FIGURAS DE GIACOMETTI

pintores.-yybbhh.-escultura.-Giacometti.-El Palacio a las cuatro de la mañana-1932-1933-Museo de Arte Moderno.-Nueva York

Contaba Alberto Giacometti que su obra el «Palacio a las cuatro de la mañana», delicada estructura de varillas de madera, cristal, alambre y cuerda, fue gradualmente tomando cuerpo en su mente durante el verano de 1932, y en otoño «era tan real que su ejecución en el espacio no tomó más de un día». El sueño del soñador – comenta el historiador del arte George Heard Hamilton -se hizo visible en tres dimensiones. Un ejemplo más del proceso creador – la lenta elaboración en la mente del artista – y la rápida ejecución final.

pintores.-66tgbb.-Alberto Giacometti

La figura humana de Giacometti cuando desciende rápida las escaleras de su taller parisino ya lleva el proyecto de esas otras figuras alargadas y esbeltas que él compondrá trabajando directamente con yeso sobre una estructura de alambre. En varias ocasiones he hablado de Giacometti en Mi Siglo. Ahora, una exposición en Madrid, nos acerca de nuevo a esos perfiles escultóricos, cercados por el aislamiento del vacío, que parecen andar solitarios y únicos presidiendo sus propios espacios.

gentes.-uuyttb.-Albert Giacometti.-Mart Engelen

«Estamos en el reino de lo infinitesimal – dijo de él Jean Cassou – y basta un microscópico espesor de la forma para que pierda su naturaleza arácnida, para que se desnaturalice, y un microscópico desplazamiento para romper su equilibrio. Esas fantásticas criaturas de Giacometti se mueven en un espacio tan particular que puede ser para nosotros el mundo de  Liliput. Ellas mismas suscitan su espacio, extendiendo su alcance, sus medidas, sus distancias, y hay que reconocer que es a ellas y no a nosotros a quienes pertenece ese espacio. Arte de líneas de fuerza, y de líneas de fuerza reducidas a su rigor más delgado, el de un hilo.»

Giacometti.-e4ffb.-Chase Manhattan Plaza.-Mujer grande ll, 1960.-Kunsthaus.-Zurich

(Imágenes:- 1.-Giacometti.-el palacio a las cuatro de la mañana.-1932.33.-Museo de Arte Moderno de Nueva York/2.- Giacometti en su estudio/3.- Giacometti..- mart engele/- 3.Giacometti.-chase manhattan.- plaza.-mujer grande ll.-1960.-kunstaus.-Zurich)

GRITO Y SILENCIO EN MUNCH

«Una noche anduve por un camino – escribió Edvard Munch -. Por debajo de mí estaban la ciudad y el fiordo. Estaba cansado y enfermo. Me quedé mirando el fiordo, el sol se estaba poniendo. Las nubes se tiñeron de rojo como la sangre. Sentí como un grito a través de la naturaleza. Me pareció oir un grito. Pinté este cuadro, pinté las nubes como sangre verdadera. Los colores gritaban”. Este grito, tan comentado en la historia del arte, ha evocado otros gritos en la historia de la literatura, como el que cita el estudioso George Heard Hamilton al hablar de la pintura en Europa desde 1880 a 1940 (Cátedra): «sólo algunos años más tarde que Munch, y en un ambiente muy diferente, el grito de la naturaleza resonaría misteriosamente en un acto de «El jardín de los cerezos» de Chejov (1904), donde también una sola persona lo oiría».

Gritos y rotos silencios en obras teatrales memorables: silencio  final sobrecogedor en «La voz humana» de Cocteau; silencio definitivo y dramático en «Monólogo antes del desayuno» de O`Neill.  Gritos de seres humanos que unas veces llegan desde la naturaleza y otras se enroscan en gargantas desesperadas. Silencios ahogados, gritos estremecedores.

Cirlot recuerda en «Del expresionismo a la abstracción» que el color en Munch « es sordo y crepitante, con reflejos de masa en ignición, rojos y carmines intensos en contraste con rosados y masas de negro. Sus formas siguen esquemas de masas y líneas horizontales o se enroscan en torno a centros atractivos, operando por condensaciones y dilataciones. Todo eso está presente en la creación de Munch, que parece puesta al servicio de una tendencia profética: la de delatar el «grito» no proferido«.

Ahora el Museo Pompidou de París expone la pintura de este célebre noruego expresionista. Aunque no está «El grito«, allí aparecen, entre otros, sus «Caballos al galope«.

Fue en 1896, mientras el dramaturgo Strindberg publicaba un artículo favorable a la labor de Munch, cuando las reseñas periodísticas aparecieron en cambio muy críticas: «Munch tiene todo y nada – declaraba un periódico- , cielos iluminados con tintas violentas a la manera de Gauguin, ásperas litografías que recuerdan a Vallotton, paisajes informes y seres humanos que parecen gusanos. Alguien le preguntó a Toulouse- Lautrec, ese artista supremo, lo que pensaba de esos caprichos noruegos, y él comentó:

«Hablaba yo el otro día con un entrenador en Longchamp acerca de uno de esos caballos, que estaba a punto de participar en una carrera, y él rezongó: «Es más bien malo que bueno, pero estoy seguro de que armará cierto lío en la pista«.

Son los ruidos de Munch en las reyertas callejeras.

Son las soledades del pintor en su estudio.

Son los silencios de sus resplandores.

(Imágenes: 1.- «El grito»/ 2.-«Caballos al galope».-1910-1912.-Museo Munch.-Adagp.-París/ 3.-la bagarre.-1932-1935.-Museo Munch.-Adagp.-París/ 4.-autorretrato. muelle 53.-Am Strom, Waenemünde.- 1907./ 4.- Solem.-Museo Munch.-Adagp-París)