NAVIDAD 2020 (1) : DICKENS

 


“Pueden verse las calles de esta ciudad en una mañana navideña — escribía Dickens—en que, a causa del frío del tiempo, producen las gentes una especie de ruda música, pero activa y nada desagradable, barriendo la nieve sobre el pavimento delante de sus casas y haciéndola caer de sus tejados, mientras los chiquillos experimentan un delicioso placer viendo precipitarse sobre la calle esas artificiales y minúsculas avalanchas. El cielo está sombrío y no hay nada de particularmente alegre en el clima o en la vida; pero flota, sin embargo, en la atmósfera un aire de júbilo que tal vez el más bello de los veranos y el más hermoso sol, en vano intentan difundir, ya que las gentes que sobre los tejados se esgrimen con sus palas rebosan de jovialidad. Se lanzan bolas de nieve, riendo de todo corazón si se alcanzan y riéndose igualmente también si yerran.

 

Las tiendas de los pasteleros se hallan a medio abrir y las fruterías están en sus glorias.  Se ven cestos de castañas, grandes, redondos, ventrudos y semejantes a los chalecos de los viejos elegantes, llenos de alegría; se ven peras y manzanas formando altas pirámides, inmensos racimos de uvas suspendidos en medio del  muérdago y el acebo. El droguero — ¡oh!, el droguero — por cuya entreabierta puerta se aperciben higos y ciruelas-pasas, en unas muy adornadas cajas, tan hermosas que los clientes se estrujan en las puertas y olvidan sus compras sobre el mostrador y regresan corriendo a recogerlas, y cometen centenares de pequeñas equivocaciones, todo con el mejor humor posible, mientras que el droguero y sus dependientes parecen tan francos y tan sinceros, que los corazones de brillante cobre, con los que sujetan sus delantales, semejan ser el propio corazón que llevan generosamente fuera, para mostrárselo a todo el mundo.”

 

(Imágenes— 1- Brassai/ 2- Alexandre Benois- 1910 /3- Boris Kustodiev -1920)