es

 

Ahora en Madrid se presenta la exposición Playgrounds. Reiventar la plaza y en ella se evoca «otra historia del arte, desde finales del siglo XlX hasta la actualidad, en la que la obra de arte contribuye a la redefinición del espacio público, reinventando la plaza como el lugar de la revuelta del homo ludens» y explorando la ciudad como tablero de juego : espacios de grandes ciudades que ofrecen el juego como singular actividad.

 

juegos.- 56ggh.- infancia.- William Glackens.- 1921

 

 

El pensador alemán Josef Pieper se preguntaba en su «Teoría de la fiesta» :»¿ No es el juego una actividad llena en sí misma de sentido, sin necesidad de legitimarse por la utilidad? ¿ Y no sería quizá consecuente explicar la misma fiesta ante todo como juego? Y cuando Lewis Mumford hace también su gigantesco recorrido de la Ciudad a través de la historia contemplamos la extensión comercial de las calles en las grandes urbes, la velocidad de los desplazamientos,

 

 

ciudades.- 55t.-Nueva York.-Edward Pfizenmaier.- Wollman Rink en Central Park.-1954

 

los lugares de encuentros, la importancia de los diálogos ( o su ausencia) entre los transeuntes, los problemas de las dimensiones, las concentraciones urbanas, la aparición de elementos dramáticos pronto sustituidos por la gris rutina, «hombres – comenta Mumford – pertenecientes a todos los grupos humanos, a todas las razas existentes, con sus lenguajes, sus modas, sus vestidos, sus cocinas particulares, que se encuentran aquí en contacto, en un terreno neutro.»

 

 

juegos-newc-playgrouns- play-scapes com

 

Y será ahí, en esos espacios singulares, donde aparezca el juego – la necesidad de la  fiesta del juego en las ciudades – como recuerda detalladamente esta exposición.

juegos-ommmj-Agusti Centelles-guardería infantil en via Layetana- mil novecientos treinta y seis- Museo Reina Sofia

 

 (Imágenes.-1.- Erik Petersen- VEGAP- Madrid 2014/ 2.-playgrounds-elcultural.es/ 3.-·William Glackens– 1921- pinterest.com/ 4.-Edward Pfizenmaier– central park- 1954/ 5.-playgrounds- play- scapes/ 6.-Agustí Centelles– guardería infantil en Via Layetana- 1936-1939-Centro de Documentación Histórica -Museo Reina Sofía)

IMÁGENES Y PALABRAS (y 5) : SOBRE LA FOTOGRAFÍA Y OTRAS COSAS

Si hemos sostenido que estamos inmersos en una cultura de la imagen – me pregunta finalmente el Dr. Alberto Sánchez León para concluir la entrevista que estoy recogiendo estos días en Mi Siglo -, ¿es entonces el artista el que tiene la última palabra?

Respuesta :-Indudablemente es el artista el que tiene la última palabra. Él tiene que entregar a los demás la imagen como si fuera una palabra (por darle la vuelta un poco a esta frase), y  a la vez él es el que tiene que mostrar la imagen estética que a su vez es reflejo proyectado desde el centro y desde lo alto, desde lo profundo, por la gran Imagen. Hablando de poesía e inspiración, Pieper recuerda en «Entusiasmo y delirio divino» que la poesía procede de un estado del alma que es antes bien un estar-fuera-de-sí, que un estar-en-sí, y este estar-fuera–de-sí no ha sido provocado por vino, veneno o drogas, sino por un poder superior. La verdadera poesía, dice Pieper, tiene, pues, su origen en la inspiración divina.

Sin adentrarme ahora en esto, que nos llevaría muy lejos, lo que inspira o transpira el centro de la Imagen o de la Palabra es el descubrimiento por parte del artista de la imagen creadora o la palabra creadora. En «El ojo y la palabra» comento que, Van Gogh, por ejemplo, no ha creado el azul, tampoco Picasso, tampoco Miró. Son todos «subcreadores«-en frase de Tolkien – y lo que descubren son las formas o los reflejos de la gran Creación en donde sí está ya creado el Azul desde el principio de los tiempos. (…) Todo esto significa para mí que el artista sí tiene la última palabra en muchos sentidos: está dotado gratuitamente de una capacidad de observación, contemplación y arrebato ante la Belleza que seguramente otros muchos no poseen y que, sin embargo, sí están dotados para otras cosas. El artista, pues, se siente impelido a recoger esa Belleza que descubre y que contempla y a transmitirla a su modo y manera, con sus técnicas propias. En ese aspecto sí tiene la última palabra, porque, aunque él no lo quiera, en cierta medida se siente obligado interiormente a reflejar esa belleza. Aunque no quiera, nota que no tiene más remedio que hacerlo. Se diría que no sirve para otra cosa. En ese caso, no sería fiel a su vocación de artista si no lo cumpliera.

