EL BLOQUEO DEL ESCRITOR

 

 

“He oído que tiene usted problemas para escribir — decía John Steinbeck a alguien que se esforzaba en avanzar —. Conozco ese sentimiento muy bien. Creo que jamás volverá , pero lo hace una mañana y aquí está de nuevo. Hace cosa de un año un dramaturgo me pidió ayuda para resolver el mismo problema. Le recomendé que escribiese poesía no para venderla ni mostrarla, sino poesía para tirar. La poesía es la matemática de la literatura y muy afín a la música. Y además es la mejor terapia. Solamente escribir poesía, cualquier cosa y sin estar dirigida al lector. Es algo de gran valor.”

 

En algún Curso de escritura creativa se recomendaba lo siguiente:  escribir un mínimo de quince minutos seguidos; no detenerse a revisar lo que se ha escrito ( las correcciones atañen a la parte racional y hay que pensar que cuando uno está escribiendo en principio se está desarrollando la parte “irracional”) ; si es posible  (pero eso depende de los temperamentos )  no dar importancia en una primera redacción a la sintaxis o a la puntuación : lo importante es escribir. El texto no es necesario que cuente una historia ni que sea coherente. “Así  como algunos jóvenes practican el piano o el violín cuatro o cinco horas diarias — confesaba Truman Capote —, igual me ejercitaba  yo con mis plumas y papeles.”

Acechan alrededor del cerebro del escritor todas estas frases: “Otros lo harían mejor”. “No podré”. “No tengo nada que decir”. “ Es absurdo que escriba”. “ No sirve lo que estoy haciendo”. “ Lo que hago es peor que lo de los demás”. “ Resultará aburrido”. “No vale nada”. “ No es prudente”.

Son los irremediables temores que aparecen durante el proceso de creación — como así los anotaron Didier Anzieu o Ernest Kris—. En la primera etapa de la escritura, el temor a la soledad ( lo que Steiner llamaba “la fase nocturna de la soledad”), pero en donde soledad y singularidad son esenciales.  En la segunda etapa, el creador piensa que lo que está haciendo es “inservible”. En la etapa tercera “encuentra” materiales para trabajar – aunque sean antiguos y precisamente porque son antiguos—: es decir, recupera anotaciones hechas en el pasado. En la cuarta etapa, aparecen las resistencias en el trabajo de estilo y composición : se domina con la paciencia en el quehacer, con la habilidad y la confianza.  Y la quinta etapa es el publicar, en donde uno se presenta ante el juicio de los demás.

Cinco etapas, cinco temores, cinco superaciones.

 

 

(Imágenes—1-Saúl Leiter- 1959/ 2-Nathalie Dion/ 3-Walter Ballmer-1972)

GEORGE STEINER ( y 2) : SUS IDEAS

 

 

“En Florencia, durante el Quattrocento, me hubiera gustado desayunar con pintores  —decía Steiner —En este momento, me gustaría hacerlo con grandes neurofisiólogos, con grandes genetistas, que comienzan a ver la luz.  Están en los albores. Nos encontramos al cabo del universo, podría decirse, porque nos planteamos cuestiones que ni siquiera hubiéramos  podido imaginar tan sólo hace veinte años. Y hay que incluir esas nuevas investigaciones en nuestras nociones de cultura y de sociología de la percepción”(“Elogio de la transmisión”).

“Sabemos ya, por Pascal y Montaigne que el objetivo de toda educación consiste en no tener miedo de permanecer sentado en una habitación silenciosa. El noventa por cierto de los jóvenes, según las estadísticas, no pueden ya leer sin escuchar música o mirar la televisión con el rabillo del ojo. El fenómeno demuestra hasta qué punto tenemos miedo de la desnudez del otro. La escucha se hace cada vez más difícil. Para los jóvenes  la música última se ha convertido en ese esperanto internacional que excluye cualquier lectura.” (“Steiner en diálogo con  Ramin Jahanbegloo”)

 

 

 

“El comentario alimenta el comentario: no nuevos poemas”. “El poema viene antes que el comentario. La construcción precede a la desconstruccion” “¿Por qué tiene que existir la creación poética? ¿ Por qué el arte? ¿Por qué el reino creado de la ficción? ¿Qué hay en el mundo semejante a la música? ¿A qué se parece la música? (“Presencias reales”) .

“Yo soy una voz que nace de las sombras desde hace casi medio siglo. El personaje me inspira, y a la vez me produce un desagrado profundo. Pero su obra sobre la música, así como sobre la novela, me plantea la pregunta, la inmensa paradoja  que permanece en el centro de mis trabajos: .¿ cómo es posible que lo inhumano, que la barbarie pueda engendrar una obra válida, es decir, deslumbrante?” (“Cahiers de L’Herne”).

