VIDAS REBELDES

«¿Le ha cambiado en algo su accidente de automóvil? – le preguntó Roderick Mann a Montgomery Clift para The Sunday Express en 1959 Fue un choque bastante serio, ¿no es así?

-Oh, sí – dijo imitándome – Ya lo creo que fue un golpe bastante grave. No, por supuesto que no me cambió en nada. Soy exactamente la misma persona que era antes. Y ésta es la misma cara. Me rompí la nariz por dos sitios, me rajé la mejilla y tuvieron que enderezarme los dientes. Pero mi cara está otra vez como nueva. Nadie puede saberlo mejor que yo. Es mi cara.

Sus ojos se humedecieron de nuevo. De repente se tiró al suelo y se quedó allí tendido, con el traje arrugado y la cara hundida en la alfombra».



Célebre e impresionante entrevista la realizada entonces a Montgomery Clift nuevamente evocada al recordar ahora la película»Vidas rebeldes», historia de famosas y cruzadas pasiones y personajes y comentada desde tan diversos ángulos. «Los brotes autodestructivos de Monty Clift – cuenta Arthur Miller en sus Memorias, le habían llevado cierta noche a estrellarse con el coche contra un poste, accidente que le había desfigurado la cara. Las compañías de seguros ya no aceptaban al actor como cliente cuando iba a hacer una película. Pero entre mis garantías y la insistencia de Huston y Wasserman para que interpretase el papel de Perce, se consiguió el seguro. A decir verdad ni siquiera discutí con él la cuestión de su responsabilidad, sino que me limité a ofrecerle el papel, que aceptó con entusiasmo. Le complacía tanto la idea de trabajar conmigo, con Huston y Marilyn en aquella película que yo estaba totalmente convencido de que no se iba a conducir de manera irresponsable. Y no perdió nunca una hora de trabajo: había memorizado el papel entero antes de comenzar el rodaje y estuvo siempre a punto a pesar de los prolongados retrasos que hubo para terminar la película«.

«¿Parece una película de vaqueros, pero ¿lo es o no lo es? – me preguntaba Clark Gable al ver el guión, continúa recordando MillerEs como una película del Oeste pero del Este», le dije entre titubeos. «Las películas del Oeste y el Oeste mismo se han basado desde siempre en un mundo moralmente equlibrado donde el mal se presenta con una etiqueta identificable, el sombrero negro, y donde el malo siempre pierde al final. Se trata del mismo mundo, sólo que se ha sacado del siglo XlX y se ha traído al de nuestros días. donde los buenos forman parte del problema. Pero si me obligas a seguir hablando, me armaré tal lío que al final ya no sabré lo que he escrito«.

Pero en «Vidas rebeldes»y de modo muy principal actuaba Marilyn. « Huston tenía que saber – continúa diciendo Miller – que en la película que Marilyn había protagonizado anteriormente, «Con faldas y a lo loco«, a las órdenes de Billy Wilder , había hecho una extraordinaria interpretación cómica que desmentía las angustias que había pasado durante el rodaje. El partía de la base de que la actriz había optado por voluntad propia por llevar una vida atormentada. Jamás discutía con nadie a causa de su carácter: el inconsciente no era asunto suyo y no se podía permitir el lujo de incluirlo en sus consideraciones de director de cine. El trabajo del actor consistía en actuar, y cómo actuaba era cosa exclusivamente suya y de ningún otro, del director menos que nadie. Se me antojaba que era una ráfaga de aire fresco calculada para picar a Marilyn en su amor propio, y la actriz no le defraudó, al menos durante los primeros días. Porque no tardaron en reaparecer los rasgos de la inquietud interior, sólo que ni Huston ni los demás actores tuvieron la menor culpa. (…) Había acabado por descubrir a una persona diametralmente opuesta, una mujer atribulada cuya desesperación iba en aumento por más soluciones que buscase».

Confesiones y confidencias entre focos y pasillos escuchadas ya en la distancia.

(Imágenes: 1.-John Huston.-foto Herb Ritts. cortesía Fahey-Klein Gallery- 1987.-artnet/ 2.-equipo de productor, gionista, actores y director de «Vidas rebeldes».-Elliot Erwitt.-Magnum photo/ 3.-Marilyn Monroe.-foto Inge Morath/ 4.-Arthur Miller y Marilyn.-foto Inge Morath Fundation.-Magnum photo)

MÚSICA EN «VALOR DE LEY»

«Cabalga por los cielos en tu auxilio, y sobre las nubes en su gloria» – dice el Deuteronomio – y añade: «sus brazos eternos te sostienen, expulsa ante ti a los enemigos». Himnos, caballos y agua, disparos y polvo, palabras y miradas se cruzan en «Valor de ley«.  «Ethel y Joel Coen y yo- recuerda Carter Burwell, el autor de la música de la película -, tuvimos la misma idea , una puntuación de sus raíces en los himnos del siglo XlX. Nuestro modelo fue el himno «Apoyarse en los brazos eternos«, compuesta en 1888 por Anthony Showalter, un anciano de la Primera Iglesia Presbiteriana en Dalton, Georgia, y se utiliza de modo memorable en la película «La noche del cazador» . Esto, junto con otros himnos de la época, constituye la columna vertebral de la partitura».

«Hacer películas – le confesaba Joel Coen a Laurent Tirard en «Lecciones de cine » (Paidós) – es hacer malabarismos. Por una parte, tienes que estar abierto a nuevas ideas si la realidad de la situación lo requiere y no intentar reproducir con intransigencia tus ideas originales. Por otra parte, debes tener la suficiente confianza en tus propias ideas para no cambiarlas como respuesta a cualquier tipo de exigencia exterior que quiera obligarte a llevar la película en una dirección o en otra. A pesar de todo no hay lecciones, no hay reglas en las que te puedas apoyar. Siempre es una situación variable donde tienes que utilizar un poco los instintos».

Caballos y agua, palabras y miradas, disparos y polvo, van contando en imágenes la historia. Pero la música persiste. Como en otra ocasión comenté en Mi Siglo, la música en el cine nos acompaña y muchas veces perdura. «El papel de la música en una película es contarte algo que de otra forma no sabrías», dice Burwell. Y ello es siempre una realidad.

(Imagen: escena de «Valor del ley»)