LA ESCRITORA VIVE AQUÍ

escritores.-42cv.-Clarice Lispector.-foto Claudia Andujar

«La escritora vive aquí», así tituló sus semblanzas literarias – el perfil de sus obras, pero sobre todo de sus casas – Sandra Petrignani (Siruela) hablando, entre otras figuras destacadas, de Karen Blixen , Grazia DeleddaMarguerite Yourcenar. Pero las casas de muchas escritoras (de muchos escritores) tienen, además de los muros y de las ventanas, de las mesas, los jardines, los objetos útiles o los objetos preciosos, unos espacios silenciosos que comunican con pasillos de soledad y éstos a su vez abren las puertas a las habitaciones del reposo y en el reposo suele vivir la concentración, y en torno a la concentración hallamos nuevamente la soledad y el silencio.

escritores.-09jj.-Marguerite Duras

«La soledad de la escritura – decía Marguerite Duras en «Escribir» (Tusquets) – es una soledad sin la que el escribir no se produce, o se fragmenta exangüe de buscar qué seguir escribiendo.(…) Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas las horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escritor.»

escritores.-56bnn.-Clarice Lispector

«Es la gran responsabilidad de la soledad. – recordaba a su vez la excelente escritora brasileña Clarice Lispector – En cuento a mí, asumo la soledad. Que a veces se extasía como ante los fuegos artificiales. Soy sola y tengo que vivir una cierta gloria íntima que en la soledad puede convertirse en dolor. Y el dolor, en silencio. Guardo su nombre en secreto. Necesito secretos para vivir.»

También repetía Duras: «Cuando yo escribía en la casa todo escribía. La escritura estaba en todas partes. Y cuando veía a mis amigos, a veces no acertaba a reconocerlos.(…) Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un contrasentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es alguien que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Porque un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza en las direcciones que creíamos haber explorado, avanza hacia su propio destino y el de su autor, anonadado por su publicación: su separación, la separación del libro soñado, como el último hijo, siempre el más amado.»

Por eso cuando se entra en las casas de las escritoras  (de los escritores) el silencio nos abre el picaporte de la soledad y la soledad nos abre las ventanas del silencio.

(Imágenes:- 1.-Clarice Lispector.- foto Claudia Andújar/ 2.-Marguerite Duras.-1955.-foto Lipnitzki- Roger Viollet.-Getty images/3.-Clarice Lispector–hoyesarte.com)

STEVENSON HOY

escribir.-12 

«Aunque no podamos seguir a los grandes escritores, aunque ninguno de nosotros sea, quizá, muy enérgico, muy original o muy sabio, aún así sostengo que, incluso con la más humilde de las obras literarias, está en nuestra mano tanto hacer mucho daño como hacer mucho bien. (…) No hay ni una sola vida en las crónicas del pasado que, debidamente estudiada, no pueda proporcionar consejos o ayuda a algún contemporáneo nuestro. No hay ninguna coyuntura en los asuntos de actualidad sobre la que no pueda decirse algo útil.(…) Un buen hombre, una buena mujer, pueden mantener a un chico durante cierto tiempo en aires más puros, pero la atmósfera contemporánea resulta finalmente todopoderosa para la mayoría de caracteres mediocres. La extrema vulgaridad del reportero (…) debe ejercer una influencia perniciosa incalculable: tratan todos los temas, y todos con la misma mezquindad: incitan a las mentes jóvenes e inexpertas a considerarlo todo con un espíritu indigno; a todo añaden una cierta mordacidad para que la citen los tontos.(…) El desdén, el egoismo y la cobardía se despliegan con las grandes hojas de los diarios sobre todas las mesas, mientras que su antídoto, en pequeños volúmenes, yace sin leer en los estantes».

Frases éstas de hace casi dos siglos. Escritas por el autor de «La isla del tesoro» o de «El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde«,  Stevenson las publicó en abril de 1881 en Fortnightly Review bajo el título «La moral del hombre de letras» («El arte de escribir») (Artemisa) y parece que fueran de hoy.