VIEJO MADRID (50) : LA RONDA DE PAN Y HUEVO

 

Madrid- bbbb- la Ronda de Pan y huevo- Luis Tristán- mil seiscientos veinte- Museo de Santa Cruz- Toledo

 

Algunas calles del Madrid de hoy nos hacen volver a textos de hace siglos: «la Hermandad del Refugio y Piedad de esta corte se fundó en el año 1615 por el Padre Bernardino de Antequera, de la Compañía de Jesús, D. Pedro Laso de la Vega y D. Juan Jerónimo Serra, varones insignes por sus virtudes, y muy particularmente por su caridad, que llegó hasta el punto de sostenerla, durante los primeros meses de su existencia, con las limosnas que ellos mismos solicitaban y recogían.

Poco tiempo después, en 1618, los expresados señores tuvieron el placer de que se les unieran otros muchos, pertenecientes a las más distinguidas clases, que reunidos el 25 de enero del citado año, en el aposento del  Padre Bernardino, celebraron la primera junta de la Hermandad (…) que tenía y tiene por objeto socorrer a los menesterosos y desvalidos (…) Entre estos auxilios aparece ser uno de los primeros, por su antigüedad, el que, con la denominación «Ronda y Hospedería», es vulgarmente conocido como «Ronda de pan y huevo».

 

gentes.-8hhhj.-Damien Wake

 

Consistía este auxilio en socorrer y albergar en las Hospederías de la Hermandad a los pobres de ambos sexos, y de todas edades y condiciones, que durante la noche eran hallados en la vía pública, para cuyo efecto se nombraban todas las semanas varios hermanos, uno de ellos sacerdote, acompañados por dependientes de la Hermandad, provistos de faroles, sillas de manos, camillas, etc». Hasta aquí las Notas oficiales de la Hermandad. En un artículo publicado en 1982 sobre este tema, Ángel Lera de Isla recordaba que en aquellos tiempos del siglo XVll Madrid contaba con seis mil vecinos, que vivían en dos mil casas. Era un Madrid de aspecto mísero y cochambroso. «Una noche de invierno de 1615 – cuenta Lera – salió por primera vez del Noviciado de la Compañía de Jesús ( que estaba situado en los terrenos que hoy ocupan las calles de San Bernardo, Noviciado y Amaniel) la «Ronda de pan y huevo». que se dedicaba a socorrer con un pan y un par de huevos a

 

gentes-nooi- Joseph Hirsch- mil  novecientos cuarenta y cinco

 

cuantos menesterosos hallaba por la calle. Los menesterosos eran legión. La «Ronda» no se limitó a los alimentos; se dedicó también a llevar a sus hospederías a cuantas personas se encontraban en trance de indigencia, a las que se facilitaba albergue y extendía su piadosa actividad a visitar en sus cuevas a los pobres, asistir a los agonizantes, procurar vestido a las gentes que no tenían con qué cubrir sus cuerpos, conducir enfermos a los hospitales y locos a los manicomios (…) Por una serie de vicisitudes por las que pasó la Compañía de Jesús, y consiguientemente su Noviciado, la Hermandad de Nuestra Señora del Refugio hubo de «refugiarse» en la iglesia de San Antonio de los Portugueses, hoy de los Alemanes (…) Desaparecido el Noviciado, de él no queda ahora más que el nombre dado a la calle así designada y a la estación del Metro que hay en la calle de San Bernardo, esquina a Noviciado.»

 

Madrid-nnhhy-Roberto de Palacio- la ronda de pan y huevo- Santa Real Hermandad del Refugio

 

(Imágenes.-1.-La ronda de pan y huevo- Luis Tristán– 1620- Museo de Santa Cruz- Toledo/2.-Damien Wake/3-  Joseph Hirsch– 1945/ 3.-todocoleccion.net)

VIEJO MADRID (42) : CALLES Y OFICIOS

Madrid-vvbn-calle de Botoneras

«Los sastres y fundidores – se recordaba ya a mitad del siglo XVlll en el «Gobierno político de los pueblos de España» -no pueden tener tablero, o tienda de su oficio a par de la del mercader. No pueden tener tampoco tienda de mercaderías, sólo pueden usar de un oficio, o de otro, así como ni zapateros, ni oficiales de hacer obras de cuero, pueden ser curtidores,  ni tener a su cargo tenerías algunas.» Julio Caro Baroja evoca cómo hace siglos en las ciudades españolas se extendían arrabales destinados a profesiones: olleros, tejeros, sogueros, punto de cita de arrieros y trajineros, y a su lado los mesones.

