VIEJO MADRID (59) : VIVENCIAS Y RECUERDOS (4)

 

Juan Ramón Jiménez- btr- Platero- escultura en Mguer- elcorreoweb es

 

Siguiendo el hilo de la historia, ¿de qué hablábamos en los años cincuenta abuelo y nieto? Sin duda yo le he contado en una de esas tardes a mi abuelo que dos años antes – en agosto de 1954 – he estado en Moguer, en la tumba de “Platero”. Le he narrado cómo me he acercado hasta Moguer para rendir homenaje – con otros estudiantes – al célebre burro – ya universal – de Juan Ramón Jiménez. Ortiz de Pinedo admira a Juan Ramón: la influencia de Juan Ramón será patente en su poesía, como así lo reconocerá, entre otros muchos, Cansinos Assens. En varias ocasiones escribirá mi abuelo sobre Juan Ramón. Pero en Viejos retratos amigos”, al hablar de los “Poetas del 900”, desciende de manera breve y puntual a los encuentros con el poeta de Moguer en el jardín del sanatorio madrileño donde se encuentra.

 

Juan Ramón Jiménez-rwwe-azulejo sobre Platero en Moguer-huelvaya es

 

 

Me imagino que le proporcionaría también una grata sorpresa leer uno de mis primeros artículos en prensa, “Moguer en Juan Ramón Jiménez”, publicado en el “Amanecer” de Zaragoza en septiembre de 1954, precedido de dos artículos más: uno, el primero de mi vida periodística, sobre los retratos literarios de Gabriel Miró y de Azorín, aparecido en marzo de 1954, y otro, igualmente sobre Gabriel Miró, dos meses después. Por tanto, he aquí que el escritor José Ortiz de Pinedo tiene ante sí en este despacho familiar a un nieto de 20 años que aspira a dedicarse a la literatura, que ama ya la literatura, que sigue por la calle a muchos escritores, sobre todo que sigue y persigue muchas lecturas, que comparte en fin las pasiones de su abuelo y que incluso ha coincidido – sin él saberlo – con autores que Ortiz de Pinedo admira.

 

Madrid-ynu- Alejandro Sawa- traxegnies arrakis es

 

Pienso que todo ello sería para él una grata sorpresa. Yo le había regalado hacía ya tiempo un cuadernito apaisado – parece que aún lo tengo delante –  de tapas azules y con un diminuto broche como cierre en el que le mostraba mis primeras poesías. Estaban escritas con mi letra aún de colegial, una cuidadosa caligrafía con la que intentaba transmitir intentos de poemas. No creo que nos detuviéramos mucho sobre ello. Pero sí en cambio en Galdós  (mi abuelo me mostró la biografía del autor de Fortunata  que estaba leyendo, la biografía escrita por Luis Antón del Olmet y Arturo García Carrafa publicada en 1912). Nos detuvimos, además de en Juan Ramón, en Gómez de la Serna, en Valle- Inclán, en Alejandro Sawa, de los cuales me hablaba. ( En el excelente libro de la profesora granadina Amelina Correa sobre Alejandro Sawa, ella recoge cómo en 1901, al volver de París Manuel Machado, se estableció una tertulia en casa de los Machado, en Fuencarral 148, a la que acudían Valle-Inclán, Villaespesa, Alejandro Sawa y “algunos jóvenes – comenta la profesora Correa – incorporados al mundillo literario, como el poeta jienense José Ortiz de Pinedo, que le dedicará a Sawa un admirativo soneto, que la familia del escritor conservó en su legado con la firma autógrafa de Pinedo) .

 

Valle Inclán - ybbr- arteymadrid com

 

O sea, que en esas reuniones de Fuencarral 148 estaba Ortiz de Pinedo con 21 años, Alejandro Sawa con 39 y Valle-Inclán con 35, meses antes de que Valle – en 1902 -comenzara a publicar en primicia, en «Los Lunes» de «El Liberal», fragmentos de “Sonata de otoño”, que ya se editará como libro poco tiempo después. Eran años en que Valle asistía ya a la tertulia del teatro Español y a  otras madrileñas. Y yo me pregunto: ¿asistió mi abuelo a alguna de aquellas numerosas tertulias literarias que se extendían por Madrid? Seguramente sí, pero nada me reveló sobre ello. Interesantes aportaciones sobre aquella actividad de los cafés de la capital se han ido publicando a lo largo del tiempo, como, por ejemplo, “Las tertulias de Madrid” de Antonio Espina (en la que se habla, entre otros, de un amigo de mi abuelo, Emilio Carrere, en sus reuniones en el Café Varela, en la calle de Preciados esquina a la de las Fuentes) o, ya más recientemente, el volumen de Miguel Pérez Ferrero, “Tertulias y grupos literarios”. Por mi parte, respecto a los cafés, recuerdo perfectamente – como anécdota que me quedó muy marcada – cómo un día le pedí a Ortiz de Pinedo conocer El café Gijón y allá fuimos los dos, abuelo y nieto. Yo esperaba que él, como escritor, me mostrara el ambiente cálido y literario de las tertulias, pero mi abuelo – desconozco por qué – eligió para verlo la primera hora de la mañana. Estaba el café recién abierto, las mesas vacías, las sillas apartadas, las limpiadoras ejerciendo su oficio. Entramos, y desde el umbral me dijo cariñosamente: “Éste es “El café Gijón”, salimos, y ya no conseguí ver más. Luego, lógicamente, he vuelto por “El Gijón” muchas veces, en alguna ocasión me he encontrado allí con escritores, aunque nunca he asistido a las tertulias. Pero no se me olvidará, sin embargo, aquella mañana en que me asomé con mi abuelo, José Ortiz de Pinedo, ante “El Gijón” vacío.

(una pequeña evocación familiar y literaria – y también madrileña – que de vez en cuando continuará…)

 

cafés- nnyu- café Gijón-sonbuenasnoticias com

 

(Imágenes.-1.-escultura en Moguer sobre «Platero»/ 2.-azulejo en Moguer sobre «Platero y yo»/ 3.-Alejandro Sawa- Wikipedia/ 4.-Valle Inclán- arteymadrid/ 5.- El «Café Gijón»- sonbuenasnoticias)