«Los amigos lo describen como tímido y a la defensiva, nervioso, despreocupado por su salud, un poco asustado por la fama, nada materialista pero sagaz en su relación con el dinero, un profesional absorto en su trabajo». Estas palabras de 1967 sobre Bob Dylan las incluye Alex Ross en «Escucha esto» (Seix Barral) y se unen a unas declaraciones de Dylan en 1991: «Ya hay de todo. Piense en cualquier cosa, ya tenemos bastante. Ya ha habido más que suficiente con la electricidad, quizás hay personas que ya lo han dicho. Algunos dijeron que con la bombilla ya estaba yéndose demasiado lejos».
Ross dedica varias páginas no sólo a las canciones de Dylan sino a los abucheos que sufrió, a sus grabaciones piratas, a su personalidad y por supuesto a sus letras. «Cuando otros – dice Ross– han intentado leer a Dylan verso a verso, generalmente han acudido en busca de referencias (Él ha hecho mención de ¡la bomba atómica! ¡T S Eliot! ¡Joan Báez!) El modo en que cada verso concluye en muchas de sus canciones con una parte débil produce una sensación de indefensión, y es aquí donde parece radicar la clave: grita todo lo que quieras, las personas dulces sufren (…) En algunas canciones – sigue Ross – Dylan está dirigiéndose a los «izquierdistas que se apuntan al carro de determinadas cosas, que se preocupan por temas que se ponen de moda pero que no sienten ninguna verdadera empatía por las personas».
«El propio Dylan rehúsa la aproximación intelectual, aunque se tiene la sensación de que no le importaría recibir el Premio Nobel. Incluso en los años sesenta, afirmó lo siguiente respecto de quienes le llamaban poeta: «Genio es una palabra terrible, una palabra que se creen que conseguirá que ellos me gusten» (…) Dylan tiene un dominio apabullante de la lengua inglesa. La agudeza y precisión de las rimas te mantiene interesado a lo largo de todos los saltos de sentido y los cambios de escena. Posee también un don para los astutos encabalgamientos, versos que parecen completos en sí mismos pero que se ven trastocados por lo que llega a continuación. Se trata de efectos para el oído, no para el ojo, y Dylan los vende en sus conciertos».
(en medio de las opiniones varias sobre si el Premio Nobel de Literatura ha debido ir o no para él, un pequeño recuerdo sobre su figura)
(Imágenes.-Dylan- 1967- Daniel Kramer/2.- foto Richard Avedon/3.-Dylan- 1965- foto Fred Mcdarrah – Nueva York- 1965/4,. foto Barry Feinstein)