(en recuerdo de George Steiner, recientemente fallecido)

Descanse en paz

 

 

 

(Imágenes— 1- Prudence Heward-1941/ 2-Eduard Boss -1904/ 3-Edgar Degas -1892)

LA MUERTE DE IVÁN ILITCH

 

 

 

“Cuando se lee “La muerte de Iván Ilitch” sorprende siempre el poderío narrativo de Tolstoi, su agudeza de observación ante los vaivenes de la vida, la constancia de narrador para no concentrarse en un solo aspecto de la existencia sino mantener con pulso extraordinario los contraluces matrimoniales, los contraluces  laborales, las envidias, sufrimientos, obsesiones, discusiones, ambiciones, reveses, fatigas, cambios de humor y de domicilio, sospechas, miedos, dudas, reconciliaciones, ilusiones amorosas y desgastes de convivencia, sueños y decepciones, desprecios, miedos, la cercanía de los conocidos y la lejanía de los amigos, el cálculo, los intereses, el temor a los pliegues de la muerte y  a los latidos de la enfermedad, las escenas familiares y las escenas sociales, las intrigas, los pellizcos de humor y de ironía, las alegrías y preocupaciones, el rostro vuelto  hacia la pared buscando la inmersión en la soledad.

Toda una vida está aquí, cuando Tolstoi tiene 56 años y las peleas con Sonia, su mujer, marchan, como en tantas otras ocasiones,  sobre senderos tortuosos. Es normal que a esta novela corta se la considere una obra maestra. Lo certifica  Francois Porché cuando traza el retrato psicológico del gran escritor. Lo anota Henri Troyat en su “Tolstoi”.  Lo analiza minuciosamente Nabokov en su “Curso de Literatura Rusa”. También Steiner en su “Tolstoi o Dostoievski” hablará de la epopeya de  visión  que posee el novelista, y aquí está la epopeya de la vida corriente y familiar.

Cuando se lee “La muerte de Iván Ilitch” se lee simplemente su vida. Asombra que un escritor pueda sintetizar en pocas páginas toda una existencia. Y sin embargo,  Tolstoi lo hace normal.”

José Julio Perlado

 

 

 

( Imágenes —1- Tolstoi en el campo -por Repin – Wikipedia/ 2- Tolstoi y su mujer)

EN TORNO A LA AMISTAD

 

 

“Nada supera “ser un amigo para un amigo” (decía Schiller). La pérdida de un amigo es irreparable (uno puede volver a contraer matrimonio, adoptar un hijo…) La fuente de la amistad es insondable —sigue diciendo Steiner en “Fragmentos” —“Porque él es él, porque yo soy yo (decía Montaigne).  El hombre o la mujer inmune a la amistad, que no tiene amigos, ya sea por accidente o por designio, es un exiliado, un caminante de la noche. Él o ella no pueden contar con una bienvenida segura. La amistad nos autoriza a decir: “Yo soy porque tú eres”. Al mismo tiempo no hay dolor más persistente, ninguna cicatriz más irremediable que la de la amistad traicionada. Ya sea que se haya  conspirado contra un amigo o que él o ella nos haya sido desleal. La causa puede ser una palabra expresada con descuido, un gesto intranscendente. Quienes han sufrido tortura para revelar un nombre cuentan que la voz silente de la amistad puede más que la agonía. Quienes no lograron soportar y enviaron a un amigo a la muerte, viven el resto de su vida en un intermedio.

 

 

En la infancia pueden darse incontenibles amistades de la más grande efusión. La fidelidad inquebrantable marca la adolescencia. Se intercambian claves, se inventan idiomas secretos, se establecen rituales de confianza. El caleidoscopio de la amistad adulta es diverso. Pasa por encima de ideologías, barreras étnicas, largas separaciones. El amigo verdadero se vanagloria por los laureles  del otro. La amistad de los viejos tiene su propio encanto distintivo. Acepta las generosidades del recuerdo, las ironías que hacen tolerables  las debilidades.

La amistad es la compensación de la existencia humana, su inmerecida recompensa.”

 

(Imágenes —1- Kevin hendley-1961/ 2-Katie Griesar/ 3-Jack Spencer)

HISTORIA Y NOVELA

 

 

“En noviembre de 1866 León Tolstoi fue a Moscú con objeto de consultar en la Biblioteca del Museo Rumiantsev diversas obras que se referían a la época de 1812, cuando estaba escribiendo “Guerra y paz”. Vivía en casa de los Bers. Todas las mañanas salía del Kremlin por la puerta Boroviskia – como lo recuerda Francois Porché  en su  “Retrato psicológico de Tolstoi” – y llegaba a la callejuela Vagankovski donde se encontraba el Museo.  Allí pasaba largas horas leyendo y tomando notas.

Ese mismo mes tuvo curiosidad por visitar el campo de la batalla de Borodino, al oeste de Moscú. Durante dos días, bajo las grandes lluvias mezcladas de nieve, acompañado por su joven cuñado Stepan, de once años, y vestido con ropa de caza, Tolstoi recorre en todos sentidos la vasta llanura brumosa, sembrada de montículos y barrancos, donde se había desarrollado cincuenta y cuatro años antes, la llamada por los franceses “Victoria del Moscova” y por los rusos “victoria de Borodino”. A su vuelta a Moscú el escritor le dice a su mujer: “Dios me conceda tan sólo salud y tranquilidad, y haré una descripción de la batalla como no la hay todavía.”

