EL INSTANTE DE LA CREACIÓN

 

 

“El instante de la creación literaria nos es tan desconocido como el de la creación del universo mismo . Podemos estudiar cada momento posterior al Big Bang, así como podemos leer (en los días en que los escritores conservaban sus primeros garabatos) cada borrador de “A la recherche du temps perdu”. Pero el momento mismo del nacimiento de nuestros libros más queridos es más misterioso. ¿Qué encendió la chispa de la primera idea de la Odisea en la mente del poeta o poetas que llamamos Homero? ¿Cómo fue que un narrador a quien no le interesaba añadir su nombre a su obra soñó la atroz historia de Edipo que más tarde inspiraría a Sófocles y a Cocteau? ¿Qué triste amante de carne y hueso prestó su personalidad a la irresistible figura de Don Juan, condenado por toda la eternidad?

 

 

Todo esto lo cuenta Alberto Manguel en “Mientras embalo mi biblioteca” y allí también evoca una anécdota de Stevenson : “ Una noche – dice – , una de las muchas noches en que yacía febril en la cama, sin aliento y tosiendo sangre, Robert Louis Stevenson, que entonces tenía treinta y ocho años, soñó con un terrorífico tono de color marrón. Desde su primera infancia, Stevenson había llamado a sus frecuentes terrores nocturnos “las visitas de la Bruja de la Noche”, que solo la voz de su niñera podía calmar, con canciones y cuentos folklóricos escoceses. Pero las apariciones de la Bruja de la Noche eran persistentes, y Stevenson descubrió que  podía convertirlas en algo beneficioso si las exorcizaba con palabras. Así, el espantoso color marrón de esas pesadillas se convirtió en una historia. De esta manera, nos cuenta, nació el cuento del doctor Jekyll y el señor Hyde.”

“(…) La existencia de creaciones literarias magistrales asombra tanto a los escritores como a los lectores (…) Podemos averiguar lo que un autor determinado cuenta sobre las circunstancias que han rodeado el acto creativo, qué libros leía, cuáles  eran los detalles cotidianos de su vida, su estado de salud, el color de sus sueños. Todo excepto el instante en que las palabras aparecieron, luminosas y claras, en la mente del poeta, y las manos comenzaron a escribir”.

 

 

(Imágenes -1- Albert Marquet/ 2- Max Lieberman – 1923/3- Emil Nolde -1935)

SOBRE EL ARTE MALO

lectura-ghy-Peder Severin Kroyer

» En literatura resulta muy difícil definir las características del «consumidor» de arte malo –comentaba C S Lewis  hablando de los gustos -. Es posible que ese consumidor ( o consumidora) desee con todas sus fuerzas su ración diaria de ficción y lo pase realmente mal si se le niega. Pero nunca relee. No hay distinción más clara entre quien ama la literatura y quien no. Es infalible. Quienes aman la literatura releen, los demás se limitan a leer. Una vez leía, una novela es para ellos como el periódico de ayer.

lectura.- reddv.- Eero Järnefelt.- retrato de Arvis Járnefelt

Podemos depositar alguna esperanza en alguien que no ha leído la «Odisea», o a Malory, o a Boswell, o  «Pickwick», pero ninguna ( en lo que respecta a la literatura) en el hombre que afirma que los ha leído y cree que con eso zanja la cuestión. Igual podría decir que se ha lavado una vez, o ha dormido una vez, o ha besado una vez a su esposa, o ha salido una vez a dar un paseo.

lectura.-uy6.-Edouard Manet.-

Si la mala poesía se relee o no no lo sé. Pero el hecho de no saberlo es ya significativo. Y es que quienes compran mala poesía no la mencionan en sus conversaciones (…) Y lo mismo sucede con un mal cuadro. El comprador dice, sin duda sinceramente, que le parece precioso, tierno, hermoso, delicioso o (más probablemente) «bonito». Pero lo cuelga donde no se puede ver y no vuelve a mirarlo (…) Lo que los aficionados al arte malo desean – y obtienen- es algo que sirva de acompañamiento a su vida, algo que llene sus momentos extraños, un equipaje para el maletero de la mente, o un poco de fibra para su estómago.

