DOS MÁS DOS SON CINCO

 


“Siempre he pensado que en muchos terrenos del arte y la literatura dos + dos son cinco.  Es el salto a la fantasía, yo diría que el salto a la creación. La suma de los realismos nos entrega siempre el cuatro. La suma de las innovaciones, de los atrevimientos, de las vanguardias, nos entregará el cinco.  Dos + dos nos dan el cuatro siempre que un ojo esté situado  — y normalmente está situado —a la misma altura del otro en  el rostro de una mujer, uno a cada lado . Pero cuando Picasso pinta dos ojos juntos en la misma mejilla ha asumido hace tiempo que dos + dos son cinco y ese cinco le da la libertad de crear, de romper con lo que creíamos que era  lo establecido. Y el público ama ese cinco, aunque al principio le descoloque. Ese cinco es el salto de la aventura , sin ese cinco todo seguiría igual, la historia del arte sería  quizá un cuaderno de repetición.

 

 

Lo mismo ocurre  en la literatura . Lo tenemos en Gógol,  cuando un funcionario de San Petersburgo pierde su nariz y ésta adquiere vida  propia y recorre una experiencia distinta. O en el italiano Ítalo Calvino  que nos presenta  al “barón rampante”, Cosimo, que vive entre los árboles y viaja por los árboles; o en el “vizconde demediado”, Medardo de Terralba, partido en dos por una bala de cañón y viviendo dos vidas distintas; o en “el caballero inexistente”, esa armadura vacía, sostenida solo por su voluntad de ser. Calvino quiso reunir estos tres relatos bajo el título de “Nuestros antepasados”, pero yo creo que no son antepasados sino que están muy presentes porque abren una ventana a la fantasía y a la libertad creadora, algo que los recintos cerrados de otros textos anhelan de vez en cuando.

 

Si nos asomamos  por otro lado a Chagall veremos a gentes  viajar tumbadas y cruzadas entre las nubes, en el silencio de la noche, procesiones de sombras que nos revelan ese cinco del que hablamos al sumar dos + dos en la creación.  En el Arte Fantástico el Bosco nos proporciona imágenes  tremendas e inolvidables, el milanés Archimboldo compone con flores y frutas rostros  sorprendentes, Dalí se adentra en  audaces realidades oníricas, y habría que seguir en una lista muy numerosa de invenciones y atrevimientos que arte y literatura nos ofrecen.

No me queda por añadir mas que amo ese cinco. La resultante de esa suma del dos y el dos que da un salto de repente,  ilumina una chispa y en vez de caer al vacío deja extendido el mágico campo  de la sorpresa y la imaginación.”

José Julio Perlado

 

 

(Imágenes— 1-Picasso- 1937/ 2-Giuseppe Archimboldo-1566/ 3-Chagall – homenaje a Gógol- momaourgt/ 4-Chagall – sobrevolándo vitebsk)

EL BOSCO Y EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

Ü

 

El Museo del Prado ofrece en estos días algunos de los secretos de El Bosco,  el reverso —señala— del “Jardín de las Delicias”. Numerosas interpretaciones se han hecho de  este célebre y enigmático cuadro. Alguna de ellas relacionando aspectos de este lienzo con situaciones de nuestra época.  El inglés John Berger, por ejemplo, bajo el título “Contra la gran derrota del mundo’, escribía en 1999 ( y lo incluyó en su libro “El tamaño de una bolsa”)  que “la profecía  que entraña la visión del infierno en este cuadro no se encuentra  tanto en los detalles  — por pintorescos y obsesivos que sean — como en el conjunto. O para decirlo de otro modo, en lo que constituye el “espacio” del infierno.

 

Es un espacio sin horizonte. Tampoco hay continuidad entre las acciones, ni pausas, ni senderos, ni pautas, ni pasado ni futuro. Sólo vemos el clamor  de un presente desigual y fragmentario — decía Berger—. Está lleno de sorpresas y sensaciones, pero no aparecen por ningún lado las consecuencias o los resultados de las mismas. Nada fluye libremente; solo hay interrupciones. Lo que vemos es una especie de delirio espacial.

Comparemos este espacio con lo que se ve, por lo general, en los anuncios de publicidad, en el típico telediario o en muchos de los reportajes realizados en los diferentes medios de comunicación. Nos encontramos ante una incoherencia similar, una infinidad similar de emociones inconexas, un frenesí similar.

Lo que profetizó El Bosco es la imagen del mundo que hoy nos transmiten los medios de comunicación,  bajo el impacto de la globalización  y su necesidad de vender incesantemente. La profecía de El Bosco y esta imagen del mundo parecen un rompecabezas cuyas piezas no encajarán nunca.