Madrid- ccvy-calle de Cedaceros

Madrid presenta numerosos oficios en la historia de sus calles. Répide o Peñasco y Cambronero, entre muchos otros, han dedicado numerosas páginas a estas calles que van unidas a tradicionales menesteres y que han dejado su huella en la ciudad. Répide, al hablar, por ejemplo, de la calle de Botoneras, recuerda que ese era el lugar donde estaban establecidas las vendedoras de quincallla, «en  cuyo comercio figuraba como especial mercancía la de las botonaduras que servían a soldados y pajes, además de su natural clientela femenina.»

Madrid- caard-calle de Esparteros- wikimedia

La calle de Cedaceros- – anotan igualmente Hilario Peñasco y Carlos Cambronero  -aparece ya en los planos de Texeira y Espinosa, y en sus construcciones y casas vivía y trabajaba mucha gente de este oficio. En Bordadores, recuerda Répide, los maestros que trabajaban en telas en tiempo de don Juan ll lograron acabar un magnífico manto a la reina doña María de Aragón. Siglos más tarde, Santa Teresa de Jesús estuvo en los talleres de los bordadores «para que le bordasen el traje de un San José que llevaba para una de sus fundaciones, y como no quisiesen cobrar nada por su trabajo, la santa, después de darles las gracias, les dijo: «no toma oro quien da oro.»

Madrid-cewwd-calle de Bordadores- wikimedia

En Esparteros – sigue diciendo Répide -» algunos valencianos tejían el esparto, haciendo las esteras que se usaban en la mayor parte de las casas de la Corte. Fueron estableciéndose en diferentes puntos de la capital, y la calle de su nombre fue más especialmente ocupada por las tiendas de los fabricantes de agujas y botones y los almacenes de ferretería que formaban la parte más importante de la feligresía de Santa Cruz.»

Madrid-vbhh-calle de Cabestreros- wikimedia-org

En Cabestreros se establecieron – sigue diciendo Répide – los cordeleros de cáñamo y formaban un gremio, cuyo titular era San Antonio Abad «y la fiesta de San Antón se celebraba con la romería que se llamaba de los gitanos, que con mulas enjaezadas iban a dar las vueltas y a recibir la cebada bendita en un altar portátil que se colocaba a la puerta la iglesia.»

Madrid-ccsss- calle de Tintoreros- commons wikimedia org

Si en Tintoreros estaban las tiendas de varios químicos que se establecieron en Madrid perfeccionando el arte del teñido de las sedas, en los Yeseros se encontraban antiguamente las yeserías y esa calle estaba continuamente

Madrid-cfoi-calle de Yeseros- wikimedia. com

cruzada por los carros que cargaban tal material.

Madrid-cvgy-calle de la Ribera de Curtidores- wikimedia. com

El ambiente en la Ribera de Curtidores lo evocan, entre muchos otros autores, Peñasco y Cambronero al decir que»se hace digna de que la visite el forastero en un día de fiesta. Ocupando la parte de la vía pública que hay dispuesto para ello, se instalan los domingos multitud de vendedores con objeto de dar salida a los trastos viejos, saldos, ropas procedentes de empeño, antigüedades, libros usados, retazos de tela, hierro viejo y curiosidades de todo género. Allí, en confuso montón, aparecen revueltos un uniforme de miliciano y una vajilla desportillada, el retrato del duque de la Victoria y un capuchón de Carnaval, una mantilla de casco y un espadín del siglo XVlll; por eso el padre de familia, el comediante casero, la mujer hacendosa y el anticuario encuentran siempre en el Rastro algo que puede remediar sus necesidades o satisfacer sus aficiones.»

Viejos oficios, viejas calles en el viejo Madrid.

(Imágenes- wikimedia)

VIEJO MADRID (40) : EL «TURRÓN», LA SOCIEDAD Y LA POLÍTICA

Navidad-eery-futuroeconomico.net

«Hay que dedicar en estos días de Navidad  – recuerda  Mesonero Romanos en «Tipos y caracteres« (Cuadros de costumbres madrileñas en el siglo XlX) – otros impuestos o contribuciones indirectas cuales son los que a pretexto de estas Pascuas hay que dedicar al médico, al abogado, al notario, al agente, a los dependientes y criados, al barbero, al sereno del barrio, al cartero, al repartidor de los diarios, a la lavandera, y a todo bicho viviente de la sustancia ajena.

