CONSTABLE

 

Constable-uyyhh-catedral de Salisbury- mil ochocientos veintitrés- Victoria and Albert Museum- Londres

 

» Recuerda que la luz y la sombra nunca están paradas»,  decía John Constable hablando del paisaje. «Le he visto – anotaba  su biógrafo Leslie , admirar un árbol bello con el mismo éxtasis con que tomaría en sus brazos a un niño hermoso.» «El  son del agua al escaparse de las compuertas del molino, las riberas viejas y podridas, los postes y ladrillos relucientes: esas escenas me hicieron pintor; y estoy agradecido.», confesaba también el artista inglés. En esa interesante obra de alta divulgación como es «Civilización» de Kenneth Clark ( Alianza), el excelente critico e historiador hermana a Constable con el poeta Wordsworth y recuerda que los dos eran hombres de campo y de apetitos fuertes rígidamente controlados. Constable, como Wordsworth, amaba el terruño y no se cansó nunca de las cosas que de niño había nutrido su imaginación. Constable confiaba de veras en sus emociones, en sus temas rústicos, » que logran esa cualidad – recuerda Clark– por la que, como dijo  Wordsworth, «las pasiones de los hombres se incorporan al conjunto de las formas bellas y permanentes de la naturaleza.» Contemplando  el campo de Suffolk confesaba Constable: «este paisaje me ha convertido en pintor.»

 

Constable-ybbbfr- autorretrato- National Portrait Gallery - Londres

 

También Clark en «El arte del paisaje» recuerda que los árboles en particular, con su peso de hoja y una redondez de tronco jamás sobrepasadas, eran para Constable una fuente de inspiración. El artista inglés, que declaró en cierta ocasión «nunca he visto un objeto feo en mi vida«, pintaba observando directamente la Naturaleza, aunque, como recuerda Cogniat en su «Historia de la pintura», no trabajó al aire libre «y esto explica ciertas limitaciones de su obra, lo cual no impidió que el autor de «El carro de heno» fuera una revelación para los pintores franceses en  el Salón de 1824. «Constable hace centellear los follajes y vibrar la sombra bajo los arboles – añade Cogniat -, como luego Rousseau en Francia

 

Constable.-5ggn.-cielos.-paisaje con nubes

 

Ahora una gran exposición en Londres vuelve a evocar al Constable de los paisajes.

 

paisajes.- redf.- John Constable

 

(Imágenes.-1.-Constable.-catedral de Salisbury- 1823- Victoria and Albert Museum- Londres/ 2.- Constable- autorretrato/ 3.-Constable- cielos y nubes/ 4.-Constable)

 

TURNER O LA POESÍA DE LAS NIEBLAS

 

 

Turner-vvbby-Wreckers costa de Northumberland- Yale Center for British Art- wikipedia

 

«La pintura en general es algo extraño», decía  Turner. Algunos de sus conocidos comentaban:  «Turner iba de un lado a otro en días de barnizado, juntando y aplicando todos los pigmentos brillantes que podía conseguir, cromos, verde esmeralda, bermellón, etc, hasta que éstos resplandecían literalmente de luz y color (…) Los artistas temían colgar sus cuadros junto a los de Turner, diciendo que era tan malo como colgarlos junto a una ventana abierta.»

Ahora el cine presenta la vida del pintor realizada por Mike Leigh. Su falta de sociabilidad no le granjeó el afecto de sus contemporáneos.  Su vida se proyectó en una atmósfera singularmente reflejada en sus lienzos. Cuando Philip Ball resume «la invención del color» recuerda que Turner solía comprar los colores a

 

Turner-wwsw-tormenta de nieve- mil ochocientos cuarenta y dos- TATE Gallery- Londres

 

 

George Field, el principal fabricante inglés de colores en el siglo XlX. Turner se apoderaba enseguida del azul cobalto, del verde esmeralda, del bermellón naranja, del cromato de bario, amarillo y escarlata cromo, así como de las nuevas lacas amarillas y rojas; utilizaba cada material a los pocos años de su aparición. Un grabador de la época – evoca Ball – comentaba que Turner osaba emplear esos pigmentos nuevos mientras que otros artistas no se atrevían. «Una anécdota de su comportamiento habitual en  la Royal Academy en «días de barnizado», cuando 