 

 

Es decir, el novelista recrea la historia, o mejor dicho, la historia está ahí, entre documentos y disparos, extendida en la tierra,  y el novelista se acerca a los detalles de la historia, logrando que los detalles de su novela atraigan luego al cine y a cuantas versiones se imaginen. Es todo un esfuerzo el del novelista muchas veces fatigoso, aparentemente oscuro, pero necesario de modo esencial para dejar testimonio de un hecho. ¿A quién irán luego los historiadores futuros, a los documentos primeros o a las escenificaciones fieles de los grandes escritores? A ambos, indudablemente. Pero el esfuerzo del novelista por reflejar toda la verosimilitud del acontecimiento es palpable. Como recuerda Henri Troyat en su “Tolstoi”, todo el invierno de 1863 -1864 se dedica el escritor a resucitar una época entera. Su suegro le enviaba desde Moscú documentos de primera mano y él mismo compra y consulta todas las obras referentes a las guerras napoleónicas.

 

 

“No se puede imaginar usted – escribe Tolstoi en una carta – cómo me cuesta este trabajo preparatorio de labor profunda sobre el campo que me veré forzado a sembrar. Reflexionar, pensar en todo lo que podía acontecer a esos futuros héroes de una obra tan vasta y combinar los millones de proyectos de todo orden para escoger un millonésimo, es terriblemente difícil.”

Será el esfuerzo por retratar con medios técnicos toda su “visión homérica” de la vida,  tal como la define Steiner, toda la humanidad de los personajes secundarios,  todo el retablo de la vida continua y fragmentada que constituye la universalidad del mundo épico en este gran escritor.

 

 

(Imágenes – 1-Tolstoi trabajando -wikipedia/ 2-Tolstoi -meshkov 1910- wikipedia/ 3- Tolstoi descansando –  repin -Galería estatal -wikipedia/4- Tolstoi arando – repin -1897- wikipedia)

EL SILENCIO DEL CRÍTICO

 

 

”Todo lo había dicho y hecho una y otra vez en sus libros. Pero habia una diferencia. – así describía Virginia Woolf al crítico de arte inglés Roger Fry mientras pronunciaba una de sus conferencias -. Cada vez que una diapositiva aparecía en la pantalla, se producía una pausa. Él observaba el cuadro de nuevo. Y luego, en un instante, encontraba la palabra que quería: añadía de improviso lo que acababa de ver como si fuese la primera vez. Tal vez ese fuera el secreto de su influencia sobre el público. La gente podía ver cómo la sensación surgía y tomaba forma; él conseguía poner al descubierto el momento mismo de la percepción. Así, con pausas y a borbotones, fue emergiendo el mundo de la realidad espiritual, diapositiva tras diapositiva – en Poussin, en Chardin, en Rembrandt, en Cézanne -, con sus elevaciones y sus valles, todo relacionado, todo dotado de algún modo de integridad y plenitud, sobre la gran pantalla.

 

 

Y, al final, tras mirar largamente al público a través de sus gafas, el conferenciante hizo una pausa. Señaló una de las últimas obras de Cézanne con aspecto de estar desconcertado. Sacudió su cabeza; dejó el puntero en el suelo. Dijo que aquella obra estaba mucho más allá de su capacidad de análisis, así que en vez de decir “siguiente diapositiva”, hizo una reverencia y el público comenzó a salir.”

 

 

Es el silencio obligado del comentarista, el silencio del crítico. La obra tiene tal  calidad que está imponiendo su rotundidad y su belleza, que deja sin habla a la reflexión. Tiene más valor siempre, y así lo señala Steiner, la creación que el comentario. “Habían estado dos horas  – prosigue Virginia Woolf – mirando imágenes, pero también habían visto una de la que el conferenciante no tenía conciencia: el contorno del hombre contra la pantalla, una  figura ascética en traje de noche que se detenía y reflexionaba y después levantaba el puntero para señalar. Esa imagen permanecía en la memoria junto a las demás, un tosco boceto que serviría a muchos de los asistentes, durante los años venideros, como retrato de un gran crítico, un hombre de una sensibilidad profunda y de una rigurosa honestidad que, cuando la razón no podía seguir avanzando, ponía punto final; y que estaba convencido, y era capaz de convencer a los demás, de que lo que él veía realmente estaba ahí”.

 

 

(Imágenes-1- Rembrandt- autorretrato/ 2- Cezanne- autorretrato. -1885- museumsyindicate/ 3- Chardin- cesta de fresas salvajes-1750/  4- Chardin-1740- Museo del Louvre)

LAS PREGUNTAS DE UN CLÁSICO

 

 

“Un “clásico” de la literatura, de la música, de las artes, de la filosofía es para mí – dice Steiner enErrata”, su especial autobiografía, (el examen de una vida) (Siruela) – una forma significante que nos “lee”. Es ella quien nos lee, más de lo que nosotros la leemos, escuchamos o percibimos. No existe nada de paradójico, y mucho menos de místico, en esta definición. El clásico nos interroga cada vez que lo abordamos. Desafía nuestros recursos de conciencia e intelecto, de mente y de cuerpo. El clásico nos preguntará : ¿ has comprendido?, ¿ has re- imaginado con seriedad?, ¿ estás preparado para abordar las cuestiones, las potencialidades del ser transformado y enriquecido que he planteado?.

(…)  El texto, la obra de arte, la composición musical, no sólo exige comprensión: exige “re-acción”. Debemos actuar “de nuevo”, traducir a conducta la respuesta y la interpretación. Leer a Platón, a Pascal o a Tolstoi “a la manera clásica”, es intentar una vida nueva y diferente. Es, como postula Dante de un modo explícito, entrar en una “vida nueva”.

