OFICIO DE LECTOR

lectura.-7jjn.-André Kertész.-1959

«El autor sólo escribe la mitad del libro, de la otra mitad debe ocuparse el lector«. Con esta cita de  Joseph Conrad se abre el excelente volumen de Caballero Bonald «Oficio de lector» (Seix Barral), cálido repaso a las lecturas de toda una vida, lecturas que cabalgan entre la inquietud y la quietud. Inquietud siempre de leer, quietud del remanso y la distancia. Francine Prose, confiesa en «Cómo lee un buen escritor» (Ares y Mares) una

lectura.-yunm.-Andre Derain.-1935 reflexión ante sus clases de escritura creativa: «Tengo estudiantes ahora que nunca leyeron nada, y yo no puedo entender por qué quieren escribir«. Y Darío Villanueva, al comentar esta obra de Caballero Bonald, recuerda las palabras de Gabriel Zaid: «el problema del libro no  está en los millones de pobres que apenas saben leer y escribir, sino en los millones de universitarios que no quieren leer, sino escribir.»

lectura.-5ybbn.-Wilhelm Hammershoi

En más de una ocasión he hablado aquí de Caballero Bonald. Y en muchas más me he referido a la lectura. Es la defensa de la lectura, de la que hablaba Pedro Salinas en «El defensor». Leer por leer, lectores puros según el gran texto de Péguy . Nueva página inolvidable: la de Proust y la lectura en voz baja. Otra página más: Lectura a elefante. La atracción por la lectura la condensa Cervantes en El Quijote cuando dice: «Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y como yo soy aficionado a leer aunque sean los papeles rotos de las calles...», y luego la lectura depurada, que se transforma al cabo de los años en reelectura, en acompañamiento de los

escribir.-4dwws.-lectura.-Christopher Thompson.-

maestros. «Aun soy capaz de sentir – dice Caballero Bonald sobre el Quijote – la emoción que me proporcionó ese acercamiento a la gran novela. (…) La lectura del Quijote siempre supone una nueva aventura, porque siempre proporciona al lector un rasgo, un matiz – literario, crítico, irónico, moral, paródico, sociológico – que a lo mejor no había sido descubierto hasta

lectura.-4bn.-Armand Schönberger.-1885-1974

entonces o no había sido apreciado del todo anteriormente. Ése es uno de los más sugestivos atributos de una de las grandes creaciones universales de la imaginación literaria».

Oficio de escritor, sí. Pero paralelamente oficio de lector, que hará al escritor enriquecerse cada día.

(En el día en que le entregan a José Manuel Caballero Bonald el Premio Cervantes)

lectura.-rtbbn.-Oficio de lector.-Caballero Bonald

(Imágenes:- 1.-André Kerstész.– 1959/ 2.-André Derain.-1935/ 3.-Wilhelm Hammershoi/ 4.-Christopher Thompson-Albemarle Gallery/ 5.-Armand Schönberger/ 6.-portada de «Oficio de lector»)

LA DESAPARICIÓN DE LA CARTA

¿Está desapareciendo la carta?

» El arte, como señala Pedro Salinas El Defensor» (Alianza),  ha hecho que en Vermeer, de cuarenta cuadros, seis traten el tema de la carta.”La mujer que escribe, inclinada sobre su bufete, absorta en su escritura, la mirada perdida en el aire buscando la palabra. La llegada del pliego, entregado por una camarera, que sorprende a la señora en su música. Y sobre todo, la lectura: no se sabe cuál es la más admirable, si la del museo de Dresde o la del de Ámsterdam. Son estos dos cuadros dos monumentos a la atención, dos poemas magistrales a la ausencia. Solas, las dos mujeres, en un ámbito sin más persona que ellas, pero rebosado de sensación de compañía invisible, que emana como callado canto de la carta”. Esto escribía yo no hace mucho en una Revista en la Red.

Y más aún. Desaparecida la carta – tradicional documento histórico para uso de investigadores y de altos notarios de las épocas -, ¿cuáles son los archivos? «¿Dónde conservarán sus documentos esenciales los Estados y las familias?- seguía diciendo yo en ese artículo -. Sin duda en discos surgidos de la pantalla, en los platillos que salen del vientre de los aparatos presentes y  futuros, allí donde la yema del dedo pulsó una tecla y se iluminó el rectángulo del mundo. Dentro de ese rectángulo iluminado que es caja de caudales transportable viajarán no sólo las cláusulas de tratados sino quizá también las confidencias amorosas de dos adolescentes que en otro tiempo escondían sus billetes apasionados dejando constancia de su primera cita o de su primer desengaño».

«El amor y sus reverencias no se ha modificado en la Historia – ahora las reverencias son distintas y el cortejo amoroso se realiza de otra forma, pero siempre  hay unas miradas y unas palabras, una atracción, unos silencios, unos desdenes, una operación de cerco y una conquista -, pero cuando uno lee los pasos y procesos de dos enamorados y cómo esos procesos y protocolos íntimos quedaron reflejados en cartas, uno se pregunta qué testimonio de rondas, melindres, acercamientos y despegos permanecerá hoy. ¿Se guardarán en los archivos tecnológicos? No, por supuesto, en los móviles  Quizá para curiosear cómo se conocieron y enamoraron sus padres los futuros hijos abrirán el  banco de datos que la herencia les dejó como recuerdo y quizá también a la hora de los despechos quieran acudir a carpetas clasificadas en pantallas para encontrar el origen de tantas distancias. Pero no es eso lo probable. Si desaparece ese papel escrito, y ordinariamente cerrado, que una persona enviaba a otra para comunicarle alguna cosa – y eso es esencialmente la carta -, las palabras, no es que se las lleve el viento sino que pueden quedar encerradas en las bodegas de los ordenadores y pasar luego a la condenación de la papelera de reciclaje».

Todo esto supondrá sin duda la desaparicion de la carta.

(Imagen.-Vermeer.-«La carta» .-Flick Collection New York)