 

paisajes.-5gyy77.-Turner.-el paso del St Gothard.-1804

 

los miembros traían sus cuadros para barnizarlos, nos da una idea de la avidez de Turner por los nuevos pigmentos sintéticos. Se concedía a los pintores unos días para retocar las obras antes de aplicarles la capa protectora. Pero en la década de 1830 Turner acostumbraba a llevar lienzos con composiciones insípidas y mediocres. Una vez que éstas se colgaban junto a las de sus rivales (pues así los consideraba Turner), comenzaba el verdadero trabajo in situ.»

 

mar.-2244.-Turner.-La lucha contra el Temerario.-1838.-National Gallery

 

Penetrantes análisis de sus visiones pálidas, de sus tenues pinceladas de rosado, azul y amarillo, de las más delicadas películas y neblinas de color las hizo Kenneth Clark en «El arte del paisaje«. Como Raymond Cogniat quiso recordar juntos a Turner y a Monet : «Es imposible – dijo – no ver en Turner al precursor de Claude Monet, ya que comprende la poesía de las nieblas de las que emergen 

 

Turner-nnbbr- Interior at Petworth -mil ochocientos treinta y siete- TATE -Londres

 

lentamente visiones irreales. Es posible oponer el uno al otro, decir que Turner trata de construir sus temas con galas de colores que se funden imperceptiblemente unos con otros, mientras Monet adopta decididamente la yuxtaposición y la oposición de pinceladas de colores complementarios. Se puede añadir que Turner inventa paisajes misteriosos, mientras Monet

 

Turner-nnbm- The Blue Rigi- mil ochocientos cuarenta y dos

 

 

no renuncia jamás a los paisajes reales. Sin embargo, les une la estrecha relación de sus sensibilidades y de los procedimientos que emplean, y un nuevo concepto del paisaje que transforma totalmente las ideas anteriores y que no tienen paralelo en la historia de la pintura occidental.»

 

 

 

(Imágenes.-1.-Wreckers costa de  Northumberland- 1836- Yale Center for Btitish Art.-wikipedia/2.-tormenta de nieve- 1842- Tate Gallery- Londres/ 3.-el paso de San Gotardo- 1802/ 4.-la lucha contra el temerario- 1830/ 5.-interior of Petworth House- 1837- Tate Gallery- Londres/ 6.-The Blue Rigi- 1842)

PAISAJES INTERIORES Y EXTERIORES

paisajes.-33bn.-Albert Bierstadt.- 1830-1903.-tormenta en las montañas

«Petrarca, fue, como es sabido – cuenta Kenneth Clark en «El arte del paisaje» (Museo Seix Barral) -, el primer hombre que escaló una montaña por el mero placer de hacerlo y para disfrutar del panorama. Pero después de haberse regalado unos minutos la vista con el lejano panorama de los Alpes, del Mediterráneo y del Ródano que fluía a sus pies, se le ocurrió abrir al azar su ejemplar de las Confesiones de San Agustín y tropezó con el pasaje siguiente: «Y los hombres se asombran ante las cimas de las montañas, y las poderosas olas del mar, y el ancho lecho de los ríos, y el circuito del océano, y la revolución de las estrellas, pero a sí mismos no prestan atención«. «Quedé confundido – le confiesa Petrarca

paisajes.-522w.-Galen Rowell y Barbara Rowell.-Montañas del Reino Medio

a un amigo -, y pidiéndole a mi hermano ( que quería oír más) que no me molestara, cerré el libro, furioso conmigo mismo de estar todavía admirando cosas terrestres, cuando hubiera podido aprender, desde hacía mucho tiempo, hasta de los filósofos paganos, que no hay nada admirable salvo el alma, que, cuando es grande, no encuentra nada grande fuera de sí misma. Entonces, en verdad, me convencí de que ya había pasado bastante rato mirando la montaña; volví hacia mí mismo mi mirada interior, y a partir de aquel momento no salió una sola sílaba de mi boca hasta que llegamos de nuevo al pie de la montaña.»