(Imagen -biblioteque tumblr)

EL QUE NO LEÍA

 

 

“Centro geográfico de la provincia de Jaén – se lee en la gran biografía de San Juan de la Cruz escrita por el padre Crisógono de Jesús -. Alta colina a la derecha del Guadalquivir, con larga explanada por el norte, que baja en ondulaciones hasta el río Guadalimar. Aquí está Baeza”. Por estas calles estrechas de Baeza andaba Fray Juan de la Cruz en la primavera de 1579. Y años más tarde, en 1591, en el convento de la Peñuela, perdido en las estribaciones meridionales de Sierra Morena, en plena serranía, el monte bravío cuajado de jaras, higueras silvestres, brezos, madroños, carrascos y hierbas aromáticas, el olivar de tres mil árboles y la viña de siete mil cepas que habían ido plantando durante aquellos años los religiosos: el olor del monte bravío, espeso de matorrales y arbustos.

Pienso que por encima de todas las corrientes el verdadero poeta toca con la mano la esencia del tiempo, tiempo de alta poesía, poesía que atraviesa los siglos. “Artista extraordinario – dirá Dámaso Alonso de San Juan de la Cruz -, quizá único en la historia del mundo, ¿qué se propuso este poeta exquisito e intenso?”. Steiner en sus “Gramáticas de la creación” habla de “la faceta nocturna de la soledad creadora” . Esa soledad acompañaba a Juan de la Cruz. Uno se queda asombrado de que Juan de la Cruz, para escribir, no necesitara ningún libro. Fray Juan Evangelista – que anduvo y vivió con el Santo once años – asegura que para componer sus obras, Juan de la Cruz no leyó libro alguno: “los cuales libros le vi componer – dice su compañero -, y jamás le vi abrir un libro para ello”. Dámaso insiste en ello: “durante la época de su producción, San Juan de la Cruz no leía. Su producción intelectual derivó, pues, ante todo de su divina contemplación; luego, de la Biblia; en fin, de estudio antiguo, sedimentado, asimilado; del ambiente, de su pueblo, de la literatura popular, viva a su alrededor”. Es decir, de la interior contemplación y de la contemplación exterior de aquellas tierras andaluzas .

 

 

(Imágenes-1-Jan van eyck/ 2.- Sierra Morena)

LOS GUSTOS Y LAS ARTES

 

 

«La escultura de Oceanía, los relieves jemeres, las tallas esquimales, la primitiva polifonía medieval pueden entrar en nuestros hogares con sólo pulsar – literalmente – un botón. La «gran» pintura se reproduce sin fin; existen hasta treinta grabaciones de la misma obra de Beethoven o Chaikovski; los «clásicos» aparecen en múltiples ediciones»‘.

Así lo va recordando George Steiner en «Presencias reales» iluminando  el tema de los gustos y las artes. » Como nunca antes, los «grandes libros», las obras preeminentes de los maestros de la música y las artes, son accesibles y ampliamente comunicados. Sin embargo, esta accesibilidad y este consenso disminuyen el potencial de encuentro inmediato con la experiencia estética. En cualquier sociedad concreta es pequeño el número de seres humanos que se preocupan en profundidad por la literatura, la música y las artes;  para quienes semejante preocupación comporta una inversión y una apertura del ser verdaderamente personales (…) El visitante  medio de museo, el lector intermitente de poesía o de prosa exigente, el asistente al concierto de música clásica y contemporánea tal como se interpretan, emiten o graban, participan en un rito de encuentro y respuesta que, tras el período de educación secundaria y, posiblemente, terciaria, en la cual a semejante encuentro le pueden haber sido asignadas sus funciones culturales y sociales, pertenece menos a la esfera del compromiso que a la del decoro. Además, en numerosas sociedades, incluso esta participación selecciona sólo a los privilegiados. En caso de gozar de libertad de voto el grueso de la humanidad elegirá el fútbol, la serie televisiva de sobremesa y el bingo por encima de Esquilo«.

 

 

(Imágenes – 1- Guy Péne Du Bois– 1926/ 2.- Robert Doisneau- 1950)

DE ERRORES Y LAMENTACIONES

 

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Ahora que está de moda tratar los beneficios y perjuicios del error, incluida la valoración del error como fuente de inspiración, repaso las anotaciones de Alberto Savinio en su «Nueva enciclopedia»:  «En una nota mía publicada en un diario – evoca el escritor italiano  – citaba yo tres veces el nombre de Ludwig van Beethoven, y otras tantas leí al día siguiente en su lugar Ludwig von Beethoven, porque el corrector de pruebas sabía que la partícula nobiliaria alemana es «von», y pensó que «van» era un error. Parecido error es el del camarero que, en lugar de traerme el aurum que le pido, me trae en su lugar un aurúm, porque piensa que el nombre de este licor se deriva de ron. Errores doctos. Errores inteligentes. Errores no derivados de la ignorancia ni de la distracción, sino de una instrucción enana y de la reflexión que tal instrucción inspira. Y son los peores de todos, y los más nocivos, porque el ignorante común y corriente puede llegar a ser nocivo, ciertamente, ya que su mente está rodeada de oscuridad y le guía por tinieblas, pero mucho más nocivo, mucho más peligroso, es el hombre mediocremente instruido que, engañado por el ruin candil de su minúscula sapiencia, se cree en posesión del faro que ilumina al mundo y descubre todas las verdades, y, guiado por tal candil, se pone a razonar, a deducir, a forjar teorías».

