CRÍTICAS EJEMPLARES

 

”De las cinco etapas del proceso de creación — la preparación, la incubación, el descubrimiento, la escritura y la publicación —, muchas veces el creador en esa quinta y última etapa debe superar las resistencias y miedos al presentar su obra al juicio de los demás. ¿ Qué dirán los demás ante lo que yo he escrito? .¿Qué dirá el público?¿ Qué dirán los críticos? ¿Habrá separación entre las valoraciones de los críticos y la acogida de los lectores? Una obra que me ha llevado dos o tres años de trabajo — a veces más—, la lee un crítico en tres o cuatro tardes, la enjuicia en dos páginas. ¿Puede uno descubrir qué profundidad tiene un buen crítico?

 

 

Hay una serie de críticos ejemplares en todos los países que saben descender bajo los fondos  de lo superficial y se adentran en ponderaciones llenas de perspectiva. Calibran el peso de un libro y le otorgan un juicio que en muchos casos perdurará durante años. En España —sin ánimo de ser exhaustivo— ahí está Amado Alonso con su “Poesía y estilo de Pablo Neruda” (1940), Dámaso Alonso con “ Poesía  española. Ensayo de métodos y límites estilísticos” (1952), Azorín en “Al margen de los clásicos” (1915), Jorge Luis Borges y su “Biblioteca personal. Prólogos” (1985), Américo Castro y su “Prólogo al “Quijote” (1971), Luis Cernuda y sus dos tomos de “Poesía y literatura” (1960- 1964), Jorge Guillén en “Lenguaje y poesía (1962), Ricardo Gullón con “ García Márquez o el olvidado arte de contar”(1970), Juan Ramón Jiménez y sus “Españoles de tres mundos” (1942),  José F. Montesinos y sus tres volúmenes sobre Galdós’ (1968- 1973), y  Ortega y sus “Meditaciones del Quijote” (1914).

Se podrían nombrar a muchos más. Pero a éstos y a otros hay que asomarse de vez en cuando para aprender y captar hasta dónde puede llegar una buena crítica.

José Julio Perlado

 

(Imágenes— 1– Dan Flavin/ 2-Mathias Kiss/ 3- Jenna Gang)

CRITICAR UNA NOVELA

 

“ El mecanismo novelesco  es tan preciso y sutil como el mecanismo de un poema — recuerda el francés Julien Gracq en “Leyendo y escribiendo” — ,pero en razón de las dimensiones de la obra, y a diferencia de un soneto, pongamos por caso, desanima a un trabajo crítico completo. Así pues, dado que la complejidad de un análisis verdadero excede a las posibilidades del intelecto, la crítica de novelas sólo trabaja sobre mecanismos intermedios o arbitrarios, grupos simplificadores muy vagos y tomados en masa: ciertas “escenas” o algunos capítulos, por ejemplo, en lugar de un análisis palabra a palabra, como el que es habitual en un crítico de poesía. Y sin embargo, si la novela vale la pena, su avatar transcurre línea a línea, y debería discutirse línea a línea. No hay más “detalles” en una novela que en cualquier otra obra de arte, aunque su masa así parezca sugerirlo, y también el prejuicio ( muchas veces acertado) de que el novelista no ha podido controlarlo todo. Por eso los críticos que resumen, agrupan y simplifican, pierden todo derecho a ser tomados en serio y arruinan su crédito, en este género, y en todos los demás.”

 

(Imágenes—1- Jamie Hawkesworth- 2015/ 2-Allison Glasgow)

RESEÑAS Y CRÍTICAS LITERARIAS

“ A quien lee una reseña lo que le interesa es cómo escribe el crítico, sin que necesariamente salga corriendo de su casa a comprarse el libro comentado —dice un consumado crítico de “La Vanguardia” tras muchos años de experiencia —. Reseñar un libro cada semana puede ser agobiante. Y es también estimulante. Es imprescindible que pienses en cada uno de los lectores, por distintos que sean uno de otro. Que hay que respetar al lector.  Convendría recordar que el crítico no está formado como tal, es siempre autodidacta.  La crítica literaria es casi inexistente en las universidades y sólo se comentan los autores consagrados, que no exigen opinión sino erudición.

No toda la crítica que escribimos es para los periódicos. Casi todos nos especializamos en algún terreno y colaboramos en revistas más o menos académicas. Y el inevitable rigor que uno utiliza al profundizar en un tema, repercute positivamente a la hora de exigirnos el mismo rigor como reseñistas. Cualquier actividad literaria que hagamos en un terreno repercute en otros terrenos. ¿Cuál es el crítico literario más completo? El que sabe varios idiomas y no se limita a leer traducciones. (Es significativo que los críticos españoles muy raramente comenten la traducción; a veces ni siquiera aparece el nombre del traductor). El que ha traducido, para penetrar en los misterios del lenguaje y de la creación misma. El que ha sido profesor y experimenta de primera mano qué es la comunicación. El que además de crítico es poeta o narrador. El que se interesa por otras expresiones artísticas, como la música o la pintura. El que ha viajado. El que conoce y lee con frecuencia periódicos que no son los suyos, y aquí se incluyen los extranjeros, algo muy fácil desde que podemos leer la prensa en Internet.

Ejercer de crítico te obliga a conocer a otros críticos. Muchas veces creemos que según la tendencia ideológica del periódico lo serán las críticas que en él se publiquen. No es así. Y afortunadamente los críticos condicionados por una ideología son muy pocos.

El problema de la crítica literaria española es muy otro. Es la incapacidad de apoyarse en un aparato crítico teórico e incluso de construir su propia base teórica o que refleje un modo de pensar, no sólo de interpretar y juzgar. Y esto nos ocurre porque en nuestra cultura faltan filósofos y grandes ensayistas. Todo esto lleva a cierta banalización y frivolización que, por desgracia, está a la altura de lo que es el país.”

 

 

(Imágenes—1-Alain Pontecorvo/ 2- Adolfo Kaminsky- journal de la photographie)