lectura.-8uyu.-Emile Friant.-1885

(…) El arte malo nunca se disfruta como el arte de calidad. El arte malo nos «gusta», pero nunca nos asombra, cautiva o abate (…) Los aficionados a la poesía sentimental, a las malas novelas, a la mala pintura y a las melodías sin más valor que el de ser pegadizas suelen disfrutar precisamente de lo que sí está. Y su disfrute no es en modo alguno comparable al que otras personas obtienen del arte de calidad.»

(Imágenes:- 1.-Peder Severin Kroyer/ 2.-Eero Järnefelt/3-Édouard Manet/ 4.-Émile Friant-wikipedia)

EL LECTOR

lectura-uuu-2000-por-benny-andrews-artnetLos ojos emocionados de Hanna Schmitz (Kate Winslet) en la película «El lector» de Stephen Daldry cuando escucha a Michael Berg leyéndole pasajes de «La dama del perrito» de Chejov o de «La Odisea«,  no se emocionan ni se compadecen sin embargo ante las vidas de mujeres condenadas a muerte en los campos de concentración, y esto nos lleva de la mano al gran debate sobre si las artes y la literatura pueden incidir en algún momento y de algún modo sobre las formas del mal.

Joseph Brodsky, en su Discurso de recepción del Premio Nobel en 1987, («Inusual semblante«, en «Del dolor y la razón» (Destino) afirmaba que, «para alguien familiarizado con la obra de Dickens, matar en nombre de una idea resulta más problemático que para alguien que no ha leído nunca a Dickens. Y hablo precisamente de leer a Dickens, Sterne, Stendhal, Dostoievski, Flaubert, Balzac, Melville, Proust o Musil; es decir, hablo de literatura, no de alfabetismo o educación. Una persona cultivada, tras leer algún tratado o folleto político, puede ser sin duda capaz de matar a un semejante y sentir incluso un rapto de convicción. Lenin era una persona culta, Stalin era una persona culta, Hitler también lo era; y Mao Zedong incluso escribía poesía. Sin embargo, el rasgo que todos estos hombres tenían en común consistía en que su lista de sentenciados a muerte era más larga que su lista de lecturas».lector-ll-matisse-signes

Hanna Schmitz no sabe leer pero escucha la lectura. Esas lecturas entran por sus oídos y van emocionando sus ojos y alterando su espíritu. Le impresiona Chejov, le impresiona Homero. Si hubiera sabido leer, si hubiera leído, ¿ habría actuado quizá de otra forma? La literatura, la música – la belleza, en resumen -¿influye beneficiosamente sobre la superficie del mal?. «No sabemos – dice Steiner en «Lenguaje y silencio» (Gedisa) – si el estudio de las humanidades, de lo más noble que se ha dicho y pensado, contribuye efectivamente a humanizar. No lo sabemos; e indudablemente hay algo terrible en dudar si el estudio y el placer que se encuentra en Shakespeare hacen a un hombre menos capaz de organizar un campo de concentración. Hace poco uno de mis colegas, un erudito eminente, me preguntaba, con sincera perplejidad, por qué alguien que quiere entrar en una facultad de literatura inglesa ha de referirse con tanta frecuencia a los campos de concentración; ¿tienen algo que ver con el tema? Tienen mucho que ver y antes de seguir enseñando debemos preguntarnos: ¿son humanas las humanidades? y si lo son, ¿por qué se esfumaron al caer las tinieblas?».

(Imágenes: 1.-«(Scholar).-America Series.- 1991.-por Benny Andrews.-artnet/ 2.- Mujer leyendo.-Matisse)