 

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«El que piensa grandemente – había dicho Heidegger – debe equivocarse grandemente». Hay errores en algunas vidas que se han reconocido y confesado. Entre otros muchos, Steiner en su «Errata» (Siruela), ha querido explicar que en su vida intelectual ha desperdigado sus fuerzas, y por tanto las ha derrochado. «Lamento – dice – no haber seguido dibujando, con carboncillo, pastel y tinta, para ilustrar alguno de mis propios libros. La mano dice verdades y alegrías que la lengua es incapaz de articular. Lamento no haber aprendido hebreo, que permite un acceso directo a la Biblia». Y así sigue con varios lamentos, con algunos errores que, según él, ha cometido.

No todo son lamentaciones, pues hay aciertos.  De los errores se aprende siempre que se reconozcan. Logros y equivocaciones se entrelazan continuamente en la existencia.

 

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(Imágenes.-1.-Lorene Anderson– 2016/ 2.-Brice Marden– 20o2/ 3.-Eva Hesse- 1986)

MÚSICA, MATEMÁTICAS Y AJEDREZ

 

juegos-nhu- ajedrez- Alice Kent Stoddard

 

«Música, matemáticas y ajedrez son tres campos intelectuales en los que los seres humanos han realizado importantes hazañas antes de alcanzar la pubertad». Así lo explicaba George Steiner en «Muerte de reyes» en 1968. Ahora que se anuncia para el otoño una exposición sobre las relaciones entre Marcel Duchamp y el ajedrez, las reflexiones sobre este juego vuelven a estar de actualidad. «El niño prodigio – sigue diciendo Steiner – sabe el orden, la dimensión apropiada de la suma o de la figura geométrica antes de haber dado los pasos intermedios. El niño predice el jaque mate en seis jugadas porque la victoriosa posición inicial, la configuración más eficiente de sus piezas en el tablero, se encuentra «allí» de cierto modo, clara y precisamente enfocada en su mente (…) El ajedrez es un juego en el que treinta y dos piezas de marfil, cuerno, madera, metal o ( en los campos de concentración ) aserrín pegado con betún, son movidas en un espacio de sesenta y cuatro casillas de colores alternos. Para el aficionado, una descripción de este tipo es una blasfemia.

 

juegos.-rtggb.-ajedrez.-Thomas Eakins.-1876

 

Para el verdadero jugador de ajedrez, el acto de mover treinta y dos piezas en un espacio de 8 x 8 casillas es un fin en sí mismo, un mundo muy completo al lado del cual la vida biológica, política o social da la impresión de ser desordenada, aburrida y contingente (…) ¿ Existe algo más en el mundo fuera del ajedrez? Pregunta necia, que, sin embargo, todo verdadero jugador se ha hecho alguna vez. Y cuya respuesta es al menos incierta. Se ha calculado que hay más variantes posibles en una partida de ajedrez que átomos en nuestro vasto universo. El número posible de modos legítimos de hacer las cuatro primeras jugadas de cada lado llega a 318. 979. 584. 000. Jugando una partida por minuto y sin repetirla nunca, todos los habitantes del globo terráqueo  necesitarían doscientos dieciséis billones de años para agotar todas las maneras concebibles de hacer las diez primeras jugadas de los ajedrecistas que narra Nabokov«.

 

juegos.-ajedrez.-8877b.-vidriera de jugadores de ajedres del Hotel de la Bessée.-1430.1440.-Villefranche -sur- Saône

 

«Hoy me conformo con jugar – escribió a su vez Duchamps -. Todavía soy una víctima del ajedrez. Tiene toda la belleza del arte y mucho màs. No puede ser comercializado. El ajedrez es más puro que el arte en su posición social. Las piezas del ajedrez son los bloques del alfabeto que moldean los pensamientos, aunque forman un diseño visual en el tablero, expresan abstractamente su belleza como poema… He llegado a la conclusión personal que, si bien no todos los artistas son jugadores de ajedrez, todos los jugadores de ajedrez son artistas».

 

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(Imágenes.-1,. Alice Kent Stoddard/ 2.-Thomas Eakins– 1876/ 3.-vidriera de jugadores de ajedrez del Hotel de le Besée- Villafranche-sur-Saone- 1400/ 4.-Pamela J. Crook-jmrw)

EL HABLA FEMENINA

 

mujer-nji- Pietro Antonio Rotari

 

«Hay ciertas lenguas, en el norte de Siberia, y también en el sudeste asiàtico – explicaba Steiner en una de sus entrevistas con Laura Adler (Siruela)  – en las que  existe un lenguaje para las mujeres y otro para los hombres. Quiere decir que las mujeres no pueden emplear ciertas formas sintácticas y deben conocer el vocabulario masculino para enseñárselo a sus hijos. Es una de las ironías de la injusticia de la condición femenina, que se encuentra realmente cristalizada allí, anclada en la forma.