(…)

Lo que nos recuerda la pintura de El Bosco es que el primer paso en la construcción de un mundo alternativo ha de ser  rechazar la imagen del mundo que nos han impuesto y todas las falsas promesas empleadas por doquier para justificar e idealizar la necesidad insaciable de vender. Es vital que encontremos otro espacio.

En primer lugar, tenemos que encontrar un horizonte. Y para eso hemos de volver a tener esperanza, en contra de lo que el nuevo orden pretende y perpetra.

 

La esperanza, sin embargo —  prosígue Berger— , es un acto de fe y la fe  para  sostenerse precisa de acciones concretas. Por ejemplo, la acción de “aproximarse”, de calcular la distancia y “caminar hacia el otro”. Esto conduciría a una colaboración que se opone a la discontinuidad. Resistir no significa solo negarse a aceptar la absurda imagen del mundo que se nos ofrece, sino también denunciarla. Y cuando el infierno es denunciado desde dentro, deja de ser infierno.”

 

 

(Imágenes- 1- El Bosco / 2- Raymond Depardon/ 3- Max Ernst/ 4-  El Bosco)

EL PRADO

 

 

“¡El MUSEO del Prado! ¡Dios mío!  Yo tenía

pinares en los ojos y alta mar todavía

con un dolor de playas de amor en un costado,

cuando entré al cielo abierto del Museo del Prado.

¡Oh, asombro! ¡ Quién pensara que los viejos pintores

pintaron la Pintura con tan claros colores ;

que de la vida hicieron una ventana abierta,

no una petrificada naturaleza muerta,

y que Venus fue nácar y jazmín transparente,

no umbría, como yo creyera ingenuamente!

Perdida de los pinos y de la mar, mi mano

tropezaba los pinos y la mar de Tiziano,

claridades corpóreas jamás imaginadas,

por el pincel del viento desnudas y pintadas.

¿Por qué a mi adolescencia las antiguas figuras

le movieron el sueño misteriosas y oscuras?

 

 

Yo no sabía entonces que la vida tuviera

Tintoretto (verano) , Veronés (primavera),

ni que las rubias Gracias de pecho enamorado

corrieran por las salas del Museo del Prado

Las sirenas de Rubens, sus ninfas aldeanas

no eran las ruborosas deidades gaditanas

que por mis mares niños e infantiles florestas

nadaban virginales o bailaban honestas.

Mis recatados ojos agrestes y marinos

se hundieron en los blancos cuerpos grecolatinos.

Y me bañé de Adonis y Venus juntamente

y del líquido rostro de Narciso en la fuente.

Y —¡oh relámpago súbito! — sentí en la sangre mía

arder los litorales de la mitología,

abriéndome  en los dioses que alumbró la Pintura

la Belleza su rosa, su clavel  la Hermosura.

 

 

¡Oh celestial gorjeo! De rodillas, cautivo

del oro más piadoso y añil más pensativo,

caminé las estancias, los alados vergeles

del ángel que a Fra Angélico cortaba los pinceles.

Y comprendí que el alma de la forma era el sueño

de Mantegna, y la gracia, Rafael, y el diseño,

y oí desde tan métricas, armoniosas ventanas

mis andaluzas fuentes de aguas italianas.

Transido de aquel alba, de aquellas claridades,

triste “golfo de sombra “, violetas oquedades

rasgadas por un óseo fulgor de calavera,

me ataron a los ímprobos tormentos de Ribera.

La miseria, el desgarro, la preñez, la fatiga,

el tracoma harapiento de la España mendiga,

el pincel como escoba, la luz como cuchillo

me azucaró la grácil abeja de Murillo.

(…)

 

(…)

Mis oscuros demonios, mi color del infierno

me los llevó el diablo ratoneril y tierno

del Bosco, con su químico fogón de tentaciones

de aladas lavativas y airados escobones.

Por los senderos corren refranes campesinos.

Platinir azulea su albor sobre los pinos.

Y mientras que la Muerte guadaña a la jineta,

Brueguel rige en las nubes su funeral trompeta.

El aroma a barnices, a madera encerada,

a ramo de resina fresca recién llorada;

el candor cotidiano de tender los colores

y copiar la paleta de los viejos pintores;

la ilusión de soñarme siquiera un olvidado

Alberti en los rincones del  Museo del Prado;

la sorprendente, agónica, desvelada alegría

de buscar la Pintura y hallar la Poesía,

con la pena enterrada de enterrar el dolor

de nacer un poeta por morirse un pintor,

hoy distantes me llevan, y en verso remordido,

a decirte ¡oh Pintura! mi amor interrumpido.”

Rafael Alberti—“A la Pintura”

( en el bicentenario del Prado)

 

 

(Imágenes — 1-Goya/ 2-Velázquez/3-Tiziano/ 4-Rubens/ 5-Murillo)