paisajes.-5gyy77.-Turner.-el paso del St Gothard.-1804

Son los paisajes interiores y los paisajes exteriores. Hay quienes se asoman más hacia unos que hacia otros y hay quienes no se asomarán nunca a ninguno. Pero el paisaje exterior e interior sigue ahí, acompañando siempre al hombre. «Todas estas maravillas del cielo y de la tierra – escribí en «El ojo y la palabra» -, la vida inverosímil pero real de los insectos, la multiplicidad, la variedad de las funciones, la armonía de las plantas y de las olas, los rojos oscuros ‑ vivos – anaranjados – amarillos – blancos y azulados encadenándose en el atardecer nocturno, el púrpura de los brezos, de la rosa de los Alpes, del trébol rojo, del ciclamen, la danza circular de las abejas llevando aromas, de nuevo el mar, los embates del mar, la esmeralda azul clara del oleaje en torno al arrecife, otra vez los árboles,

paisajes.-r4ddd.-nubes.-Fyodor Vasilyev.-1873

los olmos centenarios de madera dura y elástica, las pequeñas y blancas flores primaverales del olivo, los olores a resina y a bosque, la sombra de los abetos y de los pinos, los veteados, ondulados leños del nogal o del roble, de nuevo el cielo y los enjambres de luz saliendo de las manchas de nubes, todo eso que nos rodea ‑como un jardín del Edén permanente‑ con el lomo acerado de las ballenas y de los delfines, con la agilidad marrón rojiza de la ardilla, el gamo nervioso, el gato crepuscular, todo eso y mil cosas más es la Naturaleza ‑que no son los objetos hechos por el hombre, no son los instrumentos y utensilios fabricados por manos humanas‑ sino son los colores y los aromas infinitos mezclados y entreverados suntuosamente, admirablemente variados y alternativos, salpicando las manchas de un ala de mariposa o del pez sangrador.»

Estos serán los paisajes exteriores que el interior del alma se detiene a contemplar.

paisajes-fhjn-Frederic Edwin Church.-1865- Sunset Jamaica

(Imágenes:- 1.- Albert Bierstadt.– fotosimagen.org/2- Galen  Rowell/3.-Fyodor Vasilyev.-1873/ 4.- Frederic Edwin Church.-1865-Sunset Jamaica)

BRUEGHEL Y LA DETENCIÓN DEL TIEMPO

En un momento de la película de Lech Majewski «El molino y la cruz», Brueghel levanta su mano del cartapacio en el que pinta y detiene la evolución del tiempo. El tiempo obedece al artista, el movimiento de los aires y de los personajes se pliega a la mano del artista y el artista paraliza el tiempo, lo congela y lo plasma en unos trazos, el flujo y devenir de las vidas, sus antecedentes y continuaciones quedan fijados en el instante mismo del cuadro, como ocurre en el instante mismo de todos los lienzos, como ocurre en las instantáneas de las  fotografías. Karel van Mander recuerda en sus «Vidas de pintores flamencos», que «Brueguel, en el transcurso de sus viajes, hizo un número considerable de apuntes del natural; tantos que se ha podido decir de él que al atravesar los Alpes se había tragado una enorme cantidad de montes y rocas para vomitarlas – a su regreso – sobre lienzos y paneles, tanta era la exactitud con que reproducía la naturaleza».

Brueghel.-r7hyh.-La subida al Calvario.-1564

Brueghel estaba tan continuamente excitado por lo que veía, y poseía poderes tan prodigiosos de observación y memoria, que su lugar se encuentra entre esos maestros, a los que Kenneth Clark en «El arte del paisaje», encuadra en el » paisaje de fantasía». En esa fantasía aparece el lugar elevado, unas montañas escarpadas y una vista distante por la que transitan – en el caso de esta composición de 1564 – más de quinientos personajes. Las casacas rojas de los soldados se mezclan con los blancos caballos y en los carromatos asoman las muecas de los aldeanos a los que Brueghel se afanaba en vestir con precisión campestre, sirviéndose en sus bocetos de toda la minuciosidad propia que a veces puede quedar disuelta entre la multitud. Pero lo interesante quizá de este film de Majewiski es ese doble movimiento: la paralización de la escena gracias al gesto del pintor y el discurrir de las vidas inventadas antes y después de tal paralización.

