
La creación en el jazz no está separada de la interpretación — resumía y recordaba en 1952” la revista “Le Point” —.En lugar de un compositor que escribe música, que interpretarán después unos ejecutantes, son los intérpretes mismos los que, en el jazz, aseguran la materia musical, ya con sus improvisaciones, ya con su participación en la elaboración de las orquestaciones. Los arreglos de conjunto que ejecutan las orquestas de jazz raramente se fijan de una vez para siempre. Con frecuencia son modificados según la sugestión del director de orquesta o de sus músicos. El arreglo de tal o cual trozo perteneciente al repertorio de un Duke Ellington o de Count Basie, varía notablemente de un año a otro.

Otra característica del jazz es el ser esencialmente “un arte colectivo”. La creación, aquí, raramente es individual. Cuando, en una orquesta, improvisa un solista, la improvisación es sostenida por los miembros de la sección rítmica, que pueden influir enormemente en su manera de improvisar, igual que la interpretación del solista influye, a su vez, en el estilo de la sección rítmica. Ciertamente, sucede que el jazz conoce la creación individual, tal es el caso de un pianista tocando un solo, sin el menor acompañamiento. Pero los solos del piano derivan directamente de la creación colectiva, pues, en su origen, los pianistas de jazz tocaban sólo para hacer bailar, y los bailarines influyen en los músicos, al menos desde el punto de vista rítmico, que es lo más importante.

Otra característica del jazz es que los músicos no utilizan sus instrumentos según la técnica “clásica” que se enseña en los Conservatorios. Los tocan como “cantan”. Si el estilo vocal negro es ya muy diferente de la técnica vocal europea, el contraste se hace mucho más acusado en el ámbito instrumental, donde los negros obligan al clarinete, a la trompeta al trombón, a expresarse en cierto modo, como una voz humana. El estilo instrumental de los negros es el mismo que el de un negro que habla o que canta. Es “expresivo”, sin énfasis, sin sentimentalismo redundante o declamativo de mala calidad, pero con una vehemencia. extraordinaria. Es, con frecuencia, por el modo de atacar las notas, las inflexiones, mas que por la misma idea melódica, por lo que el músico de jazz crea bellas frases en sus improvisaciones o en una orquestación de conjunto.

(Imágenes — 1- acuarela de finales del siglo XVlll bailando en Carolina del Sur- wikipedia/ 2- Duke Ellington en 1943- wikipedia/ 3- Miles Davis en el North sea jazz festival — wikipedia/ 4-el trombonista Craig Harris- wikipedia)