 

mujer- nhu- Edward Robert Hughes

 

En nuestras lenguas ha habido milenios en los que las mujeres hablaban entre ellas. No se metían en las discusiones políticas, sociales o teológicas de los hombres. Las mujeres han tenido que desarrollar sus propios hábitos casi orgánicos de referencias, alusiones y comprensión. La entrada de la mujer en el discurso general es muy reciente. Yo mismo – recordaba Steiner – he llegado a conocer una Inglaterra – en Cambridge y Oxford – en la que después del postre las mujeres dejaban la mesa para ir a otra sala. Los hombres se quedaban juntos y se hablaba de política, de «cosas serias». Esa grotesca convención está desapareciendo en la actualidad, gracias a Dios. ¡Pero imagínese! Hay ciertos colleges de Oxford y Cambridge – la costumbre va desapareciendo poco a poco – en los que, cuando hay grandes celebraciones o cenas de gala, los hombres que van de etiqueta o con frac cenan en las grandes mesas del refectorio mientras que las mujeres están en una galería.

 

espejos- nuj- Christoffel Bisschop- mil ochocientos setenta y dos

 

El discurso femenino debe tener raíces muy profunda en la experiencia que la mujer vive con su hijo – que el hombre nunca puede compartir del todo (…) En gran medida la novela se ha convertido también en un territorio de las mujeres. Son ellas quienes la dominan. Y la novela es precisamente la forma multilingüe y políglota por excelencia, que pone en escena distintos niveles de discurso y de vocabulario. Virginia Woolf era perfectamente consciente de ello: escribió sobre el tema. Las grandes novelistas contemporáneas también han descubierto la incomprensión debida a la diferencia de género. En el fondo, nos comprendemos muy poco. De hecho, en los momentos esenciales de la comunicación suele haber diálogos de sordos, como suele decirse. Y en muchos hombres se da un sentimiento infantil («no me comprende»), una especie de resentimiento profundo ante el lenguaje femenino, que tiene cada vez más pujanza (… ) El ascenso de las mujeres tal vez traiga un discurso político y sociológico totalmente nuevo. ¡Será una gran aventura!».

 

nieve-nnhho-mujer- Christine De Grancy- mil novecientos noventa y seis

 

(Imágenes.- 1.-Antonio Rotari/ 2.-Robert Hughes/ 3.-Christoffel Bisschop– 1872/ 4.- Christine de Grancy– 1996)

SOLEDAD Y SILENCIO

interiores-unnh-Reiner Lautwein- mil novecientos noventa nueve

 

Cinco formas de soledad creadora aborda George Steiner en sus «Gramáticas de la creación» (Siruela): la soledad como elección; la soledad política (el exilio); quienes fabrican su soledad con sus propias realidades y mitologías; la soledad por enfermedad y la soledad en el ámbito teológico y transcendental. Todas estas soledades se envuelven siempre con la capa del silencio. El embozado silencio las conduce hasta lo alto de las montañas, a la cima que dominan colinas y lagos, o las repliegan a interiores y recintos, acunadas a veces por los versos de TibuloEn la soledad sé un mundo para ti mismo».

 

interiores-uew- Anton Dieffenbach- mil ochocientos cincuenta y seis

 

Pero el silencio y la soledad están muchas veces reñidos con el mundo actual y sin embargo los dos son fuertemente anhelados. El escritor austriaco Peter Handke aborda en su último libro el silencioso mundo de su infancia en el internado, el silencio de una estación de trenes en la que pasó una noche, el silencio de un parque portugués y varias cosas más. Silencios creadores, silencios revividos. Todos los vocablos que pueden rodear al silencio – el silencio absoluto, hondo, impenetrable, elocuente, obligado, piadoso, profundo…- se unen a los vocablos que en ocasiones acompañan a la soledad:  soledad gozosa, inmensa, insondable,  soledad apacible, pero también soledad angustiosa, amarga soledad… Soledades y silencios nos acompañan, nos hacen meditar sobre nosotros mismos.

 

ventanas-mmuu- interiores- Matteo Massagrande

 

«Hemos de reservarnos una trastienda muy nuestra, libre, – escribía Montaigne -, en la que establezcamos nuestra verdadera libertad y nuestro principal retiro y soledad. En ella se ha de tener ordinaria charla con uno mismo y tan privada que ninguna relación o comunicación extraña halle en ella lugar; discurrir y reír allí  como si se careciera de mujer, hijos y bienes, escolta y criados, para que cuando acaezca el momento de la pérdida, no sea nuevo para nosotros prescindir de todo ello. Tenemos un alma capaz de volverse sobre sí misma; puede hacerse compañía; tiene con qué atacar y con qué defenderse, algo que recibir y algo que dar; no temamos languidecer en esa tediosa soledad».

