DETALLES DE GEORGES DE LA TOUR

 

de la Tour- nui-Znfonista -museo de Bellas Artes- Nantes

 

La mosca encima de la rodilla del Zanfonista de Georges de La Tour,

 

de la Tour- btrm-Santiago el menor- mil seiscientos veinticinco- museo Toulouse Lautrec- Albi

 

la arruga, casi como una cicatriz, en la mejilla izquierda de Santiago el Menor,

 

de la Tour- btr- San Sebastián cuidado por Santa Irene- Staatliche Museen- Berlín- wikipedia

 

el reflejo de la luz sobre las uñas de una mujer, la llama y las mechas de una antorcha en San Sebastián atendido por Santa Irene,

 

de la Tour- tvvg -riña de músicos- mil seiscientos treinta- GettyCenter- Los Ángeles

 

la verruga en la sien de uno de los personajes de la Riña entre músicos,

 

De La Tour-mom- Magdalena penitente- mil seiscientos cuarenta. Metropolitan museum of art- Nueva York

 

La llama, símbolo del tiempo que se consume – así lo comenta Jacques Thuillier -; el espejo, símbolo de la fragilidad y de la ilusión, atraen la mirada de la Magdalena en el momento de abandonar sus galas o ya tranquila en la pobreza.

 

De laTour-nun- el tramposo con el as de diamantes- mil seiscientos treinta- museo del Louvre

 

El esplendor de un rostro juvenil puesto de relieve por un collar de perlas – añade también Thuillier al analizar el Tahur -, o los reflejos de un raso, de un vino color grana en un vaso de cristal, de un brazalete de perlas.

Todos estos símbolos, y sobre todo, todos estos puntos concretos han sido estudiados por Daniel Arasse en «El detalle» (Abada), que recuerda entre otras cosas, al observar por ejemplo la mosca en la pintura, cómo Vasari «no andaba errado –dice – cuando convirtió el detalle de la «mosca pintada» en el emblema de la nueva práctica de la pintura que se inauguró en Toscana a comienzos del siglo XlV».

Moscas, arrugas, cicatrices en las mejillas, verrugas, llamas, collares, vinos, espejos son los que nos presenta De la Tour cuando nos acercamos a la exposición de sus cuadros en El Prado y nos detenemos ante sus lienzos.

 

De la Tour- nun- el recién nacido- remi uninet edu

 

(Imágenes.-  Georges de La Tour: -1- el Zanfonista/ 2.- Santiago el Menor / 3.- San Sebastián atendido por Santa Inés/ 4.-Riña entre músicos/ 5.- Magdalena penitente/ 6.- El Tahúr/ 7.- El recién nacido)

EL TAHÚR CON EL AS DE TRÉBOLES

Los profesores y juristas se asoman de vez en cuando a los cuadros con mirada singular. Jean Carbonnier se acerca, por ejemplo, a este lienzo de Georges de La Tour y observa con atención los movimientos de las dos figuras, la de la derecha y la de la izquierda, que esconde bajo su espalda el golpe de gracia del juego. «Este cuadro – comenta Carbonnier – puede ser interpretado como un texto jurídico. La prueba, es que existen numerosas interpretaciones de este lienzo como siempre ocurre con los textos jurídicos. En general, se contempla a este tahúr como una ilustración de la parábola del hijo pródigo en la etapa en la que éste disipa su herencia con las mujeres, el vino y el juego. El vino es parsimonioso, puesto que es necesario que el juego prosiga sin que el jugador se emborrache, ya que su atención quedaría nublada. El vino, incluso a pequeñas dosis, se hace necesario para el mecanismo del juego cuando éste no se desarrolla con lealtad. Sobre este hijo pródigo, yo propongo – dice Carbonnier – una consideración que va contracorriente. Georges de La Tour no ha titulado su cuadro «El hijo pródigo«, sino «El tahúr con el As de Tréboles«. El protagonista es el tahúr, y no el hijo pródigo. Éste es insignificante, es un muchacho algo rubicundo. Parece un pájaro muy ingenuo. Está absorto en su juego y no imagina lo que va a suceder.

El verdadero protagonista es pues el tramposo. Hace trampas, o más bien se prepara para hacer trampas, ya que en el cuadro aún no ha comenzado a hacerlas. Se encuentra, como los juristas definen tales momentos, en los actos preparatorios, en la tentativa. Aún no ha cometido ninguna infracción característica. Si uno se acerca a él, se advierte un personaje con aspecto preocupado. Es un hombre maduro que ciertamente se plantea preguntas. No parece estar visiblemente cómodo, y sin embargo él es la figura principal del lienzo. Se prepara para hacer trampas. Pero el juego ya de por sí es ilícito. Se está desarrollando no en un salón aristocrático sino en lo que se denomina un garito, y el juego es ilícito. Entonces se puede plantear la cuestión: ¿alguien que hace trampas en un juego que de por sí es clandestino no está restableciendo de algún modo la justicia? Pero el tramposo no se encuentra cómodo: se vuelve hacia un lado, aguarda, teme que alguno entre. Puede ser tal vez un agente de policía el que va a aparecer, que confiscará todas las apuestas, enviando unos a prisión y otros con sus familias. Por eso no se encuentra cómodo, espera. Alguien va a venir, alguno va a entrar y a sentarse. Puede ser el Diablo».

He aquí la mirada del jurista. Muchos comentaristas han recordado que, unido al tema del tahúr, se presenta aquí el del Hijo pródigo, reuniendo las tres máximas tentaciones del siglo XVll: la mujer, el juego y el vino. Pero cada ojo, al mirar el lienzo, es distinto. Jean Carbonnier, al acercarse hasta la pintura, acerca también su formación profesional para interpretarlo.

(Imágenes: 1.-Georges de la Tour.-«El tahúr con el As de Tréboles».-Ginebra.-propiedad privada/ 2.-detalle de «El tahúr con el As de Tréboles)