MARIENBAD, RESNAIS

«La historia se desarrolla – escribía Robbe- Grillet– en un gran hotel, una especie de palace internacional, inmenso, barroco, con una decoración fastuosa pero fría: un universo de mármoles, columnas, ramajes estucados, artesonados dorados, estatuas, criados en actitudes rígidas. Una clientela anónima, educada, rica sin duda, ociosa, practica seriamente, pero sin pasión, las estrictas reglas de los juegos de sociedad ( cartas, dominós…), de los bailes mundanos, de la conversación huera o del tiro de pistola. Dentro de este mundo cerrado y agobiante, hombres y cosas parecen, por igual, víctimas de algún hechizo, como en los sueños en que uno se siente guiado por una ley fatal, cuyos más pequeños detalles sería tan vano pretender modificar como intentar evadir.

cine-eern-Alain Resnais y John Gielgud- eldiario.es

Un desconocido vaga de sala en sala – ora llena de gente en actitudes afectadas, ora desiertas -, traspone puertas, tropieza con espejos, recorre interminables pasillos. Su oído capta algunos trozos de frases, al azar. Su mirada pasa de un rostro anónimo a otro rostro anónimo. Pero siempre vuelve sobre el de una mujer, hermosa prisionera, tal vez todavía viva, de esta jaula de oro. Y he aquí que le ofrece lo imposible, lo que en este laberinto, en donde, por lo visto, el tiempo se ha abolido, parece lo más imposible: le ofrece un pasado, un porvenir y la libertad. Le dice que se encontraron ya, hace un año, que se amaron, que él comparece ahora a la cita que ella le dio y que va a llevársela consigo.»

cine-rrfg-Alain ResnaisEscribí aquí hace ya tiempo de «El año pasado en Marienbad»

Estos días se anuncia la desaparición de Alain Resnais.

Descanse en paz.

(Imágenes.-1.-Alain Resnais y John Gielgud.-eldiario.es/ 2.-Alain Resnais dirigiendo)

EL AÑO PASADO ENTRE LIBROS

Los pasos del que camina entre libros son absorbidos por las maderas, acogidos por las puertas que crujen conforme avanzan los pasos, habitaciones antiguas que reciben pasos interminables, libros interminables, libros y pasos que suceden a otros pasos y libros, cuartos cargados de autores amontonados, alineados, puertas y maderas que hacen resonar los pasos entre libros, autores encuadernados, autores deshojados, autores recobrados, autores vencidos, suelas de zapatos ligeros, pesados, tacones que aplastan las maderas, manos que empujan las puertas, silencios que abren el picaporte de los ruidos, que abren los labios de los autores, cabecean los lomos, duermen las páginas, los pasos del que camina entre libros rozan los índices, los prólogos, los pasos del que camina entre libros…

…  recorren ahora, sí, el costado de las hileras, los títulos, los hombros de los autores escuchan los pasos con sus espaldas unidas en las estanterías, las cubiertas unidas, las líneas también unidas y apretadas, los lenguajes mudos, los idiomas callados, los pasos del que camina entre libros van tocando los bordes de las investigaciones, los ingenios, las ficciones, las manos acarician al pasar la superficie de los ensayos, las imaginaciones, los argumentos, las ilustraciones, picotean los tacones sobre el tablón de las maderas y en esas maderas resuenan poemas de siglos de oro, siglos de plata, prosas, géneros, escuelas, generaciones, crujen estas maderas sobre escenarios de libros de teatro, filman los ojos mientras pasan secuencias y guiones,  puntas de pies avanzan entre libros danzando ante páginas de ballet, dedos mueven las hojas conforme avanzan los pasos del que camina entre libros, sí, del que camina entre libros, tal y como caminaban…

los pasos de aquella película de Resnais, El año pasado en Marienbad, » en que los pasos son absorbidos por alfombras pesadas, tan gruesas que ni el ruido de sus propios pasos llega a sus oídos, como si el oído mismo del que camina, una vez más, a lo largo de estos pasillos. – por entre estos salones, estas galerías de este edificio de otro siglo, este hotel inmenso, lujoso, barroco, – lúgubre, en el que pasillos interminables suceden a otros pasillos«, nos llevaran hasta esta madera que cruje conforme avanzan los pasos del que camina entre libros, volúmenes amontonados, portadas, espacios reducidos, fábulas en el suelo, tramas hasta el techo, discursos, narradores, personajes, poéticas, retóricas, las lenguas del lenguaje,  rimas, pausas, versificaciones, monólogos, polifonía, tramas, los pasos del que camina entre libros apenas se oyen ya hacia el final, silencios, silencios,  libros que van apagando a los pasos, libros que se quedan solos…

…libros reinando en el tiempo, libros del año pasado, del siglo pasado, libros de todos los siglos que cubrirán las pantallas hasta que el ojo humano vuelva a cruzar el año que viene entre libros.