Por tanto, el artista sí tiene la última palabra en esta cultura de la imagen. ¿Quién, si no, la va a tener? Él es responsable de saber contemplar la Imagen con mayúscula ( o las imágenes que transmite el mundo), y él es el responsable de transmitir la imagen o imágenes a los demás. Maritain tiene un libro pequeño y muy valioso, «La responsabilidad del artista«, que analiza muy bien estos temas. (…) De lo deseable de la Belleza que contemplamos nace el deseo del artista por copiarlo, interpretarlo, entregarlo y, por parte de quienes no son específicamente artistas, el deseo, podríamos decir, de apropiárselo, el deseo de convivir con ello largo tiempo, el tiempo mayor posible. Aunque a nuestro rápido entender no nos quepa en principio en la cabeza que no nos pueda cansar una puesta de sol, la verdad es que la belleza de una puesta de sol con sus infinitos matices contemplados podría llegar a no cansarnos nunca. Siempre, como he dicho con anterioridad, que mantuvieramos viva la capacidad de asombro. Esto no llegamos a admitirlo porque en este mundo nos obliga el sentido de la utilidad, de la concreción por la utilidad inmediata, y nos preguntaríamos entonces, ¿para qué me es útil una puesta de sol? Y el siguiente paso es decir entonces, ¿para qué me es útil la belleza?

Volviendo al tema de la imagen, el artista tiene también la última palabra al seleccionarla, escogerla y transmitirla. De lo que líbremente escoja en sus imágenes para incorporarse al mundo de la imagen, a la cultura de la imagen, él es el responsable. También cuando selecciona imágenes que no son esencialmente bellas sino que son denuncias, cuando muestra imágenes del lado oscuro del mundo, de sus deficiencias. En cualquier caso, no es, creo, el espectador de imágenes el responsable. El artista se adelanta con su ojo al ojo del espectador y le muestra una sección, un encuadre específico del mundo. Siempre que veo una fotografía pienso lo mismo. El fotógrafo ha seleccionado líbremente un aspecto concreto del mundo, de un rostro o de un paisaje. Incluso ha seleccionado el tiempo, haciendo, podríamos decir, un corte en el tiempo: lo que vemos en ese gesto de esa fotografía es un instante, ya pasó y no volverá a pasar nunca así exactamente, no se repetirán jamás los matices de ese gesto, por tanto el fotógrafo recorta un segundo del tiempo, con sus gestos y con cuanto ello conlleva, y nos lo entrega. Roba un trozo de tiempo de una vida, aunque sea minúsculo. Y eso es lo que nos muestra. Él es el responsable, él es el que tiene la última palabra en esa elección. Nosotros vemos lo que él ha elegido.  Esto no solo en la fotografía sino en el cine, video, televisión, arte en imagen en general. Además de cuanto podemos elegir nosotros constantemente con nuestra pupila, el artista nos entrega su elección, aquello que él cree que nos debe transmitir. De ahí también su libre responsabilidad. Millares o millones de ojos ven esa elección del artista que – a su manera, al elegir – en esa cultura de la imagen, está diciendo, de algún modo, su última palabra.

(Imágenes:-1.-Rain Song.-Moscou 1963.-Marie Sechtlová.-Sechlt y Museo de la fotografía Vosecek.-luminous-lint/2.-retrato de uno mismo.-Marie Sechtlová.-Sechlt y Museo de la fotografía Vosecek.-luminous-lint/3.-Nueva York 1964-Marie Sechtlová.-Sechlt y Museo de la fotografía Vosecek.-luminous.lint/4. El canal.-1996.-Franco Donaggio.-Joel Soroka Gallery.-artnet)