Toda fotografía congela el fluir de una vida y todo cuadro intenta también detenerlo. Las vicisitudes, historias, ocupaciones y preocupaciones vienen y van en el río de la existencia y, tras la pincelada y el flash, volverán a marchar por el camino del vivir.

(Imagen.-Brueghel.-«La subida al Calvario».-Kunsthistorisches Museum.-Viena)

CIELOS

«Sería difícil citar un paisaje del cual el cielo no fuera la clave – comentaba John Constable en una carta de 1821 -, la escala y el órgano esencial del sentimiento».

«El cielo es fuente de luz en la naturaleza, y lo gobierna todo, e inspira incluso nuestras obervaciones cotidianas más corrientes acerca del tiempo».

«La dificultad de los cielos es muy grande en pintura, tanto en la composición como en la ejecución; porque, si son brillantes, no han de acaparar la atención, sino que ha de pensarse en ellos más que como último plano; no ocurre así con los fenómenos o efectos celestes accidentales, los cuales atraen siempre de modo particular la atención».

«Sé muy bien lo que significan para mí, y que yo no he desperdiciado los cielos; sin embargo, la ejecución es a menudo precaria, sin duda por exceso de preocupación, la cual, por sí sola, destruye la facilidad que la naturaleza tiene siempre en sus movimientos».

«A causa de la estación, y por el brusco cambio de la estación – sigue diciendo Constable -. hay aquí un halo húmedo ininterrumpido, que hace las sombras a cualquier hora, absolutamente azules, y le da un tono frío al paisaje».

«5 de septiembre 1822 – anota el pintor en su cuaderno de trabajo -: Hora: diez de la mañana, mirando al sudeste, viento fuerte al oeste. Nubes muy luminosas y grises en rápida carrera sobre un estrato amarillo, aproximadamente a media altura del cielo».

«Busco en el mediodía.– escribe también Constable en su cuaderno, en septiembre de 1822 -Viento muy rápido. Efecto brillante y fresco. Nubes que se mueven muy rápido. Apertura muy brillante al azul»-

«Lo grande no está hecho para mí, y yo no estoy hecho para lo grande…Mi arte limitado se encuentra en cada sendero…; piénsese en ello lo que se quiera, pero, al menos, eso es mío, y preferiría tener la más pequeña posesión – aunque solamente fuese una cabaña – a vivir en un palacio que pertenezca a otro».

«Hace dos años que persigo pinturas, que busco la verdad de segunda mano – escribe en una carta a su amigo Donthorne en 1802 -. No he buscado representar la naturaleza con la misma elevación mental con que partí, sino que he preferido buscar que mis obras se parecieran a las de los demás… Volveré a Bergholt, donde intentaré realizar en un estilo sincero y sencillo las escenas que llamarán mi atención».

«El paisajista que no hace de sus cielos parte auténtica de la composición, desperdicia una ayuda de las más preciosas», le escribe a su amigo, el reverendo John Fisher en 1821.

Vamos tropezándonos con la realidad de las ciudades, sorteando las hendiduras del suelo, sin mirar casi nunca a las nubes, como Wislawa Szymborska recordaba; sin mirar – como hacía Constablecasi nunca a los cielos.