(Imágenes.-1. Jane & Louise Wilson.-Oddments Room.-V. Atlas, 2008.-Galería Helga de Alvear.-Madrid/2.-Jane & Louise Wilson.-Oddments Room lll.-2008.-303 Gallery.-New York.- artnet/ 3.-Jane & Louis Wilson.-Oddmentes Room l.-2008.-artnet.com 4.-Jane & Louise Wilson.-Oddments Room ll.- (Voyages of the Adventure and Beagle) 2008.-303 Gallery .-New York.-arnet.com)

ISLA DE LA PALMA

Paseo botánico.-1

calle Real.-1

 

Se pasea entre las verdes hojas, se pasea sobre el color de las calles, se pasea junto a las laderas, se pasea al costado de las brumas. Como en «El año pasado en Marienbad«, aquella película de las sucesiones y los pasos, aquí los pasos marcan las sucesiones y la orografía de la montaña deja filtrar el agua de las nubes. Se pasea entre el color de las nubes, se pasea entre las rocas de los volcanes, se pasea al borde de los barrancos,  pasos de paseos cruzan verdosas tonalidades y claros amarillos. Se pasea sobre el suelo y la humedad, entre el laurel y el azebiño,  hojas verdes oscuras reciben a palomas y a pinzones. Se pasea junto a los refugios, cuevas y rediles del cielo guardan   vasijas de agua que se vierte en hendiduras de montañas. Se pasea sobre el silencio, se pasea sobre el colorido, el aroma de las flores rosadas nos lleva poco a poco al descanso, a esta canción de esta plazuela. Están los cantantes en piedra, la piedra canta sin ruido, cantan cómo es el aire de  Santa Cruz de La Palma.Plaza S. Cruz.-1

(Imágenes: Santa Cruz de La Palma, La Palma, islas Canarias.- 21 de julio 2009 .-fotos JJP)

LA ERA DE LA SOSPECHA

Indudablemente la característica esencial de la imagen es su presencia. Así como la literatura dispone de toda una gama de tiempos gramaticales, que permite situar los acontecimientos unos con relación a los otros, puede decirse que en la imagen los verbos están siempre en presente (lo que hace tan raras y tan falsas estas «películas contadas» de las publicaciones especializadas, en las que se restablece el pretérito indefinido, ¡tan caro a la novela clásica!) : es evidente que lo que uno ve en la pantalla está sucediendo; lo que se nos da es la acción misma, y no un reportaje sobre ella.
Estas palabras pertenecen a la Introducción que Alain Robbe-Grillet escribió para presentar el guión de El año pasado en Marienbad, película a la que me referí ayer en Mi Siglo. De todas las reacciones dispares suscitadas en Francia ante la muerte de este escritor, sin duda la de mayor interés es la de Claude Sarraute, hija de la novelista Nathalie Sarraute, la autora de La era del recelo (Guadarrama). Culpa a Robbe-Grillet de apoderarse de cuanto había ya inventado su madre.
Indudablemente, la «nueva novela» – el debatido «nouveau roman» de finales de los cincuenta e inicios de los sesenta en Francia – es cosa pasada. La simple presencia de los objetos, la «escuela de la mirada«, la descripción de un mundo objetivo donde el hombre no es más que un objeto entre otros, un presente eterno y neutro tomado a cámara lenta, el riesgo de la monotonía, el ojo y la oreja del lector-auditor en ese intento de «nueva novela», todo eso no dejó demasiada huella. La era del recelo se extendió sobre las conversaciones y subconversaciones que Nathalie Sarraute había estudiado y ahora, al cabo de los años, la cabeza de ese recelo gira y se enrosca sobre los mismos que hablaron de ella, asuntos muy franceses, demasiado franceses, que poco eco han tenido después en el curso y el devenir de la novela moderna.
(Pero la actualidad nos trae precisamente de nuevo a Alain Resnais, el director de Marienbad, que en 2006 dirigió la aquí llamada Asuntos privados en lugares públicos, su última película).

EL AÑO PASADO EN MARIENBAD

Losas de piedra, sobre las que yo caminaba, como si fuera a su encuentro, – entre estos muros cargados de arrimaderos de madera, estucos, molduras, cuadros, grabados enmarcados, por entre los que yo avanzaba, – entre los que estaba ya esperándola, muy lejos de esta decoración en que me encuentro ahora, ante usted, esperando todavía al que ya no vendrá, al que ya no puede venir, ni separarnos de nuevo, ni arrancarla de mí.
(…)
El parque de este hotel era una especie de jardín de estilo francés, sin árboles, sin flores, sin vegetación alguna…La grava, la piedra, la línea recta creaban espacios precisos, superficies sin misterio. Parecía imposible, a primera vista, perderse en su recinto…a primera vista…a lo largo de los paseos rectilíneos, entre las estatuas con ademanes congelados y las losas de granito, por los que usted, ahora, se perdía ya para siempre, en la noche tranquila, sola conmigo.
(En la muerte hoy de Alain Robbe-Grillet, autor del guión original y de los diálogos de El año pasado en Marienbad, película dirigida por Alain Resnais)