 

interiores-nutt- ciudades- Ernst Oppler

 

(Imágenes.- 1- Reiner Lautwein– 1999/ 2.-Anton Dieffenbach– 1856 / 3.-Matteo Massagrande/ 4.- Ernst Oppler)

SOBRE EL AJEDREZ

 

 

 

 

juegos.-56ggb.- ajedrez.- vidrieras de ajedrez del Hotel de la Bessée.- Villefranche -sur- Saône.- 1430- 1440

 

 

«Cualquier persona que haya jugado al ajedrez con un muchacho particularmente joven y dotado- comenta George Steiner en «Extraterritorial» (Barral) -, habrá observado la diferencia enorme, casi escandalosa, que existe entre la astucia y la sofisticación analítica de las jugadas sobre el tablero y su comportamiento infantil una vez que las piezas han sido guardadas. He visto a un niño de seis años usar la defensa francesa con tenaz habilidad y luego convertirse, segundos después del partido, en un mocoso chillón y destructor (…)  El niño prodigio, como un adulto, es capaz de visualizar de manera instantánea y, sin embargo, extraordinariamente segura de qué modo han de estar las cosas después de varias jugadas (…) El niño predice el jaque mate en seis jugadas porque la victoriosa posición inicial, la configuración más eficiente de sus piezas en el tablero, se encuentra «allí» de cierto modo, clara y precisamente enfocada por su mente».

Ahora que se evoca de nuevo la pasión del ajedrez, se quiere imponer el ajedrez como asignatura y este juego va a entrar en las aulas, célebres jugadores literarios nos traen sus recuerdos. Nabokov, que en su cuarto de baño con azulejos del Montreux Palace tenía junto al inodoro

 

juegos.-yeddv.-ajedrez.-Maurice Lalau.-1909

 

un tablero de ajedrez, con las piezas en su lugar, fue durante muchos años un estudioso de los problemas de ajedrez. Brian Boyd en su biografía del profesor y novelista cuenta las partidas de Nabokov con el filósofo Max Black, ex campeón de ajedrez en la Universidad de Cambridge y que había derrotado una vez a Arthur Koestler, ex campeón de la Universidad de Viena, y lo había hecho en cuatro movimientos. El filósofo recuerda que cometió el error de suponer que Nabokov era un jugador muy fuerte, y deliberó con mucho cuidado los movimientos. Nabokov sabía que no era un as del tablero: las cualidades de la imaginación que le permitían componer tan magníficos problemas de ajedrez no

 

juegos.-r566y.-ajedrez.-Sir William Orpen .-1902

 

tenían tiempo para funcionar en una competición. Con todo, rara vez encontraba a alguien capaz de igualarlo en el juego. Para sorpresa de ambos, Black lo venció fácilmente en una partida que apenas duró quince minutos. Nabokov pidió una revancha inmediata, y perdió casi en el mismo tempo.

Nabokov, en 1969, comenzó a preparar la copia en limpio de su obra «Poemas y problemas». Quiso combinar poemas y problemas de ajedrez. «Me niego a disculparme – dijo – por haberlo incluido. Los problemas de ajedrez exigen del compositor las mismas virtudes que caracterizan a todo arte digno de este nombre: originalidad, inventiva, concisión, armonía, complejidad y una magnífica falta de sinceridad… Los problemas son la poesía del ajedrez». A finales de los años sesenta y principios de los setenta – cuenta Boyd -, sus años más prolíficos en lo tocante

 

juegos.-88y,.ajedrez.-Adolphe Francois Monfallet.-1887

 

al ajedrez, Nabokov se hizo suscriptor de «The Problemist» y calificaba los problemas de cada número (…) En enero de 1970 le invitaron a participar en el equipo norteamericano como redactor de problemas en futuros torneos internacionales de problemas de ajedrez. Para Borís Spaski, uno de los problemas de «Poemas y problemas» merecía un elogio especial. Los fanáticos suscriptores de «The Problemist» definían sus problemas de los sesenta y los setenta como no especialmente difíciles pero ingeniosos y excepcionales por la original redacción (…) « Sus problemas difieren radicalmente entre sí en lo tocante al diseño, pero comparten estos rasgos: no dependen de un conflicto forzoso, sino de la mera sorpresa del diseño central en sí: por ejemplo, la sorpresa de un rey errante; soluciones falsas tan complejas como la única solución verdadera; una reina que pese a todo su poder tiene que exiliarse a un remoto rincón del tablero; el forzado circuito de una torre que ataca; un destello de inesperada simetría; una súbita visión de las variantes, y una divertida abundancia de jaques descubiertos».

 

juegos-ffvv-ajedrez- Nils Gustav Wentzel- mil ochocientos ochenta y seis

 

(Imágenes.- 1.-vidrieras de ajedrez del Hotel de la Bessée- Villefranche-sur- Saône- 1430/ 2.-Maurice Lalau- 1909/ 3.-Sir William Orpen -1902/ 4.-Adolphe Francois Monfallet- 1887/ 5.-Nils Gustav Wentzel– 1886)

CRÍTICAS ENGAÑOSAS Y CRÍTICAS EJEMPLARES

 

libros.-98yy.- bibliotecas.-dibujo de la Sala de Lectura del Museo Británico

 

