“El cuento hay que disfrutarlo — decía Stefan Zweig —, renunciando de antemano a cualquier explicación. Vieron la luz por casualidad, no obedecen a un propósito superior, más allá de lo inmediato., se inventaron para consolar a un niño o a un pobre, para aplacar a quienes se quejaban, para hacer que el camino pareciera más corto o para sobrellevar mejor las largas noches de invierno. No son hijos de la razón — sigue diciendo Zweig en sus “Encuentros con libros” —, sino del sueño; no tienen un propósito definido, sino ambiguo, pues surgen de las divagaciones de un espíritu ocioso. Por extraño que suene, creo que estos cuentos, sencillos, sabios y queridos, nacieron como respuesta a las malas condiciones de la vida. No los creó alguien animoso, fuerte, activo — alguien así está satisfecho con el mundo en el que vive y no tiene necesidad de inventarse otra realidad —, sino el soñador, el que prefiere quedarse sentado junto al fuego, el astuto, el mentiroso, el fanfarrón, alguien que no se siente libre, alguien que no puede enfrentarse al destino con sus propias fuerzas.
Eso creo yo, pues los cuentos están pensados para el inútil, el desocupado, el iluso y el haragán. En la vida, en lo real, es el fuerte quien alcanza sus objetivos, es el listo quien triunfa sobre sus adversarios, el hábil quien supera cualquier dificultad. ¿ Qué podían hacer quienes iban quedándose atrás, por ineptitud o por debilidad, más que imaginar otro mundo, un mundo al revés, en el que el cumplidor llega demasiado tarde, el tonto se hace rico y el ingenioso es engañado? En el fondo, los cuentos son una compensación por los sinsabores de la vida, una manera de soñar, un consuelo soberbio ( por eso gustan tanto a los niños), aunque se vistan con los ropajes de la moral, no son relativamente aleccionadores. Por ejemplo, el gandul se pasa todo el día metido en la cama; para darle una lección, sus compañeros, maliciosos, le colocan una olla llena de salamandras negras debajo del lecho, pero cuando mete la mano dentro, se produce un milagro, la olla está llena de oro y el vago se hace rico.”
( Imágenes— 1- Deng yu- 2007-/ 2- Hans Tegner- ilustración para los cuentos de Andersen- 1900/ 3- David Hockney-ilustración para los cuentos de los hermanos Grim-fundación canal)