
manejados por esta voluntad,
remolques pesados,
que devoran con avidez
el espacio, el tiempo y la velocidad,
oh brazos de la Electricidad
tendidos en cualquier lugar,
para tomar la vida, para transformarla,
para amasarla,
con rápidos elementos,
oh engranajes potentes,
soberbios hijos de la Electricidad
que trituras el sueño y la materia,
oigo vuestras notas silbantes
que confluyen desde todas las fábricas,
desde todas las obras,
por los caminos vigorosos de sonidos
con el himno de los vagones,
y celebrar
divinamente
la voluntad
que cualquier prodigio hace
la libre Electricidad.
