«En todos los periódicos hay un encargado de los elogios, un chico sin malicia, bondadoso y capaz de convertir una crítica en un vaso de leche pura. Sus frases son redondas y sin ninguna clase de picante. Se encuentra en estado de alabanza continua, y alaba haciendo uso de una infinidad de giros tan desagradables como ingeniosos; tiene recetas para todos los casos, machaca una rosa y la destila a tres columnas con la gracia de un joven perfumista; sus artículos tienen la inocencia de los monaguillos que portan el incensario en sus manos».
«El crítico bravo quiere hacerse un nombre, o al menos lo espera, atacando a las grandes reputaciones; es conocido por apuñalar los libros, por deslomarlos; es un matador-jurado. Este descuartizador literario no discute la obra, la despedaza; no la examina, la masacra. Cree pues que admiran la fuerza de su pluma, el vigor de sus razonamientos, y la gracia con la que machaca al paciente. Sus artículos son ejecuciones».
«Existe en París una veintena de empresas de escándalo, de la mofa a cualquier precio, del griterío impreso, de las cuales algunas son ingeniosas, maliciosas; son algo así como las tropas ligeras de la prensa. Casi todos los principiantes, más o menos poetas, hormiguean en estos periódicos soñando con puestos elevados, atraídos a París como los moscardones por el sol, con la idea de vivir de balde en el rayo de oro y de alegría lanzado por las editoriales o por los periódicos. Enredan en las editoriales, se insinúan a las revistas y logran con dificultad, perdiendo su tiempo y su juventud, promocionarse. Estos bravos muchachos creeen que el ingenio les exime de pensar: toman la envidia por musa, y cuando miden la distancia que separa un libro de las columnas de un periódico, cuando recorren las landas ubicadas entre el estilo y las contadas frases de las columnas de un pequeño periódico, sus cerebros se desecan, caen agotados y se transforman en directores de folletines, en empleados de algún ministerio».
Leídas estas frases escritas por Balzac en 1843, en su Monografía de la prensa parisina (Los periodistas) (Comunicación Social. Ediciones y publicaciones) hacen pensar en los críticos de ayer y de hoy, en las evoluciones del periodismo.
(Imágenes:-1- Al Held.-Robertas Trip ll.-1986.- foto Held Foundation.-licenciado por Vaga.-Nueva York.-The New York Times/ 2.-Ald Held Apertura l.-1996.- fotos Al Lugar Foundation.-Licenciado por Vaga.-Nueva York.-The New York Times/ 3.-Jaspers Jons.-Map – 1961-foto Jasoers Jons.-Licenciado por Vaga.-Nueva York.-The New York Times)


«Yo he aprendido más de los ataques que de los elogios. Aun en los más despiadados hay un toque de plausibilidad. Siempre hay algo embarazoso en los elogios incondicionales. Uno sabe, en el fondo de su corazón, que no se lo merece». Eso le decía uno de los grandes reseñistas de los años veinte, 