(Imágenes:- 1.-embarcadero de Vermont.-1823.-Tate Gallery.-Museum Syindicate/2.-Faro de Arwich.-1820.-Tate Gallery/3.-el mar cerca de Brighton.-1826.-Tate Gallery.-Museum Syindicate/4.-catedral de Salisbury, vista desde los campos.-1829.-National Gallery/5.-Las espigadoras.-1824.-Tate Gallery/6.-la bahía de Weymouth.-National Gallery/7.-estudio de nubes.-1822.-Victoria y Alberto Museo/8.-vista en Epson.-1809.-Tate Gallery.-Museum Syincate/9.-estudio de cielo y árboles.-1821.-Victoria y Alberto Museo/10.-el maizal-1926.-wikipedia/ 11.-paisaje con arco iris.-1812.-Victoria y Alberto Museo)

FRIEDRICH Y SUS DIBUJOS DEL PAISAJE

FRIEDRICH.-XVX.-ventana desde el estudio del pintor.-1805-06.-Art History Museum.-Viena«Se puede concebir para el paisaje como para la figura humana, una exaltación extrema de la belleza del trazo que es, tal vez, uno de los criterios más seguros para distinguir al dibujante mediocre del verdadero: éste respeta enteramente las proporciones, mientras que aquél, con frecuencia, las pisotea«. Esto escribe Carl Gustav Carus en su «Viaje a la isla de Rügen. Tras las huellas de Caspar David Friedrich» (Terra Incognita), un libro sobre el gran paisajista romántico alemán. «Tomemos la línea particular del horizonte marino, que sólo se puede dibujar como una recta aunque sea, en realidad, una curva; tomemos luego las líneas tenues de las lenguas de tierra que se adentran en el mar, o los débiles relieves de la costa al borde de las aguas. Sólo la atención más precisa, la mano más segura, la punta más afilada del lápiz y la superficie más intacta de la hoja de papel permiten reflejarlas con exactitud».

Ahora en Madrid se exponen en la Fundación March los dibujos de Friedrich sobre la naturaleza.

FRIEDRICH.-G.-En en Ryck en Greifswald con una vista de los molinos delante de la barrera de Steinbeck.-1822-1823.-elcultural.es

Friedrich.-B.-Casa de campo en ek bosque.-1797.-elcultural.es

FRIEDRICH.-C.-El Molino Real en el llano de Plauen.-1802-1803.-elcutlural. es

Car Gustav Carus, pintor, médico, psicólogo y filósofo, amigo de Goethe, autor en 1831 de sus «Nueve cartas sobre la pintura de paisaje«, fue también amigo de Caspar David Friedrich desde 1815 y bajo su inspiración pintó numerosos paisajes y visitó las montañas y lugares preferidos de Friedrich. El atractivo de la naturaleza, más aún que inducirle a copiarla, abría ante él una profunda visión interior. «Quise reflejar todo eso en unos bocetos en papel – confesaba-, pero apenas hube trazado una líneas, tiré mi carpeta a lo lejos, convencido de que cada trazo era una profanación de aquel fenómeno que me hacía vibrar de emoción«. El poderío y la fascinación del paisaje han transformado con frecuencia a los grandes artistas. El estado de ánimo se fundía en la lírica romántica con el horizonte y el horizonte del espíritu, con sus tonalidades del momento, daba la impresión de que se alargaba. Gombrich incluso ha hablado, al contemplar ciertas ondulaciones de las montañas de Friedrich, de su evocación de los paisajes chinos; Kenneth Clark reunió en «El arte del paisaje» (Seix Barral)  sus conferencias de «Slade Professor» en la Universidad de Oxford. «Estamos rodeados de cosas que no hemos hecho – dijo en una de sus lecciones – y que tienen una vida y una estructura diferente de la nuestra: árboles, flores, hierbas, ríos, montes, nubes. Durante siglos nos han inspirado curiosidad y temor. Han sido objeto de deleite. Las hemos vuelto a crear en nuestra imaginación para reflejar nuestros estados de ánimo. Y, ahora, pensamos en ellas como componentes de una idea que hemos llamado naturaleza».

FRIEDRICH.-WSC.-Resenbirge.-1835.-Hermitage.-San Petersburgo

(Imágenes:-1.-ventana desde el estudio del pintor.-1805-06.-Art History Museum.-Viena/2,3 y 4.- dibujos de paisajes de Friedrich en la exposición de la Fundación March.-elcultural.es/5.-paisaje de Friedrich 1835.-Hermitage)