PALABRAS DESVANECIDAS Y PALABRAS EXISTENTES

 

figuras-nimm-Cy Twombly- mil novecientos cincuenta y nueve

 

Las palabras toman vida con el tiempo y el tiempo las realza o las rechaza, las pule, la aparta, las coloca en el centro o las expulsa de la superficie. Las palabras vienen y van sobre las épocas, las modas las matizan, los inventos las superan, el hilo de las costumbres las ata o las desata, desaparecen a veces de las conversaciones y se pierden en el diccionario del silencio.

Ahora Alex Grijelmo nos evoca 40 palabras desvanecidas que los españoles, al parecer, han ido arrinconando en estos últimos 40 años. Ambigú, cabás, cochera, comediscos, elepé, guripa, matiné, pickup, tomavistas, vocalista, niqui, baby-sitter, están entre ellas. Pero desvanecidas- como dice Grijelmo en su lista, que califica de intuitiva y por tanto discutible -no están sin embargo muertas. Marcan todo el sello de una época.

 

figuras- icn- Lygia Pape

 

Las palabras por tanto no están muertas. Todas las palabras existen. El filólogo Alberto Gómez Font recuerda en su reciente libro «Palabras mayores« (Vox),  que » desde el instante en que alguien pronuncia una palabra esta existe, y si a ese alguien le da por escribirla, existe más aún, y si convence a unos  cuantos amigos de que la utilicen, la nueva palabra no solo existe, sino que emprende el camino – a veces más corto de lo que podríamos sospechar – para llegar a los diccionarios». Es en ese utilísimo libro, donde da unos acertados consejos:  en caso de dudas ante una palabra no es a Google a quien  hay que acudir sino a la Fundación del Español Urgente, al Español al día (de la Real Academia), a la Página del Idioma Español y a la Lavadora de Textos.

(…) Si buscamos un término en el diccionario –anota también Gómez Font – es porque lo hemos oído o lo hemos leído en alguna parte, luego su existencia es innegable, y la única conclusión a la que podemos llegar si no lo encontramos es que no está en el diccionario, pero nada más, pues existir, existe.

Palabras, palabras, palabras…, como dice una canción italiana. Palabras que sobreviven, palabras que nos acompañan.

 

figuras-ewqc- Lygia Clark- mil novecientos cincuenta y siete

 

(Imágenes.- 1.-Cy Twombly- 1959/ 2 y 3.-  Lygia Clark- 1957)

CUADERNOS ESCRITOS

Siempre me impresionaron esos cuadernos blancos sobre los que la mano se inclina y siembra letras, círculos y palotes que se aprendieron en la niñez, verbos, comas y sustantivos que hiló el primer maestro de escuela en una mañana fría, el lápiz apretado entre los dedos, la lengua asomando entre los labios, el ojo inclinado, reposando casi al borde del pupitre. La hoja blanca del cuaderno recibía la visita del primer escritor del alfabeto, luego la visita del segundo escritor del Diccionario, luego la tercera visita del escritor de estilo, luego la visita de la paciencia, del tesón, del quehacer, al fin las visitas de las influencias, lloviendo lecturas, la pupila cargada de autores, el tiempo artesanal, no del que quiere ser escritor sino del que simplemente quiere escribir.

Siempre me impresionaron esos cuadernos blancos dispuestos a contraer matrimonio con la pluma, a recibir al invitado de la lengua, al enamorado de la literatura. Abiertos como tierra sobre la mesa, la simiente iba dejando a cada rasgo no sólo secretos de la grafología sino la interpretación del mundo, lo que el mundo iba contando al que escribía. Siempre me impresionaron esos cuadernos blancos tan mansos para el tacto. por donde la palma de la mano acariciaba al pasar párrafos y frases.

Siempre me impresionaron esos cuadernos blancos como éste de Irène Némirovsky que me entrega su letra.

(Imagen: Cuaderno de Irène Némirovsky.- foto: Irène Némirovsky Archive/MEC.- The New York Times)