«La vista – recordaba Brillat-Savarin -, que abarca el espacio y nos instruye, por mediación de la luz, de la existencia de los colores y de los cuerpos que nos rodean» figura en la serie de los sentidos, de la etapa del joven Ribera, que ahora se expone en el Prado. La vista, que en la historia de la pintura a veces se ha representado con un espejo en la mano que contempla con admiración, en otras ocasiones ha querido acompañarse de una antorcha: siempre la luz y el rostro iluminado.
«El oído – sigue diciendo Savarin – recoge por medio del aire el ruido causado por los cuerpos ruidosos o sonoros«. María Zambrano – cuenta Ramón Andrés en «El mundo en el oído» -refiere que la escucha de Apolo en el templo de Delfos parecía situar «el oído divino en el centro del mundo«, ese oído que como órgano o sentido, dice, es el que se emplea o «ejerce» de un modo más intermitente: «en el escuchar se da lo más penetrante y hondo de la atención, la decidida atención que el ejercicio de la vista no requiere«. «¿Sería aventurado concebir el oído – apunta Andrés – como el eje del ser humano? En un tratado escrito bajo el nombre del legendario Hermes Trismegisto se razona que aquel que escucha debe tener el oído más veloz « que la palabra del hablante».
«El olfato – prosigue Brillat-Savarin -, mediante el cual percibimos el olor de los cuerpos que lo poseen. El olfato, que va a la búsqueda, al cultivo y al empleo de los perfumes».
«El gusto, con el cual apreciamos lo que es sabroso o suculento» da origen – dice también Salavin –a la producción, a la elección y a la preparación de cuanto pueda servir de alimento«.
«El tacto, al fin, cuyo objeto es la consistencia y la superficie de los cuerpos» y se aplica a todas las artes, a todas las habilidades, a todas las industrias».
«El tacto– cncluye Brillat-Salavin en su «Fisiología del gusto» – ha rectificado los errores de la vista; el sonido, por medio de la palabra articulada, se ha convertido en intérprete de todos los sentimientos; el gusto se ayuda del olfato y de la vista; el oído compara los sonidos y aprecia las distancias»
( Pequeño apunte sobre esta exposición donde Ribera, además de la serie de los apóstoles y de los filósofos, ofrece aquí tres de los cinco sentidos: la vista, el olfato y el gusto)
(Imágenes:-1.-la vista.-1615.- Museo Franz Mayer.-ciudad de México/ 2.-el oído.-Museo de Valencia/ 3.-el olfato.-1615.-colección Juan Abelló/ 4.-el gusto.-1615.-Wadsworth Atheneum.-Hatford/ 5.-el tacto.- óleo sobre lienzo- Norton Simon Art Foundation en Pasadena)