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Esto es lo que en lenguaje alegórico se denomina aguinaldo, ya sea o se presente bajo forma de pavos o capones, ya bajo la de vajillas de plata o barriles de malvasía; ora se disfrace en el elegante vestido de terciopelo, ora tome la simbólica figura de billete de palco del teatro Real (…) Pero hay sobre todo una materia que por la casi generalidad de su aplicación para este caso representa emblemática y perfectamente este agasajo general; esta materia es el turrón; comprendiendo bajo este título las dulces elaboraciones de Toledo y Zaragoza, de Jijona u Alicante, de Valencia, Vitoria, Barcelona y Madrid.– En ella, pues, vienen a convertirse gran parte de los mutuos obsequios de la época; para ello disfrutan, como es justo, los funcionarios públicos un reparto oficial, una paga las viudas y cesantes, una gratificación los servidores subalternos, para que todos acudan a sacrificarla en aras de la deidad…

Navidad-vvgy-fotos antiguas de Navidad- VOGUE

Este ídolo dominante del mes tiene también su significación en todo el año, y en el lenguaje moderno sirve de emblema a las gracias y favores cortesanos, a los empleos y honores, a la participación, en fin, del presupuesto nacional.»

Escrito como «cuadros de costumbres de 1843 a 1862», así Mesonero  comentaba «la devoción al turronismo«, que al final pagaban todos los españoles…

(Imágenes.-1 y 2.-fotoeconomico.net/ 3.-fotos antiguas de Navidad.-VOGUE)

VIEJO MADRID (15) : EL TIEMPO RECOBRADO

«La burguesía, escasa de medios para costear lujos – cuenta Natalio Rivas en su Anecdotario histórico sobre el siglo XlX español – trasnochaba en los cafés hasta las tres de la mañana, hora en que se clausuraban, excepto el de Fornos, que no cerró nunca, no sólo por ser ésa su tradición sino porque el dueño, al fundarlo, no lo dotó de puertas.

Los rojos divanes del Casino de Madrid sirvieron de lecho más de una vez a periodistas bohemios, de aquella bohemia romántica que creía desempeñar mejor su papel despreciando los intereses materiales y se sentía feliz con poder gastar una o dos pesetas diarias. Yo sé de alguien que se vio necesitado de refugiarse más de una noche en aquel acogedor asilo, y que terminó su vida ocupando, con sobrados méritos, un lugar en los Consejos de la Corona.

Se vivía de noche. En invierno, a las diez de la mañana no discurrían por las calles de la corte mas que los obreros marchando al trabajo, los barrenderos que cuidaban de la limpieza urbana y los burreros que repartían la leche de burra, base obligada de la terapéutica de los catarros. Las oficinas, lo mismo las oficiales que las privadas, funcionaban por la tarde, y los ministros recibían en audiencia después de la medianoche. Yo he concurrido, en mis primeras andanzas políticas, citado por el ministro de la Gobernación, a las dos de la madrugada. Solamente los hombres entregados al estudio y algunos primates de la política eran constantes madrugadores. De Moret, cuya vida observé tan de cerca, puedo asegurar que a las seis de la mañana estaba en su despacho trabajando».

Es el tiempo. El tiempo cambiante de ciudades y costumbres, a la vez el proustiano tiempo recobrado. Las iluminaciones nocturnas de las esferas del tiempo, las grandes sonerías de horas y cuartos resonando al paso de los viandantes, los relojes que vigilan desde lo alto de las torres cómo van marchando las horas con sus ruedas de bronce, con sus piñones de acero, cómo avanzan en su repetición los andares de quienes cruzan, cómo palpita la ciudad. Son los guardianes del tiempo, mecanismos que marcan la duración del día y de la noche, capaces de crear y entretener movimientos y, simultáneamente, de irnos recordando las oscilaciones de la vida, esta vida que va y viene en el plano horizontal de las avenidas, cruza las aceras con sus mecanismos habituales, la historia hablada de nuestras conversaciones en las esquinas, la historia gestual de nuestros ademanes explicando la vida, esta vida evocada del viejo Madrid.

(Imágenes:-1.-El Congreso de los Diputados en 1853.- Ch Clifford.-Biblioteca Nacional/2.-café de Fornos/3.-relojes.-Bruno Braquehais.-1873.-Bibloteca Nacional Francesa)