«Asombra la enorme ligereza con que hoy se otorgan las más altas alabanzas cuando a uno se le antoja – afirmaba Robert Musil sobre la crítica literaria -. Tómese quien quiera la molestia de reunir durante un largo período nuestras reseñas y comentarios de libros (…) Al cabo de unos años, se asombrará poderosamente de ver con cuánto heraldo del alma estremecedor a más no poder, cuánto maestro de la descripción, cuánto poeta excelso, insuperable, hondísimo, absolutamente grande y, por fin, con cuánto gran poeta se ha visto de nuevo obsequiada la nación en el transcurso de este tiempo, cuán a menudo se ha escrito la mejor historia de animales, la mejor novela de los últimos diez años y el libro más hermoso». Escritas estas palabras en 1926 siguen hoy vigentes. Los torbellinos y vaivenes de la crítica han envuelto y siguen envolviendo a las obras y a sus autores en páginas no siempre justas ni transparentes. Marcel Reich- Ranicki en su volumen » Sobre la crítica literaria» (Elba) encadena las opiniones de quienes han querido emitir juicios sobre este 

 

Bibliotecas.-1.-Biblioteca Mazarino.-París.-Candida Höfer.-artet

 

tema. En 1959 decía uno de los autores:«Como todos los años, ha regresado la época de la magnanimidad literaria (…) Y la tibia lluvia de los favores mutuos cae sobre el paisaje yermo. Los autores escriben unos sobre otros, se alaban en la radio, se reseñan mutuamente en las columnas literarias (…) He aquí cómo surge esa tendencia cobarde y aburrida de decir sí a todo que, año, tras año, infesta la atmósfera literaria de santurrona monotonía». Musil había repetido en 1933: «se ha dejado la crítica de libros en manos de gran parte de literatos que se elogian entre sí» y en España, en 1887, Clarín analizaba con dureza los motivos de algunos críticos: » el primero es la vanidad, que se sacia viéndose en letras de molde. Este motivo suele ir unido a otros dos: en primer lugar, el deseo de venganza; en segundo lugar, el afán de la lisonja«.

 

libros- vvgy-bibliotecas- Charles Matton- dos mil

 

Lejos todo esto de las «Críticas ejemplares« (Bitzoc) donde se han reunido las firmas de Steiner, Edmund Wilson, Marcel Proust, Borges, Manganelli y Julien Gracq entre otros como modelos de críticas.

 Destacan sobre este tema las conocidas palabras de Goethe en  1821: «Existe una crítica destructiva y una crítica constructiva. La primera es muy fácil, pues basta con formular y adoptar un criterio o un modelo cualquiera, aunque sean estrechos de miras, y acto seguido tener la insolencia de asegurar que la obra en cuestión no se ajusta al mismo, y por lo tanto no vale nada. Así se despacha el asunto, y uno puede afirmar sin más que sus  exigencias no se han visto satisfechas; y de esta manera queda uno exento de toda gratitud con respecto a los artistas. La crítica constructiva es mucho más difícil. Pregunta: ¿Qué se ha propuesto el autor? ¿Se trata de un propósito razonable y comprensible? ¿Y en qué medida ha conseguido llevarlo a cabo? Si respondemos a estas preguntas de manera sensata y afectuosa, echaremos una mano al autor, quien sin duda habrá progresado ya desde sus primeros trabajos y se habrá alzado contra nuestra crítica. Llamemos también la atención sobre otro punto que no ha sido suficientemente examinado: que uno debe juzgar más en atención al autor que pensando en el público».

 

interiores-vghn-bibliotecas- Alma Tadema- mil ochoccientos ochenta y cuatro

 

(Imágenes.-1.-dibujo de la sala de lectura del Museo Británico/ 2.-Biblioteca Mazarino-Candida Höfer- arnet/ 3.- Charles Matton.- 2000/ 4.-Alma Tadema.- 1884)

 

LA FORMACIÓN DE UN NIÑO

ciudades-vguu-Paul Kleee- mil novecientos veintiuno

 

«No hay duda – le decía George Steiner a Cécile Ladjali en «Elogio de la transmisión» (Siruela) – de que puede establecerse una sociología del gusto, igual que existe, quizá, una economía política de valores puros; es posible, pero nunca desde un punto de vista creativo. Cuando tenía seis años, el pequeño genio que ya era Paul Klee, el gran pintor de la Suiza germana, tuvo un profesor que le pidió, igual que al resto de los alumnos, que dibujase un acueducto. ¡ Tarea increíble para aquellos pequeños de seis años! Paul Klee lo hizo, y pintó zapatos en la

 

ciudades.- Paul Klee

 

 

base de cada uno de los pilares. De entrada, es algo inexplicable: nadie es capaz de imaginar cuál es la sinapsis genial que da lugar a tal idea a los seis años de edad. Pero es que, en segundo lugar, tuvo la enorme suerte de contar con un profesor maravilloso. que ni desanimó al niño, ni rompió el dibujo. al tiempo que le amonestaba para que representase correctamente un acueducto. Por el contrario, dicho profesor avisó a los padres del niño para indicarles que estuviesen

 

luna-uyooobb-Paul Klee- mil novecientos treinta y tres

 

preparados, porque de ahí podía salir algo grande. Lo que me aterra – proseguía Steiner – es la situación contraria: aquella en la que un profesor, por ceguera moral o estética, o por una celotipia inconsciente, es capaz de destrozar al  niño por hacer una cosa así, porque, podría destruir para siempre, en el seno de una estructura social igualitaria, la posibilidad de ese milagro que es la obra de arte.»

 

estaciones.-4rt.-otoño.-figuras.-Mensajero de otoño.-1922.-Paul Klee

 

(Imágenes.-Paul Klee)