«El humor español puede existir y florecer – decía Miguel Mihura en 1966 – donde haya un grupo de personas bien educadas, porque el humor es solo una risa que ha ido al colegio, que ha leído mucho, que ha viajado un poco, que ha cultivado su espíritu y se ha reunido con personas de buen carácter, de buen gusto. Porque el humor es a la literatura seria lo que el agua de «seltz» al agua de Lozoya: el mismo líquido, pero adornado con unas burbujitas para que haga más mono. En realidad, no es nada; un capricho; un lujo, una pluma de perdiz que se pone uno en la cinta del sombrero. El verdadero humor no se propone enseñar o corregir,
porque no es esa su misión».- Ahora se representa en Madrid «Milagro en casa de los López» y la voz de Mihura prosigue: «Lo único que pretende el humor es que, por un instante, nos salgamos de nosotros mismos, nos alejemos de puntillas a unos veinte metros y demos una vuelta a nuestro alrededor, contemplándonos por un lado y por otro, por detrás y por delante, como ante los tres espejos de una sastrería, y descubramos en nosotros nuevos ángulos y perfiles que no nos conocíamos. El humor es verle la trampa a todo; darse cuenta de por dónde cojean las cosas; comprender que todo tiene un revés; que las cosas pueden ser de otra manera, sin querer, por ello, que dejen de ser tal como son, porque esto es pecado y pedantería. El verdadero humor es lo más limpio de intenciones, el juego más inofensivo, lo mejor para pasar las tardes».
Veinte años antes – en 1943 – Mihura se retrataba en una entrevista: «Creo que soy un muchacho que promete – decía – y que llegaré a hacer cosas interesantes algún día. Pero tengo siempre tanto sueño y tantos espectáculos divertidos que ver, y me aburre tanto mi profesión, que ese día se va aplazando indefinidamente y nunca llego a hacer esa cosa, realmente interesante, de la que me creo capaz. Claro que, en el fondo, no me importa nada. Creo que, dentro de lo que supone esta profesión, no soy vanidoso ni ambicioso. Soy de los que se sientan a la puerta de su casa, no por ver pasar el cadáver de su enemigo, que eso no importa ya, sino por estar sentado y verlo todo y descansar. Creo que soy simpático, antipático, sentimental, no sentimental, tímido, no tímido, candoroso y no candoroso. Y, sobre todo, creo que soy buenote. Creo, en fin, que tengo un espíritu bohemio elevado al cubo, pero que a fuerza de trabajar se me está poniendo cara de mal humor, y llegaré con el tiempo a ser un viejo impertinente. Y esto me tiene preocupado».
(Imágenes.- 1.-Miguel Mihura- caricatura por Ugalde- cervantes. es/ 2.-Mihura-edu365.cat/ 3.-Mihura- glodgster.com/ 4.- Miguel Mihura- lajungladelasletras.com)